Tomás de Aquino: Ética, Ley Natural y Relación entre Fe y Razón

Tomás de Aquino TM2: Ética

El concepto tomista de naturaleza humana: Entre las tesis o doctrinas fundamentales Aquino acepta del aristotelismo se encuentra la afirmación de que la felicidad es el fin último del hombre, así como la afirmación de que el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural. Aquino se vuelve a un análisis de la naturaleza humana. ¿Qué es lo que de hecho mueve a los hombres a obrar? Lo que mueve a los hombres es la consecución del placer juntamente con el alejamiento con el dolor. La pregunta por la naturaleza humana como fuente de normas de conducta puede formularse de otro modo, indagando cuál es el fin a cuyo cumplimiento está orientado el ser humano: esta fue la línea emprendida por Platón y desarrollada por Aristóteles. En este caso no se trata de saber qué es lo que de hecho mueve al hombre a obrar, sino de descubrir dónde se hallan el perfeccionamiento y la plenitud humana. Esta orientación da lugar a una ética de los fines, a una ética cuyo concepto fundamental es el de perfección o cumplimiento de las exigencias de la naturaleza humana.

Existencia de la Ley Natural

Aquino afirma que el hombre, al igual que cualquier otro ser natural, posee ciertas tendencias enraizadas en su naturaleza. La naturaleza posee pues ciertas tendencias. El hombre se distingue del resto de los seres naturales por su racionalidad, porque solo él es capaz de conocer sus propias tendencias y, por tanto, puede deducir ciertas normas de conducta encaminadas a dar a estas el cumplimiento adecuado. A juicio de Aquino, la existencia de la ley natural como ser racional que es el hombre puede formular ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.

Contenido de la Ley Natural

1. En tanto que sustancia, el hombre tiende a conservar su propia existencia. 2. En tanto que animal, el hombre tiende a procrear. 3. En cuanto es racional, el hombre tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad.

Propiedad de la Ley Natural

La evidencia viene exigida por la función que le corresponde cumplir a la ley natural.

Ley Natural y Ley Positiva

La existencia de la ley positiva es una exigencia de la ley natural misma. En efecto, la ley natural impone la vida en sociedad y esta solo es posible sobre la base de unas normas legales que regulen la convivencia. La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural, su contenido viene a concretar las normas morales naturales. Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva.

Ley Natural y Orden del Universo

La totalidad del universo se halla sometida a una ordenación divina. Recibe el nombre de ley eterna, que significa para Aquino: la razón de la sabiduría divina en tanto que rectora de todos los actos y movimientos.

Política

Aquino y Aristóteles: Aristóteles suponía que el estado satisfacía todas las necesidades de los hombres. Pero Tomás de Aquino no podía sostener eso, él creía que el fin de los hombres es un fin sobrenatural y que es la iglesia y no el estado. El problema tenía que ser tratado por Aquino.

La Iglesia y el Estado

El estado tiene a su disposición todos los medios necesarios para la consecución de su propio fin, el bien común de los ciudadanos. La consecución del bien común exige: 1. La paz dentro del estado entre los ciudadanos; 2. La dirección unificada de las actividades de los ciudadanos; 3. Que se provea adecuadamente a las necesidades de la vida; 4. Los obstáculos para la buena vida. El fin de la iglesia es un fin sobrenatural, es más elevado que el del estado. De modo que la iglesia es una sociedad superior al estado. En realidad, la opinión de Tomás de Aquino en cuanto a la relación entre iglesia y estado es semejante a su opinión sobre la relación entre fe y la razón.

Tomás de Aquino: TM1

Fe y Razón: La llegada del aristotelismo a Occidente y la teoría averroísta de la doble verdad habían impuesto a los pensadores cristianos la necesidad imperiosa de plantear el problema de las relaciones entre razón y fe sobre bases distintas a las del agustinismo.

Los Límites de la Razón y la Fe

La teoría aristotélica del conocimiento constituyó un punto de partida y un instrumento poderoso para replantear la cuestión de las relaciones entre razón y fe. La concepción platónica y neoplatónica del conocimiento se inclinaba a afirmar que el objeto propio y adecuado de nuestro conocimiento son las realidades inmateriales: el alma se conoce a sí misma, el conocimiento de sí misma es mejor y más perfecto que el que posee de las cosas sensibles exteriores y a través de un proceso de elevación puede desde sí misma, acceder al conocimiento de los seres inmateriales superiores. El entendimiento, a juicio de Aquino, es inmaterial y, por tanto, en cuanto a entendimiento tiene por objeto lo real sin limitación alguna, pero en cuanto a entendimiento humano su objeto adecuado es precisamente la realidad sensible. El conocimiento natural acerca de Dios, del hombre y del universo tiene pues unos límites dentro de los cuales la razón puede moverse con mayor o menor acierto. La fe cristiana, sin embargo, proporciona noticias más allá de estos límites acerca de la naturaleza de Dios y acerca del destino del hombre.

Contenidos de la Razón y de la Fe

Fe y razón delimitan dos conjuntos con una zona de intersección. Por citar dos ejemplos solamente, a esta zona de intersección pertenecen, a juicio de Aquino, la afirmación de que el mundo es creado y la afirmación de que el alma humana es inmortal: el discurso racional puede llegar al establecimiento de ambas afirmaciones y ambas afirmaciones también son establecidas por la fe cristiana. La distinción entre fe y razón es entre dos fuentes de conocimiento, no se distinguen por sus contenidos primordiales.

Colaboración

La fe y la razón constituyen dos fuentes de conocimiento distintas que a menudo informan acerca de parcelas de la verdad y a veces informan de los mismos contenidos. Como fuente de información, ambas son autónomas e independientes. Sin embargo, a juicio de Aquino, la razón puede prestar y presta una estimable ayuda a la fe. La teología toma sus principios de la fe, pero toma de la razón: a) en primer lugar, sus procedimientos de ordenación científica; b) en segundo lugar, sus armas dialécticas para enfrentarse adecuadamente a aquellas afirmaciones de los filósofos que contradicen los artículos de la fe; c) cuantos datos científicos o aportaciones de la filosofía puedan ser útiles para el esclarecimiento de los artículos de la fe. La existencia de la teología es pues la muestra real más evidente de la ayuda que la razón puede prestar a la fe. La fe sirve a la razón de norma o criterio extrínseco: así, en caso de que la razón llegara a conclusiones incompatibles con la fe, tales conclusiones serán necesariamente falsas y el filósofo habrá de revisar sus razonamientos, sus premisas y su consistencia lógica a fin de corregir las definiciones de los mismos. La fe es pues criterio extrínseco y negativo para la razón. El compromiso elaborado por Aquino entre la razón y la fe revela una actitud ante la razón que cabría de moderadamente optimista. Por lo demás, la autonomía concebida a la razón es limitada y no podría ser de otro modo, tratándose de un cristiano profundamente creyente.

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