La Epistemología Kantiana: Razón Teórica y Práctica
Kant dedujo que la razón no solo se aplica al conocimiento, sino también a la acción. La razón nos ayuda a conocer y a guiar la acción. Por ello, Kant distinguió entre la razón teórica, dedicada al conocimiento, y la razón práctica, orientada a la moral y la acción.
Una Cuestión Fundamental: El Problema del Conocimiento en Kant
La filosofía predominante en la Alemania de su época era el racionalismo académico de Christian Wolff. Sin embargo, David Hume la había cuestionado profundamente. Kant se encontraba en una encrucijada entre la tradición en la que había sido educado y las nuevas perspectivas abiertas por Hume.
Mientras los racionalistas defendían la primacía de la razón, con contenidos innatos y la posibilidad de un conocimiento universal y necesario, los empiristas sostenían que todo conocimiento proviene de la experiencia, siendo, por tanto, particular, contingente y meramente probable. Kant, insatisfecho con la exclusividad de ambas posturas, formuló su pregunta central: ¿Cómo es posible el conocimiento?
Su respuesta integró elementos de ambas corrientes. Los empiristas acertaban al afirmar que sin experiencia no hay conocimiento; y los racionalistas no se equivocaban al señalar que no todo se basa exclusivamente en la experiencia. El ser humano no es un mero receptor pasivo de información; por el contrario, es un agente activo que construye su propia imagen del mundo. Nuestra propia constitución cognitiva nos permite comprender lo que nos rodea.
El Giro Copernicano de Kant en la Epistemología
Ante la dificultad de explicar el valor universal y necesario de la ciencia si el sujeto se limitaba a adaptarse pasivamente a los objetos, Kant propuso un cambio de perspectiva: el conocimiento es universal y necesario porque el sujeto impone sus propias estructuras a priori al objeto, y no al revés. Lo que a menudo se confunde con propiedades inherentes a los objetos son, en realidad, las formas de nuestra propia sensibilidad y entendimiento.
Debido a la centralidad que Kant otorgó al sujeto y a las formas a priori en el proceso del conocimiento, su filosofía es conocida como idealismo trascendental. Se denomina idealismo porque el conocimiento es posible gracias a las estructuras mentales del sujeto, y trascendental porque estas estructuras son universales y a priori, es decir, preexisten a la experiencia y la hacen posible, trascendiendo así los casos particulares.
La Posibilidad de la Ciencia en la Crítica de la Razón Pura
Kant consideró necesario encontrar la manera de validar y legitimar los procesos que la ciencia estaba experimentando en su época. Este fue uno de los objetivos por los que escribió su obra cumbre: Crítica de la Razón Pura.
Los argumentos científicos se construyen a partir de relaciones entre enunciados o juicios. Para determinar si un conocimiento es universal y necesario, es fundamental analizar si los juicios que lo componen cumplen con estas características. Con este fin, Kant elaboró una exhaustiva teoría de los juicios, estableciendo las condiciones bajo las cuales pueden considerarse científicos.
Requisitos de los Juicios Científicos
Un juicio, en su esencia, constituye la atribución de cualidades o propiedades a un sujeto determinado. Para que sea científico debe cumplir dos requisitos:
- Ser extensivo: debe ampliar nuestro conocimiento del mundo, añadiendo información nueva.
- Ser universal y necesario: debe ser válido en cualquier circunstancia y momento, sin excepción.
La Posibilidad de la Metafísica: Límites de la Razón Pura
La metafísica, según Kant, se ocupa de las ideas trascendentales (Dios, alma, mundo) como si estas tuvieran un referente o correlato directo en la realidad fenoménica. El problema surge cuando estas ideas, que deberían ser meros principios reguladores del entendimiento, se conciben erróneamente como realidades últimas que otorgan sentido y finalidad.
Al proceder de este modo, la metafísica cae inevitablemente en falacias y contradicciones. Estas antinomias y engaños demuestran el uso ilegítimo e inapropiado de las ideas trascendentales fuera de los límites de la experiencia posible.
La Ambición de la Razón y el Noúmeno
Kant identifica en esta práctica la ambición desmesurada de la razón, que pretende ir más allá del ámbito de los fenómenos (lo que se nos aparece) para acceder a la realidad en sí o noúmeno. Este paso es, para Kant, ilegítimo, ya que el noúmeno es intrínsecamente inaccesible para el conocimiento humano; constituye el límite de aquello que podemos conocer. La metafísica, al intentar superar este límite, se extravía.
La Metafísica como Tendencia Natural
Precisamente esta transgresión de los límites es lo que condena a la metafísica como ciencia. Sin embargo, para Kant, aunque la metafísica no pueda ser una ciencia, responde a una tendencia natural e ineludible en el ser humano: la de buscar principios cada vez más generales y unificadores que den sentido a la totalidad de la experiencia.
El Destino de las Ideas Trascendentales: Razón Práctica
En definitiva, la metafísica no es una ciencia ni llegará a serlo nunca en el sentido estricto del término. Cuestiones fundamentales como la libertad personal, la inmortalidad del alma o la existencia de Dios jamás podrán ser demostradas o refutadas por la razón pura o teórica. La razón pura o teórica, en su función de fuente de conocimiento, no tiene la capacidad de resolver estas cuestiones. Desde la perspectiva del conocimiento, solo se puede justificar una posición agnóstica respecto a ellas.
No obstante, el ser humano no se limita únicamente a conocer. Estas ideas trascendentales, que son problemáticas para la razón teórica, encuentran su lugar natural y su justificación en el ámbito de la razón práctica, es decir, en la moral y la acción.
Vocabulario Clave de la Filosofía Kantiana
Empirismo
Proviene de la palabra griega empeiría, que significa «experiencia» o «conocimiento obtenido a partir de la experiencia». Este término puede emplearse de dos maneras diferentes:
- En un sentido amplio, designa una actitud filosófica (la defensa de la importancia y validez de la experiencia) común a muchas tendencias, como el aristotelismo, el epicureísmo o el nominalismo.
- En un sentido estricto, se restringe a una corriente filosófica concreta: la que se desarrolló en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII.
Emotivismo Moral
La postura que considera que los sentimientos son la base de nuestras acciones y de nuestros juicios morales se denomina emotivismo moral. Esta corriente se opone frontalmente a una larga tradición ética que se inició con Sócrates. El emotivismo se sitúa en el reverso de las teorías intelectualistas, las cuales sostienen que la acción correcta o buena pasa por un conocimiento previo de la bondad y que el bien es un requisito imprescindible de la acción virtuosa. El emotivismo, en cambio, sostiene principios éticos radicalmente distintos.
Estética
Proviene del término griego aísthesis, que significa «sensación» o «sensibilidad». Posteriormente, por extensión, se utilizó para referirse a la disciplina filosófica encargada de estudiar y analizar la belleza natural y artística, así como los fundamentos del arte.
Analítica
Término que, en la filosofía kantiana, hace referencia a la función que cumple el entendimiento: analizar, agrupar e interpretar las impresiones que nos proporciona la sensibilidad.
Dialéctica
Término muy antiguo que ha sido usado en múltiples sentidos a lo largo de la historia de la filosofía. Kant, siguiendo una larga tradición, lo emplea en un sentido negativo, asociándolo a la lógica de la apariencia y la ilusión. Es comprensible que Kant dé este nombre a la sección de su obra donde se analiza la razón pura en su uso trascendente, ya que esta facultad cae en engaños e ilusiones cuando traspasa los límites del conocimiento posible en su búsqueda de principios últimos y generales.