Introducción al Pensamiento Kantiano
El pensamiento de Immanuel Kant aborda cuestiones fundamentales sobre la teoría del conocimiento, la moral y la política. Con su filosofía, intenta dar respuesta a las preguntas trascendentales: ¿qué puedo conocer? (metafísica), ¿qué debo hacer? (moral) y ¿qué me cabe esperar? (religión, historia y política).
Kant elabora un sistema con el objetivo de que la filosofía funcione con el rigor de una ciencia. Su pensamiento se desarrolla en tres etapas principales:
- Periodo Precrítico: Se enfoca en los principios formales del mundo sensible y el inteligible.
- Periodo Crítico: Marca una nueva orientación en la filosofía, buscando superar las limitaciones del racionalismo y el empirismo. En esta etapa escribe sus obras cumbre: Crítica de la razón pura y Crítica de la razón práctica.
- Periodo Postcrítico: Se interesa por la religión y la moral, publicando la Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Influenciado tanto por el racionalismo como por el empirismo, Kant propone el idealismo trascendental como una superación del idealismo material (o dogmático) y del empirismo radical. Critica a Descartes por dar más importancia al «Yo» que al mundo sensible, cuya existencia, según Descartes, no puede demostrarse directamente por la experiencia y se justifica mediante la existencia de Dios. Kant argumenta que la existencia del mundo sensible se puede inferir de la propia experiencia.
Frente al idealismo dogmático (que podría asociarse a Berkeley, aunque Kant lo critica de forma más general) y al empirismo estricto (que defiende que solo existe lo que procede de la experiencia), Kant sostiene que existen elementos en nuestro conocimiento que no provienen directamente de la experiencia.
Idealismo Trascendental Kantiano
El núcleo del idealismo trascendental es que el modo de conocer los objetos es universal en todos los seres humanos. El conocimiento solo es posible si el sujeto que conoce puede percibir y estructurar la experiencia. El punto de partida del conocimiento es la subjetividad, pero entendida en un sentido trascendental: las estructuras universales y necesarias que el sujeto impone a la experiencia para poder conocerla. Lo trascendental es, por tanto, la condición de posibilidad del conocimiento que reside en el sujeto.
Este enfoque se conoce como el «giro copernicano» de Kant: el eje del conocimiento no es el objeto en sí mismo, sino el sujeto que conoce, quien estructura activamente la realidad al conocerla.
El Problema del Conocimiento: La Crítica de la Razón Pura
La obra más importante sobre epistemología es la Crítica de la razón pura, donde Kant investiga los límites y posibilidades de la razón humana usada exclusivamente para conocer. Se plantea dos preguntas clave: ¿es posible el conocimiento científico (metafísico)? y ¿qué elementos intervienen en el proceso de conocimiento?
Kant distingue dos tipos de conocimiento:
- Empírico (a posteriori): Procede de la experiencia (influencia empirista).
- Puro (a priori): Independiente de la experiencia; se refiere a las estructuras formales del conocer (influencia racionalista, pero sin admitir ideas innatas).
Todo conocimiento se expresa mediante juicios (afirmaciones o negaciones que relacionan un sujeto y un predicado). Kant distingue varios tipos:
- Juicios analíticos a priori: El predicado está contenido en el sujeto (ej: «un triángulo tiene tres ángulos»). No añaden conocimiento nuevo, son explicativos y siempre verdaderos (universales y necesarios).
- Juicios sintéticos a posteriori: El predicado no está contenido en el sujeto, sino que se añade a partir de la experiencia (ej: «la mesa es marrón»). Aumentan el conocimiento, pero no son universalmente verdaderos ni necesarios, dependen de la experiencia contingente.
- Juicios sintéticos a priori: Son los juicios propios de la ciencia (matemáticas y física). Aumentan el conocimiento (sintéticos) como los a posteriori, pero son universales y necesarios (a priori) como los analíticos. Un ejemplo kantiano es «7 + 5 = 12» o «todo evento tiene una causa».
Kant defiende que ni los juicios analíticos (por no ampliar conocimiento) ni los sintéticos a posteriori (por no ser universales) son suficientes por sí solos para fundamentar la ciencia. La ciencia debe basarse en juicios sintéticos a priori.
