Crítica a la metafísica y antropología según Marx y Nietzsche

Política Marx

La realidad para Marx se construye y fundamenta en la relación dialéctica de dos elementos materiales, ser humano y naturaleza, que se realiza en un proceso de producción determinado (histórico-social). La realidad es pues la realidad social, la sociedad, y será estudiada por el Materialismo Histórico. Para Marx toda sociedad se compone de una estructura básica compuesta de dos elementos: la base económica, que es el modo en que se organiza la producción material, y la Superestructura, que es el conjunto de leyes, ideas y costumbres, la cultura, que surge de dicha forma de producción. La relación entre esta base económica y la superestructura es dialéctica influyéndose mutuamente. La sociedad capitalista se divide en clases sociales y Marx señala que surge una contradicción fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado. La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción, y el proletariado sólo posee su fuerza de trabajo, su praxis, que tiene que vender a la propia burguesía para sobrevivir. Se da de esta manera la explotación de una clase sobre otra y con ella la lucha de clases. Esta explotación en el Capitalismo se fundamenta en la Alienación en el trabajo. La alienación en el trabajo consiste en que el valor del producto realizado por el trabajador, que debería identificarse con el valor que le otorga el trabajador y los medios de producción utilizados, no pertenece al obrero ni sirve para mejorar el mundo, sino que lo establece, pertenece y beneficia al capitalista. El salario no paga el trabajo realizado sino sólo la fuerza de trabajo, la cantidad necesaria para que el obrero pueda volver a trabajar y ser explotado otra vez. Así, la praxis del trabajador, y con ella su propia humanidad, es utilizada como un “medio” para conseguir un beneficio para el capitalista, la plusvalía, y no para crear un mundo más humano. La Alienación se produce porque la capacidad de transformación del mundo del trabajador, su praxis, no sirve para humanizar el mundo y hacer de él un lugar mejor, más racional, sino que sirve para mantener el capitalismo y su propia explotación y opresión. Por todo ello, en el capitalismo el proletariado es la negación de lo humano y de la racionalidad del sistema que le obliga a vender su praxis y no poder realizarse como auténticos sujetos racionales.

Metafísica Nietzche

Nietzsche criticará la metafísica tradicional surgida con Platón. La metafísica tradicional ha considerado como verdadera realidad de las cosas a las esencias y por tanto la realidad es concebida como algo estático, fijo e inmutable. La metafísica ha distinguido entre una realidad verdadera y superior, y una realidad falsa o aparente. Pero la “invención” de este otro mundo superior es producto en realidad producto del resentimiento y temor hacia la vida de los filósofos, que rechazan la vida tal y como esta es. Este impulso contra la vida es denominado por Nietzsche “Voluntad de Verdad” y consiste en utilizar la razón para afirmar la supremacía de las esencias, lo estático, vengándose así del devenir de la realidad, de la vida que no se puede dominar. Toda la filosofía ha sido, en realidad, un platonismo encubierto y contrario a la vida. Frente a la metafísica tradicional, Nietzsche afirma la realidad como devenir sin finalidad ni meta. Esta realidad cambiante y múltiple se presenta al ser humano a través de perspectivas. Estas perspectivas en las que se da la realidad son propias de cada momento de la vida individual. Por ello, no existe una perspectiva verdadera y la Voluntad de Verdad, que pretendía una verdad absoluta, única, universal e inmutable, es falsa. Por ello, Nietzsche defenderá la “Voluntad de Poder” que supone asumir y enfrentarse a la realidad cambiante afirmando una perspectiva individual de forma temporal para vivir más plenamente. Con la Voluntad de Poder se reconoce la realidad como cambiante y la inexistencia de la verdad, admitiendo la elección de una perspectiva entre las múltiples posibles para potenciar la propia vida. Desde la Voluntad de Poder se comprende que los conceptos no son en realidad más que metáforas. Además, estas metáforas se generan a través de un proceso que nos aleja cada vez más del original, la cosa real individual. La primera metáfora es la imagen mental conformada por nuestra percepción. A su vez, esta imagen la convertimos en palabra que expresa nuestra forma individual y original de captarla, siendo así una metáfora de la primera metáfora. Luego esa palabra se establece como única para una multiplicidad de realidades cambiantes, posibilitando el “olvido” de la multiplicidad y de los cambios. De esta manera, las ideas más abstractas solo son las metáforas más alejadas de la realidad que hemos olvidado que solo son metáforas. Estas metáforas se convirtieron en conceptos por la necesidad y el deseo del ser humano de vivir en sociedad. Para ello se hizo un pacto llegando a una convención en el lenguaje. Se establecieron así los nombres y significados de las cosas imponiendo ciertas convenciones como las correctas por mera utilidad. Con el tiempo se olvidó el origen metafórico, afirmándose erróneamente el concepto universal (expresión de la esencia) como la verdadera realidad. De esta forma, la filosofía, al tratar de los conceptos más abstractos, llama “verdad” a lo más alejado de la realidad: lo creado al final del proceso por el pensamiento, el producto más imaginativo. También las ciencias positivas que matematizan lo real son criticadas por Nietzsche, pues sólo expresan la realidad cuantitativamente sin atender a las diferencias reales y cualitativas. Así, para Nietzsche no hay verdad absoluta y sólo podrá considerarse “verdad” aquello que favorezca a la vida. El criterio de verdad es la “Voluntad de Poder” que asume y justifica el error necesario para vivir como válido. Por ello, exaltará el poder de la metáfora como una perspectiva que se reconoce como tal, que selecciona e interpreta la realidad sin identificarse nunca con ella. La metáfora se sabe que es una perspectiva que nos ayuda a vivir plenamente.

Antropología Marx

Para Marx, el auténtico conocimiento es la praxis, la actividad teórico-practica a través de la cual el ser humano transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico que implica utilizar el entendimiento que transforma racionalmente la realidad en la mente o pensamiento como actividad teórica, para después aplicar la sensibilidad activa que transforma empíricamente la realidad en algo racional de forma concreta, la actividad práctica. Por ello, sólo se podrá afirmar la verdad de lo pensado cuando se haya realizado en el mundo. Toda teoría únicamente especulativa (abstracta) de la realidad es, por tanto, falsa (‘Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo’). Según Marx, el ser humano se realiza como tal al transformar la realidad y humanizarla haciéndola racional, cumpliendo su praxis. En Marx, la realidad externa existe como forma social producida por el trabajo humano y no como algo natural. Además, Marx afirma que las relaciones sociales (de esclavitud, de vasallaje, de explotación, de igualdad) son relaciones existenciales, pues posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende cómo será su vida. Una sociedad será justa si permite a todo ser humano cumplir libremente esta praxis desarrollando con ello su racionalidad en condiciones de igualdad.

Antropología y Dios de Nietzche

Nietzsche afirma una visión pesimista del hombre, un animal cuya única arma para defenderse del mundo es la inteligencia. El ser humano es débil e indigente y sin embargo se cree el centro de la naturaleza. Por ello, Nietzsche considera que el ser humano sigue evolucionando y es solo un puente hacia el superhombre. El hombre es algo cambiante, en tanto que es vida, y tras una serie de transformaciones conseguirá superarse a sí mismo en el superhombre, aquel que tiene Voluntad de Poder, no de verdad. El hombre débil, anterior al superhombre, sigue los dictados de la moral tradicional. Se trata de una moral de los esclavos donde lo fundamental es la resignación y el rechazo a la vida. Es antinatural, niega los instintos vitales, y su fundamento ha sido Dios, o la Razón entendida también como un dios por la Voluntad de Verdad. Además, Dios o la Razón entendida como dios, ha sido el fundamento no solo de la moral sino también de la idea de que existe una verdad única y de que la vida individual concreta debe ser sacrificada en aras a otra vida futura. Así, Dios, o la Razón como dios, es el fundamento último de la Voluntad de Verdad y del platonismo y por lo tanto es el gran enemigo frente al surgimiento del superhombre que tiene Voluntad de Poder. Por ello, para que el superhombre pueda llegar a ser, para afirmar absolutamente la vida, hay que acabar con Dios y acabar con la Voluntad de Verdad que éste representa. Dios ha sido la gran objeción contra la vida y es necesario para dar valor a la vida negar a Dios. Esta negación ha ocurrido en la época moderna donde Dios ha muerto. Con ello, todos los valores tradicionales se derrumban, se quedan en nada, surgiendo una nueva época dominada por el nihilismo. Este puede tener dos sentidos: uno negativo en cuanto a que con el derrumbe de los valores tradicionales se cae en la pasividad, en el sinsentido de la existencia; otro, positivo, en cuanto a que la muerte de Dios es la oportunidad para la transmutación de los valores y el surgimiento del superhombre. Así, deberán transmutarse los valores. Esta transmutación de los valores no implica solo crear valores diferentes sino cambiar radicalmente la misma forma de valorar. Efectivamente, la transmutación de los valores implica que ya no se valorará desde el resentimiento contra la vida sino desde la “Voluntad de Poder”, desde los instintos que en cada caso potencien la vida. Esta transmutación será hecha por el superhombre, producto de la evolución desde el hombre débil, racional y dominado por la Voluntad de Verdad, hacia un ser humano fuerte, instintivo, con Voluntad de Poder, destructor y creador constante que acepta lo trágico de la vida, su devenir, multiplicidad y sus diversas perspectivas. Esta evolución del espíritu hasta el superhombre pasa por tres estadios: el camello, que todavía asume su deber racional; el león, el nihilista que se rebela frente a todo, pero aún es incapaz de crear nuevos valores; y el niño, o el bailarín, que hace de la vida un juego y una creación artística. Éste último es la representación del superhombre, que tiene la Voluntad de Poder y admite la vida como un Eterno Retorno, es capaz de crear una vida tan intensa que la posibilidad de que pueda ser repetida infinitas veces le parece maravillosa. El superhombre rechaza la moral del esclavo y la conducta gregaria, siendo contrario al igualitarismo. Frente a estos valores de los hombres débies, el superhombre es un creador constante de nuevos valores, vive en un mundo sin trascendencia y haciendo de su vida su propia creación, su obra de arte.

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