Kant y la Crítica de la razón pura

El texto corresponde al prólogo de la segunda edición de la Crítica de la razón pura. La idea kantiana es que la matemática y la física han conseguido entrar en el camino seguro de la ciencia. Sin embargo, no así la metafísica. Por eso, aunque esta obra pueda dar la impresión de que es una crítica a la metafísica en general, lo que en ella hace Kant es criticar la metafísica racionalista y convertir la metafísica en ciencia, aunque no toda. En ella, Kant introduce la distinción entre razón teórica y razón práctica, y establece las condiciones últimas de la moralidad La vida de Kant, desde el punto de vista externo, es una vida «aburrida». No obstante, no descuidó las polémicas teóricas y prácticas de su época y siempre tuvo máximo interés por todos los acontecimientos históricos en que vivíó . Tuvo amplísimos conocimientos de filosofía, física, matemáticas, ética y política, e intervino en todas las cuestiones relevantes de su época. Kant recibíó una educación clásica y severa , y en filosofía fue discípulo de Albert Schulz, una gran figura del Racionalismo. Tras varios años de docencia precaria, ganó la cátedra de Lógica y Metafísica gracias a su disertación sobre la forma y principios del mundo sensible y del inteligible. Esto le dio, por fin, el tiempo que necesitaba para trabajar en sus grandes obras. La primera parte de este primer periodo se caracteriza por su dedicación a la física. Escribe Historia natural universal y teoría de los cielos , donde defiende la física de Newton. A partir de 1760 se va dedicando más intensamente a la metafísica en busca de una fundamentación última de la física. En esta segunda parte del periodo precrítico , emprende una crítica contra el Racionalismo . Escribe Sueños de un visionario aclarados con los sueños de la metafísica Periodo crítico. En 1770 Kant dejó de publicar y dedicó 11 años a la redacción de su obra fundamental. En 1781 publica la primera edición de la Crítica de la razón pura, donde expone los fundamentos de su pensamiento crítico. Esta es indudablemente su obra cumbre y con ella comienza su periodo crítico. Otras obras son Fundamentación de la metafísica de las costumbres , Crítica de la razón práctica , Crítica del juicio , La religión dentro de los límites de la razón y Opus postumum En cuanto a la contextualización histórica, hablemos primero de su época. Immanuel Kant vivíó en el Siglo XVIII , en Königsberg. Esa es la gran tarea presente en toda la obra especulativa y práctica del regiomontano. En el continente, la filosofía racionalista representaba la cumbre de la filosofía, pero, en Inglaterra, el Empirismo se abría paso como una nueva interpretación de la ciencia y del conocimiento. Al inicio, Kant seguiría principalmente la filosofía racionalista, pero luego, despertado por Hume de su sueño dogmático , haría una síntesis superadora entre Racionalismo y Empirismo. El hombre se constituía en el centro del universo y en la medida de todo conocimiento. La autoridad, la monarquía, las iglesias cedían paso a la razón y al nuevo orden dependiente de la ciencia y del sujeto humano autónomo.


