El cogito, la duda metódica y el empirismo: fundamentos de la filosofía moderna

COGITO: El yo, la conciencia y la primera verdad

El cogito, también conocido como el «yo», el «alma» o la «conciencia», es la realidad subjetiva consciente que piensa, siente, quiere y no quiere. Es el ámbito de la subjetividad, de un yo cuya actividad consiste en pensar, englobando bajo este rótulo la vida anímica del sujeto, es decir, sus pensamientos, emociones, voliciones (es decir, lo comprendido en el ámbito de la voluntad, lo que quiere y no quiere). El cogito, ergo sum («Pienso, luego existo») es la primera verdad, clara y distinta, en la que se apoya todo el sistema de Descartes.

RES COGITANS / RES EXTENSA: Dos ámbitos de la realidad

En el sistema de Descartes, existen dos ámbitos diferenciados de la realidad a los que se puede llamar «sustancia», es decir, aquello que existe por sí mismo con independencia de todo lo demás. Son dos esferas de lo real que tienen leyes propias y que van referidas respectivamente al ámbito del pensamiento y al ámbito de la realidad físico-material. A pesar de ser consideradas como sustancias, ambas han sido creadas por la sustancia infinita, es decir, Dios.

DUDA METÓDICA: El camino hacia el verdadero conocimiento

Para llegar al verdadero conocimiento, Descartes plantea el ejercicio de la duda metódica: dudar sistemáticamente de todo aquello de lo que se pueda dudar y no considerar como cierto nada que pueda ser falso. El proceso de la duda metódica sigue una serie de pasos, partiendo de la duda de los sentidos, la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño, la hipótesis del genio maligno, hasta llegar a la certeza del cogito.

IDEAS INNATAS: El conocimiento previo a la experiencia

El Racionalismo defendió que hay una parte del conocimiento humano que es innata, es decir, previa a cualquier experiencia posible. Por eso, los filósofos racionalistas defendieron la existencia de ideas innatas, tesis que fue rechazada posteriormente por el Empirismo, que defenderá que todo nuestro conocimiento deriva de la experiencia.

MORAL PROVISIONAL: La guía en el proceso de duda metódica

Durante el proceso de la duda metódica, Descartes plantea el tema de la moral provisional. A pesar de querer hacer tabla rasa con toda la filosofía del pasado, Descartes plantea una moral provisional muy conservadora que consiste en: a) obedecer a las leyes y seguir la religión del propio país, b) firmeza en la toma de decisiones, c) dominio de uno mismo, especialmente de los deseos y las pasiones, y d) la elección de la mejor forma de vida o profesión.

RACIONALISMO / EMPIRISMO: Las dos escuelas de la Modernidad

El Racionalismo y el Empirismo son las dos escuelas que marcan el comienzo de la Modernidad en la Historia de la Filosofía. El Racionalismo está representado por Descartes, Leibniz, Malebranche y Espinosa, mientras que el Empirismo lo está por Locke, Berkeley y Hume. El Racionalismo se desarrolla en la Europa continental, mientras que el Empirismo lo hace en las Islas Británicas. Mientras que el Racionalismo sigue el ideal deductivo del saber, tomando como modelo las matemáticas y el método axiomático-deductivo, el Empirismo adoptará como modelo el de la Física, es decir, la ciencia experimental.

EMPIRISMO: El conocimiento derivado de la experiencia

El Empirismo es la escuela de Filosofía que se desarrolla desde mediados del siglo XVII y a lo largo del siglo XVIII en las Islas Británicas. Sus principales representantes fueron Locke, Hume y Berkeley. Se opuso a los planteamientos del Racionalismo, ya que considera que no hay ideas innatas, sino que todo nuestro conocimiento deriva de la experiencia. Adoptaron como modelo de saber el de la Física, es decir, la ciencia experimental. Su enfoque epistemológico fue psicologista, ya que consideraron que los problemas del conocimiento humano deben ser explicados por los procesos psicológicos que nos llevan a asociar unas ideas con otras.

PERCEPCIONES, IMPRESIONES, IDEAS: La mente humana y su contenido

Hume llama «percepciones» a los contenidos de la mente humana. Todos ellos derivan de la experiencia. Pero, a su vez, las percepciones pueden ser de dos tipos: impresiones e ideas. Las impresiones constituyen la información que de manera inmediata captamos de la experiencia mediante los órganos sensoriales. Su característica principal es su nitidez, no vívidas, intensas, como pueda serlo el acercar una mano a un fuego ardiente hasta quemarse. Las ideas derivan de impresiones previas. A esto lo llamamos «principio de copia». Las ideas son menos intensas o vívidas que las impresiones de las que derivan, como pueda ser el recuerdo que perdura en nuestra memoria de habernos quemado hace una semana. Son más vagas o difusas y se almacenan en la mente humana con la ayuda de la memoria. Las impresiones pueden ser de sensación (procedentes de la experiencia externa) o de reflexión (procedentes de la experiencia interna). Las ideas, a su vez, pueden ser simples o complejas. Las ideas complejas se forman por procesos asociativos a partir de otras ideas simples.

