Racionalismo Cartesiano y Empirismo Humeano: Fundamentos del Conocimiento

René Descartes: El Fundador del Racionalismo Moderno

René Descartes es considerado el padre de la filosofía moderna y fundador del racionalismo. Tras exponer las fases por las que pasa la duda, busca una cuestión que sea indudable, es decir, una certeza. Descartes afirma que, por el mero hecho de dudar, se realiza una acción en la que pensamos, y esta actividad no se puede llevar a cabo sin tener un conocimiento del propio yo. Por lo tanto, el “pienso, luego soy” es una certeza indudable que ni los escépticos pueden rebatir. La certeza del sujeto pensante ya fue mencionada por San Agustín cuando dijo “si me equivoco, existo”, pero con una finalidad teológica que se aleja de lo que quería expresar Descartes.

El Escepticismo y la Búsqueda de la Verdad

Los escépticos sostienen que no se puede hallar una verdad en la que no quepa duda. Existen dos corrientes principales:

  • Los académicos, que son los más radicales, afirman que no podemos alcanzar la verdad, ya que no hay una fuente de conocimiento absoluta.
  • Los pirrónicos son más moderados, indicando que, cuando no tenemos el cien por cien de certeza sobre algo, hay que suspender el juicio.

Observaciones sobre la Afirmación «Pienso, Luego Soy»

Hay cuatro observaciones importantes sobre la afirmación “pienso, luego soy”:

  1. El yo se refiere a una cosa pensante (res cogitans), mientras que el cuerpo es una cosa extensa (res extensa).
  2. La afirmación no significa que todo lo que pienso existe, sino que yo pienso y, por lo tanto, existo.
  3. A través de esta afirmación no se puede llegar directamente a otras verdades, sino que esta es un modelo a partir del cual es posible descubrir otras verdades.
  4. La existencia de un mundo extenso y en movimiento es garantizada por la idea de Dios.

El Criterio de la Claridad y Distinción

A partir de la certeza encontrada, Descartes busca un criterio general para hallar otras certezas. Ese criterio general es la claridad y distinción, ya que la afirmación “Pienso, luego soy” es verdadera porque es clara (es una idea presente en la mente y se manifiesta plenamente) y distinta (se diferencia de otros conocimientos). El conocimiento de un juicio puede ser claro sin ser distinto, pero no viceversa.

El Método Cartesiano: Reglas para la Búsqueda de la Verdad

En el Discurso del Método, además de la intuición de lo claro y distinto, Descartes añade:

  • El análisis, donde se dividen las ideas complejas en ideas simples.
  • La síntesis, donde las ideas simples pasan a las complejas por intuición.
  • La enumeración, que consiste en repasar todo el proceso para asegurar la completitud.

El Papel de Dios en la Filosofía Cartesiana

Descartes argumenta que la idea de Dios es innata en la mente humana, es decir, que todos los seres humanos tienen una idea de Dios desde su nacimiento. Frente a la hipótesis del Genio Maligno, que podría haber creado una mente defectuosa, Descartes sostiene que Dios es necesario para proporcionar una garantía del conocimiento humano. Él argumenta que, si Dios no existiera, no habría garantía de que el mundo externo fuera real ni de que nuestro conocimiento fuera confiable. Así, la existencia de Dios es crucial para la certeza y la verdad en la filosofía de Descartes.

La Duda Metódica: Características y Fases

Descartes pretende solucionar el problema metafísico de si existe un juicio que sea absolutamente cierto. Si la certeza es la ausencia de duda, esto significa que, si hay certeza en algo, podemos asentar el conocimiento humano. Él dudará de todo, incluso de su propio conocimiento, hasta demostrar una certeza que exista. La duda tiene dos características:

  1. La duda será radical.
  2. Se planteará de manera sistemática, siendo estrictamente filosófica y sin alcanzar las normas morales.

La duda tiene diversas fases:

  1. Considerar falso el conocimiento de las cosas tal y como las percibimos con los sentidos, ya que no son una fuente fiable de conocimiento.
  2. Considerar que las demostraciones matemáticas son dudosas, ya que el humano puede equivocarse en su razonamiento. Además, en las Meditaciones Metafísicas, expone la hipótesis del genio maligno, que plantea la posibilidad de que un dios maligno nos haya creado defectuosos.
  3. Exponer que no podemos distinguir el estado de vigilia del de sueño.

Aunque nos engañemos en lo referente a la verdad de los juicios de nuestra mente, no nos podemos engañar en lo referente a que estamos realizando la acción de pensar. De aquí que el “pienso, luego soy” sea una certeza que ni los escépticos pueden negar. El yo es una cosa pensante y el cuerpo es una cosa extensa y, por lo tanto, son distintas.

Las Cuatro Reglas del Método en el Discurso del Método

En el Discurso del Método, aparecen cuatro reglas:

  1. Evidencia: No admitir nada como verdadero que no se conozca como claro y distinto.
  2. Análisis: Consiste en dividir lo complejo en sus partes simples.
  3. Síntesis: Reconstruir deductivamente el saber a partir de elementos simples.
  4. Enumeración: Realizar una revisión general para asegurar la completitud y la ausencia de omisiones.

Alma y Cuerpo: La Dualidad Cartesiana

Hay que distinguir el alma del cuerpo e identificar el yo con el alma y no con el cuerpo. El yo (res cogitans) es la sustancia pensante, que no es medible ni cuantificable, y el cuerpo (res extensa) es una sustancia cuantificable y medible. Descartes entiende como sustancia una cosa que requiere de sí misma para existir. Hay dos clases de sustancias: las corpóreas y las espirituales. Lo que percibimos de las sustancias son sus atributos, que las definen y nos dicen cuál es su esencia. El atributo principal de las sustancias corpóreas es la extensión, y el de las sustancias espirituales es el pensamiento.

Hay dos maneras de entender cómo se relacionan el alma y el cuerpo en el ser humano: la primera es la accidental de dos sustancias separadas y opuestas, y la segunda como unión íntima. Descartes considera que la parte en la que interactúan el alma y el cuerpo se encuentra en la glándula pineal.

El alma no necesita presuponer la existencia de Dios, pero, en cambio, el cuerpo sí necesita la existencia de Dios para garantizar que no es fruto del engaño de un dios perverso o el contenido de un simple sueño.

El «Pienso, Luego Soy»: Pensamiento, Contenido e Ideas

En la afirmación “pienso, luego soy”, se distinguen tres aspectos: primero, el pensamiento; segundo, el contenido; y tercero, la sustancia que realiza la acción, la sustancia pensante, y el sujeto.

Pensar es todo aquello que nos acontece y que percibimos de inmediato, no solo entender e imaginar, sino también sentir. La certeza de la actividad de pensar radica en que, aunque nada de lo que siento, entiendo o imagino fuese tal y como es (por la hipótesis del genio maligno), es cierto que la actividad de pensar tiene lugar.

Pensar ha de tener siempre un contenido. Esos contenidos de la conciencia reciben el nombre de pensamientos. Las ideas son las representaciones mentales de los objetos y conceptos que se encuentran en el mundo. Las ideas pueden clasificarse por su grado de evidencia, su origen y por su grado de realidad.

Clasificación de las Ideas

  • Por el grado de evidencia: Se clasifican en claras y distintas. Clara es la idea que se manifiesta plenamente en la mente, y distinta es aquella que se puede diferenciar de otras ideas.
  • Por el origen: Pueden ser innatas (nacemos con ellas, como la idea de Dios y del yo/alma), adventicias (las aprendemos a través de la experiencia, como el color, la forma, la temperatura, etc.) y facticias (aquellas que imaginamos mezclando ideas, por ejemplo, el minotauro).
  • Por el grado de perfección o realidad objetiva: Las ideas tienen diferentes grados de perfección, y esto se relaciona con la realidad objetiva de los objetos o conceptos a los que se refieren. Las ideas que se refieren a objetos o conceptos más perfectos tienen una realidad objetiva más alta, mientras que las ideas que se refieren a objetos o conceptos menos perfectos tienen una realidad objetiva más baja. Según Descartes, la idea más perfecta es la idea de Dios y la menos perfecta es la idea de la nada.

