Tomás de Aquino: Razón, Fe y el Problema del Mal en la Filosofía Medieval

En cuanto a la segunda objeción, que sugiere que Dios no existe porque la razón de la existencia de todo lo que existe no se encontraría en Él, sino que los seres naturales serían producto de la naturaleza, la primera respuesta que ofrece Tomás de Aquino es que la naturaleza no podría darse a sí misma una finalidad, ya que carece de conciencia y libertad para decidir por sí misma lo que desea hacer. Sería necesario que alguien la dirigiera, y ese ser que la dirige es Dios. El mal natural existe, según Tomás de Aquino, a pesar de que Dios, debido a su suma bondad, no lo creó directamente. Como todas las cosas creadas forman parte del mundo material y, por tanto, están sometidas al paso del tiempo, son imperfectas y de ahí surgen males naturales como el envejecimiento, la enfermedad, la muerte o los desastres naturales.

La naturaleza no tendría la capacidad de decidir lo que hace y necesitaría a alguien que la dirigiese. Sin embargo, la tradición cristiana considera que el ser humano es libre y decide lo que hace.

La segunda respuesta que Tomás de Aquino ofrece a esta objeción es que incluso lo hecho a propósito tendría una causa superior que no es la razón ni la voluntad humana, porque estas también son imperfectas. Aunque Dios creó al ser humano dotándolo de conciencia y libertad, y lo dirigió hacia la búsqueda del bien, el ser humano es tan imperfecto como cualquier ser del mundo material y no es omnisciente. Aunque su intención sea hacer el bien, se equivoca y acaba cometiendo el mal. Dios no desea que exista el mal y orienta al ser humano hacia el bien, pero permite que exista el mal con el fin de obtener un bien mayor: que el ser humano sea libre para elegir por sí mismo hacer el bien y servir a Dios. El mal no proviene de Dios, sino del ser humano que hace un mal uso de su libertad.

Contextualización de la Filosofía de Tomás de Aquino

La Obra de Tomás de Aquino: La Suma Teológica y Otros Escritos

El texto que comentamos pertenece a la Suma Teológica, la obra más importante de Tomás de Aquino. En la Edad Media, una “suma” era un tratado sistemático que buscaba resumir un campo completo del conocimiento, en este caso, la teología. Se divide en tres partes:

  • La primera trata sobre Dios y su creación del mundo.
  • La segunda se ocupa de la finalidad religiosa de la vida del hombre.
  • La tercera habla de Jesucristo como camino para la vida eterna.

Cada parte se divide en cuestiones, y cada una de estas se subdivide en artículos. Cada artículo se compone de tres partes:

  • Un título, en forma de pregunta.
  • Objeciones, donde expone las opiniones contrarias a la suya.
  • Una solución, en la que desarrolla sus tesis, respondiendo así a la pregunta y a las objeciones planteadas.

El resto de las obras de Tomás de Aquino se encuentra relacionada, en parte, con la filosofía y, sobre todo, con la teología. Destacan entre ellas:

  • Comentarios a las Sagradas Escrituras
  • Comentarios a Aristóteles
  • Cuestiones disputadas sobre problemas filosóficos
  • Y, sobre todo, la Suma contra Gentiles, donde trata de demostrar que la verdadera religión es la cristiana y de rechazar los errores de “musulmanes, judíos y paganos”, a quienes llama “gentiles”. Para ello, no se basa en la Biblia, sino que utiliza la razón, que todos están obligados a reconocer, sea cual sea su religión.

Tomás de Aquino en su Época y su Legado en la Historia de la Filosofía

La importancia de la filosofía de Tomás de Aquino radica en que esta refleja la forma de pensar del siglo XIII. En su obra, convergen todos los problemas que preocupaban a su tiempo y que giraban en torno a la relación entre la razón y la fe. Los tres hechos clave que caracterizaron la cultura del siglo XIII y que influyeron en la obra de Tomás de Aquino fueron:

  1. La creación de las universidades, que surgen como resultado de la “escolástica”, un movimiento teológico que buscaba enseñar que la revelación religiosa del cristianismo podía ser comprendida mediante la filosofía.
  2. La fundación de las órdenes religiosas mendicantes, que defendían el voto de pobreza frente a la creciente degeneración de la Iglesia y que, en principio, se guiaban por el pensamiento de San Agustín. Las más importantes son: los “franciscanos”, que defendían la subordinación absoluta de la razón a la fe; y los “dominicos”, defensores del equilibrio entre razón y fe.
  3. El resurgimiento de la filosofía de Aristóteles, que a partir de este momento, ejerció una gran influencia en los teólogos árabes y cristianos, así como en los filósofos. Esta influencia fue tal en Tomás de Aquino que adaptó al cristianismo las teorías de Aristóteles.

Tomás de Aquino se encontró con un fuerte enfrentamiento entre el “averroísmo latino”, que defendía el pensamiento de Aristóteles incluso cuando este contradecía la fe cristiana, y el “agustinismo medieval”, defendido por los franciscanos, que se oponía radicalmente al aristotelismo, basándose únicamente en la fe por encima de la razón. De este modo, Tomás de Aquino, que buscaba conciliar fe y razón, fue atacado por ambos bandos y tuvo que defender:

  1. Su oposición al “averroísmo latino”, criticando su teoría de la doble verdad. Esta crítica se basaba en que las interpretaciones averroístas de Aristóteles eran engañosas y erróneas, ya que lo presentaban como un pensador materialista y ateo. Sin embargo, Aristóteles, según Tomás de Aquino, aportaba un concepto de la divinidad que, sin ser el cristiano, se aproximaba bastante a este. Para Tomás de Aquino, lo que defendían los averroístas era la independencia absoluta de la razón respecto a la fe; mientras que el pensamiento de Aristóteles, por el contrario, podía utilizarse para demostrar parte de las verdades reveladas por la religión cristiana.
  2. Su oposición al “agustinismo medieval” se debía a que este afirmaba la superioridad absoluta de la fe sobre la razón, al mantener que la verdad es conocida por la revelación y la fe y, por tanto, la filosofía no tiene que descubrir la verdad ni demostrar nada relacionado con Dios, sino tan solo explicar lo que ya se sabe gracias a Dios. Así, los agustinianos denunciaban como un peligro para la fe las nuevas doctrinas aristotélicas. Esto, según Tomás de Aquino, era fruto de su incomprensión de la filosofía aristotélica, al no reconocer lo que esta podía aportar al conocimiento.

La importancia de Tomás de Aquino para la historia de la filosofía radica en haber contribuido a la recuperación del pensamiento aristotélico para la cultura europea. Este, debido a su componente científico, contribuiría, a su vez, al nacimiento de la ciencia moderna tres siglos más tarde.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *