Conceptos Fundamentales de Nietzsche y Marx: Voluntad, Valores y Alienación

La Filosofía de Nietzsche: Crítica a los Valores Tradicionales y la Voluntad de Poder

El Problema Moral en Nietzsche: La Transmutación de los Valores

Para Nietzsche, Sócrates y Platón son los grandes corruptores de la filosofía occidental. Su dialéctica y racionalidad, presentadas como únicos caminos hacia la virtud, desvinculan al hombre abstracto de sus instintos vitales. Esta invención del bien desvaloriza el mundo sensible y favorece un espíritu de decadencia, caracterizado por el temor a los instintos y el miedo a la vida.

Nietzsche defiende el mundo sensible, el auténtico, y coincide con Heráclito al afirmar que el ser inmutable es una ficción vacía. El platonismo, y posteriormente el cristianismo, produjeron una inversión de los valores morales griegos. En la Grecia aristocrática, el concepto de «bueno» tenía un sentido noble, opuesto al hombre vulgar. Los hombres superiores realizaban actividades libres, siguiendo la moral de los señores, impulsados por su voluntad de poder.

En contraste, la moral cristiana obliga a renunciar a instintos poderosos. En el judaísmo y el cristianismo, el miedo a la vida y el espíritu de venganza de los débiles imponen la moral de los esclavos, que culmina en el nihilismo. El nihilismo pasivo denuncia la existencia, generando un sentimiento de pérdida y odio hacia la vida, donde nada tiene sentido ni finalidad. Al haberse perdido todos los valores y al contemplarse la vida como un sinsentido, Nietzsche anuncia la «muerte de Dios». La consecuencia es que la humanidad, colectivamente, ha «matado a Dios».

Frente a esto, el nihilismo activo consiste en afirmar el «sí» a todo lo que fortalece y es capaz de transmutar los valores. Esto debe realizarse desde la voluntad de poder, rechazando la moral de los esclavos y preparando la llegada del superhombre. La vida es una lucha constante entre fuerzas antagónicas, interpretadas desde la voluntad de poder. Donde hay vida, hay voluntad de poder. En el vacío dejado por la muerte de Dios, la voluntad aparece como voluntad creadora de los valores. Por esto, se considera una hermenéutica de la voluntad de poder; durante el juicio de valor, todo se basa en preguntarse si favorece la vida.

Las transformaciones del superhombre se simbolizan en tres figuras:

  • Camello: Simboliza la moral de los esclavos, la carga de los valores tradicionales.
  • León: Representa la consecución de la libertad, siendo dueño de su propio destino al romper con las cadenas morales.
  • Niño: Cuya inocencia implica el olvido del pasado y la capacidad de crear nuevos valores. El niño es consciente de la muerte de Dios y representa al superhombre.

Los valores del superhombre no siguen criterios preestablecidos, puesto que dependen de lo que establezca el hombre superior. Para Nietzsche, el superhombre afronta la vida en todas sus facetas, y al haberse transmutado los valores, la noción de lo bueno y lo malo cambia de sentido. Nietzsche critica al sujeto trascendental, defendiendo las cualidades del superhombre:

  • Sentido de la tierra: Ama la vida asumiendo que no tiene finalidad fuera de sí misma.
  • Voluntad de dominio: Libera los valores del pasado y se rige por la moral de los señores.
  • Capacidad de legislador: Crea sus propios valores y normas.

El Problema de Dios en Nietzsche: La Muerte de la Trascendencia

La «muerte de Dios» significa para Nietzsche una crítica radical de la religión, de la moral y de la metafísica. Es la liberación de un gran peso que abruma al hombre: el peso de la idea de un más allá, de la trascendencia objetiva. La idea de Dios es lo que impide al hombre llegar a ser el superhombre. Por eso, Nietzsche piensa que para que viva el hombre, ha de morir Dios; si Dios vive, el hombre no puede vivir.

La muerte de Dios significa que se han derrumbado los pilares que sostenían la tradición, la historia y la cultura de Occidente, es decir, los valores tradicionales que él consideraba corruptos. Nietzsche critica únicamente la visión platónica e idealista de Dios y las filosofías que niegan la vida; no necesariamente la entidad de Dios en sí misma. Con la muerte de Dios, el hombre se libera a sí mismo, se acaba la historia antigua y comienza una nueva historia, la verdadera historia, donde el hombre puede ser sujeto de su propio destino.

En las filosofías que niegan la vida, los hombres se rebelan contra el sufrimiento existencial y lo niegan, convirtiéndolo en un mero residuo de otra realidad perfecta, donde ahogan su resentimiento. Nietzsche acusa a la moral platónica y cristiana de ser antinatural por ir en contra de los instintos vitales. Se trata de una moral que gira únicamente en torno a Dios y que impone al hombre una lucha constante contra sus impulsos vitales.

El Problema de la Realidad y el Conocimiento en Nietzsche: Perspectivismo y Lenguaje

Nietzsche consideraba que la realidad es cambiante y multifacética, y que el hombre estaría incompleto si solo se aferrara a una única perspectiva. Es preciso elevarse más allá de todo juicio moral, más allá del bien y del mal, porque la moral es una ficción que no propicia el aumento de las fuerzas vitales y creativas, llevando al hombre a dejar de seguir sus deseos e impulsos.

Nietzsche defenderá la voluntad de poder, que supone asumir y enfrentarse a la realidad cambiante, afirmando una perspectiva individual de forma temporal para vivir más plenamente. Se reconoce la realidad como un flujo constante y la inexistencia de una verdad absoluta, admitiendo la elección de una perspectiva entre las múltiples posibles para potenciar la propia vida.

Nietzsche encuentra un problema fundamental en el lenguaje y critica duramente la noción de verdad y mentira. Para él, las palabras no son más que reproducciones fonéticas de impulsos nerviosos. El lenguaje surge como un sistema de metáforas que indican la relación de las cosas con los hombres. Este sistema es arbitrario, no tiene nada que ver con las cosas mismas, pero es socialmente aceptado y acaba definiendo lo que se considera «verdad» y «mentira». Nietzsche advierte contra confundir los conceptos que nos aproximan a una comprensión de la realidad con meras abstracciones que la distorsionan.

Para Nietzsche, no existe la verdad absoluta; no es más que un concepto inventado por filósofos insatisfechos que ansían un mundo estático. El hombre solo puede escapar de la gran mentira del lenguaje olvidándose de sí mismo y convertirse en un hombre intuitivo, estético, que desarrolla su creatividad artística, es decir, el superhombre. A través del arte, podemos huir de la falsedad de los conceptos, porque el hombre intuitivo es el único que puede situar el arte por encima de la vida, especialmente en artes temporales como la música y la poesía.

La Filosofía de Marx: El Ser Humano y la Alienación

El Problema del Ser Humano en Marx: Praxis y Trabajo

Marx definía la concepción del ser humano según los siguientes conceptos:

  • Es un ser biológico que no se limita a aceptar lo que la naturaleza le ofrece, sino que lo transforma según sus necesidades.
  • Definía la corporalidad, donde incluso el intelecto estaba ligado al lenguaje y a la cooperación con otros para sobrevivir, dejando de lado la concepción de una conciencia pura.

Todas estas concepciones están ligadas a una única raíz: la praxis, entendida como la acción y la necesidad de proteger y conservar nuestra especie. Esta acción se denomina trabajo, que constituye nuestra esencia y nos ayuda a desarrollarnos por completo. Marx aplica una visión dialéctica (influenciada por Hegel) al proceso histórico y social, donde el ser humano, a través de su trabajo (tesis), transforma la naturaleza (antítesis) y se transforma a sí mismo, creando una nueva realidad (síntesis) para cubrir sus deseos materiales.

La Alienación en Marx: Causas y Manifestaciones

Según Marx, las primeras sociedades realizaron la división del trabajo según la fuerza, y con el desarrollo de esta se daría una nueva división, dando así nacimiento a la propiedad privada. Debido a esto se produjo la alienación, que según Marx es la transformación de la actividad productiva y la mercancía producida en algo extraño y desconocido. Esta alienación socioeconómica deriva en alienación sociopolítica y religiosa.

  • Alienación sociopolítica: Ocurre cuando el Estado se convierte en el enemigo de los seres humanos, es decir, cuando las leyes e instituciones están bajo el mando de la burguesía, lo que solo conduciría a la injusticia.
  • Alienación religiosa: Por su parte, deriva de la alienación socioeconómica, ya que se busca justificar la miseria de la sociedad en vez de tratar de corregirla. Por ello, Marx llama a la religión «el opio del pueblo».

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