La Crítica de la razón pura se divide en tres partes principales:
Estética Trascendental
Estudia la sensibilidad, la facultad de recibir representaciones (intuiciones) de los objetos. Analiza cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas.
- Distingue entre el noúmeno (la cosa en sí, incognoscible) y el fenómeno (la cosa tal como se nos aparece, filtrada por nuestra subjetividad).
- Recibimos representaciones de los objetos a través de las sensaciones (elemento a posteriori, material).
- Estas sensaciones son ordenadas por las formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo. Estas son estructuras trascendentales, intuiciones puras (sin contenido empírico) que el sujeto impone a toda experiencia posible.
- La geometría (basada en la intuición pura del espacio) y la aritmética (basada en la sucesión temporal) son posibles como ciencias con juicios sintéticos a priori gracias a estas formas.
Analítica Trascendental
Estudia el entendimiento, la facultad de pensar los objetos dados por la sensibilidad, es decir, la manera en que las intuiciones sensibles se transforman en conceptos. Analiza cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física.
- Las impresiones sensibles (fenómenos), ya ordenadas espacio-temporalmente por la sensibilidad, llegan al entendimiento.
- El entendimiento ordena y unifica estos datos sometiéndolos a las categorías o conceptos puros del entendimiento (unidad, pluralidad, totalidad, causalidad, etc.). Estas son las formas a priori del entendimiento.
- Las categorías transforman las intuiciones en conceptos empíricos. Hay tantas categorías como tipos lógicos de juicios.
- Los conceptos puros (categorías) solo tienen aplicación legítima sobre los datos sensibles ordenados en el espacio-tiempo. Son objetivos porque son estructuras a priori trascendentales, condiciones necesarias para pensar cualquier objeto de la experiencia.
- La física es posible como ciencia porque formula juicios sintéticos a priori aplicando categorías (como la causalidad) a los fenómenos. Los conceptos físicos (ej: fuerza, masa) no derivan directamente de la experiencia sensible, pero se verifican y aplican en ella. El principio «todo fenómeno tiene una causa» es un juicio sintético a priori basado en la categoría de causalidad.
Dialéctica Trascendental
Estudia la razón en su uso puro, su tendencia a ir más allá de los límites de la experiencia posible y a buscar lo incondicionado. Analiza por qué la metafísica tradicional (que trata sobre Dios, el alma y el mundo como totalidad) no es posible como ciencia.
- La razón intenta aplicar las categorías más allá de la experiencia sensible, a ideas como Dios, la libertad o la inmortalidad del alma.
- Esto genera contradicciones (antinomias) y paralogismos, demostrando que estos objetos trascienden los límites del conocimiento humano posible.
- A diferencia de Santo Tomás, que intentaba ir de lo conocido sensiblemente a Dios, Kant concluye que la razón pura no puede demostrar la existencia de Dios, la inmortalidad del alma o la libertad.
- La metafísica no puede constituir un conocimiento científico porque sus objetos superan el límite de la experiencia fenoménica. Para abordar estas ideas, será necesaria la razón práctica.
El Problema Ético: La Crítica de la Razón Práctica
Las obras éticas más importantes son la Crítica de la razón práctica y la Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Si la razón pura se ocupa del conocer, la razón práctica se ocupa del actuar, de la moral.
Kant señala que conceptos como Dios, inmortalidad y libertad, inaccesibles para la razón pura (teórica), son fundamentales para la moralidad.
En la Fundamentación, Kant busca el principio supremo de la moralidad. Critica las éticas anteriores por ser heterónomas: buscan el fundamento de la moral fuera de la propia razón del sujeto, en fines externos como la felicidad (Aristóteles, Epicuro), el placer (utilitarismo), la voluntad divina (cristianismo) o el sentimiento (Hume).
La Ética Formal Kantiana
Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal, caracterizada por:
- No ser teleológica: No se centra en el fin (telos) de la acción, sino en la intención y la forma del querer, en el cómo se debe actuar.
- Ser formal: No propone normas concretas de conducta (qué hacer), sino un principio formal universal para determinar la corrección de cualquier máxima (regla subjetiva de acción).
- Ser universal: El principio moral debe valer para todo ser racional. Se actúa por deber, no solo conforme al deber.
