Análisis comentario de texto del discurso del método de Descartes

3. Justificación del texto desde la posición Filosófica del autor

II:


JUSTIFICACIÓN. Al tratar sobre el papel de las matemáticas Como modelo del nuevo método, es lógico desarrollar el pensamiento de Descartes En su LÍNEA ONTO-EPISTÉMICA, centrándonos especialmente en la parte que se refiere Al método cartesiano. EL MÉTODO CARTESIANO

El pensamiento de Descartes inicia una Corriente central de la Filosofía del Siglo XVIII conocida como Racionalismo. Tiene Como caracteres fundamentales la confianza plena en la razón como único camino Para explicar la realidad, critica radicalmente el valor del conocimiento Sensible y de la experiencia; admite la existencia de dos instrumentos que Ayudan a la razón: las ideas innatas y la intuición intelectual. Nos Centraremos en la parte segunda del Discurso del Método a la que se refiere el texto.
Descartes se encuentra con dos elementos contrarios: de una parte, el Escepticismo con el que culmina el Renacimiento. Su solución es clara: hay que Aprovechar los valores de la nueva Ciencia para superar ese escepticismo. Eso Implica construir un método nuevo basado en la certidumbre de las matemáticas. El Nuevo método debe centrarse ante todo en alcanzar CERTEZAS, es decir, permitir Un sistema de verdades en el que nada se dé por supuesto.

Además, el Método cartesiano quiere ser UNO SÓLO, frente al planteamiento aristotélico que Consideraba que cada objeto tenía que tener su propio método.

El centro De este nuevo método son un conjunto de reglas fáciles que desarrollan el Método expuesto en la escuela de Padua, usado por Galileo, que se denominaba Método resolutivo-compositivo. El método tiene cuatro reglas fundamentales:

– REGLA DE LA PREVENCIÓN O EVIDENCIA: Sólo se aceptará como Verdadero aquello que conozca evidentemente que lo es.

– REGLA DEL ANÁLISIS: dividir un problema en tantas partes como sea posible. La mente será capaz de encontrar un principio simple e indudable por medio de La intuición racional.

– REGLA DE LA SÍNTESIS: A partir de esa verdad simple e indudable, se Trata de reconstruir el conocimiento usando la deducción.

– REGLA DE LA ENUMERACIÓN. Para evitar cualquier error, es preciso no dar Pasos en falso. Por eso, como cierre, el método exige volver a repasar todo lo Realizado para encontrar posibles errores.

Su primer Valor es la irrebatibilidad. La verdad captada matemáticamente tiene una Claridad y una fortaleza extraordinaria. Las matemáticas aportan claridad, Orden y certeza. Es el momento de salir de ese ámbito más reducido e intentar Aplicar esas reglas a todo el conjunto del saber. Es lo que Descartes realizará En la parte cuarta y que aquí sólo podemos reducir brevemente: usando las Reglas en la metafísica, comenzará dudando de todos los conocimientos que hasta Ese momento había usado: los sentidos, las demostraciones racionales y la Experiencia. Con ello concluye que no hay ningún conocimiento que no pueda someterse A la duda, pero a la vez, advierte que no puede dudar de su propia existencia. Este principio, el cógito, será la base de la nueva filosofía que –tras la Demostración de la existencia de Dios- le permitirá recuperar la realidad, al Menos las relaciones y proporciones de las que nos habla el texto, y que darán Lugar a la “res extensa”.

IV:


JUSTIFICACIÓN: el tratamiento de la existencia de Dios como Base de la nueva metafísica nos sitúa claramente en la LÍNEA ONTO-EPISTÉMICA Del pensamiento de Descartes.

LA DUDA Y SU RESOLUCIÓN. Nos vamos a centrar en el pensamiento cartesiano Tal como aparece en la parte cuarta del Discurso del Método. En la parte Segunda del Discurso, Descartes ha planteado como debe ser el nuevo método, Cuáles son sus cuatro reglas fundamentales y cómo las matemáticas son el modelo Idóneo para el uso del método. Ahora, en la parte cuarta aplica esas mismas Reglas a la metafísica. Como recordamos, la regla primera, el precepto de Evidencia, indicaba que sólo se podían admitir aquellos conocimientos que Fuesen ciertos e indudables. Se trata de dudar de todas las verdades que se han Propuesto hasta ahora para ver si son ciertas, es decir, si soportarían los Argumentos de un escéptico. Ir verdad por verdad sería un proceso inacabable, Por eso, Descartes prefiere dudar de las facultades en las que se originan esos Conocimientos para ver si alguna es indudable. En el Discurso, Descartes centra Su duda en tres aspectos que ampliará en obras posteriores: los sentidos no dan Siempre información correcta. Es posible que se equivoquen siempre. No pueden Ser la base. Lo mismo les ocurre a las demostraciones racionales. A mí me Parecen ciertas, pero a hombres menos inteligentes que yo no les parecen Demostradas. Las demostraciones implican pasos y no son evidentes. En tercer Lugar, mi experiencia me parece correcta, pero en los sueños sucede lo mismo y No son verdaderos. De este modo, parece que todo el contenido objetivo de mi Conocimiento está sometido a la duda, pero la duda es vencida. Por más falso Que sea el contenido de mi conocimiento, tiene que existir necesariamente Alguien que lo esté pensando. Cogito, ergo sum; pienso luego existo. Descartes Examina lo que conoce y advierte que está seguro de que existe como ser Pensante, como realidad espiritual, no como cuerpo, puesto que este se conoce Por los sentidos y es dudoso. De este modo, llega a la conclusión de que está Compuesto por dos sustancias totalmente diferentes entre sí: una indudable y Otra dudosa. El espíritu es independiente del cuerpo, mucho más seguro que él y No precisa del cuerpo para existir. Esto provocará uno de los grandes problemas Del Racionalismo: la comunicación entre las dos sustancias. Convierte esos dos Caracteres en los criterios de la certeza. Descartes advierte que hay otra idea:
La de Dios presente en su mente. No puede ser ficticia (es la idea de un Ser perfecto y él no lo es); tampoco es una idea adventicia (no procede de la Experiencia). Si Dios existe como ser bueno e inteligente, entonces garantiza La veracidad de mis ideas. Se propone entonces demostrar su existencia. Lo hace De tres modos:

a) Si tengo La idea de un ser perfecto, debe haberla puesto en mí algo tan perfecto la Idea. Pero eso sólo puede ser Dios. Dios tiene que existir si tengo una idea de él.

b) Yo existo, Pero no soy perfecto, luego no puedo existir por mí mismo. Debo haber sido Creado por un ser más perfecto que yo. En última instancia, debe existir un ser Perfecto que sea causa de mí y de lo demás que exista.

c) Cualquiera aceptaría la definición de que Dios es el ser más perfecto que se Puede concebir. Pero si no es existente, entonces no podría ser el ser más Perfecto que puede concebirse. Con lo cual, debe existir. Dios como ser Perfecto y veraz garantiza la coherencia interna de mis ideas claras y Distintas. Es el sustento gnoseológico de la objetividad de mi conocimiento, Sin el que no puedo salir del cogito. El resto de los conocimientos propios de La sensibilidad están sometidos a los defectos de ésta. De este modo, parecen No proceder de nosotros ni de Dios (por lo cual es muy posible que exista, pero No real. La certeza sólo alcanza a los elementos matemáticos que pone mi razón En la experiencia. Es la tercera sustancia, llamada por Descartes res extensa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *