El Criticismo Kantiano: Una Síntesis entre Racionalismo y Empirismo

Kant, uno de los filósofos ilustrados más importantes, dedicó su proyecto filosófico a demostrar la posibilidad del uso libre y emancipado de la razón, tanto teórica como práctica.

El Criticismo o Idealismo Trascendental

En el ámbito del conocimiento teórico, la doctrina kantiana se conoce como criticismo o idealismo trascendental. Esta doctrina se relaciona con la ciencia existente, tomando como modelo la física de Newton, y busca superar lo que Kant considera dos errores de las grandes filosofías modernas sobre el conocimiento:

  1. El Racionalismo, que deriva en dogmatismo al postular una razón omnipotente capaz de alcanzar la verdad absoluta sin la experiencia.
  2. El Empirismo, que deriva en escepticismo al limitar el conocimiento a la experiencia sensorial, generando incertidumbre.

Kant propone una síntesis entre Racionalismo y Empirismo:

  • Reconoce que no se puede conocer todo, como afirmaban los racionalistas, y que el conocimiento objetivo requiere la colaboración de los sentidos.
  • Afirma que se puede conocer más allá de lo que afirman los empiristas, y que las leyes de la Física son objetivas.

La Crítica de la Razón Pura

En su obra fundamental, Crítica de la Razón Pura (1781), Kant se pregunta qué se puede conocer racionalmente. Propone un giro copernicano al centrar la atención en el sujeto y las estructuras que impone al conocer, en lugar del objeto.

Para responder a esta pregunta, Kant analiza:

  1. Los principios del conocimiento científico, es decir, las condiciones de posibilidad que impone el sujeto al conocer. Se trata de comprender cómo es posible la ciencia y analizar los juicios que la expresan.
  2. Los límites del conocimiento, cuestionando si la metafísica puede ser considerada una ciencia. Kant concluye que la metafísica no es una ciencia.

Facultades Cognoscitivas y Principios del Conocimiento

Kant distingue tres facultades cognoscitivas en el hombre: sensibilidad, entendimiento y razón. Estas facultades son necesarias para el conocimiento y operan mediante formas a priori o trascendentales, estructuras que el sujeto aplica al conocer.

Análisis de la Percepción (Conocimiento Sensible)

La sensibilidad nos permite percibir la realidad externa e interna a través de impresiones sensoriales. La percepción es posible gracias a las formas a priori de la sensibilidad, el espacio y el tiempo. El resultado es el Fenómeno, la apariencia de las cosas tal como las percibimos.

Análisis de la Comprensión (Conocimiento Intelectual)

El entendimiento nos permite comprender los fenómenos mediante conceptos y juicios. Las formas a priori del entendimiento, o categorías (como sustancia, causa, existencia), son necesarias para esta comprensión. Kant concluye que:

  • El entendimiento solo puede pensar los fenómenos aplicando las categorías.
  • Los fenómenos solo pueden ser pensados de acuerdo a las categorías.
  • Las categorías solo son válidas para los fenómenos de la experiencia.

Al aplicar las categorías al fenómeno, obtenemos el Objeto de conocimiento, el fenómeno comprendido.

Análisis del Razonamiento (Conocimiento Intelectual)

La razón nos permite razonar, conectando juicios y buscando leyes generales. Sin embargo, la razón tiende a ir más allá de los datos sensibles, aplicando las categorías a lo que no son fenómenos, dando lugar a nociones metafísicas como el mundo, el alma y Dios. Kant critica las pruebas de la existencia de Dios y concluye que estas nociones son entes pensados, trascendentes y no objetos de conocimiento científico.

Límites del Conocimiento y Conclusión sobre la Metafísica

El conocimiento objetivo se limita a la aplicación de las categorías a los fenómenos. La metafísica no es posible como ciencia porque las categorías no pueden aplicarse legítimamente más allá de los fenómenos. Las realidades como el mundo, el alma y Dios son noúmenos, cosas en sí que están más allá del mundo fenoménico.

La Teoría Ética Kantiana: El Formalismo Moral

Kant parte de la existencia del hecho moral y de los deberes morales. La razón práctica se expresa a través de imperativos o mandatos.

Kant propone una ética formal, a diferencia de las éticas materiales que establecen bienes o fines y nos dicen qué hacer para conseguirlos. La ética formal es a priori, no hipotética y autónoma.

Un hombre actúa moralmente cuando actúa por deber, por respeto a la ley, y no por las consecuencias. El valor moral reside en la intención. La exigencia de obrar moralmente se expresa en el imperativo categórico, que tiene diversas fórmulas, como la de la ley universal:»Obra sólo según una máxima tal que puedas al mismo tiempo querer que se torne ley universa».

Para que la moral autónoma sea posible, es necesaria la libertad. Kant también postula la inmortalidad del alma y la existencia de Dios como condiciones para la realización de la virtud y la unión de la virtud con la felicidad (el Sumo Bien).

En resumen, el criticismo kantiano ofrece una síntesis entre racionalismo y empirismo, estableciendo los límites del conocimiento y proponiendo una ética formal basada en el deber y la autonomía de la voluntad.

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