David Hume (1711-1776)
Introducción a la Filosofía de David Hume
En 1734, David Hume viajó a Francia, donde permaneció tres años y entró en contacto con el ambiente intelectual de La Flèche, lugar donde escribió su obra más importante: El Tratado de la Naturaleza Humana. Su filosofía busca establecer un espíritu de tolerancia que acabara con el fanatismo y la superstición religiosa, fenómenos que habían degenerado en guerras, persecuciones, condenas y matanzas en su época. La forma de lograrlo fue luchando tanto contra el dogmatismo de la escolástica, basado en la fe y en la autoridad, como contra el dogmatismo del racionalismo que la sustituyó, basado en una razón rígida e inmutable.
Para acabar con todo el dogmatismo, Hume realizará un estudio de la naturaleza humana, intentando mostrar sus límites. El sentido del escepticismo humeano es que la razón no puede darnos certezas absolutas, pero es una razón suficiente para aventurar todas nuestras conclusiones con desconfianza y modestia.
Teoría del Conocimiento en Hume: ¿Cómo Conocemos?
Todo conocimiento procede de los sentidos. Su punto de partida para el conocimiento son las percepciones; por tanto, si no las conocemos, no podemos llegar al conocimiento. Hume nos propone un empirismo radical: no hay conocimientos innatos; solo tenemos percepciones de la realidad, que pueden ser de dos tipos:
- Impresiones: Se caracterizan por su fuerza y vivacidad. Son las percepciones directas e inmediatas que recibimos a través de los sentidos (sensaciones, emociones, pasiones).
- Ideas: Son copias o imágenes debilitadas de las impresiones, menos vívidas y basadas en el orden. Se forman a partir de las impresiones y son el material de nuestro pensamiento.
Las percepciones se refieren a todo aquello que vemos y podemos sentir en un momento determinado. Las ideas, por tanto, son las copias de las impresiones, y su orden es esencial: primero tenemos las impresiones y a partir de ellas llegamos a las ideas. Impresiones e ideas son los dos únicos elementos del conocimiento. (Hume no postula certezas absolutas).
Elaboración del Conocimiento: Facultades de la Mente
Con estos dos elementos (impresiones e ideas), la mente elabora el conocimiento mediante tres facultades o principios:
- Imaginación y Memoria:
- La imaginación nos permite combinar y guardar percepciones, creando ideas complejas.
- La memoria nos permite recordar impresiones pasadas, convirtiéndolas en ideas que son menos vívidas que las impresiones originales.
- Capacidad de Asociación: Nos permite crear ideas complejas a partir de ideas simples. Estas ideas complejas pueden ser ciertas o no.
- Principios Asociativos: Son las leyes por las que la mente conecta las ideas. Los principales son:
- Semejanza: Una idea nos lleva a otra similar.
- Contigüidad: Ideas que aparecen juntas en el espacio o el tiempo tienden a asociarse.
- Causa-Efecto: La observación de una sucesión constante nos lleva a esperar un efecto tras una causa.
Este es el conocimiento que adquirimos para vivir, es decir, para desenvolvernos en la vida cotidiana.
Tipos de Conocimiento según Hume
A partir de todo esto, la mente es capaz de generar dos tipos de conocimientos:
- Razonamientos (Relaciones de Ideas):
- Es un tipo de conocimiento en el que el predicado está incluido en el sujeto, lo que implica que no añade información nueva.
- Son verdades necesarias, ya que su negación es imposible.
- Por tanto, este tipo de conocimiento no amplía nuestro conocimiento de la realidad.
- Este modelo de conocimiento no tiene validez empírica, por tanto, es una tautología. (Ejemplos: lógica, matemáticas).
- Conocimiento de Hechos (Cuestiones de Hecho):
- Se basa en la experiencia del mundo.
- Para determinar la verdad o falsedad de cualquier enunciado de este tipo, es necesario recurrir a lo que sucede en el mundo.
- Estos enunciados no son necesarios, sino contingentes, y sí amplían nuestro conocimiento del mundo (ya que nos proporcionan información sobre lo que ocurre).
