Tomás de Aquino (Pregunta n.º 1)
Tomás de Aquino nació en el castillo de Roccaseca (entre Roma y Nápoles) en 1225 y murió en 1274. Es un filósofo cristiano medieval del siglo XIII perteneciente a la Escolástica. Tomás era hijo de los condes de Aquino. Contra el deseo de sus padres, que preferían a los agustinos, ingresó en la orden de los dominicos en 1243, a los 18 años, en el convento de Nápoles. Un año después, su madre ordenó a sus otros dos hijos que lo capturaran y lo llevaran custodiado al castillo de la familia, pero finalmente Tomás los convenció de que no obstaculizaran su vocación.
Estudió en la Universidad de Nápoles y después en la de París, donde fue discípulo de Alberto Magno, quien le introdujo en la obra de Aristóteles. En 1256 obtuvo el título de maestro en Teología y una cátedra, iniciando su trayectoria docente como teólogo en diversas ciudades de Francia e Italia, así como la composición de su prolífica obra. En 1274 fue convocado por el papa Gregorio X al segundo concilio de Lyon, pero enfermó durante el viaje y murió en la abadía cisterciense de Fossanova.
Contexto Histórico y Filosófico
El siglo XIII fue una época de expansión económica. Se produjo un notable desarrollo de las ciudades y de una rica burguesía dedicada al comercio y a la banca, pero dentro de una sociedad estamental y fundamentalmente feudal. El auge económico permitió construir muchas catedrales góticas. Se fundaron dos nuevas e importantes órdenes religiosas: los franciscanos y los dominicos (estos especialmente dedicados al estudio y a la enseñanza). Se crearon y desarrollaron universidades, siendo la más importante la de París. Fue una época de intensa polémica entre monarcas y papas respecto a si el poder de aquellos debía o no someterse al de estos.
Como hemos dicho, Tomás pertenece al periodo escolástico de la filosofía cristiana medieval, periodo que va del 750 al 1350 aproximadamente. Un escolástico era un maestro en artes liberales:
- Gramática, Lógica y Retórica (Trivium)
- Geometría, Aritmética, Astronomía y Música (Quadrivium)
- Finalmente, Teología.
Impartía sus lecciones en la escuela monacal o catedral y en la Universidad, lecciones que básicamente consistían en el comentario exhaustivo de autores considerados como autoridades, recurriendo a la dialéctica (lógica) pero siempre teniendo como referente las verdades de la fe o dogmas.
Se trata de una época en la que acaba de traducirse del griego al latín prácticamente toda la filosofía de Platón (filósofo ya muy influyente a través de los neoplatónicos), así como la de Aristóteles (mucho menos conocido). También se traduce la filosofía árabe de los muy influyentes Avicena y Averroes. Destacan en esta tarea traductora la escuela de traductores de Toledo y la de Bolonia.
Obra y Pensamiento de Tomás de Aquino
Tomás de Aquino construyó una imponente obra teológica, que acabó convirtiéndolo en máximo doctor de la Iglesia católica. Él se consideró siempre a sí mismo como teólogo y no como filósofo, pues para él era ya Aristóteles «el Filósofo» sin más. A lo que se dedicó Tomás fue a estudiar a Aristóteles (apoyándose en Averroes, al que llaman «el Comentador», aunque no coincida con él) como ayuda para entender racionalmente el mensaje de Dios, inspirándose en todo momento en la Sagrada Escritura.
Desde la preeminencia de la fe, Tomás se esforzó por armonizar al máximo fe y razón. Distinguió entre el esse (el ser) y la essentia (la esencia) de algo, concibiendo el esse como «la existencia» de ese algo, recibida por Dios, al cual identifica como «el existir mismo» (ipsum esse) y, por tanto, como carente de essentia, siendo por ello inconcebible para nuestro entendimiento. A pesar de ello, considera que es posible hablar de Dios y también demostrar su existencia (polemizando con otras demostraciones), no como causa en sí misma, sino a partir de sus efectos como causa.
Basándose en las Sagradas Escrituras y en la filosofía de Aristóteles, Tomás desarrolló también una teoría del conocimiento, una antropología, una ética y una política cristianas.
Comentarios a Textos Seleccionados de la Suma Teológica
Texto 1
Este texto de Tomás de Aquino pertenece a la Suma Teológica, concretamente a la «Respuesta a las Dificultades» sobre la temática titulada «Si la existencia de Dios es evidente por sí misma», que se inscribe dentro de la cuestión titulada «Acerca de Dios. Si Dios existe» de la primera parte de la citada obra, donde Tomás trata acerca de la evidencia y demostración de la existencia de Dios y enuncia sus cinco vías acerca de la existencia de Dios.