SUSTANCIA: La idea falsa de una entidad independiente

Para Hume, la idea de sustancia es una idea falsa, tanto si es concebida como algo material como si lo es como algo espiritual, dado que no se corresponde con ninguna impresión. La idea de sustancia es producto de nuestra imaginación y no es más que un conjunto de ideas simples unidas mediante la imaginación. Las leyes de asociación, bien por semejanza, contigüidad o causalidad, nos llevan a elaborar una idea compleja de sustancia, pero que es falsa porque no puede hacerse corresponder con ninguna impresión.

CAUSALIDAD: La relación entre causa y efecto

La causalidad ha sido entendida tradicionalmente como una «conexión necesaria» entre dos fenómenos. Sin embargo, según Hume, es imposible tener una impresión que se pueda hacer corresponder con esa «conexión necesaria». La causalidad debe ser redefinida en función de aquello de lo que sí tenemos realmente experiencia, es decir, la prioridad de la causa sobre el efecto, la contigüidad espacio-temporal y la «conjunción constante» entre causa y efecto. No hay certeza en la relación causal, sino tan sólo probabilidad. La crítica a la idea tradicional de causalidad lleva a Hume a una postura fenomenista y escéptica.

CUESTIONES DE HECHO / RELACIONES ENTRE IDEAS: Dos tipos de razonamiento

Según Hume, todos nuestros razonamientos pueden ser de dos tipos: los relativos a cuestiones de hecho y los que se refieren a relaciones entre ideas. La geometría, el álgebra y la aritmética tratan sobre relaciones entre ideas. Estos razonamientos nos llevan a conclusiones demostrativamente ciertas, como por ejemplo: «el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma del cuadrado de los dos lados de un triángulo» o «tres veces cinco es igual a la mitad de treinta». Este tipo de verdades no derivan de la experiencia y su contrario es imposible, puesto que implica contradicción. Sin embargo, los razonamientos referidos a cuestiones de hecho deben ser demostrados mediante la experiencia. Si decimos, por ejemplo, «el Sol no saldrá mañana», no es una proposición menos inteligible ni implica mayor contradicción que la afirmación de que «el Sol saldrá mañana».

FALACIA NATURALISTA: La imposibilidad de derivar juicios de valor de juicios de hecho

En la ética emotivista de Hume encontramos la base de lo que más adelante se llamará «falacia naturalista», es decir, la imposibilidad de derivar los juicios de valor a partir de los juicios de hecho. La falacia, es decir, el error lógico, consiste en pretender que las cualidades de lo bueno y lo malo son propiedades naturales inherentes o adheridas a los propios hechos. Nada más lejos de la realidad, según Hume. No hay nada en sí mismo bueno o malo moralmente. El juicio moral, por tanto, no deriva de la experiencia, sino de un sentimiento universal presente en la naturaleza humana, que nos lleva a aprobar o desaprobar ciertas acciones. Este sentimiento brota de la simpatía hacia el género humano.

FENOMENISMO: El conocimiento limitado a la experiencia

Según Hume, todo nuestro conocimiento deriva de la experiencia. Por lo tanto, no conocemos nada que esté más allá de la experiencia, no puede haber un conocimiento de una supuesta «cosa en sí misma». Tan sólo conocemos la realidad a partir de los datos de la experiencia, es decir, de nuestras impresiones, por lo que nuestro conocimiento del mundo es puramente fenoménico.

EMOTIVISMO ÉTICO: El fundamento de la moral en las emociones y sentimientos

Hume defiende que el fundamento de la moral no está en la razón (en contra de lo que defiende el intelectualismo moral), sino en nuestras emociones y sentimientos. La razón no puede fundamentar la moral porque: 1) no produce acciones, 2) no puede demostrar si algo es bueno o malo a partir de cuestiones de hecho y 3) habla de relaciones entre ideas, por lo que es una facultad insuficiente a la hora de fundamentar la moral.

ESCEPTICISMO DE HUME: La limitación del conocimiento humano

El escepticismo de Hume es una consecuencia de su crítica a la metafísica. El conocimiento humano tiene su origen en la experiencia y, basándonos en ella, no podemos llegar a conclusiones que tengan una validez ni universal ni necesaria. No hay certezas (salvo en el caso de la lógica y las matemáticas), por lo que nuestro conocimiento del mundo y de la realidad siempre será parcial y puramente fenoménico.

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