Metafísica, Antropología, Ética y Política según Aristóteles

Metafísica

Sustancia y Accidente

Existen dos formas de referirse a la realidad: sustancia o accidente. La sustancia, en sentido primero y principal (sustancia primera), es el individuo concreto y particular, aquello que es sujeto y nunca predicado, aquello de lo que todo se predica, pero que a su vez no se puede predicar de nada. Todas las propiedades que atribuimos a un ser en concreto, a una sustancia (es decir, todo lo que podemos decir de un sujeto: bajo, feo, tonto), constituyen el accidente, que no puede existir separado de la sustancia de la que se predica.

Hilemorfismo

La sustancia segunda no puede estar separada de la sustancia primera, ya que la sustancia segunda está dentro de la sustancia primera. Las sustancias primeras están compuestas por dos elementos: la forma (morphe) y la materia (hyle). La materia es de lo que algo está hecho y la forma es lo que determina su estructura. La materia puede entenderse de dos maneras: si hablamos de bronce, hablamos de materia segunda; y hablamos de materia primera (muy difícil de conocer, puesto que sería pura indeterminación) cuando pensamos en la esencia de las materias, ya que solo se puede pensar porque no existe.

La Causalidad (razón de por qué se producen los cambios)

Las causas son aquellos factores necesarios para que se produzca un cambio; todo cuanto sucede tiene una causa (principio de causalidad). El bronce (la materia) es causa material, la forma de la estatua (esencia o forma) es causa formal, el motor o agente de una acción (el escultor) es causa eficiente, y la finalidad (por ejemplo, decorar) (finalidad por la cual se hace algo) es causa final.

Política

El ser humano es, según Aristóteles, un animal social, un ser que solo se desarrolla plenamente en sociedad, siendo ciudadano. El Estado es la forma social más completa. De la misma manera que todo se orienta a un fin, que es su bien, la polis también se orienta a un fin, que es el bien común. Así, la política tiene como finalidad crear las condiciones necesarias para que los ciudadanos puedan alcanzar la felicidad y desarrollar las potencialidades humanas. También en la política, Aristóteles se aparta de Platón. Según Aristóteles, no existe ningún Estado ideal perfecto; cada país ha de buscar la forma de gobierno que mejor convenga a su lugar y tiempo. No obstante, Aristóteles distingue entre formas justas y formas injustas de gobierno. Son justas aquellas en las que se ejerce la autoridad con la mira puesta en el bien común, e injustas las que solamente se orientan al interés particular de quien gobierna. El gobierno mejor y más estable, en general, es un gobierno ejercido por la clase media, mezcla de aristocracia y gobierno constitucional.

Antropología

Aristóteles aplica la comprensión hilemórfica al ser humano. En contra de Platón, según el cual cuerpo y alma son realidades esencialmente separables, afirma que el alma y el cuerpo no son dos sustancias diferentes, sino dos elementos inseparables de una única sustancia. El alma no puede vivir separada del cuerpo, a excepción del elemento más elevado del alma (entendimiento activo), que es de alguna manera separable. El cuerpo es el elemento material del individuo, es potencia de vida porque puede recibir un alma; el alma es la forma del ser humano, el acto o la actualización de la potencia de la vida que tiene el cuerpo. El alma tiene tres funciones:

  • La función vegetativa o nutritiva es la inferior del alma y es común con todos los seres vivos (aunque específica de los vegetales) y motiva la búsqueda de alimento.
  • La función sensitiva es propia de todos los animales y ejerce la percepción sensible, la imaginación, los deseos y el movimiento local.
  • La función intelectiva, la jerarquía suprema de la escala aristotélica, es específica del hombre y es la facultad por la cual pensamos y tenemos un conocimiento intelectual, así como la facultad por la cual deliberamos en nuestras acciones.

Teología

Mediante el movimiento, los seres naturales persiguen un fin: la perfección que les es propia, la actualización de su potencia; es decir, todo lo que sucede tiende a un fin.

Ética

Todas las acciones humanas tienen un fin último: la felicidad, el bien supremo del hombre. El problema reside en averiguar en qué consiste este bien supremo. Para Aristóteles, es la realización de la actividad más propia y específicamente humana, es decir, la actividad del alma conforme a la virtud. La virtud es un hábito, gracias al cual el hombre se hace bueno, y consiste en el término medio entre dos extremos igualmente perjudiciales. Adecuar a la virtud nuestra vida nos dirige a la felicidad. Solo podremos llegar a ser felices mediante la práctica de la virtud. Puesto que la actividad más propia y específicamente humana es la contemplación intelectual, la virtud humana por excelencia será la sabiduría. Pero Aristóteles reconoce que el ideal de la felicidad y la perfección gracias a la contemplación es prácticamente irrealizable, pues el hombre no es solo razón y entendimiento, sino que también es animal y ha de convivir con sus deseos. En este sentido, Aristóteles dice que el hombre se ha de contentar con una felicidad limitada. Así, la sabiduría es la virtud propia del hombre en tanto que ser intelectual, y la prudencia es la virtud principal del hombre como animal racional. La prudencia es una destreza, una sabiduría práctica, un saber hacer y un hábito de saber elegir, al actuar, el término medio (por ejemplo, la amabilidad) entre un exceso (la obsequiosidad) y un defecto (la grosería). Solo el hombre prudente, el hombre virtuoso, puede realizar plenamente las potencialidades humanas y ser, en este sentido, feliz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *