Ética y Filosofía: Corrientes y Teorías

Relativismo moral de los sofistas

El relativismo moral se fundamenta en la creencia de que no es posible determinar ni de manera natural ni de manera racional, lo que es moralmente correcto.

Para los sofistas la virtud moral es inapelablemente un punto de vista subjetivo. Son los individuos los que según las circunstancias y según su conveniencia, determinan lo que está «bien» y lo que está «mal» en cada caso.

El relativismo moral puede ser considerado la antítesis del intelectualismo moral socrático. Si para Sócrates, la virtud puede ser conocida y enseñada, para los sofistas, se trata solamente de una «opinión» (doxa), de un «parecer», de un punto de vista.

Utilitarismo

Los utilitaristas consideran que una acción será tanto más benigna moralmente cuando más placer genere a la mayor cantidad posible de gente, en su raíz, está inspirado por un ideal de bienestar social.

Jeremy Bentham subrayó la importancia de la imparcialidad para considerar a todo ser humano como ser a tener en cuenta en su búsqueda de placer.

David Hume. Para Hume la moralidad es un tipo de experiencia diferente a la experiencia lógico-matemática. Llega a la conclusión de que lo que nos mueve moralmente es un sentimiento de simpatía.

El intelectualismo moral de Sócrates

La conclusión más notable de la ética socrática es precisamente que el conocimiento del bien y de lo justo determina a la voluntad a actuar bien y justamente. Según Sócrates, nadie actúa mal voluntariamente. El que actúa mal, lo hace por ignorancia del bien, porque desconoce qué es lo «bueno».

El eudemonismo aristotélico

La teoría aristotélica de la virtud. Ahora bien, no somos solo razón y, como advierte Aristóteles, no podríamos vivir según la razón sin dar, al mismo tiempo, cierta satisfacción a las demandas del cuerpo y a las pasiones del alma.

Aristóteles identifica la «virtud» (areté) con el «hábito» de actuar según lo «justo término medio» entre dos actitudes extremas, a las cuales denomina vicios.

La secta del perro

Entre los rasgos básicos de la filosofía cínica destacaban la búsqueda y el cultivo de la indiferencia y la práctica reiterada de la irreverencia y la parresia. El cínico pretendía favorecer la educación, predicar la igualdad social o el retorno a la naturaleza, destacar y poner en valor la autarquía y la filantropía, desarrollar la forma literaria de la diatriba y la vida medicante y sobre todo criticar y despreciar las convenciones sociales.

Estoicismo

De acuerdo con esta corriente filosófica, la Naturaleza entera se halla gobernada por una «razón» providente y divina (logos) que dirige sabiamente el destino de las cosas y de los hombres. Ocurre siempre lo que tiene que ocurrir del modo exacto en que tiene que hacerlo y por eso nuestro deber es aprender a vivir de acuerdo con la naturaleza.

El estoicismo sostiene que la finalidad última de toda actuación no debe ser el logro de la felicidad, sino la práctica del bien, el ejercicio de la virtud.

Epicúreos. La filosofía del jardín

Epicuro dice que es preciso tener un «recto conocimiento de los deseos» y de sus objetos, los placeres, para saber a qué deseo conviene dar satisfacción en cada situación y para saber a qué tipo de placeres hay que dar prioridad frente al resto.

Epicuro advierte que cuando habla de placer como «bien supremo» y «fin último de la vida» no se refiere a los placeres de los disolutos y de los que se dan en el goce, sino a la ausencia de dolor físico y a la ausencia de turbación en el alma.

Es preferible ser infeliz viviendo racionalmente, que feliz de manera irracional. No toda felicidad tiene el mismo rango.

La autonomía moral en Kant: el imperativo categórico

Kant está convencido de que la ley moral es la misma para todos los seres humanos pues se basa en el uso de la razón sin intervención de ningún otro elemento. La ley moral kantiana no nos dice cómo debemos actuar sino simplemente cómo debemos determinar nuestra voluntad. Kant entiende por máxima el principio subjetivo que nos lleva a cada uno a tomar una decisión en un momento dado.

Éticas dialógicas

Estas éticas cuentan como referente normativo con los derechos humanos tal como se han ido elaborando en el foro de las Organización de las Naciones Unidas.

– Teoría de la justicia como imparcialidad de John Rawls: la idea de Rawls parte de una situación imaginaria que nos ayuda a entender cómo deberían establecerse las normas para que sean justas.

Rawls habla de un dispositivo denominado velo de ignorancia, el cual desde un punto de partida denominado posición original, no nos permite saber cuál es el papel en la que vamos a encontrarnos en la sociedad.

– La teoría del discurso de Jürgen Habermas: la teoría ética de Habermas indaga en el lenguaje y en las situaciones diversas de comunicación entre las personas.

Normas: – No se debe excluir del diálogo a ninguna persona que manifieste tener intereses en el problema sobre el que se dialogue. – Una vez en el diálogo todos los interesados tienen igual derecho a la palabra. – Ha de comprobarse colectivamente que la conclusión o norma moral concreta a la que se llegue después del diálogo sea asumida por todos los afectados.

Fundamentos del estado

El estado es la forma de organización social, económica y política formada por un conjunto de instituciones, que regulan una comunidad nacional. En la acción del estado se distingue entre legalidad y legitimidad. Legalidad: se refiere a todo aquello que cumple con el marco legal. Legitimidad: se relaciona con la fundamentación moral y la justicia de las leyes.

Las condiciones mínimas para que un estado se considere un estado de derecho democrático son que los gobernantes sean representantes elegidos por el pueblo, haya elecciones libres periódicas, diversidad de partidos políticos, se respete la libertad de expresión y exista la separación de poderes (legislativo, judicial y ejecutivo).

Teorías políticas

– Fascismo: defiende una dictadura de partido único y la propiedad privada, pero la economía está regida y dirigida por el estado. Es expansionista y su máximo valor es la patria.

– Liberalismo: promueve la democracia representativa, y defiende la libertad individual, la propiedad e iniciativa privada y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos. Su máximo valor es la libertad.

– Neoliberalismo: promueve la reducción del gasto público y la primacía del mercado sobre los servicios públicos estatales.

– Socialdemocracia: defiende la democracia representativa, y la intervención económica y social del estado y los poderes públicos para promover la justicia social y el estado de bienestar. Su máximo valor es la igualdad.

– Comunismo: defiende la dictadura del proletariado y considera al partido comunista su representante. Rechaza la propiedad privada e impone la organización del trabajo y distribución de los bienes según las necesidades.

– Anarquismo: defiende la destrucción del estado y su sustitución por comunas y cooperativas donde los medios de producción pertenecen al colectivo.

La crítica a la democracia: Platón

Para Platón el pueblo es como un animal dominado por sus pasiones, voluble, incapaz de reflexión. Con esto niega que todos los ciudadanos estén igualmente capacitados para participar en política.

Según Platón, la democracia conduce a la tiranía. Platón elaboró un modelo político que parte del rechazo de algunos principios democráticos básicos como el igualitarismo que asocia con el relativismo de los sofistas y el reconocimiento de que todo ciudadano tiene derecho a participar activamente en la vida política. Para él existen tres tipos de seres humanos que según sus capacidades están destinados a ejercer una función social diferente: productores, guardianes y filósofos-gobernantes.

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