Kant y el problema del conocimiento

2.San Agustín, en su obra «De Libero Arbitrio», desarrolla el problema del orígen del mal, sus causas, y de la responsabilidad humana, que surge del libre albedrío del hombre.
El tema principal de la obra, como ya he mencionado, es la responsablidad de Dios en relación con el mal. Se trata de conjuntar coherentemente que Dios sea todopoderoso, infinitamente bueno, y que sin embargo, el mal existe, y con mal se refiere al mal moral, al pecado, causado por nosotros, y no al mal padecido. Pues bien, el pensador afirma que el mal depende exclusivamente de la decisión del hombre, y no de Dios, quien es infinitamente bueno y perfecto, y que por lo tanto, no puede ser causante del mal, que es una imperfección. Entonces, ¿por qué Dios ha dotado a sus criaturas de la capacidad de cometer el pecado dándoles el libero arbitrio, capacidad de elegir?. Hay que dar razón del mal, pues es un hecho que existe, y san Agustín, en contra de los maniqueos (a los que una vez pertenecíó), afirma de nuevo que la responsabilidad es exclusivamente humana, pues Dios nos concede el libre albedrío para que podamos obrar rectamente, es el hombre el que utiliza mal su libre albedrío y elige pecar. Y es que si el hombre no tuviera la capacidad de decidir, no podría ser juzgado finalmente, no existiría la justicia divina, es por esto que Dios nos ha otorgado el libre albedrío, y no es el autor del mal. A diferencia del intelectualismo socrático, San Agustín afirma que conocer el bien no es suficiente para obrar correctamente, hay que querer hacerlo. Conviene distinguir entre los términos «libertas» y «libero albitrium», el cual es la capacidad de decidir, pero la libertad como tal se da cuando Dios interviene aportando la gracia divina para que éste pueda realizar el bien. //San Agustín (o Aurelius Agustinus), filósofo norafricano nacido en Tagaste, desarrolla su pensamiento en una época conflictiva, marcada por los comienzos del cristinaismo, las disputas religiosas, y las persecuciones de cristianos, que le llevarán a defender su postura cristiana. San Agustín es un punto de inflexión entre dos épocas. /El pensador no creyó necesario establecer una comparación entre los conceptos de fe y razón,es mas, no vio conflicto entre ambos, afirmando que la verdad es una; su posición puede resumirse en la enunciación «creer para comprender», es decir, establece una relación colaborativa entre la fe y la razón, aunque otorgando primacía a la fe sobre la razón, dado que la inteligencia humana es limitada. Respecto a el problema del conocimiento, San Agustín distingue tres grados gnoseológicos: Las sensaciónes, imágenes de las cosas externas y que pueden almacenarse en la memoria. Sostiene, por infuencia Platónica, que el conocimiento sensible no es propiamente conocimiento, pues posee un alto grado de error, debido a su mutabilidad. En segundo grado, los juicios de experiencia, aunque con un mayor grado de fiabilidad, todavía no constituyen conocimiento verdadero, porque en ellos no se expresa la intelección de lo universal y necesario. Por último, para que un juicio exprese verdadero conocimiento, debe estar despojado de las cosas sensibles (nótese la influencia platónica). Pero es necesario que el alma pueda contactar con las formas inteligibles, no entendidas como meras formas innatas, pues la razón, aun poseyendo de antes los principios no los posee por ella misma, sino que las nociones universales están impresas desde fuera por la intervención divina. El espíritu humano tiene que ser iluminado por Dios para que la verdad pueda generarse en el alma, este es el fundamento de la teoría de la Iluminación. El alma necesita la iluminación divina para aprehender los entes verdaderos. La mente iluminada del hombre tiene como meta la sabiduría:la contemplación de las ideas eternas e inmutables. Sin embargo, y debido a su cristianismo, se diferencia de Platón en que para él, las cosas sensibles no son copias, sino que, al haber creado Dios el mundo, los entes tienen impresa la marca de Dios, su creador. El ejemplo máximo lo encontramos en el alma del hombre. A esta teoría se la denomina ejemplarismo. Gracias a que Dios imprimíó su imágen en el hombre, puede éste discernir cosas verdaderas o falsas. El pensador de Tagaste se caracteriza por no indagar si realmente Dios existe (pues es un hecho indudable por fe), sino comprender con la fe aquello en lo que se cree. Las ideas inteligibles se presentan como los datos impresos en el espíritu humano que presuponen la existencia de Dios como su causa necesaria. Los argumentos para defender la existencia de Dios que emplea el pensador no son sistemáticos y no pueden considerarse racionales, sino mas bien como manifenstaciones reveladoras de la exitencia de Dios en la interioridad. La inteligencia humana no puede conocer la naturaleza de Dios, de ahí que se trate mas bien de conocer su esencia. El conocimiento intelectual tiene límites. No podemos conocer la existencia de Dios, sólo entender su ser por «vía negativa».
3. Renato Descartes, padre del Racionalismo y de la Modernidad, establece como principio de conocimiento (pienso luego existo) al cogito. Esto significa que el alma no está determinada por las leyes de la naturaleza, sino que es independiente del cuerpo, sed da una suerte de dualismo antropológico, de manera que en el hombre se dan dos naturalezas diferentes: por una parte el espíritu, que es libre, y por otra, el cuerpo, sujeto a las leyes físicas. Mi pensamiento está vinculado a mi cuerpo, pero este vínculo no es necesario para percibir de manera clara y distinta que yo pienso. Estas dos realidades, el alma y el cuerpo, se unen según el racionalista, en la por él descubierta glándula pineal. El espíritu es completamente independiente de lo corpóreo. Es importante conservar la autonomía del alma con respecto a la materia, pues la preocupación última es que sea una vida plenamente racional.

1.En este fragmento de su obra «De Libero Arbitrio», San Agustín aborda la problemática de la responsabilidad de Dios en relación con el mal. El autor comienza afirmando que «El hombre no puede obrar rectamente sino cuando quiere», es decir, posee libre albedrío,la capacidad de decidir entre obrar rectamente o no hacerlo. Ahora bien, ¿por qué, si es Dios, creador de los hombres, infinitamente bondadoso, omnipoetente y omnisapiente, nos ha dotado del libre albedrío, el cual es el orígen del pecado? ¿Por qué nos ha dado la capacidad de elegir, a sabiendas de que podemos escoger el mal? ¿por qué no creó un mundo justo? El filósofo exime a Dios de la responsabilidad del mal afirmando «Y no porque el libre albedrío sea el orígen del pecado se ha de creer que nos lo ha dado Dios para pecar», y es que existe una «razón suficiente» para justificar que sin la capacidad de decidir el hombre no podría ser finalmente juzgado. «Hay pues una razón suficiente de habérnoslo dado, y es que sin él no podría el hombre vivir rectamente». Es decir, el libero arbitrio es necesario para que haya justicia divina, y Dios pueda castigar al pecador. La injusticia es causa del hombre, que pudiendo elegir el bien, escoge el mal.
4. En su obra «crítica de la razón pura», Kant investiga el orígen, extensión, y valor del conocimiento. Esto lleva a la pregunta ¿Qué puedo conocer?, es decir, investiga sobre lo que la razón puede y no puede conocer. Pues bien, en la crítica, a diferencia del excepticismo de Hume, expone la posibilidad y la validez del conocimiento empírico (recordemos la revolución científica y la ciencia newtoniana), y, discordando con el Racionalismo, la imposibilidad de la metafísica como conocimiento. La posición de Kant supone un giro radical, al que llamamos «giro copernicano kantiano». Así pues, lo determinante es la Razón, considerada como una facultad pura debido a que posee principios formales, es decir, vacíos de contenido, pero que posibilitan a priori el conocimiento de los objetos de experiencia. La filosofía de Kant se denomina como «Idealismo trascendental»: la razón pone las condiciones independientemente de la experiencia, idea expresada en la tesis «aunque todo nuestro conocimiento comience en la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia», precisamente son las Formas a priori, que no tienen su orígen en la experiencia, las condiciones que posibilitan el conocimiento objetivo. Kant propone una nueva distinción entre los juicios: los analíticos no tienen su orígen en la experiencia, su veracidad se sostiene a priori, los juicios sintéticos, todos aquellos de experiencia, tienen validez a posteriori, y de esta manera son contingentes, hasta ahora en poco se diferencia esta clasificación de la humeiana, pero Kant inserta un tercer tipo de juicios: los denominados «juicios sintéticos a priori». Para Kant existen elementos a priori que pertenecen a la razón: las Formas puras, vacías de contenido, que ponen las formas universales y necesarias que posiblitan el conocimiento: Tiempo y espacio (intuiciones puras de la sensibilidad), y las Categorías (12 conceptos puros). /Kant introduce la distinción fundamental entre fenómenos y nóumenos: los fenómenos son la única realidad que la razón puede conocer .Fenómenos única realidad que la raszon puede conocer, lo dado en la experiencia, aparecen dentro de las condiciones que lo posibilitan (el teipo el espaciio)
Kant afirma la existencia de los noumenos, inalcanzables a la razón, entes inteligibles que s epueden pensar pero no conocer, y a diferencia de los fenómenos, no se dan el en tiemp y en el espacio.Los noumenos, aunque existen no se pueden conocer pero si se pueden pensar . Un ente puede ser conocido com fenómeno y pensado como noúmeno esto quiere decir que fenomneos y noúmenos no son diferentes. Creer que podemos conocer los noumenos es caer en la denominada »ilusión trascendental» ,es por esto que la metafísica, aunque constituye la fundamentación de la moral, no puede ser ciencia.Las grandes ideas de la razón constituyen el anhelo de nuestro conocimiento, el horizonte

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