Las Reglas del Método Cartesiano
Las reglas del método: Son reglas ciertas y fáciles que te permiten no tomar nada falso por verdadero. El conocimiento que permite alcanzarlas es un conocimiento gradual. Así surgen las reglas del método:
- Evidencia: Solo se admite como verdadero lo evidente. Lo evidente es aquello que es claro y distinto. Lo claro es aquello que percibimos separados de lo demás. En lo distinto percibimos sus partes separadas. El objetivo es la búsqueda de una verdad indubitable.
- Análisis: Nos permite separar el problema en sus distintas partes (las más simples). El límite será lo que Descartes llama naturalezas simples. Estas son las que podemos captar con la intuición.
- Síntesis: Es la segunda fuente de conocimiento, la deducción. Es el ascenso de lo simple a lo complejo de manera ordenada.
- Enumeración y Revisión: Para evitar errores y omisiones. Se trata de revisar todo el proceso.
La Duda Metódica en Descartes
La duda metódica: Busca una verdad indubitable, corresponde a la regla de la evidencia. A partir de ella, buscaremos construir todo el edificio del conocimiento. La encontraremos a través de la síntesis. Para encontrar esta verdad, Descartes pondrá en duda todo. La duda metódica es así porque el método se centra en dudar de todo.
Características de la Duda Metódica
- Es metódica: Sigue el método.
- No es escéptica: La finalidad no es dudar, sino todo lo contrario. La duda no es el final del proceso, sino el inicio hasta alcanzar la certeza.
- Es universal: Se puede aplicar a todo tipo de conocimiento.
- Es teorética: Solo aplicamos la duda a las cuestiones teóricas, no morales.
- Es exagerada: Se duda de todo lo que puede suscitar la más mínima duda.
Niveles de Aplicación de la Duda Metódica
La aplicación de la duda metódica implica tres niveles:
- Sentidos: Si nos han engañado en alguna ocasión, pueden hacerlo en cualquier momento.
- Realidad: No es posible distinguir entre sueño y vigilia. A veces pensamos que estamos despiertos y es un sueño. No hay certeza de que las ideas presentes en mi mente sean causadas por el mundo físico. En este nivel se duda de todo conocimiento empírico.
- Entendimiento: Duda de la razón misma y de las matemáticas. A través de una hipótesis del genio maligno. Eso es lo que se llama duda hiperbólica: existencia de un dios engañador, que nos hace creer como verdades cosas que no lo son.
El Cogito Cartesiano
Tras la aplicación de los tres niveles de la duda metódica, encontraremos una verdad indubitable (es evidente). Este es el cogito ergo sum (“yo pienso, yo soy” o “pienso, luego existo”). El correcto es “yo pienso, yo soy”. En el mismo hecho de dudar, estoy pensando. Aunque todo lo que piense sea falso, el pensar es verdadero (es indudable que estoy pensando). En ese pensar está mi existir.
Descartes considera el yo pensante como primera realidad, pero en el orden de conocimiento, es decir, el orden epistemológico. No en el orden de lo real, es decir, el orden ontológico. En este, el fundamento de todo es Dios.
El cogito cumple con la primera regla del método (evidencia). Se manifiesta con claridad y distinción. También cumple con la segunda regla: es una realidad simple.
El cogito se convierte en el criterio de certeza. Este criterio de certeza hará que todo lo que se perciba con la misma claridad y distinción que el cogito sea considerado verdad.
El problema del solipsismo. Consiste en que solo existe nuestro pensamiento. ¿Y el mundo externo, incluido nuestro cuerpo? La salida de este problema se trata de deducir a partir del cogito la existencia de la realidad (que ha sido puesta en duda en la duda metódica) y reconstruir todo el edificio del conocimiento.
El cogito también cumple con la tercera regla del método, ya que será necesario el análisis del propio pensamiento, dado que es lo único que sabemos que es cierto en ese momento. El pensamiento es una actividad en la que se manejan ideas.
Demostración de la Existencia de Dios
Para superar el solipsismo y garantizar la existencia del mundo externo, Descartes necesita demostrar la existencia de un ser perfecto que no pueda engañar: Dios.
Argumento Ontológico
Basado en el argumento ontológico de San Anselmo. La idea de Dios es la idea de un ser con todas las perfecciones. Dado que la existencia es una perfección, pensar en un ser con todas las perfecciones implica pensar en un ser que existe. Por tanto, Dios existe.
Argumento Gnoseológico
Basado en San Agustín. Partimos de varias premisas: tenemos la idea de un ser perfecto, todo lo que existe ha de tener una causa y esa causa no puede ser inferior a la causada. Yo no puedo ser la causa de la idea de un ser perfecto porque soy imperfecto. En conclusión, la idea de un ser perfecto debe tener una causa perfecta.
Argumento Causal
Basado en Santo Tomás. Tengo la idea de un ser perfecto, yo no tengo esas perfecciones y si yo fuera causa de mí mismo, me hubiera creado con todas las perfecciones (pero no las poseo). Conclusión: debe existir un ser que me ha creado y que posee todas las perfecciones (Dios).
Ya tenemos demostrada la existencia de Dios. Un ser perfecto no puede engañarnos, por lo que las ideas que parecen proceder del mundo externo, lo hacen efectivamente. La existencia de Dios es garantía de la existencia del mundo externo.