La teoría del conocimiento kantiana se halla en su obra capital, la Crítica de la razón pura, a la que pertenece el texto que comentamos. » Pues si no, seguiría la proposición absurda de que habría fenómeno sin que nada se manifestara» . En consecuencia, ya en esta primera parte de la KrV Kant introduce la distinción entre fenómeno y noúmeno o cosa-en-sí, y concluye que nosotros no conocemos la realidad tal como es en sí, sino según está en nuestra receptividad. Kant sostiene que las formas de la sensibilidad son el espacio y el tiempo. El espacio es la forma de la sensibilidad externa, y el tiempo, la forma de la interna. Todos los fenómenos los conocemos espacio-temporalmente. Por tanto, espacio y tiempo, puesto que son condiciones universales de todo lo que conocemos sensiblemente, según Kant, son formas a priori que sólo pueden proceder del sujeto. Así pues, el sujeto recibe las intuiciones sensibles y las organiza de modo espacial y temporal en el nivel sensible. Esta primera organización sensible de lo dado es lo que llamamos fenómeno . Por eso, todo fenómeno se halla en el espacio y el tiempo, o sea, estructurado por nuestras formas cognitivas sensibles. Así pues, el objeto conocido La analítica transcendental En la Analítica de los conceptos, Kant expone que nosotros no nos conformamos con conocer fenómenos –no nos paramos en las intuiciones–, sino que procuramos explicarlos, conceptualizarlos, conocerlos científicamente, es decir, de forma universal y necesaria. Para que haya conocimiento en sentido pleno, tiene que darse la uníón de intuición sensible y entendimiento.
La sensibilidad es pasiva y el entendimiento activo. La sensibilidad aporta el contenido del pensamiento y el entendimiento aporta la estructura . Pensamientos sin contenido son vacíos, intuiciones sin conceptos son ciegas. Por eso es tan necesario hacer sensibles los conceptos, como hacer comprensibles las intuiciones . El entendimiento no puede intuir nada, y los sentidos no pueden pensar nada. » Sólo de su uníón puede originarse conocimiento» . Kant habla de pensar los objetos, entendiendo pensar como la capacidad de juzgar o de utilizar conceptos. Ahora bien, esta capacidad tiene un uso legítimo cuando se aplican los conceptos a los fenómenos, a la experiencia.
Es decir, un pensamiento sin referencia a la experiencia es algo puramente vacío y no nos da conocimiento. En la Analítica de los conceptos, Kant lleva a cabo una deducción de los conceptos puros


del entendimiento, a los que llama categorías. Éstas son, evidentemente, las formas a priori de nuestro entendimiento. Según Kant, el entendimiento ordena –categoriza– los fenómenos de la experiencia mediante reglas a priori que se expresan en conceptos a priori. Son, en definitiva, los distintos tipos de acciones que el entendimiento realiza para entender, o sea, para dar forma a los fenómenos. Kant las llama técnicamente «acciones del pensar puro». Según Kant, las categorías del entendimiento son 12. La tarea de concretarlas le llevó muchos años de investigación y las extrajo a partir de la clasificación de los juicios según su forma  Por todo eso, afirma Kant que los fenómenos sin categorías son ciegos y las categorías sin fenómenos son vacías. Pongamos que nos es dado un fenómeno sensible como es el agua cayendo desde el cielo, y al mismo tiempo tenemos otro fenómeno como es la tierra mojada. Vemos ambos fenómenos en una y otra ocasión. Así pues, la universalidad y necesidad que caracteriza todo conocimiento científico no se puede explicar suponiendo que los datos procedentes de la experiencia, siempre singulares y contingentes, conformen nuestro entendimiento. Sólo si suponemos lo contrario, es decir, que no es la realidad la que conforma nuestro entendimiento, sino que somos nosotros los que ordenamos estos datos mediante formas a priori del entendimiento, pueden explicarse la universalidad y necesidad de las ciencias. Podemos, pues, concluir que gracias a las categorías a priori del entendimiento construimos los juicios sintéticos a priori de las matemáticas y de la física. La física queda justificada en la analítica transcendental, donde muestra cómo se unen categorías y fenómenos para dar lugar a los objetos de la física y a las proposiciones científicas empíricas. Añadamos, por último, que Kant no sólo indaga los conceptos del entendimiento, sino también sus primeros principios. En este punto depende de Aristóteles, quien había afirmado que todo lo que tenemos en nuestro entendimiento son conceptos y juicios . Tradicionalmente a los primeros juicios del entendimiento se los ha llamado primeros principios o, a tenor del contexto, simplemente principios. Por eso, la lógica trascendental, o sea, la teoría del logos no se puede limitar a los conceptos, sino que también tiene que tratar los juicios, o sea, los primeros principios. De modo paralelo a la tarea realizada respecto a los conceptos, Kant establece los primeros juicios


