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1. EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO EN PLATÓN


Platón recoge un problema formulado por Parménides y Heráclito. Heráclito plantea que la realidad está constantemente cambiando y, por tanto, es imposible el conocimiento de las cosas. Parménides propone que sólo podemos conocer aquello que no cambia. A partir de aquí Platón hace una separación para entender la naturaleza de la realidad y el conocimiento en dos mundos separados. El mundo sensible o real es el mundo en el que habitan los seres humanos y las cosas que percibimos por los sentidos. Sin embargo, lo que muestran los sentidos son sensaciones distintas que cambian constantemente. Por lo que, para identificar qué es una cosa es necesario tener previamente la idea de lo que es esa cosa. Platón dice que cuanto más nítido es nuestro conocimiento de las Ideas más se ajusta nuestra visión de las cosas a la realidad. El mundo inteligible o de las Ideas es un mundo distinto al que se llega a través de la razón, del intelecto, y no es posible acceder a él con ninguno de los sentidos. Estos dos mundos se relacionan entre sí con el concepto de participación. Platón propone que como lo que conocemos son las Ideas, sólo podemos conocer las cosas en la medida en que participan de las Ideas, es decir, las Ideas son el modelo que las cosas imitan. Por lo tanto, las cosas son particulares, divisibles, perecederas, cambiantes e imperfectas; y las Ideas, universales, indivisibles, eternas, inmutables y perfectas. Esto explica la afirmación de Platón: de las cosas solo podemos conocer lo que hay de permanente en ellas, es decir, su participación en la Idea. Por otro lado, los seres humanos son parte del mundo sensible y su visión del mundo está compuesta de apariencias y opiniones. En el libro la República, Platón cuenta la situación de los seres humanos respecto al conocimiento a través del mito de la caverna: Platón pide que imaginemos a unos prisioneros que desde su infancia han vivido encadenados contra un muro, en el interior de una caverna. Por detrás de ellos hay una hoguera y por encima del muro unos hombres transportan objetos, cuyas sombras se proyectan en la pared que ven los encadenados. Puesto que lo único que han visto los prisioneros a lo largo de su vida son las sombras en la pared de la caverna, pensarán que las imágenes que ven son lo real. Sin embargo, si uno de ellos se desencadenara y saliera al exterior, al principio le costaría habituarse a la luz, pero pronto se daría cuenta de que todo lo que hasta el momento había tenido por real no eran más que sombras y que lo real está en el exterior de la caverna. Los objetos portados por los hombres son las cosas del mundo sensible, copias o imitaciones de la realidad. La imaginación y la creencia son los dos grados inferiores del conocimiento y forman el reino de la opinión (doxa). Por lo tanto lo que vemos no es más que un mundo de apariencias. De acuerdo con el mito, vivir en un reino de opiniones es una forma de esclavitud. El verdadero conocimiento es una especie de liberación, universal y objetivo. Para Platón, la libertad es inseparable del conocimiento de la verdad. El exterior de la caverna representa el mundo inteligible, el reino de la ciencia (episteme). El filósofo es el que ha logrado salir al exterior y bajar a la caverna para liberar al resto de prisioneros. La filosofía consiste en pasar de la opinión hacia el saber científico. A partir de aquí, Platón establece que existen Ideas más particulares e Ideas más generales o universales. El conocimiento de las Ideas consiste en el razonamiento deductivo: solo conociendo lo más general se nos hace inteligible lo más particular. En esta jerarquía de Ideas encontramos Ideas de las cosas (más particulares) e Ideas lógicas y matemáticas (más generales). En el reino de la ciencia encontramos la Idea de Bien. Esta Idea la captamos, según Platón, por intuición intelectual, que es el grado supremo del conocimiento. El Bien es lo que debemos buscar y para Platón es un sinónimo de la Verdad, la Justicia y la Belleza. Platón dice que esta Idea ilumina al resto de Ideas y permite contemplarlas, es decir, cuando contemplamos el mundo mediante el Bien somos capaces de ver lo falso, lo injusto y lo feo y solo entonces somos libres. Desde el nacimiento, el ser humano aprende a través de las experiencias que le ofrecen los sentidos y que almacenamos en la memoria. En algunas partes de su obra, Platón propone la metáfora: un nuevo conocimiento siempre es, en realidad, una especie de recuerdo; las Ideas, aquello que conocemos por la razón, son anteriores a cualquier dato que nos ofrecen nuestros sentidos. Es decir, antes de nacer, nuestra alma era sabia porque podía contemplar las Ideas. Al encarnarse en un cuerpo, el alma olvidó aquello que había visto y desde entonces solo podemos salir de ese olvido aprendiendo: Aprender es recordar.


