Conceptos Fundamentales de la Filosofía Occidental

Santo Tomás de Aquino: La Vía del Movimiento

Este texto pertenece a Santo Tomás de Aquino, quien propone una de sus cinco vías para demostrar la existencia de Dios, en este caso, la del movimiento. Explica que todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada puede moverse por sí mismo. El movimiento implica pasar de la potencia al acto, y este paso solo puede ser causado por algo que ya está en acto. Una misma cosa no puede estar en potencia y en acto al mismo tiempo respecto a lo mismo. Por lo tanto, algo que se mueve necesita ser movido por otro que ya esté en acto. Si seguimos esta cadena de motores, no puede continuar indefinidamente, porque entonces no habría un primer motor, y sin ese primer motor, no habría movimiento. Por tanto, debe existir un primer motor no movido por nadie, que es el origen de todo movimiento. Este primer motor es lo que todos reconocen como Dios.

El texto plantea una reflexión lógica e interesante sobre la existencia de Dios desde el punto de vista del pensamiento de Tomás de Aquino. Él utiliza el argumento del movimiento para demostrar que todo lo que cambia o se mueve necesita haber sido movido por algo anterior, y que no es posible un retroceso infinito. Por eso, concluye que debe existir un primer motor inmóvil: Dios.

Me parece una forma racional de intentar explicar algo que normalmente se entiende por fe. El texto defiende que Dios no es una creencia sin más, sino que también puede descubrirse a través de la razón y la observación del mundo. Esa unión entre razón y fe es una idea muy presente en el pensamiento medieval y en la filosofía cristiana. Estoy de acuerdo en que todo tiene una causa, y que buscar un origen primero es una necesidad lógica. Aunque hoy en día hay otras explicaciones científicas del origen del universo, el argumento del “primer motor” sigue siendo una propuesta válida dentro del campo de la filosofía y la teología. Nos hace reflexionar sobre el porqué de todo lo que existe, y eso es algo que sigue teniendo valor.

Platón: La Teoría del Estado en La República

El pensamiento de Platón sobre la política, expuesto principalmente en La República y Las Leyes, está marcado por el contexto en el que vive. Considera que el ser humano es social por naturaleza, solo puede sobrevivir en sociedad. Los individuos se asocian para sobrevivir en la ciudad, de modo que pronto surge el Estado como una forma de organización social.

El Estado Ideal y las Clases Sociales

En La República, Platón describe su modelo de Estado ideal, que estará dividido en clases jerarquizadas, es decir, se consideraba que al nacer somos diferentes. Platón diferencia tres clases:

  1. La más baja pero más numerosa estaría constituida por los productores (artesanos, agricultores, comerciantes). Es la clase que sostiene a la sociedad con su trabajo, permite la propiedad privada, la especialización y división del trabajo, y viven en familia. Representan el trabajo manual, propio de los siervos en otras estructuras sociales.
  2. Platón cuenta cómo, en determinado momento, la sociedad se desarrollará y habrá una prosperidad económica. La población crecerá y será necesaria la introducción del segundo grupo, que son los guardianes o guerreros. Esta es una clase superior y, por tanto, de menor número de personas, que se dedican a la guerra. Considera que el hecho de que haya riqueza genera fricción entre Estados. También, al aumentar la población, se necesita expandir el territorio, tarea de los guardianes. Se caracterizan por ser jóvenes, y su educación debe estar regulada por el Estado en la música, poesía y gimnasia. Los guardianes viven juntos en un hogar común, no tienen propiedad privada, ni siquiera oro y plata.
  3. En la cúspide de la pirámide social se encuentran los gobernantes, que tienen como misión la dirección de la polis. Son un número muy reducido de personas. Los gobernantes son elegidos entre los guardianes más fuertes, inteligentes y amantes del Estado. Son educados disciplinadamente por el Estado en música, matemáticas y astronomía. Su educación es larga; en el momento en el que muestran ser capaces de gobernar, se seleccionan a los mejores. No deben ser menores de 50 años, pues los jóvenes son demasiado irascibles; se necesita la sabiduría y sensatez de los mayores. Para poder gobernar, deben conocer el Bien.

Relación con el Alma y Crítica

Platón relaciona a los gobernantes con la dimensión racional del alma, a los guerreros con la irascible y a los productores con la concupiscible. Esta concepción del Estado no es democrática, elimina del poder al pueblo, que considera ignorante; el poder solo puede recaer en aquellos que sean cultos.

La virtud del Estado tiene que ver con que cada clase social desarrolle adecuadamente su trabajo. Platón relaciona el Estado con un ser humano: para que funcione correctamente, todos los órganos deben desarrollar correctamente su función. Considera que el Estado es superior al individuo; el individuo existe para el Estado. También relaciona al Estado con un barco.

René Descartes: Racionalismo y Duda Metódica

René Descartes fue un filósofo y matemático de la Edad Moderna. Su teoría sobre el conocimiento y la realidad se basa en la premisa de que “los sentidos me engañan”, por lo que su filosofía es totalmente racionalista, opuesta a los pensamientos del empirismo.

La Duda y el Cogito

En sus obras, Descartes enuncia la imposibilidad de los sentidos para determinar si algo es un sueño o es la realidad. Al no saber diferenciar entre sueño y vigilia, desecha la teoría del conocimiento basada en los sentidos. Por otro lado, afirma que las ideas de la razón a veces pueden estar influenciadas por un genio maligno, que tergiversa los pensamientos del ser humano haciendo que perciba una realidad que no existe.

