Biografía de René Descartes
Filósofo y matemático francés del **siglo XVII**, cuya búsqueda se centró en el **conocimiento** y la **certeza**.
Decide recorrer el mundo en búsqueda del conocimiento.
1637: Publica el *Discurso del Método*, obra fundamental que propone un método para descubrir el mundo y el conocimiento.
1641: Publica las *Meditaciones Metafísicas*, donde profundiza en la prueba de la existencia de Dios y del alma.
La Búsqueda de la Verdad y el Método
Si todos poseemos la misma capacidad de **razonar**, ¿por qué llegamos a conclusiones tan diversas? Descartes argumenta que la diferencia radica en el **método** empleado para alcanzar dichas conclusiones.
La **fiabilidad** de una conclusión, por tanto, deriva directamente del método utilizado. Descartes se propuso encontrar un **Método universal** que permitiera alcanzar la **certeza** y la **verdad**.
Descartes buscó el conocimiento en diversos lugares: en los profesores (estudió en La Flèche), en los libros y en el «libro de la vida» (experiencias). Sin embargo, pronto se dio cuenta de que para encontrar el verdadero conocimiento debía buscar en sí mismo, pues toda experiencia o conocimiento se presenta **al interior de nuestra propia mente**.
Aunque la verdad se encuentre en el interior de cada individuo, esto no implica que existan múltiples verdades relativas. Si todos aplicamos la **razón** de manera correcta, deberíamos converger en las mismas conclusiones. La verdad, para Descartes, es **subjetiva** en su descubrimiento (se halla dentro de cada uno), pero **no relativa** en su naturaleza (no cambia).
Verdad y Certeza en la Filosofía Cartesiana
Descartes busca encontrar la verdad y la certeza. La **certeza** es definida como la convicción interna e indubitable de que algo es verdadero.
La **razón** es el único camino para alcanzarlas.
El Método Cartesiano para la Búsqueda de la Verdad
Descartes propone un método riguroso para encontrar la verdad, basado en las siguientes consideraciones:
Debes **diseñar tu propio método**.
Debes partir de una **verdad indubitable** (firme); si no existe, debes partir de cero.
Debes encontrar **pocas leyes** y seguirlas rigurosamente (si hay muchas leyes, es más fácil que se quiebren).
Se requiere un alto grado de **madurez intelectual** y **tranquilidad** para aplicar el método.
El método cartesiano es fundamentalmente **deductivo**: a partir de una verdad fundamental e indubitable, se derivan otras verdades.
Primera Ley del Método: La Duda Metódica
Se debe **dudar de todo** aquello que pueda ser puesto en duda, hasta encontrar algo absolutamente indubitable. El objetivo es hallar una **idea clara** (aquella que se presenta de forma directa y obvia a la mente, sin necesidad de mediaciones) y **distinta** (aquella que puede ser aislada y diferenciada de otras ideas).
La Moral Provisional
Si bien el método cartesiano exige dudar de todo, Descartes propone una **moral provisional** para la vida práctica. Hay ciertas reglas de las que no podemos dudar o quebrar, ya que podrían traer problemas en la sociedad. Estas máximas de la moral provisional incluyen:
Obedecer las leyes y costumbres del propio país.
Seguir el ejemplo de los más sabios y prudentes.
Mantener opiniones moderadas.
Tener firmeza y decisión a la hora de actuar.
Practicar la **autosuperación** y el **reconocimiento de los propios errores**, así como la **revisión de las opciones** y la elección de aquello en lo que uno es más competente.
Aplicación del Método y las Verdades Indubitables
El proceso implica partir de aquello que se considera seguro y someterlo a una duda progresiva hasta alcanzar la **Duda Hiperbólica**.
La Duda Hiperbólica
La **Duda Hiperbólica** es una forma de duda extrema y exagerada, que llega a cuestionar incluso la existencia de un genio maligno o un Dios engañador. En este punto, no se puede confiar ni siquiera en los juicios elaborados por la propia mente.
La conclusión de esta duda radical es la **suspensión del juicio**: no se puede afirmar que nada sea verdadero o falso con certeza.
Primera Verdad Indubitable: «Cogito, Ergo Sum»
Aunque se pueda dudar de la propia existencia física, de la identidad o de la realidad del mundo exterior, de lo único que no se puede dudar es del acto mismo de dudar, que es una forma de pensar. Por lo tanto, la primera verdad indubitable es: ***Cogito, ergo sum*** (Pienso, luego existo).
La relación entre existencia y pensamiento no es causal ni secuencial; no es que el pensamiento cause la existencia, ni que se exista primero para luego pensar. Ambas realidades se presentan de forma simultánea e inseparable: para pensar, es necesario existir.
Interpretaciones del «Cogito, Ergo Sum»
Kant: La presencia del pensamiento es prueba de la existencia.
Hegel: La relación entre pensamiento y existencia no es un razonamiento lógico, sino una verdad **intuida** de forma clara y distinta. La certeza de pensar y la certeza de existir aparecen simultáneamente en la misma intuición.
El Problema del Solipsismo
El **solipsismo absoluto** es la idea de que solo existe la propia mente y que todo lo demás es una creación de ella. La primera verdad indubitable, el *Cogito*, solo asegura la existencia del propio yo pensante, pero no la de otras mentes o del mundo exterior, lo que plantea un desafío para Descartes.
Segunda Verdad Indubitable: «Ego Sum Res Cogitans»
Esta verdad se deriva por **deducción** de la primera verdad indubitable.
Afirmar **»Soy una cosa que piensa»** (*Ego sum res cogitans*) significa que, al tener certeza de mi existencia y de mi pensamiento, soy una sustancia cuya esencia es pensar. Para Descartes, se puede concebir el pensamiento sin un cuerpo, pero no sin una mente o sustancia pensante.
Tercera Verdad Indubitable: La Existencia de las Ideas
El acto de pensar implica necesariamente tener un **contenido** sobre el cual pensar: las **ideas**.
Tipos de Ideas según Descartes
Ideas adventicias: Aquellas que provienen de la experiencia sensible y se adquieren a través de los sentidos. Son consideradas **no confiables** por Descartes, ya que los sentidos pueden engañar.
Ideas facticias: Aquellas que son construidas o inventadas por la propia mente a partir de otras ideas (ej. un centauro).
Ideas innatas: Aquellas que están presentes en la mente desde el nacimiento, no son adquiridas por la experiencia ni inventadas.
Ejemplos clave son la **idea de infinito** y la **idea de perfección**. Dado que el ser humano no ha experimentado directamente la perfección o el infinito (no son adventicias), y la mente humana, siendo finita e imperfecta, no tiene la capacidad de crearlas por sí misma (no son facticias), estas ideas deben haber sido puestas en nosotros por una entidad infinita y perfecta: Dios.