- Ser a priori: Su fundamento reside en la razón, no en la experiencia.
- Ser autónoma: La ley moral emana de la propia razón del sujeto, no de instancias externas.
- Basarse en el Imperativo Categórico: Mandatos incondicionales que ordenan actuar por deber.
En contraste, las éticas materiales son:
- Teleológicas (buscan un fin: felicidad, placer, etc.).
- Materiales (proponen normas concretas).
- No universales (sus preceptos dependen del fin buscado; se actúa por inclinación o interés, no necesariamente por deber).
- A posteriori (su contenido deriva de la experiencia).
- Heterónomas (la ley viene de fuera de la razón).
- Basadas en imperativos hipotéticos: Mandatos condicionales que ordenan una acción como medio para conseguir un fin («si quieres X, haz Y»).
El Imperativo Categórico kantiano tiene varias formulaciones, siendo las más conocidas:
- «Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal».
- «Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio».
Los Postulados de la Razón Práctica
¿Cómo se resuelven los problemas planteados por la razón pura sobre Dios, la libertad y la inmortalidad? Kant los introduce como postulados de la razón práctica: proposiciones teóricas no demostrables por la razón pura, pero cuya aceptación es necesaria para que la moralidad tenga sentido.
- La Libertad: Es la condición de posibilidad de la moralidad misma. Si el ser humano no fuera libre para elegir entre actuar por deber o por inclinación, no tendría sentido hablar de responsabilidad moral. Aunque indemostrable teóricamente, debemos postularla para poder actuar moralmente. Es la ratio essendi (razón de ser) de la ley moral.
- La Inmortalidad del Alma: La ley moral exige la perfecta adecuación entre la voluntad y la ley (santidad), un ideal inalcanzable en esta vida finita. Para que la búsqueda de la virtud perfecta tenga sentido, debemos postular la existencia de una vida futura infinita donde sea posible un progreso indefinido hacia esa meta.
- La Existencia de Dios: En el mundo, observamos que la virtud (actuar por deber) y la felicidad no siempre coinciden (hay virtuosos infelices y no virtuosos felices). La razón práctica exige que ambas se unan en el «supremo bien». Debemos postular la existencia de un Dios justo y omnipotente que garantice que, finalmente (quizás en otra vida), la virtud será recompensada con la felicidad que merece.
Kant afirma que la libertad es el postulado central, la «clave de bóveda» del sistema; su realidad se nos «muestra» a través de la experiencia moral (el sentimiento del deber), y a partir de ella se sostienen los otros dos postulados, conocidos gracias a la razón práctica.
Juicio Estético y Teleológico
Kant reconoce que existe una dimensión humana que no encaja completamente ni en el conocimiento objetivo (razón pura) ni en la acción moral (razón práctica): los sentimientos y la facultad de juzgar (Urteilskraft), explorada en la Crítica del Juicio.
Los sentimientos nos permiten valorar las cosas subjetivamente. Kant distingue dos tipos principales de juicios reflexivos (que no determinan el objeto, sino que reflexionan sobre él):
- Juicio Estético: Reflexiona sobre la belleza y lo sublime.
- Lo bello: Es aquello que produce un placer desinteresado y universalizable (aunque subjetivo) en el sujeto, basado en la libre armonía entre la imaginación y el entendimiento. Consideramos bello aquello que parece tener una finalidad sin tenerla conceptualmente (finalidad sin fin). La armonía estética puede tener una conexión simbólica con la moral.
- Lo sublime: Es un sentimiento complejo de placer y displacer que experimentamos ante lo informe o lo desmesuradamente grande o poderoso en la naturaleza (ej: una tormenta, montañas inmensas). Nos hace conscientes de nuestra pequeñez física pero, a la vez, de nuestra superioridad moral y racional sobre la naturaleza.
- Juicio Teleológico: Reflexiona sobre la finalidad (telos) en la naturaleza. Kant afirma que, aunque no podemos demostrar científicamente que la naturaleza persiga fines objetivos, necesitamos pensarla como si estuviera organizada de acuerdo a fines para poder comprenderla, especialmente en el caso de los organismos vivos. La naturaleza parece organizarse de acuerdo a leyes y buscar fines, lo cual es una idea reguladora útil para la investigación, pero no un conocimiento constitutivo.