La existencia de Dios y las sustancias según Descartes

Ejercicio 2

El texto que vamos a comentar pertenece a René Descartes, padre de la filosofía moderna y principal representante del racionalismo. Entre sus obras más importantes están Meditaciones metafísicas y el Discurso del método. Esta última contiene datos biográficos y está dividida en seis partes. Está escrita en francés, lo que supone una novedad con respecto a la costumbre de escribir en latín o griego, abriéndose así el camino para que otros pensadores que no dominaban las lenguas clásicas pudieran dar a conocer sus obras. El texto que se nos presenta es un fragmento de la cuarta parte, en la que Descartes, partiendo de la duda, aplica su método (mencionado en la segunda parte) para demostrar las tres sustancias: Dios, alma y mundo. El texto de Descartes explica cómo a partir de la primera verdad (“Pienso luego soy”), razona que puede dudar del mundo, incluso de su propio cuerpo, de todo, salvo de que mientras esté dudando, y por tanto pensando, él debe ser alguna cosa. Por eso Descartes llega a la conclusión de que la naturaleza del yo reside en el pensamiento, sin depender de lo material siquiera. De manera que los temas principales del texto son: (Buscar en el texto las palabras claves y explicar lo que quería decir Descartes con esas palabras)



Ejercicio 3

Introducción

El texto que vamos a comentar pertenece a René Descartes, considerado padre de la filosofía moderna, figura central del racionalismo. Nació en La Haye (Francia) en 1596 y murió en Suecia en 1650. Entre sus obras más importantes están Discurso del método (1637) y Meditaciones metafísicas (1640). El Discurso del Método es una obra dividida en seis partes en la que aparecen datos autobiográficos. El texto es un fragmento de la segunda parte. En esta segunda parte Descartes nos habla de su método, inspirado en las matemáticas, de los supuestos del proyecto emprendido de encontrar la verdad y de la aplicación de las reglas de su método a las matemáticas.



Ejercicio 2 parte 4

Este texto pertenece a la cuarta parte y aparece cuando Descartes, tras vencer el solipsismo, acomete la tarea de demostrar la existencia de Dios y lo hace mediante tres argumentos: gnoseológico o primer argumento causal, según el cual si soy imperfecto pero tengo la idea de un ser perfecto y esta idea es innata y ha tenido que ser puesta en mí por un ser perfecto; causal, según el cual la causa de mi existencia tiene que estar en un ser perfecto; y, ontológico, que Descartes toma de San Anselmo.

En este texto se desarrolla el argumento ontológico. Descartes dice que, cuando pienso en un triángulo, pienso en una figura que tiene tres ángulos, pero en esta figura no está implícita su existencia. En cambio, cuando pienso en Dios, pienso en lo más perfecto. Lo perfecto ha de tener todas las cualidades, incluida la existencia. Por tanto, Dios tiene que existir, porque si no cabría pensar en algo igual de perfecto que Dios y que además existiera.



Ejercicio 3 parte 4

En este texto Descartes expone uno de los argumentos para demostrar la existencia de la sustancia infinita. Pero, ¿cómo ha llegado este autor a esta certeza? Descartes llegó a ello a través de la duda.

La duda es el punto de partida del método cartesiano, exigencia de su primera regla. El método se inspira en el modelo matemático y solo acepta dos operaciones mentales para llegar a la verdad: la intuición (captación inmediata de una verdad intelectual) y la deducción (cadena de intuiciones perfectamente enlazadas). Este método se basa en cuatro reglas: Evidencia como punto de partida. Análisis de las afirmaciones generales en sus elementos más simples. Síntesis o ascensión desde lo más simple hasta lo más complejo. Enumeración o revisión de los pasos dados anteriormente.

La duda cartesiana es universal, metódica y teorética. Es una duda que se plantea por tres motivos: porque no podemos fiarnos de los sentidos, porque no podemos estar seguros de la existencia de los objetos sensibles por la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño, y porque incluso puede que un genio maligno haya puesto su empeño en que me equivoque siempre al razonar, con lo cual ni las matemáticas serían ciertas.



Pero, a un paso de caer en el escepticismo, Descartes descubrió una verdad libre de toda duda: la existencia del pensamiento, «pienso luego existo». A partir de este momento, Descartes estaba en condiciones de construir su metafísica, puesto que había encontrado una primera verdad libre de toda duda. La metafísica es el estudio de la sustancia. Llamamos sustancia a aquello que existe por sí mismo y la metafísica tradicional distingue tres sustancias: el alma (sustancia pensante), Dios (sustancia infinita) y el mundo (sustancia extensa).

