La Estructura del Conocimiento en Platón

3. Estructura del conocimiento. Los grados del conocer. La anamnésis o reminiscencia.

4. El símil de la linea. La correspondencia entre realidad y conocimiento.
La estructura del conocimiento para Platón, también está contenida (al igual que su concepción metafísica) en el simil de la línea dividida, pues, para nuestro filósofo, hay una correspondencia entre los grados del ser y los grados del conocer. Su concepción del conocimiento se encuentra estrechamente ligado a su concepción de la realidad, formada por dos mundo el sensible y el inteligible. Para Platón a cada ente le corresponde un grado de conocimiento distinto, pero, estrictamente hablando, las impresiones sensibles no pueden ser fuente de conocimiento verdadero, pues, éste solo puede darse de entidades no sujetas al cambio, al devenir. Toda esta concepción, tanto metafísica como epistemológica está edificada con el fin de rechazar el relativismo y escepticismo que se derivaron de la sofística. Platón defiende, como ya hemos señalado, que la ciencia no puede ser reducida a la mera sensación, ya que frente a las apariencias sensibles que son cambiantes y subjetivas, se encuentran los entes que capta la inteligencia, que no podemos observar, pero si entender. Siguiendo a Parménides en este punto, el filósofo ateniense señala que existe una dicotomía entre opinión (dóxa) y episteme (ciencia). Del mundo sensible. Sólo es posible tener opinión, no saber verdadero, pues versa sobre entes en movimiento, cambiantes mutables, y no podemos conocer lo que constantemente deviene. El conocimiento o episteme, sólo es posible si se da ante el mundo inteligible, pues es el único que permanece inmutable.
A raíz de la exposición del símil de la línea dividida en el Libro VI de República, Platón desarrolla su gradación del conocimiento.
En el grado ínfimo de conocimiento, dentro de la dóxa, encontramos la Eikasía o Imaginación es el conocimiento (no en sentido estricto) que el ser humano tiene mediante conjeturas, en este tipo de conocimiento reina la impresión, la confusión. Es el que percibe las imágenes o reproducciones, de los seres físicos. Son suposiciones o conjeturas, Este tipo de conocimiento genera, por ejemplo, el arte, que reproduce y conoce copia de copias. La Creencia o Pistis, es el conocimiento del mundo sensible propiamente dicho y es un conocimiento imperfecto, pues recae sobre realidades que están en movimiento, por lo que los resultados de este conocimiento carece de verdad. La Física sería el saber sobre el mundo físico por antonomasia; y para Platón, no constituiría verdadero saber, sino opinión, dado el tipo de seres que conoce. Para acceder al verdadero conocimiento hemos de abandonar el mundo sensible, de la generación y corrupción, para acceder al mundo inteligible eterno e inmutable, sólo aquí es posible el verdadero conocimiento.
Ya en la otra parte de la línea dividida nos adentramos en el verdadero conocimiento o ciencia o episteme, porque recae sobre el verdadero ser. Aquí encontramos dos tipos de conocimiento, uno más perfecto que otro; a saber, el conocimiento discursivo (dianoia) y el conocimiento intuitivo o Nous (dialéctica). A su vez, estos tipos de conocimiento generan dos saberes particulares, la Matemática y la Filosofía, respectivamente.
El conocimiento discursivo o dianoia es menos perfecto que el intuitivo o dialéctica, por dos cuestiones fundamentales: la dianoia es un conocimiento que se obtiene cuando se razona y se va desde las hipótesis hacia las conclusiones que de ella se deducen. Es saber deductivo, partiendo de hipótesis generales se desciende a la comprensión de lo concreto. Pero, justo en el hecho a) de que la naturaleza de sus principios y de sus razonamientos sea hipotética, es decir, que no se justifiquen determinados principios, sino que se presuponga su existencia; y, b) de que puedan apoyarse en la materia para explicar determinados elementos de sus concepciones (en geometría se puede dibujar un círculo, o hacer una figura con él; reside su imperfección. El conocimiento discursivo es conocimiento en sentido estricto para Platón, pero de segundo orden. Sin embargo, en el lugar más elevado de este línea encontramos el grado más perfecto de conocimiento por recaer éste sobre el verdadero ser las Ideas e Formas, a saber el conocimiento dialéctico, este tipo de saber cancela el carácter hipotético de los principios en que se basa. Es el saber supremo de justificación de los principios, es el conocimiento que se obtiene cuando basándose sólo en las ideas y no en imágenes, se accede al principio de las mismas, que no necesita ninguna hipótesis, sino que es la fundamentación de todas ellas. Esta dialéctica, según Platón tiene una doble dirección, por una lado, en ella observamos el proceso de Reunión e synagogé, que consiste en captar en una forma o idea unitaria, en una visión de conjunto lo que está desperdigado por varios lugares, es decir, en atender a los aspectos comunes que hacen que una multiplicidad (vegetales, por ejemplo) hacen que muchos de ellos sean sólo uno (árboles) Y, un segundo proceso el de División e Diniresis, que consiste en la intuición intelectual de la forma, del modelo abstracto que se proyecta en los singulares concretos que muestran cualidades comunes. Sólo cuando estás en posesión de la Forma, mediante estos procesos, se te permite alcanzar potencia epistémica, lo cual te capacita para analizar y aprehender los singulares concretos del mundo sensible.
Una vez tratada la división del verdadero conocimiento y la mera opinión, así como la gradación epistemológica que permite a Platón distanciarse del relativismo sofista y justificar su postura, el filósofo ateniense plantea un último elemento en su concepción epistemológica, que servirá de puente hacia su concepción antropológica. Y este último elemento se identifica con la doctrina de la anamnesis o reminiscencia, doctrina, que como hemos mencionado constituye una parte central de la epistemología o gnoseología platónica y también, una prueba de la inmortalidad del alma, que sirve de base sus planteamientos antropológicos. En general, podemos anticipar ya, que a nivel antropológico, Platón mantiene que el hombre es unión de cuerpo (elemento material) y de alma (elemento inmaterial), dando muestra así de dualismo que atraviesa toda su obra. El alma es superior al cuerpo, pues pertenece al mundo inteligible y es su principio vital, sin ésta, el cuerpo no obtiene vida. Además este alma es para Platón, siguiendo a Sócrates y su intelectualismo moral, sede del conocimiento y de la conciencia moral. El cuerpo, por el contrario, es inferior, pertenece al mundo cambiante y corruptible y es cárcel del alma (soma-soma). El conocimiento del mundo verdadero, del mundo inteligible, para Platón es posible, viviendo el hombre en el mundo sensible, el opuesto a éste, porque ese alma que conoce es inmortal, existe de forma previa e independiente de nuestro cuerpo, pertenece al mundo de las ideas, a los entes inteligibles, en el cual contempla y conoce a las Ideas o Formas. Es por eso, que en el mundo sensible, unida a un cuerpo, reconoce esas ideas que contenía cuando habitaba el mundo inteligible, el conocimiento verdadero es recuerdo (anamnesis, reminiscencia) conocer es recordar, no adquirir nuevos conocimientos, sino volver a reconocer aquellos que conocíamos, pero ignorábamos que conocíamos. Y la causa de esa ignorancia no es otra que el hecho de que nuestra alma abandone el mundo inteligible y se una a un cuerpo para un hombre, este cambio hace que el alma olvide lo que conocía, sin embargo, ese olvido no es definitivo, al entrar en contacto y conocer los entes físicos se puede poner en marcha el molino del conocimiento. Nuestra razón puede reconocer en el mundo sensible, aquello que es reflejo de lo que permanece, puede hacerlo, puede reconocer ciertos patrones porque ya los conocía, y, tales patrones de permanencia, de repetición, etc no pueden proceder del mundo sensible, que constantemente cambia y se altera. Han de proceder, como todo lo que permanece, y no cambia, del mundo inteligible, reconoce elementos de este mundo, en el mundo sensible, porque ya los conoció cuando habitaba en ese mundo, lo cual le permite ahora reconocerlos.

Antropología de Platón

Dualismo, parte sensible cuerpo mismas propiedades que el mundo sensible mutable, mortal y material. parte inteligible alma eterna inmutable y inmaterial. El alma tiene dos sentidos da vida a los seres vivos y es principio divino e inmortal que faculta al ser humano para el conocimiento, es superior al cuerpo si no está no tiene vida y es la única 1ue puede alcanzar la verdad , el auténtico ser humano está compuesto por 3l alma el cuerpo es prescindible, es la cárcel del alma, es una carga innecesaria para el alma que tiene que librarse purificándose para cuando muera el cuerpo, pero gracias a esto el ser humano puede recordar el conocimiento del mundo inteligible, ascender cuando muera al mundo de las ideas. Propone una ética de comportamiento practicando la filosofía.
Cristianismo De estas tres partes la que es divina e inmortal Platón la denomina alma racional y a las otras dos las llama alma irascible y concupiscible. La racional es la parte superior del alma humana, ella es la responsable de la purificación del ser humano y del control de los apetitos sensibles, por eso esta parte del alma es la que tiene que regir la conducta del ser humano. Si el ser humano se porta bien y alcanza la Idea de Bien se purificará. Platón sitúa físicamente a esta parte del alma en la cabeza. En el alma irascible.se encuentran la voluntad, fortaleza y valor y físicamente se localiza en el segundo lugar más noble del ser humano, el pecho. Por último, el alma concupiscible es la responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles del ser humano, Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y físicamente se sitúa en el vientre. Hemos de tener claro que aunque Platón divide al alma humana en tres partes, se trata de unidad carro alado.

Ética noción de virtudes

Como ya analizamos a través de la figura de Sócrates la virtud es una forma más de conocimiento. Platón, en la medida es que sigue el intelectualismo moral (doctrina que identifica la virtud con el conocimiento) comparte esta visión: la vida moral de los sujetos depende del conocimiento de las Formas universales. El conocimiento del Bien orienta los actos virtuosos y como aquélla es una Forma universal queda fuera toda posibilidad de interpretación relativista de la moral. Si investigamos sobre la noción de sumo bien trabajada por Platón en el diálogo Filebo, observamos que dada la naturaleza compuesta del ser humano (unión de cuerpo y alma), el filósofo concluye con que lo que debe orientar la vida moral del hombre es una mezcla proporcionada de placer y sabiduría, como muestra la siguiente sentencia que del citado diálogo extraemos: «como una copa donde hay licores de distintas procedencias, hay que beberla toda». La actividad del alma encargada de alcanzar ese sumo bien se denomina virtud (areté). Platón entiende esta virtud de tres formas distintas: 1. Identificación de la virtud con la sabiduría. El hombre sabio, siguiendo la doctrina intelectualista, es el hombre virtuoso. Conocer el bien, te conduce a desarrollarlo en la praxis. El conocimiento es una condición necesaria para alcanzar la vida virtuosa, y, por tanto, nadie hace el mal a sabiendas. 2. El segundo modo de entender la virtud manifiesta La virtud es como purificación, en el Fedón, Platón que un hombre virtuoso es aquél capaz de purificar su alma de las bajas pasiones y volverse hacia el mundo de las Ideas.

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