Fe y Razón en la Historia del Pensamiento Occidental

Fe y Razón: Creer para Conocer

Agustín de Hipona

El pensamiento de Agustín de Hipona es una fusión entre fe y razón. Probada la existencia de la verdad, Agustín intenta describir el camino hacia ella. Se debe conocer la verdad para alcanzar la serenidad y el gozo que requiere su alma. La posesión de la verdad, antes que ser objeto de la ciencia, es objeto de sabiduría, y tener sabiduría hace felices a los seres humanos. La búsqueda de la verdad no es únicamente un método de conocimiento, sino un «camino espiritual» (una peregrinación).

La búsqueda de Agustín de la verdad no es solo contemplativa, también es «activa», ya que parte de la necesidad de la verdad. No conlleva solo conocimiento, sino también fe y amor. Para Hipona, el ser humano es un sujeto que se mueve bajo el impulso del amor; el objeto amado es dato de conocimiento. La voluntad es importante en el proceso de conocimiento (influencia platónica).

La teoría de Agustín se halla orientada en la noción de certidumbre: el ser humano quiere la seguridad plena de ser feliz. La certidumbre debe ser absoluta, no se puede basar únicamente en los sentidos, sino que también debe basarse en la fe. La fe y la razón deben actuar conjuntamente.

Por otro lado, la religión se basa en misterios; estos son resultado de la relación del ser humano con Dios. El cristianismo ha defendido desde sus inicios que el creyente debe intentar comprender lo que cree, es decir, que la fe no debe proscribir a la razón y la razón no debe repudiar a la fe. El filósofo cristiano no distingue entre fe y razón, dice: creo para entender, entiendo para creer. El objetivo de Agustín de Hipona no es poner límites entre fe y razón, sino alcanzar la verdad cristiana con ayuda de ambas. Considera que la verdad cristiana es la única verdad, la que interesa dilucidar.

Fe y razón:

  1. La razón ayuda al ser humano a lograr la fe.
  2. La fe conduce e ilumina la razón.
  3. La razón ayuda a esclarecer los contenidos de la fe.

Fe y Razón en la Escolástica (siglos XI-XV)

La Escolástica es el movimiento teológico y filosófico que se utiliza para comprender la religión revelada del cristianismo. Primero se difunde en las escuelas catedráticas y luego se difunde por medio de las universidades europeas.

San Anselmo

La revelación como punto de partida para lograr el conocimiento: no pretendo entender para creer, sino creo para entender. Para Anselmo, de lo que se trata es de entender lo que se cree; la fe es un presupuesto para la inteligencia. Al contrario, quien cree firmemente puede y debe buscar comprender la razón por la que cree. Para el que busca la verdad, el camino empieza por la fe. La razón se halla al servicio de la fe.

Tomás de Aquino

Distinción y armonía entre fe y razón. Según él, la filosofía y teología son dos ciencias distintas con objetos, métodos y criterios diferentes. Los objetos del mundo natural son los contenidos de la razón; los de la fe se sitúan entre los métodos sobrenaturales. El método: la razón se vale de la abstracción y la fe utiliza la revelación. Algunos contenidos pueden ser conocidos mediante la fe y la razón. No existe contradicción entre fe y razón, y si existiera sería una contradicción aparente.

Una vez delimitados los dominios de la fe y la razón, Tomás de Aquino intenta buscar la armonía (concordancia) entre ambas. Cuando el objeto de la filosofía y de la teología coinciden, cuando se ocupan de los mismos temas, tiene que existir armonía. No puede haber contradicción entre lo que Dios revela y lo que el ser humano conoce con la razón que Dios le ha dado. La distinción y al mismo tiempo la necesaria armonía que existe entre la fe y la razón le permiten establecer entre ambas unas relaciones de complementación y ayuda mutua. Hay una gran diferencia entre los pensadores del siglo XIII que creen que la razón es incapaz de lograr la verdad por sí sola y Tomás de Aquino, que al contrario cree que la razón es capaz de alcanzar la verdad por sí sola.

Ockam

Distinción entre fe y razón: los filósofos (siglo XIV) distinguen entre los ámbitos de la fe y la razón, pero no niegan ninguna. Fe y razón son fuentes de conocimiento distinto y distantes, que no tienen nada que ver entre sí, y ambas son autónomas y valiosas. Ockam es ante todo un crítico demoledor de todos los sistemas filosóficos precedentes, y su criticismo es una nueva manera de practicar la filosofía.

Para Tomás de Aquino es posible la armonía entre la fe y la razón. Mantiene que, aunque la fe y la razón son fuentes de conocimiento distintas, tienen contenidos comunes y existe una zona de intersección entre ambas. Ockam rechaza esta idea y sostiene que la fe y la razón son fuentes distintas con contenidos distintos. La razón no puede probar la existencia de Dios como decían los filósofos de antes de la Edad Media.

Existencia de Dios e Ideas Ejemplares

Dios es el ser absoluto, eterno, perfecto, bueno, justo e inmutable. Aunque la razón no puede probar la existencia de Dios, tampoco se trata de una simple cuestión de fe. Dios aparece probado en el alma creyente, ya que este no es capaz de conocer al Dios verdadero, necesario e inmutable, pero el conocimiento no sería posible sin la propia existencia de Dios. No se puede comparar a Dios con cualquier dios filosófico, pues es el Dios de la revelación cristiana. Se puede afirmar que la prueba demostrativa de la existencia de Dios es una consecuencia directa de la teoría del conocimiento:

  • Argumento gnoseológico: puesto que la verdad existe y Dios es su fundamento, Dios existe (argumento de Hipona).
  • Argumento cosmológico: Agustín utiliza el cosmos para intentar probar la existencia de Dios. La creación no proporciona al ser humano la felicidad que busca y señala hacia una verdad que lo trasciende hacia Dios. Existe una convivencia entre los seres humanos por la cual se reconoce a Dios como creador.

