La verdad como perspectiva y su influencia en el conocimiento humano

La verdad como perspectiva y su influencia en el conocimiento humano

La verdad como perspectiva nace en oposición al universalismo de Kant, que en el siglo XVIII defendía una verdad universal relativa al conocimiento científico ya que todos los hombres comparten la misma razón e imponen las mismas condiciones a la realidad conocida. En los siglos XIX y XX surge el concepto de verdad como perspectiva en contra de la verdad universal de Kant.

La antropología que nace en el siglo XIX muestra distintas culturas, distintas formas de acercarse al mundo. La verdad no es una sino muchas. Cada sujeto pertenece a una época, a un lugar geográfico diferente, a una cultura, a un sector social y percibe la realidad de un modo distinto, es ridículo pensar en una verdad absoluta. Nietzsche en el siglo XIX decía “no hay hechos sino interpretaciones”, Ortega y Gasset durante la primera mitad del siglo XX afirmaba que cada vida es un punto de vista sobre el universo: la sierra de Guadarrama es distinta vista desde Madrid o desde Segovia, cada una de las perspectivas es verdadera, aunque no coincidan. La vida humana es perspectiva y desde ella captamos la realidad, que se convierte en horizonte.

Con el giro lingüístico también cambia el concepto de verdad; ahora la verdad es propia del lenguaje; si el lenguaje tiene una referencia es verdadero, se trata de la verdad como correspondencia con la realidad.


El significado del lenguaje como uso sustituye al de correspondencia con lo real.

Los lenguajes se usan para distintos fines y lo importante para que sean efectivos (el concepto de “verdadero” desaparece) es que sean entendidos por los hablantes que los utilizan y sirvan para comunicarnos. Hay tantos significados como usos lingüísticos. El lenguaje es una herramienta de usos múltiples, cuyo fin esencial es comunicarnos y si la comunicación se produce, el lenguaje funciona. Más que de verdad como correspondencia en el lenguaje (que se convertiría en un uso más), hay tantos significados como usos. De acuerdo con Wittgenstein en su segunda etapa hay tantos juegos del lenguaje como formas de vida. Los juegos del lenguaje se aprenden en la sociedad en la que vivimos y en los distintos entornos en los que nos movemos, el aprendizaje del juego para poder jugar al mismo, para comunicarnos con él, supone aprender las reglas del juego de ese lenguaje en concreto. Una vez se conocen las reglas, el lenguaje funciona, tiene significado. Piensa en el lenguaje del argot juvenil con todas sus reglas y con su léxico propio con el que los jóvenes os comunicáis y los adultos en ocasiones no entienden.


La idea del significado como uso enlaza con la teoría pragmática.

El pragmatismo americano trae consigo un nuevo tipo de verdad, se trata de la verdad como utilidad; si algo es útil es verdadero.

Podemos distinguir dos vertientes de verdad como utilidad: una se da en la ciencia y es la verdad que defienden los instrumentalistas frente a los realistas (una teoría científica es verdadera porque es útil para predecir hechos y no porque se corresponda con la realidad).

También se ha defendido la verdad como utilidad existencial por corrientes vitalistas, defensoras de que lo único que define al ser humano es su propia vida y ésta ha de ser valorada en sí misma sin subordinarla a ninguna otra verdad. Como ejemplo de este tipo de verdad podemos citar una afirmación de un filósofo español, Unamuno que, aunque no era pragmatista, sí defendía cierto pragmatismo existencialista: “Cuando las matemáticas matan, son mentira las matemáticas. Si caminando, moribundo de sed, ves una visión de eso que llamamos agua y te abalanzas a ella y bebes y aplacándote la sed te resucita, aquella visión era verdadera y el agua de verdad. Verdad es lo que, moviéndonos a obrar de un modo o de otro, haría que se cubriese nuestro resultado o propósito.” (Vida de Don Quijote y Sancho). La verdad es aquello (hecho, explicación) que me hace sentir mejor, que favorece mi vida.