2. EL PROBLEMA DEL SER HUMANO Y EL PROBLEMA DE LA MORAL EN PLATÓN


El ser humano forma parte del mundo sensible debido a que tenemos un cuerpo imperfecto, cambiante y mortal; sin embargo, hay una parte del ser humano que inmortal: el «alma», el principio vital que anima nuestro cuerpo. Para Platón la muerte significa la separación del alma y el cuerpo. Para Platón el alma del filósofo busca liberarse del cuerpo, que lo consigue mediante el conocimiento. Los órganos perceptivos tienden a confundirnos y no ofrecen ninguna garantía respecto al conocimiento de las cosas. En este caso, el cuerpo es limitado, nos marca límites; es una prisión que nos hace esclavos de nosotros mismos. La muerte de la que habla Platón no se opone a una determinada forma de vida. Para él, aprender a morir es aprender a dominar la vida en lugar de dejarse dominar por ella. Platón ofrece en la alegoría del carro alado comprender la naturaleza y la visión moral humana. En esa historia, el alma es representada por un carro tirado por dos caballos y pilotado por un auriga. El auriga representa el alma racional, la parte eterna, la inteligencia que es capaz de contemplar las Ideas y que Platón sitúa en el cerebro y es inmortal. En el mito, la tarea del auriga (la razón) es elevar el carro (alma) hacia el mundo de las Ideas. Su virtud (su excelencia) es la sabiduría y prudencia. Uno de los caballos que tiran del carro es blanco, hermoso y obediente, representa el alma irascible, ocupada por las pasiones nobles, aquellas que sentimos en el pecho y que no es inmortal. Sus virtudes son la valentía y la fortaleza. El caballo negro, feo y desobediente representa el alma concupiscible, las pasiones innobles del alma. Según Platón, se encuentra situada en el abdomen, y tiende al mundo sensible, es fuente de los placeres y apetitos sensibles. Según Platón la naturaleza humana puede alcanzar la excelencia o la virtud mediante una educación adecuada. Esta virtud consiste en liberar el alma de aquellas pasiones que la atan al cuerpo buscando la armónía entre las partes del alma. Esta armónía constituye la que para Platón es la virtud suprema del ser humano: la justicia individual, que consiste en que cada parte llegue a alcanzar la virtud que le es propia. Solo entonces se puede decir que el ser humano está bien orientado, o como diría Platón, orientado por la Idea del Bien.

3. EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA EN PLATÓN


Para Platón la sociedad solo se puede controlar con la justicia, que no puede ser individual, ya que el ser humano no es autosuficiente. Platón cree que la mejor forma de sociedad justa es un organismo que reproduzca las funciones del alma humana. Por ello, toda sociedad tiene que estructurarse en torno a tres tareas básicas: La clase de los productores estará compuesta por aquellos ciudadanos en los que predomina la parte concupiscible del alma. Esta clase debe ocuparse de proveer de alimento, vestimenta y otros bienes a toda la sociedad. Es esencial que practiquen la virtud de la moderación y deben estar bajo la vigilancia de los guardianes del Estado. La clase de los guardianes requiere de individuos en cuya alma predomine la parte irascible. Su misión es la defensa del Estado, tanto en los asuntos internos como en las amenazas externas. La clase de los gobernantes está formada por guardianes en los cuales predomina la parte racional del alma. Velan por el bien de la ciudad y se aseguran de que cada clase realiza adecuadamente su función. Para Platón, la justicia social consiste en lograr las condiciones adecuadas para que cada clase social se limite a realizar su función Por ello, Platón considera necesario prohibir la propiedad privada. De esta manera, quienes tengan el poder político no sienten la tentación de utilizarlo para enriquecerse y perseguir sus intereses particulares. La condición fundamental es la educación. Para descubrir qué parte del alma predomina en cada ciudadano, estos deben (sin importar su sexo y su condición) pasar por un sistema educativo estructurado en distintas fases, de tal modo que según se vayan superando distintos niveles, se puedan alcanzar los distintos puestos en la sociedad. El Estado ideal de Platón es una institución educativa y su pilar fundamental es el saber. Para Platón la figura que debe gobernar es la de los reyes filósofos(aristocracia filosófica). Platón es consciente de que el Estado planteado en la República tiene carácter ideal. Por ello, en la República, Platón analiza las distintas formas de gobierno como degeneraciones del Estado Ideal. Según Platón, la primera corrupción de un estado aristocrático como el que él propone sería, la apoderación del poder político por aquellos que poseen el poder militar. Este tipo de sociedad se conoce como timocracia, que puede dar lugar a que los altos mandos militares aprovechen su posición para enriquecerse y se genere una minoría de familias adineradas, originando una oligarquía, los cuales suelen generar una miseria y desigualdad, que acaba con la revelación de los ciudadanos pobres, dando lugar a intentos de gobierno basados en la democracia. El problema de la democracia depende de lo razonable que sea esa mayoría, ya que tarde o temprano aparece la figura de algún tirano, que solo gobierna de acuerdo con sus inclinaciones personales.