del entendiendo en la analítica de los principios. Estos principios son juicios mediante los que se definen las categorías o se establecen las reglas que regulan su uso. Como ya vimos , Kant considera que la metafísica es el «conocimiento especulativo de la razón, completamente aislado, que se levanta enteramente por encima de lo que enseña la experiencia, con meros conceptos». También hemos visto que Kant considera que la metafísica racionalista no es capaz de dar razón del auténtico conocimiento , al igual que tampoco el Empirismo. Kant buscará la solución analizando los conocimientos científicos, o sea, los juicios de la física. Al establecer esta teoría, Kant consigue, respecto a la metafísica, una doble consecuencia. Por eso, considera que su crítica es la nueva metafísica científica. Y por eso mismo, cuando quiere aclarar el sentido de su obra, que no había sido entendido, escribe los Prolegómenos a toda metafísica futura. Esos prolegómenos o atrio o pórtico, como Kant los llama, son su crítica o sea su metafísica propedéÚtica científica. Ahora bien, respecto al estudio de los tres objetos de la metafísica propiamente dicha –Dios, alma, mundo–, resulta que la crítica kantiana demuestra que tal estudio es imposible, porque no hay intuición sensible de Dios, del alma o del mundo. » Este resultado consiste en que, con dicha capacidad, jamás podemos traspasar la frontera de la experiencia posible, cosa que constituye la tarea más esencial de esa ciencia» Crítica a los argumentos metafísicos El resultado general que alcanza la KrV es claro respecto a la imposibilidad de la metaphysica specialis. Sin embargo, Kant encuentra que la metafísica racionalista ha presentado argumentos en favor de la existencia de Dios y de sus atributos , del alma y sus propiedades , y tratado el mundo como un todo . En consecuencia, Kant se ve obligado a tener que refutar en concreto tales ciencias de los racionalistas. Esta es la tarea fundamental que lleva a cabo en la dialéctica transcendental. Respecto al mundo, Kant establece cuatro antinomias. Demostrado que las tres ideas de la razón no responden a objetos reales, ni hay, por tanto, ciencia alguna sobre ellas, Kant plantea si tienen algún sentido esas ideas. En definitiva, se trata de responder a por qué la razón humana tiene tales ideas. » Kant sostiene que «todo nuestro conocimiento comienza por los sentidos, pasa de éstos al entendimiento, y termina en la razón. Ciertamente los tres objetos de la metaphysica specialis de los racionalistas no son


cognoscibles, pero sí pensables. Además, y esto es más importante, la razón teórica no demuestra que tales objetos sean imposibles o inexistentes, sino que podrían existir y, además, pensarlos es una exigencia de la razón pura. El problema justamente es que no hay intuiciones de tales objetos y, por tanto, caen fuera de nuestro conocimiento. Ahora bien, eso deja abierta la puerta a la posibilidad de que tales objetos sean realmente cognoscibles, si aparecen nuevos facta, de los cuales sean su condición. Sería repetir la investigación realizada en la analítica transcendental, donde a partir del factum de la ciencia pudimos establecer apodícticamente sus condiciones, las categorías, a pesar de que no tengamos intuición sensible de ellas. La razón práctica es la que mira a qué debo hacer. También la razón práctica tiene sus juicios sintéticos a priori, pero de carácter práctico. Por tanto, también tendremos que investigar sus condiciones, tal como hicimos para los juicios teóricos. Dicho de otro modo, si hay moral, necesariamente somos libres, nuestra alma es inmortal y existe Dios. Y además, la razón teórica no había negado que Dios o el alma existieran, sino simplemente afirmado que no eran cognoscibles por la razón teórica, porque de ellos no hay intuición. Este nuevo conocimiento práctico de Dios es lo que Kant llama teología moral, distinto de la teología revelada y de la teología especulativa de los racionalistas.

