La Ética y la Filosofía Práctica
La ética es la parte de la filosofía que se ocupa del obrar humano, de las acciones del hombre, buscando discutir y juzgar el valor de las normas morales y jurídicas. Cumplir con el deber o alcanzar la felicidad son dos pautas que pueden guiar el obrar y que a veces conducen a lo mismo, pero otras veces no.
Las normas morales regulan lo que la sociedad aprueba y desaprueba. Las normas jurídicas regulan lo que está prohibido, castigando las violaciones a las prohibiciones. La ética pretende discutir el valor de las normas, su legitimidad más allá de su legalidad, buscando su fundamento.
Aristóteles y la Filosofía Práctica
Aristóteles distinguía tres niveles en el obrar y, correspondientemente, en el estudio del mismo, que constituyen lo que llama la filosofía práctica:
- El obrar del individuo.
- El obrar de la familia.
- El obrar de la sociedad.
De este último surge la palabra política, que designa en Aristóteles una especie de filosofía social global. Se prefiere el término filosofía política para el estudio del obrar social, reservándose la expresión ética o bien para el obrar individual o bien como sinónimo de filosofía práctica en general. En cualquier caso, debe remarcarse que es estrecha la relación entre ética y filosofía política.
Contexto Histórico y Político (Siglos XVII y XVIII)
Desarrollo Económico y Regímenes Políticos
En el siglo XVII continuó el desarrollo del capitalismo. Los fisiócratas consideraban que la principal fuente de riqueza es el trabajo de la tierra y que el Estado solo debe jugar un papel de árbitro moderador entre los diversos intereses económicos. Esta postura se contrapone al mercantilismo del siglo XVII.
Mientras que en Francia la monarquía se considera absoluta y de derecho divino, en Inglaterra, después de la Revolución de 1688, se proclamó la monarquía constitucional en la que el Parlamento tiene la facultad de aprobar los impuestos, hay libertad de imprenta y se establece la inamovilidad de los jueces. En el resto de Europa, prevalece el absolutismo inspirado en el iluminismo, llamado despotismo ilustrado, regímenes en los que los monarcas gobiernan apoyados en una burocracia modernizada de origen burgués.
Revoluciones Fundamentales
En la segunda mitad del siglo XVIII se produjo la Revolución Norteamericana (1776) y la Revolución Francesa de 1789, con el lema Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Corrientes Filosóficas del Siglo XVIII
La Ilustración (Iluminismo o Filosofía de las Luces)
Ilustración, Iluminismo o Filosofía de las Luces son nombres de un vasto movimiento filosófico del siglo XVIII que se extiende principalmente en Francia, Inglaterra y Alemania. Se distingue por su actitud crítica hacia la tradición, su optimista creencia en la posibilidad de progreso de la humanidad, en el poder de la razón para comprender y transformar el mundo, y en la capacidad de reorganizar la sociedad a partir de normas universales fundamentadas racionalmente.
El Romanticismo
El Romanticismo tiene inclinación por la emoción, la fuerza, la sensibilidad y lo instintivo. Privilegia la excitación y la aventura sobre la tranquilidad y la seguridad, que culminan con la muerte del enamorado. Políticamente, el romanticismo es antiuniversalista y nacionalista, considerando que la nación es una especie de organismo que posee alma y espíritu que la anima, siendo los individuos miembros de la misma. Separados de la nación, los individuos no son nada, pierden sus raíces.
El Debate Epistemológico: Racionalismo vs. Empirismo
Definiciones Fundamentales
El Racionalismo afirmaba que la razón conoce sin ayuda de la experiencia y que todo factor empírico debiera ser dejado de lado para que la razón, entendida como facultad innata, funcione con plenitud. El Empirismo sostiene la tesis contraria: todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia sensible; esta es la última fuente de conocimiento y sin ella no se lograría saber ninguno. El espíritu no está dotado de ningún contenido originario, sino que solo la experiencia lo va llenando.
Así como para el racionalismo el ideal del conocimiento se hallaba en las matemáticas (constituidas por juicios universales y necesarios), el empirismo lo encuentra más bien en las ciencias naturales o fácticas, en las ciencias de observación, cuyos juicios son particulares y contingentes. Por último, el racionalismo expresaba una tendencia filosófica declaradamente metafísica, y el empirismo propende a negar la posibilidad de la metafísica y a confinar el conocimiento a los fenómenos, a las fronteras de la experiencia.
David Hume: La Culminación del Empirismo
Hume llevó el empirismo hasta sus últimas consecuencias con sus dos profundas críticas a los dos principales conceptos de que se valía el racionalismo: los conceptos de causalidad y de sustancia.
Teoría de las Percepciones
Las percepciones del espíritu son análisis de los hechos de la propia experiencia o hechos psíquicos. Las percepciones de modo directo son impresiones y se dividen en impresiones de la sensación e impresiones de la reflexión.
Las percepciones originarias (impresiones) se diferencian de las percepciones derivadas, llamadas ideas. La frase «montaña de oro» se forma uniendo la idea de oro por un lado con la montaña por el otro, ideas poseídas desde antes que derivan de impresiones. No se trata de una percepción originaria, sino del resultado de una combinación operada por el espíritu.
Principio y Argumentos del Empirismo de Hume
Principio del Empirismo: Todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones externas o internas; solo la mezcla y composición de estos pertenece al espíritu y a la voluntad. Todas nuestras ideas o percepciones más débiles son copia de nuestras percepciones o impresiones más vivaces.
Argumentos del Empirismo:
- Cuando analizamos nuestros pensamientos o ideas, por más compuestas o sublimes que sean, veremos siempre cómo eran las copias de sensaciones precedentes. Aun aquellas ideas que parecen más alejadas de ese origen, después de un cuidadoso examen, aparecen como derivadas de él.
- La idea de Dios, con el significado de un ser inteligente, sabio y bueno, surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestro propio espíritu y al aumentar ilimitadamente estas cualidades de bondad y sabiduría. Hume observa que esa idea no es más que la reunión y multiplicación al infinito de ideas de cualidades características de nuestro propio espíritu.