David Hume: El Empirismo Radical y la Crítica a la Metafísica

David Hume (1711-1776) fue un filósofo escocés. Sostuvo que la metafísica es un conocimiento que no puede ser considerado como conocimiento verdadero, a diferencia de las matemáticas, que son exactas, o las ciencias naturales, fundadas en la experiencia. La metafísica es el campo que estudia la realidad, que según Hume es un conjunto de afirmaciones sofisticadas que no pueden ser probadas.

Hume argumentó que la metafísica tradicional era falsa, ya que se basaba en conceptos que no podían ser verificados por la experiencia. Él propuso una metafísica que se basa en su teoría del conocimiento, la cual explica los principios y operaciones de nuestra facultad de razonar y la naturaleza de nuestras ideas. Se propuso dos objetivos: el primero es desarrollar las principales ciencias humanas (estética, moral y política), y el otro objetivo es acabar con la metafísica tradicional. La crítica a la metafísica tiene cuatro factores en concreto.

Crítica de Hume a la Metafísica Tradicional

  1. Crítica a la relación causa y efecto:

    Hume argumentó que la idea de causa y efecto no se basa en la razón, sino en la experiencia. Según Hume, no podemos dar por hecho la existencia de una causa a partir de la mera observación de un efecto.

    Hume sostuvo que la relación de causa y efecto es una cuestión de hábito o costumbre, y que nuestra creencia en la causalidad se basa en la experiencia pasada. Es decir, cuando observamos que un evento A siempre va seguido por un evento B, tendemos a asumir que A es la causa de B. Sin embargo, esta relación causal no puede ser probada mediante la razón, sino que se basa en la experiencia. Esto se llama problema de la inducción, donde no podemos afirmar con seguridad que A sea la causa de B siempre.

  2. Crítica a la idea de sustancia material:

    Hume argumentó que no podemos demostrar la existencia de sustancias materiales mediante la razón, ya que nuestras ideas de los objetos físicos se basan en la experiencia y en las impresiones sensoriales. Para Hume, no podemos demostrar la existencia de una sustancia material que sostiene las cualidades de los objetos, como la forma, el tamaño, el peso, etc.

  3. Crítica de la idea del yo como sustancia en las percepciones:

    Hume argumentó que no podemos demostrar la existencia de un «yo» como una entidad sustancial y permanente detrás de nuestras percepciones y pensamientos.

    Según Hume, nuestras percepciones y pensamientos son transitorios y cambiantes, y no podemos demostrar la existencia de un «yo» como una sustancia permanente detrás de ellos. Hume sostuvo que nuestra idea del yo se basa en una serie de impresiones y pensamientos que se suceden en el tiempo, pero no podemos demostrar la existencia de un yo que sea la causa de estas impresiones y pensamientos.

    Para Hume, la idea del yo es simplemente una construcción de nuestra mente que se basa en la experiencia de la continuidad y la coherencia de nuestras percepciones y pensamientos.

  4. Crítica de las pruebas de la existencia de Dios:

    Hume presentó tres argumentos en contra de las pruebas tradicionales de la existencia de Dios. En primer lugar, Hume argumentó que la idea de Dios no puede ser probada mediante la razón o la experiencia, ya que la existencia de Dios no es un hecho observable. Para Hume, la existencia de Dios es una cuestión de fe y no puede ser demostrada mediante argumentos racionales.

    En segundo lugar, Hume argumentó que las pruebas tradicionales de la existencia de Dios, como la prueba ontológica o la prueba cosmológica, tienen serias limitaciones y no son concluyentes.

    En tercer lugar, Hume argumentó que incluso si aceptamos la existencia de un ser supremo, no podemos demostrar con ello ninguna conclusión acerca de su naturaleza o atributos.

La Obra de Hume en el Contexto de su Pensamiento

David Hume, un filósofo escocés, nació en Edimburgo en 1711 y murió en 1776. Estudió jurisprudencia por deseo familiar, pero al poco de ejercer como abogado, se dedicó a la literatura. Es conocido por su crítica de la metafísica y la religión. En su obra más importante, publicada en 1740, Tratado de la Naturaleza Humana, Hume argumentó que todas nuestras ideas y conocimientos se basan en la experiencia sensible, y que no podemos demostrar la existencia de entidades abstractas como Dios, el alma o la sustancia. En 1742, escribió Ensayos Morales y Políticos.

La obra Investigación sobre el Entendimiento Humano, escrita en 1748, resumía y superaba los límites de la primera parte de la obra Tratado de la Naturaleza Humana. Expone en doce secciones de manera clara y coherente sus ideas epistemológicas:

  1. “De las distintas clases de filosofía”
  2. “Sobre el origen de las ideas”
  3. “De la asociación de ideas”
  4. “Dudas escépticas de las operaciones del entendimiento”
  5. “Solución escéptica de estas dudas”
  6. “De la probabilidad”
  7. “De la idea de conexión necesaria”
  8. “De la libertad y la necesidad”
  9. “De la razón de los animales”
  10. “De los milagros”
  11. “De una providencia particular y de un estado futuro”
  12. “De la filosofía académica o escéptica”

Hume y las Cuestiones Morales, Estéticas y Políticas

  • En cuanto a las cuestiones morales, nuestras decisiones morales no se basan en la razón, sino en los sentimientos y emociones que experimentamos. Él argumentó que la razón solo puede ayudarnos a descubrir los hechos, pero no puede decirnos lo que debemos hacer. Esta teoría es conocida como emotivismo moral.
  • En la cuestión estética, sostiene que la belleza tiene carácter subjetivo. La belleza no está en el objeto en sí mismo, sino en la impresión que produce en el espectador.
  • En lo referido a la política, era un defensor del gobierno limitado y los derechos individuales. Él también argumentó que el contrato social es la base de la sociedad civilizada y que los ciudadanos tienen el derecho de rebelarse contra un gobierno tiránico.
  • En relación con la religión, dice que no podemos conocer la existencia de Dios a través de la razón, ya que no hay evidencia empírica que respalde la afirmación de que Dios existe.

La Filosofía de Hume en el Contexto de la Ilustración (Siglo XVIII)

El siglo XVIII es el siglo de la Ilustración, un movimiento que se caracteriza por enfatizar la razón y la ciencia como las principales fuentes de conocimiento y autoridad, y por cuestionar la tradición y la autoridad religiosa. La Ilustración intentó extenderse en diferentes campos:

  • En el campo del conocimiento, la ciencia natural y la física de Newton se convierten en el modelo y prototipo del saber.
  • Se intenta establecer la religión en los límites de la razón, criticando todo fanatismo y defendiendo la tolerancia.
  • Con respecto a la política, el Estado se constituye mediante un pacto en el que el individuo cede el derecho que tenía a castigar las infracciones de la ley natural. Se hace a condición de que se comprometan a proteger la vida, la libertad y la propiedad de los gobernados, quienes conservan el derecho a derrocarlos en caso de no cumplir su cometido.

En conclusión, el siglo XVIII fue un período de grandes cambios que sentaron las bases para la modernidad. La Ilustración y la Revolución Industrial tuvieron un impacto duradero en la forma en que las personas piensan, se organizan y viven en el mundo actual.

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