Los Grados del Conocimiento según Platón
Platón habla de cuatro grados de conocimiento. «Grado» significa escalón; por tanto, se trata de ir ascendiendo en los conocimientos.
Primero, las imágenes del mundo (sombras de las cosas): quizá vertidas en la literatura, las bellas artes (esto por lo que nos anuncia el mismo Platón en República, libro X, donde él mismo nos enuncia que mitos, escultura, pintura, etcétera, no son sino sombras de lo que apresan los sentidos). Esto sería lo que todos deben aprender.
Segundo, el estudio de las cosas naturales: la física.
Luego, el estudio de las matemáticas (astronomía, geometría y aritmética).
Por fin, el «cielo diurno y el sol» (que representan el mundo de las Ideas y la Idea de Bien): la dialéctica.
La alegoría traza una clara divisoria entre los dos primeros grados (mundo de «abajo») y los otros dos (mundo de «arriba»). La mayoría de los ciudadanos solo son capaces de alcanzar los dos primeros grados. Quien consigue pasar al tercero, ya no contempla «cosas», sino únicamente «ideas»; ello le prepara para el último grado del conocimiento: descubrir el mundo de las Ideas, en cuya cumbre está la Idea de Bien. Una vez que conoce lo Bueno, lo Justo, lo Bello… en sí mismo, se ve ya libre de las «falsas ideas» (opiniones) que se había hecho sobre todo esto, y se convierte en filósofo.
La Opinión (Doxa) y la Ciencia (Episteme)
Platón distingue dos formas generales de conocimiento: la Opinión (Doxa) y la Ciencia (Episteme). No es una novedad: tal distinción se encontraba ya en Parménides. La opinión es el conocimiento sensible de las cosas de este mundo (el mundo visible), mundo de lo que se engendra y del devenir (cambio). La ciencia solo puede versar acerca del mundo de las Ideas (o mundo inteligible), es decir, acerca del Ser eterno e inmutable.
La imaginación se alimenta de los objetos sensibles percibidos por la creencia, y estudiados por la física. Esta última, por tanto, no fue considerada por Platón como verdadera «ciencia», pues versa sobre objetos móviles.
El Destino del Filósofo
Finalmente, la alegoría nos habla del descenso a la caverna del filósofo. Este no ha realizado tan ardua ascensión solo para provecho propio, sino en beneficio del resto de los ciudadanos: debe explicar a estos dónde están el verdadero Bien y la verdadera Justicia que todos deben perseguir. Pero entonces Platón nos presenta el destino trágico del filósofo: aparecerá como un personaje inadaptado al mundo de las sombras, y su discurso resultará increíble.
La Teoría de las Ideas de Platón
Realidad y Naturaleza de las Ideas
Platón da a entender que las Ideas poseen una realidad independiente respecto a nuestro pensamiento: la Justicia —por ejemplo— es lo que es, con independencia de lo que opinemos sobre ella. Por supuesto, las Ideas no son cosas que se puedan ver; solo la inteligencia las «ve». Y por eso se llaman «Ideas», etimológicamente «visiones», en el sentido de «algo que se ve» mediante la inteligencia.
Este es el gran descubrimiento de Platón: haber comprendido que —más allá del mundo visible y material de las cosas corpóreas, único mundo de los presocráticos— existe el mundo inteligible de entidades inmateriales: las Ideas.
Ideas vs. Seres Particulares
Lo mismo puede decirse con respecto al contenido de cualquier otro concepto y a los seres particulares que le corresponden: es invariable y constantemente lo que es, mientras que los seres particulares que corresponden a él nunca se mantienen idénticos a sí mismos, sino que cambian continuamente. Al contenido del concepto, Platón lo llama Idea.
Por lo tanto, mientras los seres particulares devienen (cambian) y son mutables, la Idea es inmutable y eterna, y por lo tanto es el ser por excelencia. Se deduce que la Idea es pensada (concebida), no sentida. Podemos ver u oír a este hombre, pero no tocar, ver u oír «al hombre» en sí mismo. La Idea es un significado, y los significados no se tocan ni se ven. Su manifestación es algo diferente de ser sentidos; los significados son pensados. Veo esta superficie verde; pero el significado «verde» no puede ser visto; es solo pensable, inteligible.
El Mundo Inteligible y el Mundo Sensible
Dado que hay tantas Ideas como conceptos, estas constituyen el mundo inteligible, diferente al mundo sensible, formado por los seres particulares y mutables. El mundo de las Ideas es el contenido del conocimiento conceptual, mientras que el conocimiento no-conceptual (sensible) tiene como contenido el ser que cambia y llega a corromperse.
Lo pensado, la Idea, difiere de lo sentido; pero lo pensado no es algo quimérico. La Idea es el ser inmutable, eterno, divino, que difiere de lo sentido, que es el ser en devenir y caduco. Platón expresa esta idea diciendo que está más allá de la bóveda celeste y reúne en él a todo el mundo sensible. La Idea es, por tanto, la verdadera causa del mundo sensible; todo lo que es, lo es porque en él de alguna manera está presente el mundo inteligible. Los seres sensibles se generan porque participan de cierta Idea y se corrompen cuando no participan de ella.
Resumen de la Teoría de las Ideas
- Existen realidades como «lo bueno», «lo igual», «lo bello», etcétera, que son absolutamente verdaderas, si bien no pueden ser percibidas por los sentidos corporales. Solo pueden ser captadas por un proceso de razonamiento, semejante al matemático, una vez liberada la mente del error de los sentidos.
- Las Ideas son esencias: «Aquello por lo que una cosa concreta es lo que es». Las Ideas existen separadas de las cosas particulares; no son algo que esté en las cosas. Son conceptos o representaciones mentales, entidades que poseen existencia real e independiente: cada Idea es una sustancia.
- Son aquellas realidades que la mente ha contemplado antes de nuestro nacimiento y que recordamos porque los objetos de los sentidos nos las recuerdan (Anamnesis o Reminiscencia).
- Estas Ideas son únicas, eternas, inmutables e incorpóreas, únicamente conocidas por la inteligencia. Como son esencias, tienen idénticas características que el Ser de Parménides.
- Las Ideas están presentes en las cosas que las imitan o participan de ellas (Methexis o Participación). Son causa, no porque las produzcan, sino porque constituyen su esencia; son modelo (Mimesis o Imitación) de las cosas particulares.
- Los intermediarios entre los dos mundos son las matemáticas y el alma.
- Las Ideas son conceptos que manejamos cuando pensamos (aquello que designamos con palabras). Son objeto de las definiciones y, por tanto, de la ciencia. Sin Ideas no podemos nombrar las cosas.
- Esta teoría tiene una doble intención: política (fundamentar un Estado justo basado en el conocimiento del Bien) y científica (posibilitar un conocimiento verdadero y universal).