SUSTANCIA PENSANTE

Es posible que todo lo que pienso sea falso, pero hay algo evidente: que yo lo estoy pensando. Esta frase “Pienso, luego existo”, también conocida como el cogito cartesiano, le sirve a Descartes como criterio de certeza, y dirá que todo lo que sea conocido con igual claridad y distinción deberá admitirse igualmente como verdadero. Esta verdad ha sido conocida por intuición, pero ahora empieza la fase deductiva de su pensamiento. El problema es que del cogito no parece deducirse nada. Solo puedo estar seguro de que pienso, pero nunca podré saber si a mi pensamiento le corresponde alguna realidad (solipsismo). No obstante, Descartes vence el solipsismo. Para vencerlo, investiga el origen de las ideas, ya que cuando pienso, pienso ideas y así distingue: Adventicias, que son las que parecen que proceden de las percepciones. Facticias, que son las ideas que la mente construye a partir de otras ideas y las Innatas, que son las que la mente trae en sí misma. Entre estas, Descartes cita la idea de perfección.

SUSTANCIA INFINITA

A partir de la idea de perfección, Descartes demuestra la existencia de Dios. Y lo hace mediante tres argumentos:

  1. ARGUMENTO GNOSEOLÓGICO. Descartes encuentra en su razón la idea de Perfección y sabiéndose imperfecto se pregunta por la causa de esa idea de perfección concluyendo que debe ser Dios. ¿Cómo es posible que Dios exista solo por el hecho de tener la idea de Perfección? – La idea de perfección no puede venir del exterior (idea adventicia), pues en el exterior no ve nada perfecto. – No puede proceder de la nada, pues que procediese de la nada era algo manifiestamente imposible. – No la ha podido crear su propia razón imperfecta (ideas facticias) que no puede crear la idea de algo superior a él. Concluye, por tanto, que tal idea, que debe tener una causa, y no podía ser más que un ser cuya naturaleza fuese más perfecta que la suya, es decir, Dios.
  2. ARGUMENTO CAUSAL. Se pregunta por la causa de su existencia. Todo tiene una causa y no se puede llevar al infinito. Debe existir una causa incausada y esa debe ser Dios, causa última de mi existencia. Yo no soy causa de mi ser porque me habría dado todas las perfecciones de las cuales tengo idea y que veo contenidas en la idea de Dios. Pero aunque tengo idea de todas las perfecciones, el hecho es que soy imperfecto.
  3. ARGUMENTO ONTOLÓGICO (tema del texto y explicado en la pregunta 2). Cuando pienso en Dios, pienso en lo más perfecto. La existencia es una perfección. Luego, Dios tiene que existir. Argumento que Descartes toma de San Anselmo.

A partir de la existencia de Dios, demuestra la existencia de la realidad exterior.

SUSTANCIA EXTENSA

Si Dios es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que nos engañemos cuando pensamos que el mundo existe, luego el mundo tiene que existir. Descartes no había podido demostrar a partir del cogito que a mi pensamiento corresponde una realidad, pero sí lo consigue a partir de Dios. Podemos concluir que gracias a la demostración de la existencia de Dios, Descartes consigue sacar al yo de esa situación de aislamiento (solipsismo) forzoso en que le había dejado su obsesión por la certeza. Así pues, por un lado, con esta prueba, Descartes piensa que ya no está solo en el mundo y rompe la realidad en que se había recluido con el cogito, hay por lo menos otra sustancia, la infinita, causa de su idea de lo perfecto e infinito, por otro, el criterio de verdad está garantizado por Dios. Todas las ideas que percibimos clara y distintamente son verdaderas. Dios funciona así como un puente entre el yo y el mundo: podemos estar seguros de su existencia, e incluso de los datos más elementales que los sentidos nos proporcionan, porque estamos seguros de la existencia de Dios. En la demostración de la existencia de Dios, Descartes cae en un círculo vicioso (una de las grandes críticas que se le han hecho), demuestra a Dios porque es una idea clara y distinta pero a la vez Dios es garantía de que lo claro y distinto es verdadero porque Dios bondadoso no me puede engañar, por lo tanto el mundo existe. Aun reconociendo las grandes aportaciones que hizo Descartes a la historia de la filosofía, fue este aspecto (la demostración de la existencia de Dios) uno de los más criticados en su filosofía.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *