Racionalismo y Empirismo: Descartes y Hume

Descartes: El Método de la Duda

El método cartesiano se basa en la duda metódica como herramienta para encontrar la verdad indubitable. Descartes rechaza la educación escolástica y la experiencia sensorial como fuentes fiables de conocimiento, y propone cuatro reglas para guiar la búsqueda de la verdad:

  1. No admitir nada como verdadero sin evidencia.
  2. Dividir las dificultades en partes más pequeñas.
  3. Conducir los pensamientos con orden, de lo simple a lo complejo.
  4. Hacer enumeraciones completas para no omitir nada.

La duda cartesiana no es un fin en sí misma, sino un medio para llegar a un primer principio indubitable. Descartes duda de los sentidos, de la realidad del mundo exterior e incluso de su propio cuerpo. Sin embargo, hay una cosa de la que no puede dudar: su propia existencia como ser pensante. De ahí su famosa frase: «Pienso, luego existo».

Dios como Garantía del Mundo Exterior

Descartes utiliza la idea innata de Dios, un ser perfecto e infinito, para demostrar la existencia del mundo exterior. Argumenta que, como él mismo no es perfecto ni infinito, no puede ser la causa de la idea de perfección que existe en su mente. Por lo tanto, debe existir un ser perfecto e infinito (Dios) que sea la causa de esta idea. Como Dios no puede ser engañoso, la existencia del mundo exterior está garantizada.

Las Tres Sustancias

Descartes distingue tres sustancias: la res cogitans (mente), la res extensa (cuerpo) y Dios. La mente se caracteriza por el pensamiento, el cuerpo por la extensión, y Dios por su perfección e infinitud. Descartes defiende un dualismo antropológico, donde la mente y el cuerpo son sustancias independientes que interactúan a través de la glándula pineal.

Hume: La Tabla Rasa y la Crítica a la Causalidad

Hume, por otro lado, es un empirista que defiende que el conocimiento proviene de la experiencia sensorial. Según Hume, la mente humana es una tabla rasa al nacer, sin ideas innatas. Todas nuestras ideas se derivan de las impresiones que recibimos a través de los sentidos.

Hume distingue dos tipos de percepciones: las impresiones, que son las experiencias sensoriales directas, y las ideas, que son copias menos vívidas de las impresiones. Las ideas se asocian entre sí según las leyes de semejanza, contigüidad y causalidad.

Crítica a la Idea de Causa

Hume critica la idea de causalidad, argumentando que no tenemos ninguna impresión de la conexión necesaria entre causa y efecto. Lo que observamos es simplemente una sucesión constante de eventos, y nuestra mente asocia estos eventos por costumbre. La creencia en la causalidad se basa en la experiencia pasada y en la expectativa de que el futuro se parecerá al pasado.

Crítica a la Idea del Mundo Exterior y del Yo

Hume también critica la idea de sustancia, tanto del mundo exterior como del yo. Argumenta que no tenemos ninguna impresión de una sustancia subyacente que cause nuestras impresiones sensoriales. Solo tenemos impresiones individuales, y la idea del mundo exterior o del yo es simplemente una construcción mental basada en la asociación de estas impresiones.

Emotivismo Moral

En ética, Hume defiende un emotivismo moral. Argumenta que los juicios morales se basan en los sentimientos de aprobación o desaprobación que las acciones provocan en nosotros, y no en la razón. La moralidad es subjetiva y depende de las emociones individuales.

En resumen, Descartes y Hume representan dos perspectivas filosóficas opuestas: el racionalismo y el empirismo. Descartes busca la verdad a través de la razón y la duda metódica, mientras que Hume se basa en la experiencia sensorial y la asociación de ideas. Sus ideas han tenido una profunda influencia en la filosofía occidental y siguen siendo objeto de debate en la actualidad.

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