La Filosofía de Aristóteles: Metafísica, Cambio, Causalidad y Ética de la Felicidad

La Metafísica del Cambio en Aristóteles: Potencia y Acto

Entre el ser y el no ser no hay término medio. La imposibilidad del movimiento sería un paso del no ser al ser.

El No-Ser Relativo y Absoluto

Aristóteles distingue:

  • No-ser absoluto: Una piedra no es un árbol y no puede llegar a serlo.
  • No-ser relativo: Una semilla no es un árbol, pero puede llegar a serlo.

La potencia sería una realidad intermedia entre el ser en acto y la nada absoluta. Aristóteles afirma y explica la realidad del cambio: es un paso de la potencia al acto, una actualización de la potencia.

Clases de Cambio

En la naturaleza hay cambios:

  1. Cambio Sustancial: Unos seres se transforman en otras sustancias (se destruye una sustancia creando otra nueva).
  2. Cambio Accidental: Cambian aspectos superficiales del ser, llamados accidentes. No se generan ni se destruyen sustancias, sino que sufren cambios en aspectos que no afectan a su esencia.

Tipos de Cambios Accidentales

Tres son los cambios accidentales que distingue Aristóteles:

  1. Cambio accidental cualitativo.
  2. Cambio accidental cuantitativo.
  3. Cambio accidental local.

Análisis del Cambio Sustancial: Materia y Forma

En todo cambio hay algo que permanece y algo que se destruye. Hay que tener en cuenta que de la nada absoluta no saldría nada. Por lo tanto, debe haber una materia que permanezca después de los cambios y otro elemento que cambie. A este elemento que cambia le llamaremos forma sustancial: el cambio de una forma a otra forma, permaneciendo la misma materia.

En la naturaleza, todo se puede transformar en todo. A este sustrato se le denomina Materia Primera.

Características de la Materia Primera

  1. Es lo que está desprovisto de toda forma, lo absolutamente informe.
  2. Lo que carece de organización o está desordenado.
  3. Lo absolutamente ininteligible: al ser el caos absoluto, no podemos representarlo.
  4. La potencia absoluta: al no tener forma, no es nada en concreto o determinado, pero por ello puede convertirse en o ser cualquier cosa.
  5. Lo totalmente pasivo: al ser pura materia, se deja moldear de cualquier manera.
  6. Algo que no puede existir de modo independiente: el sujeto básico de los seres naturales.

La Forma Sustancial

La forma sustancial tiene características opuestas a la materia primera. Es lo que moldea, organiza, estructura y determina a la materia primera; la que introduce orden e inteligibilidad en el ser sensible. La forma sustancial organiza la materia prima y es aquello que hace que un ser sea tal ser y por lo que tal ser se define.

Los seres sensibles se componen de un elemento material (Hyle) y de un elemento formal (Morfé). Los seres naturales están compuestos de materia y forma.

Las Causas del Cambio y la Teleología Aristotélica

Las Cuatro Causas

Para explicar el cambio, Aristóteles establece cuatro causas:

  1. Causa Material: Aquello de que se produce el ser (el material pasivo).
  2. Causa Formal: Un elemento formal, la esencia del ser que se intenta producir.
  3. Causa Eficiente: Un artífice o agente del cambio.
  4. Causa Final: El para qué del cambio (el fin).

Ejemplo: En una fábrica de ruedas, el caucho sería la causa material; la idea o esencia de rueda (la redondez) la causa formal; el técnico que la construye, la causa eficiente; y la utilidad, la causa final.

Cuando se trata de cambios naturales (transformación o desarrollo), la causa eficiente y la final se encuentran dentro de la misma estructura del ser. Los seres naturales se cambian a sí mismos, mientras que los seres artificiales necesitan de otros para realizar dicho cambio.

La forma significa atribuir al mundo ideal una importancia que nos recuerda a Platón. Esto establece un modelo teleológico de la naturaleza, presidido por la idea de finalidad. Para Aristóteles, todos los procesos naturales están dirigidos por una finalidad interna que hace que los distintos seres alcancen de modo natural su propia forma.

La Causa Última del Cambio: El Motor Inmóvil

Aristóteles considera eterno el movimiento existente en la naturaleza. Basándose en el principio de que «todo lo que se mueve es movido por otro», debe existir un fundamento último, una causa última, para el cambio natural que no forme parte del conjunto de los seres cambiantes.

Tiene que existir algo que sea motor, generador de cambios, pero que a su vez no cambie. Tiene que existir un Motor Inmóvil, un ser que solo sea acto, un Acto Puro.

El mundo de nuestras experiencias se encuentra entre dos polos: la Materia Primera (pura potencia) y el Motor Inmóvil (pura actualidad, perfección y realidad, identificado con Dios).

El Motor Inmóvil es el responsable último del cambio, como la suprema Entelequia. Mueve atrayendo a las formas por vía de amor y finalidad.

Antropología y Conocimiento en Aristóteles

El Hombre: Unidad de Cuerpo y Alma

El hombre es una unidad sustancial compuesta de materia (cuerpo) y forma (alma). Aristóteles supera el dualismo platónico, para quien el hombre es un espíritu encerrado en la cárcel del cuerpo.

En el hombre existen tres almas, tres funciones o tres principios de vida:

  1. Alma Vegetativa: Realiza las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción, que el hombre comparte con los animales y vegetales.
  2. Alma Sensitiva: Incluye las funciones del alma vegetativa y posibilita los sentimientos, los deseos y los movimientos.
  3. Alma Racional: Hace posible el pensamiento y la voluntad. La voluntad es exclusiva del hombre, lo que constituye su esencia específica, la forma sustancial humana.

El Conocimiento y la Abstracción

El hombre está dotado de cinco potencias sensitivas (vista, oído, olfato, gusto y tacto), que constituyen la zona inferior del conocimiento. Se eleva a un modo superior de conocer: el conocimiento por conceptos, típicamente humano, que es la razón.

Este modo de conocer requiere la intervención de dos capacidades superiores:

  • El entendimiento agente, que tiene la misión de elaborar los conceptos universales y necesarios a partir de la experiencia sensible.
  • El entendimiento posible, el cual analiza y sistematiza los conceptos formados, dando lugar al mundo de la ciencia.

La forma, de por sí universal, se encuentra individualizada por la materia. Se impone un proceso de desmaterialización con objeto de captarla en su universalidad y necesidad. Aquí interviene el entendimiento agente, capacidad intelectual que tiene el poder de quitar a nuestras imágenes sensibles sus rasgos o características materiales y particulares, para hacer aparecer en ellas su forma universal y necesaria. Tal proceso recibe el nombre de abstracción.

La Voluntad y el Apetito

Además de esta dimensión cognoscitiva, el hombre tiene una facultad apetitiva, distinguiendo:

  • El apetito inferior: Se manifiesta en los instintos naturales o deseos del cuerpo y en las pasiones.
  • El apetito superior: Exclusivo del hombre, consiste en la voluntad iluminada por la razón.

La voluntad tiene siempre por objeto un bien o lo que el hombre considera bien. La voluntad humana posee libertad de decisión, aunque esta pueda mermar por las circunstancias y por las contradicciones derivadas de la parte apetitiva inferior. A este tipo de cuestiones se dedica la ética.

La Ética Aristotélica: La Felicidad (Eudaimonia)

Las decisiones que tomamos son en función de algún fin, de algún bien que deseamos y perseguimos. Nadie puede tender al mal a sabiendas, porque toda acción humana está orientada a la consecución de algún bien.

Lo bueno y lo malo de la conducta humana están en función del bien que se persigue. Hay bienes que lo son por sí mismos y bienes que son medios para otros bienes más importantes. Este bien supremo es la felicidad (Eudaimonia). El hombre tiende a buscar la felicidad por sí misma.

Características de la Felicidad

La felicidad es aquello a lo que se aspira, una cierta manera de llevar la vida. Aunque no hay un acuerdo sobre la buena vida (unos piensan que es el placer, otros las riquezas, otros la gloria), Aristóteles establece que el verdadero fin sería la bondad y no los honores. El bien no puede identificarse con el placer.

  1. La felicidad es el fin supremo y coincide con el bien supremo. Se desea por sí misma y nunca en orden a otra cosa.
  2. La felicidad, como bien perfecto, no es para el hombre solitario, sino para el que se relaciona con los demás (el hombre es un Zoon Politikon).
  3. La felicidad es una actividad del alma que se basta a sí misma y es la actividad racional.
  4. La felicidad requiere una vida entera y una virtud perfecta.
  5. La felicidad va unida al éxito, al buen obrar y a los bienes exteriores.
  6. La felicidad es una acción conforme a la virtud perfecta.

La Arete (Virtud)

La virtud significa que la razón es la que dirige y regula todos los actos del hombre, toda la conducta humana. En esto consiste la vida virtuosa. La virtud humana consiste en la ejecución de la función propia del hombre.

La areté es el hábito por el cual el hombre se hace bueno y por el cual efectúa bien su función propia.

La virtud procede del hábito. Ninguna virtud moral se origina en nosotros por naturaleza; no es innata ni espontánea, sino que requiere esfuerzo de la voluntad. El hábito engendra la costumbre (ethos), el modo de ser de una persona que se expresa por sus acciones (praxis), la postura del hombre en relación con su modo de estar en el mundo.

La virtud es fuerza, poder, capacidad, para buscar el bien, la propia plenitud humana, su propia perfección en todos los terrenos, no solo en el moral. Es el cultivo de todas las cualidades personales, la huida de la mediocridad.

La virtud es un hábito voluntario y libre. Hay dos tipos de virtudes: éticas y dianoéticas.

Las Virtudes Éticas

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