- En este caso, el predicado no está contenido en el sujeto.
- Es el único conocimiento que podemos calificar de verdadero o falso, y es nuestro único conocimiento válido para la experiencia.
Crítica a la Idea de Causalidad: Creencia, Hábito y Costumbre
Si aplicamos rigurosamente el principio de copia (que toda idea proviene de una impresión), observamos que tenemos la impresión de la causa (por ejemplo, poner una llama debajo de un recipiente de agua fría) y la impresión del efecto (el agua se calienta), pero no poseemos ninguna impresión que se corresponda con esa conexión necesaria entre ambos acontecimientos.
Basándonos en nuestra experiencia, lo único que observamos es una sucesión constante en el pasado: siempre que se dio el primer fenómeno (causa), sucedió también el segundo (efecto). Sin embargo, pasar de una sucesión constante a una conexión necesaria es una suposición incomprobable, pues nada nos garantiza que esa misma asociación de fenómenos volverá a repetirse necesariamente.
Podemos así extraer dos conclusiones fundamentales:
- La causalidad se reduce a una forma de asociación de ideas basadas en el hábito y en la costumbre. Es el hábito, la costumbre de ver sucederse dos fenómenos lo que nos lleva a creer que uno es la causa del otro.
- El conocimiento de hechos futuros no es propiamente conocimiento, sino suposición y creencia. Esto no implica que no estemos absolutamente ciertos de los mismos, pero esta certeza se presenta ahora matizada: no proviene de la razón (del conocimiento), sino del hábito y de la costumbre de haber observado que siempre que ocurre lo primero, sucede lo segundo.
Crítica a la Metafísica
Crítica a la Idea de Mundo Exterior
Hume critica la inferencia causal por la que Locke afirma la existencia de los cuerpos como una realidad distinta y exterior a las impresiones o sensaciones. Afirmar que existe una realidad extramental como causa de nuestras impresiones es una inferencia inválida, ya que no va de impresión a impresión, sino de esta a algo de lo cual no tenemos experiencia (la realidad extramental). Por lo tanto, es injustificable la creencia en una realidad exterior distinta de nuestras impresiones apelando a la causalidad.
Crítica a la Idea de Dios
Hume defenderá una postura agnóstica: la existencia de Dios no se puede demostrar racionalmente, así como tampoco se puede demostrar su no existencia. En contra de algunos de sus críticos, él no era ateo.
El fenomenismo de Hume: Ahora que la realidad exterior (Locke) y Dios (Berkeley) no son objetos de los que podamos afirmar su existencia racionalmente, ¿de dónde provienen nuestras ideas? Hume afirma que: no lo sabemos ni podemos saberlo. Contestar esta pregunta es pretender ir más allá de nuestras impresiones, y estas son el límite de nuestro conocimiento. Tenemos impresiones; no sabemos de dónde proceden, y eso es todo.
Crítica a la Idea del ‘Yo’
Hume critica la existencia del ‘yo’ como algo diferente de los actos del pensamiento, de las impresiones e ideas. El ‘yo’ como sustancia, como sujeto de los actos psíquicos, no puede justificarse por una intuición, ya que solo tenemos intuición de nuestras impresiones e ideas, y estas se suceden unas a otras ininterrumpidamente. Del ‘yo’ no tenemos impresión alguna; por lo tanto, no podemos conocer su existencia.
Fenomenismo y Escepticismo Moderado
Las tres sustancias cartesianas (mundo, yo y Dios), por tanto, no pueden ser conocidas. La realidad, por consiguiente, queda reducida a impresiones, a meros fenómenos. Esta posición fenomenista parece conducir al escepticismo, no al tradicional (que se contradice con la vida cotidiana), sino a un escepticismo moderado, que lleva directamente a la tolerancia. Esto se debe a que, al no estar seguros de ningún conocimiento absoluto, debemos mantener la libertad de acción y de pensamiento en nuestros comportamientos y actitudes. Por otra parte, este escepticismo también debe servir, al iniciar una investigación filosófica, para, en la medida de lo posible, librarnos de prejuicios y alcanzar la imparcialidad.