1.EL PROBLEMA DE Dios EN SANTO TOMÁS


1.1. Relación entre la fe y la razón:


 Según Sto Tomás de Aquino, la razón y la fe son dos fuentes de verdad independientes, pero que deben coincidir en una única verdad. Por ello, Sto Tomás hace una división: las verdades de razón, que son objeto de la filosofía y se accede a ellas por los sentidos y el entendimiento, y las verdades reveladas, que están escritas en las Sagradas Escrituras. Algunas verdades reveladas son inalcanzables para la razón, es decir, no se pueden demostrar, por lo que debemos asumirlas por fe. A estas verdades inefables Santo Tomás las llama artículos de fe o misterios. Otras verdades solo son alcanzables por medio de la razón, puesto que Dios no ha revelado nada concreto sobre ellas, pero éstas nunca pueden contradecir la verdad revelada. En ese caso, la razón se equivoca y la filosofía es esclava de la teología. Sto Tomás llama a la zona de intersección entre las verdades reveladas y de razón, preámbulos de la fe (a lo que se dedica la Teología). Son verdades comunes accesibles por ambos caminos y que permiten convencer racionalmente de que la fe cristiana es la verdadera.

1.2.Las cinco vías para demostrar la existencia de Dios

Para demostrar racionalmente la existencia de Dios, Santo Tomás rechaza el argumento ontológico de San Anselmo, una prueba a priori, que demuestra la existencia de Dios a partir de su esencia y basándose en la razón. Para Tomás de Aquino la esencia de Dios es algo inalcanzable por el conocimiento humano, que parte de la experiencia sensible, por eso sus cinco vías no parten de un hecho comprobable por los sentidos: 1. Vía del movimiento: mis sentidos captan que las cosas se mueven al ser movidas por otra cosa. Pero para que la causa del movimiento no se extienda hasta el infinito, debe haber un primer motor inmóvil, al que llamamos Dios. 2. Vía de las causas eficientes: observamos que todo lo que existe es causado por otro y para que no se remonten las causas hasta el infinito debe haber una primera causa, que es Dios. 3. Vía de la contingencia: todos los seres podrían no haber existido (son contingentes). Sin embargo, no puede haber ningún momento en el que no existiera nada porque entonces nada hubiera comenzado a existir. Por lo que debe haber un ser absolutamente necesario, es decir, Dios. 4. Vía de los grados de perfección: para que un ser imperfecto sea capaz de comparar la perfección de los distintos seres, es necesaria la existencia de un ser perfecto que haya puesto esa idea en nosotros: Dios. 5. Vía del orden cósmico: mis sentidos muestran un universo ordenado, que no puede estar ordenado por casualidad, por lo que debe haber un ser inteligente que haya diseñado ese orden: Dios.

2 . EL PROBLEMA DE LA REALIDAD Y EL CONOCIMIENTO EN SANTO TOMÁS


2.1.Esencia y existencia. Dios y los seres creados. Tomás de Aquino reconoce como verdadera la doctrina de la creación y la trascendencia de Dios respecto del mundo. Los seres creados son contingentes mientras que Dios es un ser necesario. Para comprender la diferencia entre Dios y los seres creados, Sto Tomás hace una distinción entre esencia y existencia. En todos los seres, salvo Dios, se distingue la esencia, aquello que una cosa es, de la existencia, el acto de existir en el mundo. La esencia está en potencia de existir, es contingente. Dios es el único ser necesario, cuya esencia coincide con su existencia, y hace existir algo actualizando su potencialidad. En Dios, esencia y existencia es la misma cosa, mientras que en las criaturas hay que separarlas. 2.2.Grados de perfección y jerarquía de los seres: Según lo anterior, a cada esencia le corresponde una determinada clase de existencia. Por ejemplo, una semilla puede realizar su esencia y convertirse en un árbol, pero nunca podrá llegar a convertirse en un ser humano. Por ello, la existencia o «acto de ser» posee distintos grados de perfección, según cuál sea la esencia que actualiza, y entre los seres existe, por tanto, un orden jerárquico según la forma o esencia que los determina. En este caso, mientras que Dios es el acto puro de ser, los seres creados existen porque reciben la existencia como participación del ser de Dios. 2.3.Substancias materiales y espirituales Tomás de Aquino añade a la teoría de Aristóteles que no todas las substancias son un compuesto inseparable de materia y forma, y distingue entre substancias materiales (compuestas de materia y forma) y substancias espirituales (solo tienen forma). De esta manera, Tomás puede sostener que existen los ángeles o que el alma es inmortal. 2.4. La teoría del conocimiento: la abstracción aristotélica ( también sirve para el problema del ser humano). Tomás de Aquino explica el conocimiento recurriendo a la teoría de la abstracción: el conocimiento natural parte de los sentidos y a partir de ahí se abstrae la esencia de la cosa, que está en la materia de cada ser. Los sentidos perciben la cosa individual (un árbol), la memoria registra esa imagen individual y acumula experiencias similares (imágenes de distintos árboles), el entendimiento agente extrae de esas imágenes aquello que tienen en común y genera un concepto universal (la esencia o el concepto de árbol), el entendimiento paciente conoce ese concepto universal y vuelve a proyectarlo sobre las cosas individuales. Por lo que la verdad es la adecuación entre el entendimiento y la realidad.


5. EL PROBLEMA DE LA ÉTICA EN SANTO TOMÁS


5.1.La ley natural o moral


El fin de la vida humana es la felicidad, que consiste en el cumplimiento de la naturaleza humana y alcanza su perfección en la contemplación de Dios, que sólo puede alcanzar su plenitud en la vida eterna. Por otro lado, como el ser humano es por naturaleza racional, la virtud moral obra según la razón. Obrar según la razón se trata, según Sto Tomás, de seguir la ley natural o moral, cuyos preceptos son la expresión de la naturaleza humana y dictan los principios a través de los cuales la naturaleza humana alcanza su realización. Por eso, sus preceptos primarios son evidentes, universales e inmutables. El primer precepto de la ley natural sostiene que se debe hacer el bien y se debe evitar el mal. A partir de este primer principio se deducen los preceptos primarios o comunes: •Como sustancia, el ser humano debe conservar la vida propia. •Como animal, el ser humano debe conservar la especie, es decir, cuidar de los hijos y reproducirse. •Como ser racional, el ser humano tiende a buscar la verdad y vivir en sociedad, evitar la ignorancia y respetar las exigencias de la justicia.

5.2.Distinción entre la ley eterna y la ley natural:

el libre albedrío. La ley natural es la forma que tiene el ser humano de participar en la ley eterna, es decir, el plan divino del universo (la Providencia). La ley eterna no regula igual el comportamiento de los seres naturales que el comportamiento humano. El comportamiento de los seres naturales está regulado a través de leyes físicas de las que no pueden evitar participar. Sin embargo, el ser humano posee libre albedrío, por lo que puede evitar participar en la ley natural y por lo tanto puede pecar.

5.3.La ley positiva

 Por último, Tomás de Aquino distingue la ley positiva, son las leyes creadas por el ser humano para regular la convivencia a través de los Estados. Los Estados deben legislar en base al derecho natural (siguiendo los preceptos que se deducen de la naturaleza humana) para el bienestar de la humanidad.

6. EL PROBLEMA DE LA POLÍTICA EN SANTO TOMÁS


6.1.El origen natural del Estado


El tercer precepto de la ley natural indica que el ser humano es un animal social (político) y, por tanto, es necesaria la existencia de una organización social y alguien que la gobierne. Esto significa que el estado es una institución basada en la naturaleza del ser humano y su misión es conducir al pueblo a una vida buena y virtuosa, preservando el bienestar común y la paz, es decir, que sigan la ley natural.

6.2.La monarquía como forma de gobierno predilecta

Para Aristóteles, existen formas legítimas de gobierno (monarquía, aristocracia y república) que pueden corromperse en formas ilegítimas (tiranía, oligarquía y demagogia). La legitimidad, según la teoría de Sto Tomás, se basa en la búsqueda del bien común, que coincide con la ley natural, la cual es un reflejo de la ley eterna. El poder legítimo, por tanto, tiene origen divino, aunque su organización le corresponda al ser humano. El gobernante legítimo es el que representa la ley de Dios en la tierra, por tanto, si un gobernante crease una ley que no se ajusta a la ley natural, sería una injusticia y, por tanto, el pueblo tendría derecho a rebelarse contra ese gobernante y sustituirlo por otro. Al contrario que Aristóteles, la forma de gobierno predilecta para Tomás de Aquino es la monarquía, ya que es la forma de gobierno que guarda mayor semejanza con el gobierno de Dios sobre la tierra.

6.3.La relación entre Iglesia y Estado

Por último, hay que señalar que el fin último del ser humano no es completamente alcanzable en su existencia terrenal. Esta tarea, por tanto, correspondería a la Iglesia, institución que representa más directamente a Dios en la tierra. Por tanto, el poder de todo monarca debe estar subordinado al poder del Papa, ya que los fines de la Iglesia son superiores a los de los estados

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