Introducción a John Locke y su Contexto Histórico
Biografía y Formación de John Locke
John Locke nació cerca de Bristol, en Inglaterra, en 1632, en el seno de una familia de puritanos. Su padre era defensor de la soberanía del pueblo y un ferviente demócrata. Durante su infancia, Locke vivió la guerra civil que estalló en Inglaterra en 1642 y duró hasta 1647, un periodo que culminó con el asesinato del rey Carlos I y la instauración de la primera república inglesa. La tolerancia religiosa observada en Alemania le inspiraría para escribir su Carta sobre la tolerancia.
Conoció al conde de Shaftesbury y se trasladó a su casa como médico personal, ya que había estudiado medicina, y también impartió clases a sus hijos. El conde de Shaftesbury fue un ferviente defensor de la tolerancia, las libertades y un gobierno parlamentario. Gracias a la influencia del conde, Locke logró ingresar en la Royal Society. El conde fundó el partido Whig, de pensamiento liberal, que se opuso al absolutismo, y Locke fue un miembro destacado de este. Falleció en 1704.
El Pensamiento Político Liberal de Locke
Su pensamiento político representa ideas liberales en un periodo donde Inglaterra y toda Europa estaban dominadas por monarquías absolutas. Inglaterra experimentaba una época de agitación política y social, marcada por la guerra civil, que culminaría con la sustitución del absolutismo por una monarquía parlamentaria.
Corrientes Filosóficas en Contraste con Locke
Crítica al Absolutismo: Robert Filmer
En los siglos XVI y XVII, autores como Robert Filmer defendieron la monarquía absoluta, en oposición a la filosofía política de Locke. Filmer escribió El Patriarca, obra en la que defendía el origen divino de los reyes. Se posicionó en contra de la libertad e independencia innata de los hombres y defendió que todo gobierno debía ser una monarquía absoluta. Según Filmer, el poder se transmitía de padres a hijos, justificando el derecho al gobierno del Estado por linaje. Locke criticó explícitamente su filosofía en su obra.
El Iusnaturalismo y su Influencia
Otra doctrina política relevante de la época fue el iusnaturalismo, cuya teoría de la existencia de una ley natural, superior a las leyes humanas, influyó profundamente en las ideas políticas de Locke. Esta doctrina apelaba al Derecho Natural para abordar problemas contemporáneos como la colonización o la libertad de navegación y comercio.
Hugo Grocio y los Fundamentos del Derecho Natural
Hugo Grocio fue el autor que sentó las bases de esta filosofía. Estableció que el Derecho Natural se basa en la razón, la cual nos indica si una acción es moralmente buena o mala en virtud de su conformidad o disconformidad con la naturaleza racional y social, y que Dios, como autor de la naturaleza, la prohíbe u ordena. Defendió que la ley civil debe fundamentarse en la ley natural y asegurar la justicia y los derechos en una comunidad constituida mediante un contrato social. A diferencia de Locke, Grocio no consideraba el derecho a la propiedad como un derecho natural inherente.
Las Teorías del Contrato Social: Hobbes y Rousseau
Otra corriente fundamental del pensamiento político fue la de las teorías del contrato social, cuyos principales representantes, además de Locke, fueron Hobbes y Rousseau, aunque ambos con ideas políticas que se distanciaban significativamente de las de Locke.
Thomas Hobbes: El Leviatán y el Estado de Guerra
Hobbes defendió que en el estado de naturaleza, el hombre es inherentemente malo (Homo homini lupus – ‘El hombre es un lobo para el hombre’) y vive en un estado de guerra de todos contra todos, donde la única ley imperante es la del engaño, la fuerza y la astucia. Esta concepción de la naturaleza humana justificaba el régimen político que defendía: Hobbes postulaba la necesidad de un poder fuerte y centralizado en una monarquía absoluta para garantizar la pacificación de ese estado de guerra. A diferencia de Locke, Hobbes sostenía que la propiedad surge con el advenimiento de la sociedad civil, y que en el estado de naturaleza no existe la propiedad privada.
En el contrato social propuesto por Hobbes, los individuos ceden todos sus derechos, excepto el de la vida. No aceptaba la división de poderes, ya que estos residían centralizados en el monarca. Además, defendía que el pacto social se realizaba entre los individuos, pero el monarca no era parte de este pacto; en él se constituían la sociedad civil y la monarquía absoluta. Locke criticó a Hobbes en su obra, tanto implícita como explícitamente.
Jean-Jacques Rousseau: El Buen Salvaje y la Voluntad General
Rousseau defendió que los hombres en el estado de naturaleza son inherentemente buenos (el buen salvaje), una concepción que se reflejó en el régimen político que propuso: una república democrática. En su estado de naturaleza, no hay ley natural escrita, y prevalecen los buenos sentimientos, configurando un estado de felicidad. La propiedad, para Rousseau, es un elemento artificial y la principal fuente de las desigualdades.
Defendió que el hombre tiende a vivir aisladamente y de un modo no sociable, pero reconoció la imposibilidad de vivir sin sociedad y denunció un tipo de sociedad que, a su juicio, impedía el desarrollo pleno del individuo. Esa sociedad y la propiedad privada son lo que hay que evitar, pues corrompen al hombre. Para Rousseau, existía un primer momento del estado de naturaleza idílico y de buen funcionamiento, en contraste con una posterior degradación del mismo. A diferencia de Locke, en la teoría de Rousseau, los derechos naturales se ceden para que se transformen en derechos civiles. Al realizar el contrato social de forma equitativa, se garantiza la igualdad y la libertad, ya que el individuo se convierte en súbdito del Estado, que es la síntesis de las libertades individuales. Al igual que Hobbes, pero con fines distintos, Rousseau defendió la no separación de poderes.