NOCIÓN

Metafísica y ciencia. La formación filosófica y cultural que recibíó Kant de su época es el punto de partida de su especulación crítica. Por un lado, en la Universidad, se había formado en el Racionalismo, con su peculiar concepción de la metafísica. Y, por otro, el triunfo del pensamiento científico, especialmente el de Newton, le llevará a tomar la física como el paradigma del conocimiento científico. En la segunda parte del periodo precrítico, a partir de 1760, Kant trabaja en la fundamentación metafísica de la física. El fracaso de esta tarea, le muestra la incompatibilidad entre la metafísica racionalista y la física empírica de Newton. Además, la lectura de Hume y Crusius le hacen abandonar las posiciones racionalistas, o sea, después de leerlos, Kant considera que la metafísica está mal construida. Es lo que llama el factum –el hecho incuestionable– de la ciencia. Kant considera que los intentos hechos hasta el momento habían fracasado. Las dos soluciones de su época, el Racionalismo y el Empirismo no habían sido suficientes. Por el contrario, Kant pensaba que


la física de Newton ya estaba constituida en ciencia y, por tanto, hacía juicios de causalidad, universales y necesarios. El método crítico consiste en investigar las condiciones del conocimiento y de la ciencia. Es decir, establecer las condiciones de la ciencia. Este análisis es posible, porque ya tenemos la física constituida en ciencia. De este modo, si conocemos sus condiciones, podremos saber si la metafísica puede cumplirlas y, si es así, constituir a la metafísica en ciencia. Cuando ha realizado esta tarea crítica, o sea, cuando ha escrito la Crítica de la razón pura, Kant se da cuenta de que ha conseguido un saber propedéutico a toda ciencia. Es decir, Kant se da cuenta que no toda la metafísica, sino sólo la general, puede convertirse –y se ha convertido– en ciencia gracias a su obra. Y por eso mismo, cuando quiere aclarar el sentido de su obra, que no habían entendido, escribe los Prolegómenos a toda metafísica futura. Esos prolegómenos o atrio o pórtico, como Kant los llama, son su crítica, o sea, su metafísica propedéÚtica científica. « Este resultado consiste en que, con dicha capacidad, jamás podemos traspasar la frontera de la experiencia posible, cosa que constituye la tarea más esencial de esa ciencia» . 

NOCIÓN

Experiencia y conocimiento a priori.  La metafísica racionalista, que Kant había recibido en la Universidad e intentado utilizar en vano para fundamentar la física, había entrado, para él, en crisis tras sus lecturas de Hume y Crusius. En una palabra, la metafísica tal como estaba en ese momento no era ciencia, no era auténtico conocimiento. Juicios de experiencia. Kant concluye entonces que el juicio científico tiene que ser sintético, pues es el único que aporta nuevos conocimientos, pero, dado que la necesidad no puede en absoluto proceder de la experiencia, no hay más remedio que establecer que procede del entendimiento, o sea, es anterior a toda experiencia, es a priori. De este modo, Kant llama a los juicios científicos juicios sintéticos a priori. Los objetos ya no son, pues, meramente externos, pero tampoco son puramente internos, sino resultado de la uníón de experiencia y a priori, de algo que procede de fuera del sujeto y de algo puesto por el sujeto . Kant llama a esa experiencia intuición empírica. Ahora bien, «aunque todo nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia». Eso que no procede de la experiencia es puesto por el sujeto, es a priori. Se trata de un elemento


estructurante de nuestro conocimiento, es la forma que conforma y ordena la materia bruta. Por eso, Kant llama a lo puesto por el sujeto formas a priori. La gran tarea a que se enfrenta Kant ahora es determinar qué es lo que procede de la experiencia y qué es lo que pone el sujeto , y cómo se realiza la síntesis judicativa o construcción de objetos. Nótese que en la mayoría de los juicios encontraremos, en total unidad, la experiencia y lo a priori y, por tanto, será una tarea difícil separar un aspecto de otro. » Por ejemplo, la proposición «todo cambio tiene su causa» es a priori pero no pura, ya que el cambio es un concepto que sólo puede extraerse de la experiencia». En resumen, forma y materia, a priori y a posteriori , son los dos elementos constitutivos de los objetos de conocimiento y de los juicios científicos. 

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