En este texto Tomás dice que la afirmación «Dios existe» es en sí misma evidente porque el predicado está incluido en el sujeto, pero que no es evidente para nosotros porque no conocemos a Dios directamente, sino indirectamente mediante sus efectos y obras. El ámbito filosófico en el que situamos el texto es, tratándose de un filósofo cristiano, el ámbito teológico, o sea, referido a Dios.
Para hablar sobre la demostración de la existencia de Dios, Tomás maneja la distinción entre «evidente por sí mismo» (el predicado está lógicamente incluido en el sujeto) y «evidente para nosotros» (si conocemos la naturaleza o esencia de eso que nos es evidente). El modo que tiene Tomás de exponer la cuestión es claramente dialéctico (lógico).
Texto 2
Este texto de Tomás de Aquino pertenece a la Suma Teológica, concretamente a la «Respuesta» a las «Dificultades» sobre la temática titulada «Si la existencia de Dios es evidente por sí misma», que se inscribe dentro de la cuestión titulada «Acerca de Dios. Si Dios existe» de la primera parte de la citada obra, donde Tomás trata acerca de la evidencia y demostración de la existencia de Dios, y enuncia sus cinco vías acerca de la existencia de Dios.
En este texto Tomás dice que una proposición puede ser evidente de dos maneras: en sí misma y no para nosotros; en sí misma y para nosotros. Establece que una proposición es evidente en sí misma cuando el predicado está lógicamente incluido en el concepto del sujeto, y que una proposición es evidente para nosotros cuando nosotros conocemos la naturaleza o definición del sujeto y del predicado, es decir, cuando conocemos que el predicado está incluido en el sujeto.
Nos pone como ejemplo de proposición evidente en sí misma «el hombre es animal» porque «animal» es un concepto universal que incluye en su extensión al concepto «hombre» (el cual, por tanto, es menos extenso). Y nos dice que la proposición «Dios existe» (= «Dios es existente») es en ese mismo sentido una proposición evidente en sí misma porque el predicado «existente» está implicado en el concepto «Dios» (ya que Dios es la existencia misma). Sin embargo, la proposición «Dios existe» no es evidente para nosotros porque nosotros desconocemos la naturaleza o definición de Dios (ya que Dios carece de naturaleza o definición), y sólo conocemos de Dios sus efectos u obras.
El problema o ámbito filosófico que aborda el texto es de tipo lógico, pero en este caso se inscribe en la problemática teológica, o sea, sobre Dios (en este caso su existencia). Tomás también habla en el texto de conceptos comunes cuya definición nadie ignora (como los conceptos que aparecen en los primeros principios: ser, no ser, todo, parte, etc.), pero también habla de otras cuya definición sólo es conocida por los sabios (como, por ejemplo, el concepto «incorpóreo»). De ahí que haya proposiciones evidentes de hecho para unos pero no para otros (según lo que sabe cada cual), aunque hablemos de proposiciones evidentes de suyo para nosotros (o sea, para el ser humano en general). El modo que tiene Tomás de exponer la cuestión es claramente dialéctico (lógico).
Texto 3
Este texto pertenece a la Suma Teológica de Tomás de Aquino, concretamente a las «Soluciones» a las «Dificultades» planteadas a la temática «Si la existencia de Dios es demostrable», ya que se inscribe dentro de la cuestión titulada «Acerca de Dios. Si Dios existe» de la Primera Parte de la citada obra, donde Tomás trata acerca de la evidencia y demostración de la existencia de Dios y enuncia sus cinco vías acerca de la existencia de Dios.
En este texto Tomás dice que aquellos efectos que no son proporcionados a su causa no nos permiten alcanzar un perfecto conocimiento de esta, pero al menos sí que nos permiten demostrar su existencia. Así, podemos demostrar la existencia de la causa Dios por sus efectos, que no guardan proporción con la propia grandeza inconmensurable de Dios (porque no son Dios), y que, por ello, no nos permiten alcanzar un perfecto conocimiento esencial de Dios (siendo, además, que de Dios no hay esencia).
El problema o ámbito filosófico en el que situamos el texto es, tratándose de un filósofo cristiano, el ámbito teológico, o sea, referido a Dios (en este caso su existencia). Tomás plantea la posibilidad de conocer con seguridad la existencia de algo por los efectos que ese algo produce y que son constatados incuestionablemente por nosotros. En efecto, distingue entre conocer la esencia de algo y conocer la existencia de algo, reconociendo implícitamente que lo primero es más elevado que lo segundo, pues supone lo segundo.
En cualquier caso, sabemos que, según él, Dios es incognoscible no sólo por nosotros, sino en sí mismo, pues Dios carece de esencia o definición, ya que es «sólo» existencia, el ser mismo. El modo que tiene Tomás de exponer la cuestión es claramente dialéctico (lógico).