Ideas ejemplares

La auténtica demostración agustiniana de la existencia de Dios reside en las ideas ejemplares, basada en la infinitud y la necesidad de ideas. El ser humano percibe las verdades ejemplares, infinitas y necesarias, o dicho de otra forma: «verdades que no son suyas» ni de nadie, sino que se hallan presentes en todos nosotros y se ofrecen a todos de la misma manera. Dios dispone las ideas ejemplares en el interior del ser humano. El entendimiento es incapaz de modificarlas, son superiores a él. Podrá captarlas con mayor o menor claridad, pero siempre permanecerán invariables. Las ideas ejemplares y eternas se basan en la existencia. El conocimiento sensible muestra las cosas variables; las ideas eternas y ejemplares manifiestan también su fundamento: la verdad inmutable, Dios. No existe cosa alguna sin fundamento, y el fundamento de lo inalterable tiene que ser a su vez también inalterable. Tomás de Aquino trató de demostrar la existencia de Dios.

Neoplatonismo

Es una corriente filosófica derivada de las enseñanzas platónicas (siglo III). El neoplatónico más importante fue Plotino. El neoplatonismo es un sólido sistema filosófico que, además de las tesis platónicas, contiene todas las orientaciones fundamentales de la filosofía antigua (menos el epicureismo) e ideas místico-religiosas del mundo oriental. Filón de Alejandría (uno de los principales del neoplatonismo): según Filón, la realidad suprema o primer principio es el Dios de Moisés y lo identifica con el bien. De esa realidad suprema surge el logos (razón, palabra, pensamiento), en cuyo interior se encuentran las ideas o arquetipos de las cosas.

Epicureismo

Epicuro crea esta doctrina en Atenas, en una escuela denominada «El Jardín». Epicuro piensa que el hombre no debe inmiscuirse en cuestiones públicas, porque son fuentes de conflictos. El epicureismo defiende ante todo la amistad entre los seres humanos y la libertad privada, y propone dejar aparte todo compromiso político. El sabio tiene que esforzarse por alcanzar la autarquía y lograr la ataraxia (ausencia de miedo, dolor). La moral epicúrea radica en la consecución de la felicidad y, por eso, el placer debe ser administrado con cautela, rechazando todo dolor, pero el placer no debe entenderse solo en sentido material, también debe alcanzar el placer espiritual, es decir, el placer afectivo. Epicuro propone desterrar el dolor y combinar distintos placeres para lograr un placer pacífico y un perfecto equilibrio de ánimo. El objetivo es la calma y serenidad. El sabio debe orientar los placeres del gusto, oído, vista hacia su bienestar físico y espiritual.

Estoicismo

Según Zenón de Citio (su fundador), debe buscarse la auténtica libertad personal, pero a través de la política. Los seres humanos deben ser políticos, y la virtud se alcanza a través de un camino de calamidades. La felicidad no se logra por medio del placer, sino por la práctica continua de la virtud; mediante el autocontrol y la autosuficiencia, el ser humano se libera del deseo de los bienes del exterior. Se defiende la actitud decidida e impertérrita frente a las adversidades. Hay que vivir conforme a la razón, ya que lo natural es racional. La felicidad consiste en aceptar el destino: todo está determinado y hay que aceptarlo tal como es. La actitud imperturbable es el fundamento de la felicidad.

Agnosticismo

Es un movimiento filosófico, un complejo movimiento de carácter religioso. Parte de la idea del conocimiento: la gnosis es capaz de desvelar los misterios del mundo. Conocer estos misterios produce la salvación. Este conocimiento se alcanza por la revelación o la intuición mística.

Felicidad y Posesión de Dios

Agustín no trata solo de hallar una verdad, sino de encontrar la verdad que satisfaga al corazón humano, puesto que solo por ella se puede hallar la felicidad. Se dice que Agustín es eudemonista. Pero su eudemonismo no consiste en alcanzar bienes temporales o en satisfacer pasiones; todas esas son felicidades efímeras, incapaces de satisfacer al ser humano. La verdadera felicidad se encuentra únicamente en la posesión de la verdad completa. La verdad que busca Agustín es la medida absoluta de todas las verdades posibles. Esta suprema medida es Dios, y conocer a Dios brinda la felicidad humana. Solo el sabio es feliz, pues es conocedor de la verdad, y nadie puede ser feliz si no desea la verdad. A quien no ha hallado la felicidad no puede llamársele feliz.

Agustín se muestra contrario a la idea de los griegos de que la verdad es incognoscible. Hipona desarrolla argumentos contrarios al escepticismo. Si no podemos conocer nada con seguridad, tampoco podemos afirmar con rotundidad que no existe ningún conocimiento seguro. Agustín ofrece otro argumento contra los escépticos: «Si me equivoco, si me engaño, entonces al menos sé que estoy equivocado, es decir, que sé con seguridad que soy algo que se equivoca. Y eso prueba que el escepticismo absoluto no es posible, que existe la verdad y que el conocimiento es posible».

Se dice que Agustín es el predecesor de Descartes.

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