Explorando la Filosofía de la Edad Moderna: Corrientes, Pensadores y Debates Clave

El Contexto Histórico y Científico de la Edad Moderna

La Edad Moderna transcurre desde el siglo XV hasta la Revolución Francesa en la segunda mitad del XVIII. Los cambios producidos durante el siglo XIV alumbraron un nuevo periodo, el Renacimiento, que se caracteriza por el interés hacia la Antigüedad clásica, el antropocentrismo (frente al teocentrismo medieval) y la separación entre razón y fe.

Esta nueva concepción del conocimiento puso a la ciencia en un lugar central, cuyo éxito se basó en una visión utilitarista (al servicio de la satisfacción de las necesidades humanas) y en la aplicación del nuevo método experimental diseñado por Galileo.

La nueva ciencia, que supuso una verdadera revolución científica, fue iniciada por Copérnico, continuada por Kepler y Galileo, y culminada por Newton. Esta acabó con la imagen aristotélico-tomista del universo y constituyó el triunfo del heliocentrismo —frente al geocentrismo medieval— y del mecanicismo.

Debates Filosóficos Centrales de la Edad Moderna

En el ámbito filosófico, dos cuestiones concentran el debate principal de la Edad Moderna:

  1. La primera de ellas es relativa al conocimiento: su origen y límites. Esta cuestión aglutina la disputa entre las dos grandes tendencias: el racionalismo y el empirismo.
  2. La segunda es el problema político, en torno al origen y finalidad del Estado.

El Problema del Conocimiento: Racionalismo vs. Empirismo

En relación con la primera de las cuestiones, los racionalistas (como Descartes y Spinoza) contrastan con los empiristas (como Locke y Hume) en los siguientes aspectos:

  • Confianza racionalista en la razón como fuente de conocimiento, frente a la experiencia en el empirismo.
  • Innatismo racionalista y método deductivo, frente al rechazo empirista del innatismo y la defensa del inductivismo.
  • Evidencia intelectual racionalista como criterio de verdad, frente a la percepción sensible empirista.
Descartes y el Racionalismo

Descartes ideó un método para descubrir la verdad, prescindiendo de toda la tradición anterior. La primera regla obliga a dudar hasta alcanzar una primera verdad indubitable, una idea clara y distinta: el cogito o»pienso, luego exist». Esta verdad afirma la existencia de ideas innatas, entre las cuales se encuentra la idea de Dios. Dios le permite superar la hipótesis del Genio Maligno y establecer tres tipos de realidades: el yo (o alma), el mundo y Dios.

Locke, Hume y el Empirismo

Frente a la razón cartesiana, un empirista como Locke realiza un examen crítico de las posibilidades del entendimiento y considera que el origen del conocimiento es la experiencia. Aunque aplica el principio de causalidad, admite la existencia de las tres sustancias: alma, mundo y Dios.

La crítica que Hume hizo de este principio llevó al rechazo de estas tres ideas metafísicas y a la radicalización del empirismo, desembocando en un escepticismo y un fenomenismo (todo aquello de lo que podemos tener conocimiento son experiencias).

El Problema Político: Origen y Finalidad del Estado

Respecto al segundo foco de interés —el origen, naturaleza y límites del Estado—, Maquiavelo había abordado estos temas postulando un realismo pragmático que separa ética de política y se aleja de las utopías.

Posteriormente, Montesquieu defendió la separación de poderes como forma de limitar el poder del monarca absoluto.

El Contractualismo: Hobbes, Locke y Rousseau

Después de Maquiavelo, el pensamiento político se concentra en torno al concepto de contractualismo, que comparten Hobbes, Locke y Rousseau. El Estado tiene su origen en un pacto entre los hombres mediante el cual abandonan un hipotético estado primitivo y constituyen la sociedad civil.

  • Para Hobbes, la finalidad del Estado es garantizar la seguridad.
  • El liberalismo de Locke confiere al Estado la potestad de garante de los derechos naturales, sobre todo el derecho a la propiedad privada.
  • Rousseau reviste una importancia esencial por cuanto el concepto de voluntad popular puede interpretarse como un claro precedente de los sistemas democráticos actuales.

La Síntesis Kantiana: Moral y Razón Crítica

En el plano moral, fundamento de la conducta, Kant supuso la superación del racionalismo y el empirismo. La filosofía de Kant expresa la exigencia de someterlo todo al análisis crítico de la razón.

Kant comparte con los ilustrados ideales y valores como la confianza en el progreso humano, el concepto ilustrado de razón, el deísmo y la religión natural.

El criticismo kantiano se desarrolla en torno a la pregunta:»¿Qué puedo conocer». Su respuesta consiste en afirmar que todo lo que conocemos tiene su límite en la experiencia (coincidiendo con el empirismo y contra el racionalismo), pero no todo procede de la experiencia (frente al empirismo), pues existen unas estructuras a priori —independientes de la experiencia— que permiten formular conocimientos científicos. Este giro niega la metafísica como conocimiento, pues va más allá de la experiencia.

Aplicado a la ética, responde a la pregunta:»¿Qué debo hacer». Propone una moral racional, autónoma, formal o a priori —frente al emotivismo de Hume— y fundada en el imperativo categórico del deber.

Legado de la Filosofía Ilustrada

Finalmente, la filosofía política ilustrada se sitúa en la exigencia de un cambio sociopolítico que impulse la libertad como garantía de progreso. Esta exigencia posibilitó la Revolución Francesa.

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