La Educación en Platón

El conocimiento del Bien

El conocimiento del Bien es un saber no sólo teórico, sino también práctico, a1 conocer el orden del universo y la finalidad de cada cosa, el sabio es el verdaderamente capacitado para plasmar ese orden en la sociedad, para ordenar la ciudad y el alma humana. El filósofo rey es el fruto natural y más precioso que puede producir una ciudad perfecta.

Ciudad ideal

La ciudad ideal sería una monarquía o aristocracia de carácter absoluto. La función de los gobernantes una vez constituida la ciudad es la de vigilar para que su espíritu e instituciones se mantengan. El gobernante ha de vigilar para que la ciudad se mantenga dentro de unos márgenes moderados de bienestar sin dejar que se apodere de ella ni 1apobreza, ni la riqueza que son dos grandes enemigas de la Justicia y unidad del Estado. Ha de vigilar para que la ciudad no crezca demasiado y para que los individuos se destinen a las funciones más acordes con sus dotes naturales, siendo incluidos en la clase adecuada.

Ética

Por tanto, la suprema felicidad se alcanza con la contemplación del Bien absoluto y una de las formas de acceder a él es mediante la práctica de la virtud. Platón entendía la virtud como capacidad humana para desarrollar una función o tarea propia desde el punto de vista ético. De este modo hablaba Platón de tres virtudes que se correspondían con las tres funciones del alma (prudencia, fortaleza y templanza).

Virtud

Virtud como sabiduría o conocimiento de la idea de Bien. Virtud como purificación o catarsis, es decir, el hombre virtuoso es el que purifica su alma de las pasiones del cuerpo para acceder al mundo de las ideas. Virtud como armonía entre las dimensiones del alma. Esto significa que cada una de ellas debe cumplir la función que le corresponde: el alma racional conocer, el alma irascible guiar las pasiones nobles y el alma concupiscible moderar las pasiones innobles.

Virtudes

Como ya hemos señalado, a cada dimensión del alma le corresponde una virtud. Veamos ahora la descripción de las virtudes:

  • Templanza. Se corresponde con el alma concupiscible y proporciona al individuo la capacidad de moderar y ordenar los placeres relativos al cuerpo.
  • Fortaleza. Se corresponde con el alma irascible u hace posible que el hombre se sobreponga al sufrimiento y al dolor, sabiendo sacrificar los placeres cuando sea necesario para cumplir con el deber.
  • Prudencia. Es propia del alma racional. Su misión es regular el conjunto de las acciones humanas deliberando racionalmente lo bueno y lo malo para el ser humano. Le corresponde también disponer al alma para huir del mundo de las apariencias y prepararla para la contemplación de las Ideas.
  • Justicia. Se define como orden y equilibrio entre las tres funciones del alma.

La educación en Platón

8. LA EDUCACIÓN EN PLATÓN.

El esquema ético-político que Platón propone como ideal solo puede llevarse a cabo mediante la acción educadora. La educación determina el carácter y comportamiento de los hombres. Los resultados de una mala educación serán catastróficos, mientras que una educación adecuada será el mejor instrumento para promover la Justicia, para garantizar el ajuste interior de las partes del alma y el ajuste social de clases. Por tanto, un instrumento tan importante como la educación ha de ser la tarea fundamental del Estado. La educación no estará orientada a la competición sino a conseguir la verdad. Será el medio con el que el gobernante modelará la naturaleza humana para conseguir un Estado armónico.

El proceso educativo se desarrolla en dos fases:

1. – Abarca la infancia y la juventud. 2. – Educación superior en la madurez (20-35 años).

La primera etapa se orienta a la preparación de los guerreros. Las disciplinas a estudiar serían:

  • la gimnasia orientada al desarrollo del cuerpo; ésta también forma el carácter.
  • la música dirigida a modelar el alma; formación humanística o artística: literatura, arte, poesía.

Completada esta primera etapa, los que la hayan superado serán destinados a guardianes. Los mejores, pasarán a la etapa siguiente. Serán los que hayan sobresalido tanto por su amor a la ciudad como por su capacidad intelectual y perseverancia en el estudio.

La educación de los mejores no debe concebirse, como una mera transmisión de conocimientos, técnicas o habilidades; sino como una auténtica conversión del mundo sensible al inteligible. El problema de la auténtica educación reside en que los hombres se obstinen en utilizar su inteligencia fijándola en lo cambiante y perecedero; se obstinan en mirar sólo el mundo de lo inestable de lo relativo y no se fijan en el mundo de lo permanente. La educación tiene como objetivo hacer que la inteligencia se vuelva hacia las Ideas, meta del conocimiento.

El ascenso hasta este tipo de saber, Filosofía o Dialéctica, es difícil y exige un entrenamiento intelectual. Este entrenamiento lo encomienda Platón a las matemáticas en sus ramas (aritmética, geometría, música o armonía). Estas ciencias reparan al alma para la verdadera Filosofa o Dialéctica y su estudio durará de los 20 a los 30 años. Los que superen este primer estadio pasarán a estudiar la Dialéctica, disciplina central en la que culmina el proceso educativo. Con la dialéctica se llega al término mismo de lo inteligible (las Ideas, en especial la idea del Bien) y ya está el individuo en condiciones de iniciar su función dirigente de la Polis

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