Descartes pone como objetivo de su filosofía alcanzar la verdad absoluta. Para ello, rechaza todos los conocimientos del momento y métodos que basaban la obtención de conocimiento a través de los sentidos y las experiencias sensibles.
La búsqueda de la verdad a través de la inducción, donde se parte de experiencias particulares para extraer conclusiones y verdades generalizadas, excluye todo lo que va más allá de los sentidos y no obtiene la certeza absoluta, sino verdades que dan pie a la confusión y a la duda sobre si la razón puede alcanzar la verdad absoluta.
La Potencia de la Razón Humana
Descartes afirma que la razón humana es suficientemente poderosa para obtener la verdad y certeza absoluta; esta solo erra por el uso erróneo que se haga de ella. Para ello, propone un método para alcanzarla. Este es construido a partir de la aplicación a todo el conocimiento humano de los elementos matemáticos que se caracterizan por poseer la verdad absoluta. Estos solo se limitan a obtener una conclusión final y verdadera a partir de relacionar conceptos de manera racional y sin experiencias sensibles. Además, estos conceptos o principios de los que se parte han de ser universales y evidentes. Este método, que deberá ser universal y único, se regirá por la deducción.
Operaciones Básicas de la Razón
Pero antes de desarrollar el método, deja claras las dos operaciones básicas que emplea la razón para conocer. Por medio de la intuición, obtenemos de manera inmediata y sin posibilidad de duda las ideas o proposiciones básicas de las que partirá cualquier otra, ya que estas son evidentes por sí mismas y se muestran a la mente con absoluta claridad y distinción. A partir de estas naturalezas simples se desarrollará todo el conocimiento usando la deducción, por donde se irán estableciendo relaciones entre las intuiciones paso a paso, dejando una sucesión ordenada de evidencias que garantizarán que la conclusión posee la misma certeza que las premisas de las que parte. Este proceso es el mismo que sigue la geometría; donde, al aceptar la verdad de algo de lo que no se tiene verdadera certeza, la cadena deductiva ya no será indiscutiblemente cierta.
El Método Cartesiano
Descartes, que considera a todas las ciencias que le enseñaron confusas y falsas, solo encuentra verdadera a las matemáticas gracias al método que utilizan para obtener los resultados. Este método único, por el que se llegan a las verdades universales, no solo lo aplicará en las matemáticas, sino que decidirá aplicarlo al resto del conocimiento humano y la filosofía para llegar a esta. Este método cuenta con cuatro reglas:
- Evidencia
- Análisis
- Síntesis
- Enumeración
Para encontrar las verdades evidentes que formarán la base de todo el conocimiento verdadero obtenido a través del método, el primer paso es la duda metódica. Como se necesita partir de la verdad absoluta, todos los conocimientos anteriores y creencias serán descartados. Habrá que dudar de todo y rechazar todo aquello que dé cabida a duda, para conseguir llegar a su objetivo: una verdad indudable, clara y distinta de la que partir.
La Duda y la Existencia del Pensador
Descartes descubre que los motivos que le causan dudas son: la fiabilidad de los sentidos, la hipótesis del sueño y la hipótesis del genio maligno. A través de la duda, Descartes llega a su primera certeza absoluta: la existencia de un sujeto que piensa. Todo lo pensado puede ser falso por manipulación de un genio, pero de lo que no cabe duda es de que yo estoy dudando. Por tanto, si dudo, pienso, y si pienso, existo: “cogito, ergo sum”. Esto es una verdad inmediata obtenida por intuición y será el primer principio de la nueva filosofía, a partir de la cual se basará el criterio de certeza.
La Existencia de Dios
Ante la seguridad de su pensamiento y de su existencia, Descartes se plantea sobre la existencia de algo externo a esto. Descartes afirma que el pensamiento recae en las ideas, no sobre las cosas. Las ideas son una representación gráfica que contempla el pensamiento; estas son todos actos mentales, pero si se analizan, dependen de las cosas que representan. Hay tres tipos de ideas:
- Ideas innatas (creo que han nacido conmigo mismo)
- Ideas adventicias (creo que me vienen del exterior)
- Ideas facticias (desarrolladas por uno mismo, como la idea del centauro)
A partir de estos tres tipos de ideas, consigue formular dos argumentos que afirman la existencia de Dios.
Argumentos para la Existencia de Dios
Dentro de uno mismo (idea innata) se encuentra la idea de una figura, un Dios perfecto e infinito. Pero esta idea no ha podido provenir de uno mismo, debido a que yo soy una sustancia finita. Esta idea de infinito solo la ha podido poner en mí alguien que sea igual de infinito, por lo que Dios es la causa de que la idea de infinito esté en mí.
Como soy una sustancia finita e imperfecta, soy consciente de que no he sido capaz de crearme a mí mismo, de que no he existido siempre y que desconozco si sigo existiendo cuando dejo de pensar. Por tanto, alguien tiene que haberme causado; este alguien ha de ser Dios. Dios es la causa de mí y la única explicación de que yo exista.
Por último, el argumento ontológico pretende demostrar la existencia de Dios a partir de la idea de Dios. La idea de Dios es la idea de un ser sumamente perfecto, por lo que si no existiera, no sería sumamente perfecto, ya que le faltaría una perfección. Siempre podríamos albergar la idea de un Dios más perfecto que el anterior. Por tanto, la idea de Dios implica su existencia necesariamente.