Nietzsche: La Transición Filosófica del Nihilismo a la Voluntad de Poder y el Superhombre

El Nihilismo y el Vitalismo en la Filosofía de Nietzsche

Nietzsche define el nihilismo como: “que los supremos valores se devalúan. Falta el fin, falta la respuesta a la pregunta ¿por qué?”. Es decir, es el efecto al que conduce la cultura occidental, el destino al que inexorablemente están llamados los países occidentales. La civilización occidental se desprende de los valores que han predominado en ella, porque tales valores son falsos, son la negación de la vida misma. El espíritu de Occidente, harto de estar esclavizado por los valores inadecuados, se rebela ante esta situación y se vuelve nihilista. Esta es la condición para que se puedan crear nuevos valores y dar un nuevo sentido a la existencia humana y llegar al superhombre.

Pero Nietzsche no solo se refiere a la pérdida de valores, sino que con él pretende designar, además, los sucesivos modos de situarse la humanidad ante la realidad, un movimiento que ha recorrido la historia de la cultura occidental, como un hilo conductor. Esa diversidad puede esquematizarse en cuatro etapas:

Las Cuatro Etapas del Nihilismo

  1. El nihilismo intrínseco a todas las metafísicas occidentales que dirigen la existencia humana a un objetivo que no existe, que es “nada”. En todo ese tiempo predominó una actitud antinatural, contraria a la vida. La humanidad vivía en un engaño. En el tiempo, este nihilismo comienza con Sócrates, sigue con el idealismo platónico y recorre, de la mano de la teología y la filosofía cristianas, toda la Edad Media.
  2. El nihilismo como negación de la concepción anterior del mundo y del lugar que ocupa el ser humano en él. Es el tiempo al que aludimos en este apartado. A este nihilismo se le ha llamado también “pasivo”.
  3. El nihilismo como autoafirmación de esa negación. El ser humano asume haberse convertido en el asesino de Dios, desprecia el abismo que se divisa en torno a él tras el desmoronamiento de las costumbres milenarias, se alegra por lo que acaba de hacer, acepta su nueva situación y confía en sus posibilidades de crear nuevos horizontes. Siguiendo el símil temporal, este sería el tiempo de Nietzsche.
  4. El nihilismo como punto de partida de un nuevo movimiento que representará su propia anulación, toda vez que la humana será todo lo referente. Es el tiempo por venir, el tiempo del superhombre. A este nihilismo se le conoce como “nihilismo activo”.

Así pues, el nihilismo abarca dos dimensiones: una pasiva o negativa, y la otra activa o positiva. La negación de valores caducos conduce a la creación (afirmación) de nuevos valores. Siguiendo esa actitud afirmativa, nos hemos de encontrar con las propuestas centrales de Nietzsche: el vitalismo, la voluntad de poder y el superhombre.

Conceptos Fundamentales de la Filosofía Afirmativa

El Vitalismo

Es evidente por qué Nietzsche se alinea en aquella corriente filosófica nacida durante el siglo XIX y que tiene como núcleo vertebrador la exaltación de la vida. Este hecho se concreta en una crítica de aquellas doctrinas que, aun recogiendo el fenómeno de la vida (platonismo, cristianismo, positivismo, marxismo, etc.), lo desenfocan al contemplarlo desde un sistema abstracto y árido, donde la vida pierde aquello que precisamente la caracteriza: lo vivo. La vida es, para Nietzsche, acción, dinamismo espontáneo, y debe ser comprendida en su espontaneidad, en su frescura, no sepultada en un sistema que la ahogue y la desfigure. Dentro de esta concepción nietzscheana son fundamentales dos conceptos: la voluntad de poder y el superhombre.

El Superhombre (Übermensch)

El superhombre es el hombre nuevo que aparece tras la “muerte de Dios”. Nietzsche lo concibe como el individuo fiel a los valores de la vida, al “sentido de la tierra”. Su caracterización de esta figura humana es ambigua, dando lugar a peligrosas interpretaciones (incluida la nazi). Entre sus tesis más controvertidas se encuentran:

  • Contrario al igualitarismo: Fue contrario tanto al igualitarismo cristiano como al socialista (hay hombres inferiores y hombres superiores; el superhombre pertenece a este segundo grupo).
  • Moral de la violencia: Llega a atribuir al superhombre rasgos terribles (falta de compasión, desprecio por los débiles, crueldad, gusto por la acción, el combate y la guerra).
  • Crítica y reivindicación: En muchos textos emplea los calificativos más exagerados para criticar al judaísmo y al cristianismo, y para reivindicar la ferocidad y el empuje de los pueblos germánicos.

Para que el hombre llegue al superhombre es necesario que supere la moral tradicional y expulse a Dios de su vida. Nietzsche explica este paso mediante lo que se conoce con el nombre de la metáfora de las tres transformaciones:

La Metáfora de las Tres Transformaciones

  1. El camello: Carga con todo, todo lo aguanta. El espíritu que así se comporta es el del hombre cristiano: se inclina ante su Dios y carga con todos los mandamientos y normas morales que le impone.
  2. El león: Simboliza al ser humano que se libera de las cargas morales y sociales. Se ha liberado, pero no es consciente de su potencial creador. Destruye lo que le tiene atado, impone su voluntad, pero no va más allá. Vive instalado en el presente y sometido a lo que niega.
  3. El niño: Finalmente, el espíritu se transforma en niño. El niño es inocencia y es juego, pero también es inteligencia. Despejado el terreno de deberes y en razón de su intelecto, el espíritu cobra conciencia de sus posibilidades y se vuelve creador de nuevos valores o de cambiar el orden jerárquico existente. Por fin, el liberado de la religión y la moral cristiana encuentra su mundo. El espíritu-niño quiere lo que siempre le perteneció y no tuvo: la voluntad de poder. Nietzsche le pone nombre: superhombre.

El superhombre representa, pues, esa nueva tabla de valores, el amor a la vida, el sentido de la tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. El hombre, para convertirse en superhombre, ha de expulsar de su interior a Dios. No se trata de una divinización del hombre, sino todo lo contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de tal forma que este se convierta en un ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás. Pero esta transformación requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión y de sentimientos hacia lo ajeno, la “voluntad de poder”.

La Voluntad de Poder (Wille zur Macht)

Nietzsche cree que en todas las cosas encontramos un afán por la existencia, desde el mundo inorgánico hasta el mundo humano, pasando por todos los distintos niveles de seres vivos. Todas las cosas son expresión de un fondo primordial que pugna por existir y por existir siendo más.

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