El dualismo ontológico y epistemológico en la filosofía de Platón

Dualismo ontológico y epistemológico en la filosofía de Platón

En esta redacción se nos plantean los distintos grados de conocer la verdad que hay, los cuales se distinguen por los grados del ser. Pero, ¿Qué es la verdad? ¿Puede el ser humano alcanzar un conocimiento de la realidad o toda verdad es relativa o subjetiva? ¿Son los sentidos una fuente fiable del conocimiento o nos fiamos de la razón o la inteligencia? ¿Qué diferencia hay entre ciencia y opinión?//Para resolver estos problemas filosóficos nos basaremos en la Teoría del conocimiento de Platón y diferenciaremos el dualismo epistemológico que se nos presenta//Según Platón, los grados de conocer se distinguen por los grados de ser. Se distinguen dos grados de realidad (inteligible y sensible) y dos grados de saber: el conocimiento científico, relacionado con la realidad inteligible, y la opinión, que es el saber acerca de la realidad sensible y material. Como la verdad son las realidades inteligibles, es decir, las esencias, las Ideas, solo podremos alcanzar conocimiento verdadero con la ciencia. En cambio, los sentidos no aportan conocimiento verdadero sino mera opinión basada en realidades materiales que están en continuo cambio y devenir//Si lo aplicamos al mito de la caverna, podemos ver que las sombras que ven los prisioneros son opiniones, reflejadas por la luz del fuego, y el exterior la ciencia iluminada por el Sol. //Debido a los diferentes grados de conocer, Platón quiere que los futuros gobernantes distingan ciencia y opinión, el conocimiento que nos aportan las cosas inteligibles o conocimiento verdadero, del que nos aportan las cosas sensibles, reflejos imperfectos de estas Ideas, por lo que nos pueden llevar a error. Por ello, Platón pretende educar a los futuros gobernantes mediante la ciencia y que primero estudien matemáticas y después dialéctica, para alcanzar el verdadero conocimiento de las Ideas y así poder gobernar justamente//En conclusión, conocimiento y opinión son dos niveles epistemológicos diferentes, que se corresponden con dos grados ontológicos diferentes: mundo inteligible y mundo sensible. Mientras que el conocimiento se ocupa de lo real, estable y perfecto, la opinión se ocupa de lo cambiante, lo perecedero, copias del mundo inteligible. Platón establece un dualismo antropológico consistente en una separación entre el cuerpo y el alma. El cuerpo es material, nace y perece, y está sujeto a la generación y a la corrupción. Sin embargo, el alma, al ser inmaterial, es de naturaleza inmortal y eterna, y tiende hacia la región inteligible (mundo de las Ideas)//Tras la muerte del cuerpo, el alma transmigra de un cuerpo a otro hasta que consigue la liberación total del cuerpo, su cárcel. La liberación se consigue mediante la filosofía y el acercamiento al mundo inteligible (influencia pitagórica)//Pero antes de encarnarse en el cuerpo, el alma ha permanecido un tiempo en el mundo de las Ideas y ha conocido la esencia de las cosas: las Ideas, a veces cubiertas por las apariencias de los sentidos en el mundo sensible. Estos conocimientos innatos se corresponden con la teoría de la reminiscencia de Platón (conocer es recordar), influenciado por Sócrates// El alma, según Platón, consta de tres partes: racional, irascible y apetitiva, que se corresponden con las virtudes de sabiduría, valentía y moderación. Explica los conflictos internos y las tendencias opuestas entre las que se debate el alma. El predominio de cada una de las tres partes del alma determina tres tipos de personalidad: los filósofos-gobernantes, cuya virtud es la sabiduría; los guardianes, cuya virtud es la valentía; y los productores, cuya virtud es la moderación de los deseos//Mientras que la mayoría de las virtudes pueden adquirirse, la virtud del conocimiento es eterna, al igual que el alma. Permite conocer la verdad a través de la dialéctica. Se basa en la inteligencia, dejando a un lado las creencias que nos ofrecen los sentidos, que no son auténticas y no corresponden al conocimiento de la verdad//En conclusión, Platón considera que el hecho de que el alma, por ser inmortal y eterna, permanezca en contacto con el mundo inteligible, permite el conocimiento de las Ideas, innato en las personas, que son capaces de descubrirlo por sí mismas, particularmente si se posee un alma con predominio de la parte racional sobre las otras dos. El arte dialéctico y las matemáticas constituyen, según la Filosofía platónica, las ciencias que permiten alcanzar la contemplación del mundo inteligible, de las ideas, que son las esencias inmateriales, inmutables y eternas de las cosas sensibles. Son modelos perfectos a seguir. Tanto las ciencias matemáticas como la dialéctica tienen por objeto de estudio el mundo inteligible, pero la diferencia entre estas es el método empleado. Esta diferencia nos lleva a la consideración de la dialéctica como una ciencia superior a las matemáticas, ya que la dialéctica es la ciencia propia de las ideas y sus relaciones, y la ciencia última y principal en la educación del filósofo gobernante. Como he mencionado anteriormente, su propósito es alcanzar el mundo de las ideas, que en la escala ontológica de Platón representan el máximo grado de realidad. Para conseguir este conocimiento, la dialéctica usa el método argumentativo-racional, basado en realizar preguntas y respuestas, argumentos y contraargumentos, hasta conseguir el objetivo propuesto. Pero, ¿si el método dialéctico nos conduce al mundo perfecto de las ideas, qué importancia tienen las matemáticas? Las matemáticas son ciencias preparatorias que despiertan la capacidad de abstracción en el ser humano, alejándolo del mundo sensible, que, como dice Heráclito, cambia, fluye y no permite el alcance del conocimiento verdadero. Utilizan el método hipotético-deductivo: parten de axiomas evidentes y, a través de razonamientos, establecen conclusiones finales. Las matemáticas se consideran insuficientes, parten de principios incuestionables considerados verdaderos, y como respuesta a esto la dialéctica «echa abajo todas sus hipótesis» y se encaminará en la búsqueda del propio principio. Además, se apoyan en el mundo sensible, ya que utilizan representaciones e imágenes sensibles para facilitar su comprensión. En conclusión, hay que decir que las matemáticas y la dialéctica son mutuamente imprescindibles para alcanzar el conocimiento del grado más elevado de la realidad, o mundo de las ideas, que permitirán obtener lo que denominamos el conocimiento verdadero de las cosas.

Ontología y epistemología en la filosofía de Platón

Platón considera que la realidad se divide en dos mundos: el mundo sensible y el inteligible. A esta división le llama dualismo ontológico. El mundo sensible está formado por los objetos que están al alcance de nuestra vista, estos tienen una vida finita ya que al igual que los seres vivos nacen y mueren. Al decir esto se sobreentiende que no son perfectos, ya que la perfección es eterna. Esto nos lleva al mundo inteligible, el cual está formado por la realidad más absoluta: las ideas, las cuales perduran sin variar a lo largo del tiempo y son los modelos de los objetos del mundo sensible. Además, estos “objetos” no pueden ser analizados por nuestros sentidos, sino por nuestra parte racional. Las ideas son las esencias de las cosas sensibles, ya que para que haya un hombre justo antes tiene que haber una idea de hombre y de justicia, por tanto, es una imitación imperfecta del mundo inteligible. Según Platón, la tarea de todo filósofo es realizar un camino que comprenderá desde el mundo sensible al mundo de las ideas y contemplar la idea de bien, como el mismo dice, es “la ascensión al ser”. Junto con estos dos niveles de realidad, Platón distingue dos niveles de conocimiento, es lo que él llama dualismo epistemológico. El primero es el conocimiento científico, que nos ofrece una visión clara y objetiva de la realidad. Para llegar a esta visión, debemos dejar de lado los sentidos y las apariencias, porque este tipo de conocimiento es absoluto y, por ello, solo se puede obtener a través de las ideas. El segundo conocimiento es la opinión, que es un conocimiento relativo, ya que se establece a partir de los objetos del mundo sensible y estos son cambiantes, por lo que de ellos no se puede obtener un conocimiento absoluto.

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