Relación entre Razón y Fe: San Agustín y Santo Tomás de Aquino

Razón y Fe según San Agustín de Hipona

San Agustín de Hipona da prioridad a la fe sobre la razón y destaca la utilidad de la filosofía en dos sentidos:

  • Nos ayuda a adquirir un modo riguroso de pensar y hablar.
  • La filosofía debe penetrar en los enunciados de la fe.

Esta vinculación se expresa en dos máximas:

  • Crede ut intelligas: Hay que creer para entender y usar adecuadamente la razón. Para comprender a Dios y todo lo creado es necesaria la admisión de los dogmas cristianos.
  • Intellige ut credas: Entiende para creer. La fe no debe ser ciega, sino que tiene que apoyarse en el discurso racional, ya que este, si es correcto y no se aparta de la verdad, estará en acuerdo con la fe.

La función de la filosofía era aclarar, pero no describir la verdad, porque esta era dada a través de la revelación. Por eso, la función de la filosofía era demostrar que la verdad, ya poseída, era necesaria, solo por el placer intelectual de ver la verdad a la luz de la razón.

Razón y Fe según Tomás de Aquino

Tomás de Aquino reconoce que la filosofía, como saber humano, tiene autonomía propia. Esta adquiere el carácter de sierva solo cuando la razón humana pretende acceder a niveles más elevados de la sabiduría, iluminada por la fe. En el capítulo 1, declara que es función del sabio la búsqueda de la verdad y la repulsa del error. Sabio es el que centra su investigación en el conocimiento de la verdad suprema, que es principio y fin universal de toda realidad y solo puede encontrarse en el mismo Dios. Se puede acceder a ella por la vía racional, pero con riesgo de caer en el error, lo que hace necesaria la revelación divina para el hombre.

Para Tomás de Aquino no puede haber conflicto entre las verdades porque todas proceden de Dios, y concibe las verdades en tres tipos:

  1. Verdades asequibles para el hombre por el uso de la razón, cuyo conocimiento no interviene en la salvación.
  2. Verdades reveladas, pero que son probables por la razón humana.

La Existencia de Dios y las Ideas Ejemplares según San Agustín

San Agustín prueba la existencia de Dios a partir del alma humana y su conocimiento. Nosotros poseemos verdades eternas, inmutables y necesarias. Percibimos esas verdades que San Agustín denomina Ideas Ejemplares. Hay que buscar las causas proporcionadas, y esas causas solo las da Él, la Verdad subsistente. Luego, está fuera de toda duda que Dios existe.

Podemos resumir a Dios así:

DIOS es, en primer lugar, Realidad suprema y causa creadora de todo y fuente de todo lo real; es absolutamente simple y espiritual, pero en su simplicidad posee en plenitud todas las perfecciones; es infinito, eterno e inmutable; es pensamiento supremo y fuente de todo pensamiento, verdad e inteligibilidad. Dios es voluntad suprema, bondad infinita, amor, sustancia, santidad máxima y principio del orden moral.

Dios ha creado el mundo por medio del Verbo eterno y defiende el origen del mundo por la creación Ex nihilo, donde Ex nihilo significa «sin presuponer nada». La razón de la creación es la bondad divina. Dios es bueno y no podía dejar que una creación buena permaneciera en la nada. Eso significa que toda cosa es buena en sí misma; que todo lo que es, es bueno. Él ha creado el mundo libremente; la creación es un acto de la voluntad divina. Todo lo creado ha tenido un comienzo; el tiempo mismo, igual que el espacio, es criatura. Luego, no hay tiempo antes de la creación del mundo. Antes de la creación solo existía Él. La doctrina de la creación excluye la del eterno retorno. Además de las cosas creadas completas en el momento de la creación, Dios creó otras en estado germinal, preformadas: son las semillas primordiales de todos los seres vivos futuros, tanto vegetales como animales. Él ha creado el mundo «en cinta», puesto que lo que va a ser ya es. Esta doctrina afirma que todo estaba creado.

La Existencia de Dios: Las Cinco Vías de Santo Tomás de Aquino

Primera Vía: Parte de la constatación empírica del movimiento. La existencia de realidades cambiantes en el mundo es innegable. Todo lo que se mueve es movido por otro. La explicación del movimiento hace pensar en una serie de motores móviles que van accionando unos a otros. Y, dado que ese proceso no puede ser infinito, es necesario admitir la existencia de un primer motor inmóvil: Dios.

Segunda Vía: Se basa en la causalidad eficiente. En el mundo podemos observar series de efectos y causas que, a su vez, son producidas por otras, pues nada puede ser causa de sí mismo. Como tales series no pueden prolongarse de manera infinita, todo hace pensar en la existencia de una causa primera incausada que es DIOS.

Tercera Vía: Toma su punto de arranque de la contingencia de los seres mundanos. Los seres contingentes no tienen en sí mismos la razón de su existencia. Esta solo puede venirles de algún ser necesario. En caso contrario, cada ser dependería de otro, y este de otro, y así sucesivamente, encontrándonos abocados a una cadena infinita imposible a todas luces. Por ello, ha de inferirse la existencia de un ser absolutamente necesario al que todos llaman DIOS.

Cuarta Vía: Se fundamenta en los diversos grados de perfección en las cosas. La verdad, la nobleza y otras perfecciones no se hallan repartidas por igual en los distintos seres del mundo, sino que se admiten diversidad de grados. Pero la gradación en las perfecciones implica relación a la perfección absoluta. Luego, existe el ser absolutamente perfecto.

Quinta Vía: Se basa en el orden que se aprecia en el universo. La fuerza de la argumentación arranca de considerar que este orden que el cosmos no se ha podido dar a sí mismo y que se manifiesta incluso en los seres no inteligentes, exige la existencia de una inteligencia ordenadora suprema.

La Esencia de Dios en Tomás de Aquino

La creación es ex nihilo (de la nada). La creación es libre: Dios no carece de nada por el hecho de que el mundo no existiera; la existencia de las criaturas es absolutamente contingente. Dios es el ser necesario, dado que su esencia implica su existencia: Dios, a diferencia de cualquier otra criatura, no puede ser pensado sin pensarlo como existente. Por otra parte, las criaturas son contingentes. Estos dos conceptos, lo que las cosas son y el hecho de que existan, son interpretados, sin embargo, con los conceptos aristotélicos de potencia y acto. En la esencia hay potencialidad en cuanto que hay posibilidad de existir. La existencia es la actualidad de esa posibilidad de la esencia, es el acto de la esencia. Al definir a Dios como acto puro, lo que hacemos es indicar la identidad en Él de esencia y de existencia. La existencia de los seres creados es contingente, pues a pesar de que existen, podrían no existir. Las criaturas finitas participan del ser creador infinito.

A continuación, veremos cinco pruebas que permiten probar la existencia de Dios:

  • Por la vía de la negación: Excluyendo de Dios las imperfecciones observadas en los seres creados, para acceder a lo poco que podemos conocer de los atributos divinos. Saber que Dios es absolutamente simple, pues cualquier tipo de composición denota imperfección; perfecto, dado que al no darse en Él mezcla de potencia es un acto puro; y uno, tal como lo exige su simplicidad, su perfección infinita y el orden de todo el mundo en torno a un único principio.
  • Por la vía de la analogía: Afirmamos respecto a Dios todo lo que reconocemos como positivo en las criaturas, pero elevándolo al grado máximo. Así, diremos que Dios es absolutamente bondadoso, absolutamente libre; que lo puede todo; que posee entendimiento y voluntad infinitos. Si se dan en las criaturas tales perfecciones, es impensable que el creador carezca de ellas, que la causa esté desprovista de las perfecciones.

Conceptos Clave

Razón: Una de las dos vías para alcanzar la verdad. Procede del conocimiento sensible, por tanto, es competente en el estudio natural, pero incapaz en el estudio sobre Dios. Es decir, se pueden saber ciertas cosas mediante la fe, pero no todo, porque Dios es conocimiento superior.

Verdad: Hay dos tipos de verdades: la verdad intelectual y la moral, las cuales proceden de Dios. Hallar la verdad es ver toda la verdad del mundo y nosotros mismos, y ninguna de estas tenía contradicción porque procedían de la misma raíz, es decir, Dios, y todo lo de Dios no tiene contradicción.

Fe: Se basa en los textos sagrados escritos por Dios. Él nos comunica mediante revelación, y esto es con el fin de la salvación, que nosotros mismos no seríamos capaces de alcanzar. Las verdades encontradas por la ley son suprarracionales y superiores a la razón.

Bienes Espirituales: Son aquellos eternos e inmutables. El principal que vamos a apreciar es la salvación, y esta nos proporciona la felicidad, la cual será concedida por Dios. Por eso, el bien espiritual es sentirse lleno espiritualmente, y lo fundamental es que seremos mejores.

DIOS: Es, en primer lugar, Realidad suprema y causa creadora de todo y fuente de todo lo real; es absolutamente simple y espiritual, pero en su simplicidad posee en plenitud todas las perfecciones; es infinito, eterno e inmutable; es pensamiento supremo y fuente de todo pensamiento, verdad e inteligibilidad. Dios es voluntad suprema, bondad infinita, amor, sustancia, santidad máxima y principio del orden moral.

Ley Natural según Santo Tomás

Santo Tomás llama ley natural a una ley accesible a la razón y que coincide con la divina. Es decir, es la proyección en el mundo de la ley eterna divina, deducible racionalmente de las tendencias esenciales de la naturaleza humana en tres niveles:

  • La tendencia en el ser humano a mantenerse en la existencia, fundamentalmente normas morales de cuidado del cuerpo y la salud, así como la prohibición del suicidio.
  • En el hombre encontramos la tendencia natural, de la que se derivan racionalmente obligaciones morales respecto a la sexualidad y el cuidado y educación de los hijos.
  • En su misma racionalidad se funda la tendencia al conocimiento de la verdad, así como la tendencia a la vida social, que requieren leyes que se refieren a la justicia.

Por tratarse de algo connatural a los seres racionales, esta ley es universal, dado que la naturaleza humana es siempre la misma. El principio genérico implica perseguir el bien y rechazar el mal. Sin embargo, no es suficiente para que se obre moralmente bien conforme a sus principios evidentes. Las principales virtudes son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Han de ser evitados los malos hábitos operativos, es decir, los vicios.

Política

Otra exigencia es la convivencia social porque no somos autosuficientes. Se requiere dirección y gobierno, cuyo poder es de origen divino. También se dan casos de tiranía de los gobernantes; tal abuso debe ser evitado y combatido. Todos los preceptos y normas que no están en la ley natural entran en el ámbito de la ley positiva. Las leyes positivas obligan moralmente en conciencia. Para ser justas, no pueden entrar en contradicción con la ley natural, han de constituirse. En el caso de que una ley positiva contravenga los postulados de la ley natural, ya no tienda al bien común, es lícito desobedecerla e incluso oponerse a ella porque deja de tener carácter de ley.

Influencia de Aristóteles en Tomás de Aquino

Aquino recoge las siguientes ideas aristotélicas:

  • La teoría aristotélica del movimiento, definición de potencia y acto, y clasificación del movimiento en cambio sustancial y cambios accidentales.
  • La composición hilemórfica de las sustancias naturales: son compuestas de materia y de forma.
  • La teoría de las cuatro causas, con la consiguiente interpretación teológica de la naturaleza.

Teoría: Tomás de Aquino acepta la demostración aristotélica de Dios basándose en el movimiento como paso de potencia a acto. Esta demostración constituye la primera de las cinco vías.

  • En cuanto a la manera de concebir a Dios, acepta la teoría aristotélica que lo define como acto puro, sin ningún tipo de potencia. Su actualidad viene así a ser interpretada como la raíz de su inmutabilidad y de su perfección. Pero se diferencian en que Aquino decía que Dios creó el mundo y Aristóteles dice que el mundo es eterno.

Antropología: Aquino acepta el alma como principio de vida, como forma y acto del cuerpo. Pero se aleja en lo tocante a la inmortalidad del alma.

Ética: Aquino también acepta que el fin del hombre es la felicidad y que consiste en la contemplación, en la actividad del conocimiento. Aquino recoge la idea de que las normas morales se basan en la naturaleza humana.

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