Por tanto, afirma “cogito ergo sum”, “pienso, luego existo”, lo que implica que el hecho de dudar confirma la existencia y la realidad del sujeto pensante. También afirma su existencia y la de Dios, argumentando que algo que duda y existe tiene que haber sido creado por algo que también existe y es perfecto; por tanto, Dios.

Las Reglas del Método

Estableció cuatro reglas para llegar al conocimiento verdadero:

  1. Regla de la evidencia: Aceptar únicamente aquello que se perciba con total claridad, eliminando los juicios previos y empleando la duda metódica para garantizar un conocimiento fiable.
  2. Regla del análisis: Consiste en dividir los problemas complejos en otros más simples para entenderlos mejor. Esto permite identificar verdades básicas y desarrollar otras ideas más completas.
  3. Regla de la síntesis: Consiste en reconstruir el conocimiento desde lo más sencillo hasta lo más complejo, comprobando que los pasos sean lógicos y estén derivados del anterior, para asegurar un razonamiento ordenado.
  4. Regla de la enumeración: Consiste en revisar minuciosamente cada paso del proceso para garantizar que no se omita nada y no se cometan errores, para asegurar la solidez del conocimiento.

Las Meditaciones Metafísicas

En las Meditaciones Metafísicas, Descartes aplica la duda metódica a fondo:

  • Primera Meditación: Descartes cuestiona la fiabilidad de los sentidos, mostrando que incluso la vigilia y el sueño pueden ser indistinguibles.
  • Segunda Meditación: Introduce el “pienso, luego existo”, afirmando la certeza de la existencia del sujeto pensante.
  • Tercera Meditación: Presenta argumentos para la existencia de Dios como causa de la idea de perfección.
  • Cuarta Meditación: Reflexiona sobre el error humano y su origen en un mal uso de la voluntad.
  • Quinta Meditación: Ofrece un argumento ontológico para reafirmar la existencia de Dios.
  • Sexta Meditación: Explora la distinción entre alma y cuerpo y la realidad de las cosas materiales.

Friedrich Nietzsche: Crítica, Nihilismo y el Superhombre

El pensamiento de Nietzsche constituye, ante todo, una deconstrucción de la tradición filosófica occidental, que él considera que se inaugura con Sócrates y llega a su fin con él mismo. Así, Nietzsche interpreta que la tradición filosófica occidental, desde Sócrates, se ha caracterizado por una oposición a la vida, una aspiración a la nada, un nihilismo, que se expresa en el plano metafísico, epistemológico y moral.

Crítica a la Tradición y el Nihilismo

Para Nietzsche, la tradición platónico-cristiana ha promovido valores que negaban la vida: todo signo de vitalidad ha sido considerado inmoral y rechazado, y en su lugar se ha promovido el ideal ascético, en el que se santifica todo signo de debilidad. Nietzsche interpreta que esto es la expresión de individuos cansados, enfermizos, que, por resentimiento hacia la vida, niegan toda expresión de vida. Son, para Nietzsche, “predicadores de la muerte”: “Atacar las pasiones es atacar la vida misma”. El mismo Sócrates parece sugerir que la vida es una enfermedad que se cura con la muerte.

La Muerte de Dios

En La Gaya Ciencia, Nietzsche presenta la idea de la muerte de Dios, una idea central que será desarrollada en Así habló Zaratustra. Nietzsche considera este acontecimiento gravísimo.

  • En el plano metafísico: La muerte de Dios implica la disolución de la oposición Mundo Real – Mundo Aparente. Se deja de creer en una realidad superior, divina o trascendente, y se acepta que la única realidad que existe es la que podemos ver, tocar y sentir. Esta realidad no es fija ni perfecta, sino que está en constante cambio, transformación y movimiento.
  • En el plano epistemológico: Supone una crisis de la concepción de una Verdad absoluta y da paso al perspectivismo.
  • En el plano moral: La muerte de Dios implica el fin de los valores morales absolutos y el surgimiento del inmoralismo.

En definitiva, la muerte de Dios es la expresión del fin de todo aquello que daba sentido a la tradición filosófica occidental, el fin de la concepción de una Verdad absoluta y de un Bien absoluto, el “crepúsculo de los ídolos”.

El Nihilismo Positivo y el Superhombre

Esta ausencia de valores y de sentido, esta “nada” a la que se enfrenta el ser humano tras la muerte de Dios, no es el nihilismo negativo que ha caracterizado la tradición, sino un nihilismo positivo, una “nada” que es espacio para la nueva creación. “El hombre es un puente y no un fin”. Así, Zaratustra anuncia la llegada del superhombre (Übermensch), quien, más allá del bien y del mal, rechaza los viejos valores y crea nuevos valores, valores que afirman la vida.

El superhombre es la máxima expresión de la voluntad de poder: fuerte, libre, independiente, creador. En el capítulo De las tres transformaciones, Nietzsche dice que el superhombre es alguien que acepta la vida con todo lo bueno y lo malo. Lo compara con un niño que empieza de cero, es libre, juega y no tiene miedo. El superhombre ama la vida hasta el punto de querer repetirla infinitamente, incluso los momentos tristes: el eterno retorno. Y su lema es “amor fati”, “amar tu destino”, no querer cambiar nada.

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