La coherencia entre los principios del conocimiento, los instrumentos del conocimiento y el resultado de conocimiento del proceso de conocimiento

Kant

La falta de libertad del ser humano y el proyecto de su emancipación ocupan un lugar central en las obras de Immanuel Kant (1724-1804) y de Karl Marx (1818-1883), de modo que, Marx puede ser considerado un heredero de la Ilustración. Ninguno considera que la libertad sea inaccesible, de modo que ambos acometen la empresa de identificar los obstáculos que la impiden y los medios por los que podría alcanzarse. Coinciden en que la emancipación del ser humano es su más alta meta. Y para los dos juega la filosofía un papel decisivo en ese empeño. Difieren en sus análisis de las razones de la falta de libertad y en los medios para remediarla. En Kant la falta de libertad queda expresada mediante la metáfora de la minoría de edad autoculpable. Pereza, miedo, la fuerza de la costumbre y los prejuicios son las causas de la renuncia por parte de la mayoría al uso propio de la razón.
La insistencia de Kant en la autoculpabilidad lo aleja de Marx, para quien las causas de la alienación del hombre (que en parte coinciden con la heteronomía kantiana), provienen de sus condiciones materiales de existencia que, en la sociedad de clases, dividen a la humanidad en explotadores y explotados. Kant sostiene que la libertad de crítica debe poder dirigirse sobre todo contra la religión e incluso contra la legislación vigente. En este proceso la filosofía tiene una decisiva función reguladora.  Los filósofos deben dirigirse al poder y ejercer su influencia para el avance gradual de la Ilustración. 


Kant 2

 También Marx abordó la crítica de lo que consideró alienación religiosa, derivadas de la principal: la alienación económica, que determina la división en clases de la sociedad. Para superar las primeras formas ideológicas de la alienación, es preciso antes disolver la segunda. De acuerdo con Marx, la clave está en comprender que lo que hay que cambiar es el modo de producción de una sociedad, con su reparto de la propiedad y las estructuras jurídicas que lo legitiman. La distinción kantiana entre libertad de crítica y libertad de acción debe ser superada. En la última de sus Once tesis sobre Feuerbach, Marx indica que «los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo». La filosofía tiene como tarea contribuir a que el proletariado tome conciencia de las causas de su explotación y de las contradicciones del modo capitalista de producción, para emprender la acción revolucionaria. La revolución es pues, al contrario que para Kant, un medio legítimo para Marx. También otros medios pueden servir a los intereses de la clase trabajadora: huelgas, manifestaciones…, que Kant hubiera condenado igualmente. La meta del proceso de Ilustración, según Kant, era constituir en primer lugar repúblicas ilustradas. Este metaestado garantizaría la finalidad más deseable para la humanidad, la paz perpetua. Para Marx, la revolución comunista debe aspirar a la construcción de una sociedad sin clases.


Contexto histórico-cultural

Kant definíó su tiempo como una «época de Ilustración». Este movimiento, cuyos padres son Locke y Newton, nace en Inglaterra, en el Siglo XVIII llega a Francia y se difunde por casi todo el continente. La Revolución industrial comienza en Inglaterra a partir de la segunda mitad del siglo. En algunos países como Inglaterra, Francia o Países Bajos, se produjo una revolución agrícola que provocó un importante aumento demográfico. El absolutismo domina en Europa y en algunos países adquiere la forma de despotismo ilustrado, lo que prueba que la Ilustración no es solo una corriente filosófica. Las ideas ilustradas formaron parte esencial de las revoluciones del final de siglo. Prusia formaba parte de los países que se incorporaron a la Ilustración desde una situación de menor desarrollo económico y social. Por eso, aquí la Ilustración se convirtió en un proceso elitista, Kant ejemplifica bien esta carácterística. Las reformas promovidas por la monarquía prusiana crearon las condiciones para la Ilustración. Comenzaron con Federico Guillermo I, pero fue Federico II, el Grande, amigo de Voltaire, quien les imprimíó la dirección decisiva. El nuevo monarca, haciendo suya la idea de progreso, continuó el desarrollo económico y militar iniciado por su padre. Aplicó medidas del despotismo ilustrado como la educación. También creó la Academia de las Ciencias de Berlín e hizo venir a Maupertuis para dirigirla, más tarde le propuso el cargo a D´Alembert, quien no aceptó.


Contexto filosófico

En el ámbito filosófico, mientras que la Ilustración francesa y británica tuvieron un componente empirista, la alemana fue más racionalista. No obstante, la Ilustración apuesta por un concepto de razón que se separa del racionalista. Este movimiento defendíó una razón que argumenta deductivamente a partir de ideas innatas para llegar a conocimientos ciertos. La críticas de Hume, llevaron a Kant a la revisión de ese Racionalismo clásico, que en Prusia tenía a Wolff, discípulo de Leibniz. Kant asume los rasgos propios de la razón ilustrada. Se trata de una razón que desde su autonomía apuesta por el análisis y la crítica. El Racionalismo había aceptado, «dogmáticamente» según Kant, que la razón puede alcanzar la verdad y el bien. Ahora Kant se propone analizar en qué medida las pretensiones racionalistas están fundadas. En esto consistíó el llamado «periodo crítico» de su pensamiento. El ilustrado alemán se ocupó, en primer lugar, de buscar las condiciones que hacen posible el conocimiento universal y necesario, que es el objetico de la Crítica de la razón pura. En segundo lugar, nuestro autor analizó la dimensión práctica de la razón, la moral. Newton había descrito un mundo determinado por leyes físicas, un mundo en el que no cabe la libertad. Entre una crítica y otra hay que situar la publicación de ¿Qué es la Ilustración?.

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