Deducción

Proceso intelectual que consiste en un razonamiento, independiente de la experiencia, que va de lo general a lo particular. En un proceso o inferencia deductiva encontramos una o más premisas (hipótesis iniciales) que llevan necesariamente a una conclusión. Ejemplo: Si todos los hombres son mortales y Sócrates es hombre (premisas), entonces Sócrates es mortal (conclusión). La deducción es utilizada por la matemática y la lógica, y para algunas corrientes como el racionalismo es el único modo válido de conocimiento.

Inducción: Proceso intelectual que va de lo particular a lo general basándose en la experiencia. Aristóteles (filósofo griego del siglo IV a de C) ya distinguía entre la inducción completa (la que agota todos los casos del fenómeno o realidad que se está investigando) correcta desde el punto de vista lógico, y la inducción incompleta (la que no agota todos los casos) que lleva a una generalización incorrecta. Ejemplo: si doce manzanas de este saco (cuyo número total desconozco o sé que es diecinueve) son verdes, todas las manzanas de este saco son verdes.

Intuición: Proceso de conocimiento que consiste en la captación inmediata de algo. Los empiristas defienden la existencia de intuiciones empíricas (percepciones inmediatas de la experiencia – aquí y ahora estoy captando este sonido), mientras que los racionalistas defienden las intuiciones intelectuales (la captación inmediata de una verdad de razón, como la de dos más dos son cuatro).

Racionalismo: (del latín, ratio: razón) Corriente filosófica del continente europeo (siglos XVII y XVIII) que defiende que la razón se basta a sí misma y puede desechar la experiencia a la hora de conocer. El racionalismo va acompañado de una postura innatista respecto del conocimiento humano (hay ciertas verdades innatas que son evidentes a la razón con independencia de la experiencia) Los dos modos fundamentales del conocer para el racionalismo son la intuición (captación inmediata de la verdad de algo y la deducción (demostración de ciertas verdades a partir de principios intuidos).


Empirismo

(del griego empeiria: experiencia) Corriente antagonista del racionalismo que se desarrolló en la misma época en las islas británicas y que defendía la experiencia como el único fundamento del conocimiento humano; la razón no puede ir más allá de la misma. Si el racionalismo defiende la deducción y la matemática, los empiristas defenderán la inducción y las ciencias experimentales como único acceso a la realidad. El empirismo radical defendido por Hume, va acompañado de un inductivismo (postura que afirma que el conocimiento del mundo no puede basarse más que en la generalización de datos particulares de la experiencia, y ésta no puede ser verdadera sino sólo probable).

Sujeto / objeto: El sujeto de conocimiento se descubre en la época moderna, se trata del polo subjetivo del proceso del conocer humano, aquel sin el cual no existiría el objeto conocido.

Fenómeno: Es el objeto de conocimiento tal y como se muestra o aparece al sujeto que conoce.

Sustancia: Es la realidad tal y como es en sí misma, con independencia de que se la conozca, se la perciba o no.


Realismo ingenuo/ deducido

La postura realista es aquella que no pone en duda la existencia independiente del objeto de conocimiento, con lo cual afirma la existencia del mundo como sustancia. Los realistas ingenuos creen que el mundo percibido existe y existe tal y como se conoce (se trata de la actitud natural ante el mundo). Los filósofos antiguos y medievales son realistas ingenuos porque todavía no se plantean la problemática del conocimiento y comienzan sus planteamientos describiendo qué hay en el mundo (perspectiva metafísica) antes de investigar qué podemos conocer del mismo. En la época moderna la postura realista ya se plantea interrogantes desde el punto de vista del conocimiento y así, aunque llegue a afirmar la existencia independiente del mundo, lo hace partiendo previamente de la investigación sobre el sujeto que conoce o cognoscente, como es el caso de Descartes, quien llega a deducir la existencia del mundo (sustancia material o extensa) aunque parte de la duda sobre el mismo.

Idealismo gnoseológico o fenomenismo

No se debe confundir con el idealismo metafísico (vocabulario de filosofía griega). El fenomenismo es la postura del que duda acerca de todo lo que esté más allá del fenómeno del conocimiento, es decir, se afirma la existencia del objeto conocido, pero se duda a la hora de afirmar que éste se corresponda con un ente del mundo real. En el fondo, el fenomenismo admite la realidad del fenómeno, pero no la de la sustancia


Escepticismo

(del griego, skepsis: duda) Es la actitud filosófica del que reconoce no poder afirmar ni negar nada de la realidad que está investigando decidiendo, de este modo, instalarse en la duda. Para Ortega y Gasset, el escepticismo era el punto de partida de todo planteamiento filosófico. La duda, como instrumento de análisis de los propios principios se opone al dogmatismo, la postura del que defiende tesis que no somete a crítica en absoluto. Es la actitud en la que desemboca el fenomenismo, por ejemplo, en Hume. Al asegurarse sólo la existencia del fenómeno se duda (cuidado, no se niega) de la existencia del mundo y tal escepticismo respecto a todo lo que quede fuera del sujeto conduce también a una postura solipsista (del latín, solus + ipse = sólo uno mismo).

Instrumentalismo científico: Es la postura de aquellos que dejan de lado la posibilidad de que la ciencia nos dé una copia fiel de la realidad y se centran en las teorías científicas como herramientas o instrumentos útiles para explicar y, sobre todo, predecir los fenómenos que estudia. Una ley científica es válida, si es útil para predecir lo que ocurrirá, más allá de defina el mundo tal y como es o no. Asociada al instrumentalismo, se halla la postura del convencionalismo, que considera que la aceptación de las leyes científicas es producto de un acuerdo entre los expertos de una comunidad científica.

Relativismo: Es la postura que afirma que la verdad no es una ni absoluta, sino que es relativa a los pueblos o circunstancias en las que se descubre o investiga. El nacimiento de la filosofía está ligado a cierta dosis de relativismo respecto al saber mítico tradicional, ya que el contacto con otras culturas y el conocimiento de otros mitos para responder a los mismos interrogantes a los que ya se respondía de determinada forma desde la propia tradición fue uno de los factores que hicieron posible el surgimiento del pensamiento filosófico occidental en Grecia.


Universalidad y necesidad

Condiciones que debe cumplir un conocimiento o afirmación sobre algo para ser considerado auténtico y verdadero conocimiento pues puede aplicarse a todos los casos sometidos a las mismas condiciones y se cumple de forma necesaria (por ejemplo, la ley que describe el movimiento de caída de los cuerpos graves enunciada por Newton). Hume negaba la universalidad y necesidad a las ciencias porque al hacer descansar todo el conocimiento del mundo en la sola experiencia y ésta es contingente, no necesaria, las ciencias se apoyaban en el simple hábito de experimentar acontecimientos regulares y la creencia de que en el futuro las cosas no iban a cambiar (el sol saldrá mañana) pero esto dejaba a las ciencias sin posibilidad de predecir acontecimientos y limitarse a hacer afirmaciones probables de lo que iba a ocurrir.

Causalidad: El principio de causalidad (todo efecto tiene necesariamente una causa) es central en la filosofía moderna pues si el racionalismo, fundamentalmente Descartes, se apoya en él para demostrar la existencia de las tres sustancias, Hume lo criticará afirmando que su necesidad no es tal sino que es una mera ley de asociación mental generada por el hábito o costumbre de percibir dos acontecimientos contiguos en el tiempo pero que no puede aportar necesidad a tal contigüidad o sucesión, puesto que la experiencia (única fuente de conocimiento para él) no muestra causalidad alguna sino mera sucesión de fenómenos. Kant, por su parte admitirá que es una categoría del entendimiento, pero, como tal, se impone necesariamente a la experiencia de forma que sí puede utilizarse en el conocimiento del mundo, de hecho, la física así lo hace. Sin embargo, la aplicación de la causalidad al conocimiento tiene un límite: el ámbito de la experiencia, el de los fenómenos percibidos; por ello, niega la posibilidad de utilizarlo en la metafísica para demostrar la existencia de las sustancias, como haría Descartes.


Materia

Desde el punto de vista cognoscitivo puede identificarse con el contenido que aporta la experiencia a la razón, sería algo así como el qué del conocimiento. Sin experiencia la razón operaría sobre la nada, no tendría materia que organizar.

Forma: Desde la misma perspectiva es la estructura que se impone a la materia empírica, que de por sí es caótica, si el contenido del conocimiento está ordenado, es decir, conformado, es gracias a la razón que impone una forma a la materia procedente de la sensación.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *