Aristóteles: La Felicidad y el Estado Político
Para Aristóteles, todo hombre busca la felicidad, algo que solo puede alcanzarse a partir de la práctica de las virtudes intelectuales y morales. Sin embargo, esta felicidad no puede lograrse por los individuos aislados, ya que solo la comunidad puede asegurar la satisfacción de las necesidades básicas que faciliten al hombre una vida acorde con la virtud. Por ello, el hombre es social por naturaleza, el animal político.
Cada sociedad política, cada Estado, está organizado según un régimen político que Aristóteles clasifica bajo un doble criterio: la extensión del gobierno y su corrección o incorrección. Así, el gobierno puede ser de uno solo, de unos pocos o de la mayoría. Y también puede buscar el bien común (lo correcto) o los intereses particulares de un individuo o grupo (lo incorrecto).
- Monarquía: Forma correcta del gobierno de uno, que puede degenerar en tiranía cuando el monarca persigue su interés particular.
- Aristocracia: Gobierno de los mejores que buscan el bien común.
Los Sofistas: Relativismo, Escepticismo y Retórica
Los sofistas fueron figuras clave en la filosofía griega, conocidos por su enfoque en el ser humano y el lenguaje.
Protágoras: Antropocentrismo y Relativismo
- Antropocentrismo, relativismo y subjetivismo: El ser humano como polo y principio de lo verdadero.
- Convencionalismo: Ninguna ley o costumbre puede ser universalmente válida. La moral y las leyes no son sino convenciones y hábitos, y por tanto son susceptibles de reforma y mejoramiento.
- Derecho Penal Compasivo: Puso los fundamentos del derecho penal compasivo o no alineado con la Ley del Talión («ojo por ojo»).
Gorgias: Escepticismo y Oratoria
- Escepticismo: Duda de todo conocimiento sobre la realidad o la virtud.
- Enfoque en la Oratoria: Ni siquiera pretendió enseñar a ser virtuoso, sino oratoria y retórica (capacidad de convencer o persuadir con el lenguaje).
- Voluntad de Dominio: La moral y la ley son expresiones de una voluntad de dominio, pensadas para domesticar la parte animal de los hombres, pero incapaces de lograr completamente esa doma.
- Contraposición Natural vs. Cultural: Con él empieza a consolidarse la contraposición entre lo espontáneo (o natural) y lo cultural.
Modelos de Estado: Democrático vs. Totalitario
La organización política de una sociedad puede variar drásticamente, como se observa en la contraposición entre el Estado democrático y el totalitario.
El Estado Democrático y el Estado de Derecho
El Estado democrático se basa en la soberanía popular ejercida en las urnas y en otras formas de participación política, así como en la descentralización del poder, dividido ahora en poder legislativo, ejecutivo y judicial. Cuando un Estado se rige por el principio de legalidad, estableciendo los derechos y deberes de los ciudadanos no por la voluntad privada de uno o algunos, lo llamamos Estado de derecho, que es el modelo más común en las sociedades occidentales.
El Estado Totalitario
El Estado totalitario se caracteriza por:
- Prohibir o restringir derechos ciudadanos como la libertad de expresión, de movimiento y asociación.
- Emplear sistemáticamente el terror y la violencia para acabar con cualquier forma de oposición, llegando al exterminio del opositor.
- Usar la propaganda y controlar los medios de comunicación.
- Controlar la educación de la juventud para adoctrinarla y así garantizar la supervivencia del régimen.
- Realizar grandes obras públicas (a menudo con fines propagandísticos o de control).
Jean-Jacques Rousseau: El Estado de Naturaleza y la Crítica al Progreso
Jean-Jacques Rousseau fue un ilustrado contracorriente, ya que criticó la idea de progreso característica de este movimiento. Según Rousseau, las ciencias y las artes han consolidado sociedades artificiales en las que predomina la desigualdad y todos los males que supone.
Frente a la realidad de su época, Rousseau muestra cómo sería un hombre no corrompido en el estado de naturaleza, aunque reconoce que no es más que un proceso de abstracción, ya que no se puede volver a ese estado y es probable que no haya existido jamás. Lo que pretende es descubrir la verdadera naturaleza humana para juzgar desde ella a las sociedades de su época e iniciar una reforma.
En el estado de naturaleza, los hombres vivirían aislados, siendo la familia la única comunidad natural. Serían fuertes, sanos y autosuficientes al no estar corrompidos por la molicie. Predominaría la igualdad, siendo los impulsos naturales la autoconservación y la compasión. De este estado de naturaleza se saldría al descubrir que la unión podía ofrecer ventajas.
Organicismo Político: El Estado como Organismo
Esta concepción considera el Estado como un gran organismo constituido por sus miembros: los individuos. El Estado tiene un origen natural y no contractual. Puede subsistir sin algunas de sus partes, pero las partes no pueden subsistir o vivir bien por sí mismas.
En una sociedad, cada individuo cumple una función, y, como diría Rawls, la sociedad es una empresa para el beneficio mutuo. Pero las funciones necesarias pueden ser realizadas por distintas personas, de tal manera que ningún individuo es imprescindible porque su función puede ser realizada por otro.
Esa es la razón por la que se dice que el Estado es «anterior» al individuo, no en el orden cronológico, sino en el orden lógico, en su importancia. Se sostiene también que el individuo aislado es una abstracción, una idea y no una realidad; y el Estado, por el contrario, es considerado como lo verdaderamente real, tal es la posición de filósofos como Platón, Aristóteles y Hegel.
John Locke: Liberalismo y Derechos Naturales
John Locke partirá de una interpretación distinta del estado de naturaleza, ya que en esa situación los hombres poseen unos derechos naturales otorgados por Dios: el derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada. Cuando se firme el contrato social que establezca la sociedad civil, se deberán defender y asegurar estos derechos, fundamentalmente el derecho a la propiedad. Este es el fundamento del Estado liberal.
El liberalismo presupone una sociedad civil previa al Estado, resultado de un entramado de intereses económicos. El poder del Estado debe ser limitado, dejando la máxima libertad a la sociedad civil para que pueda desarrollarse. Por eso, Locke plantea una separación de los poderes del Estado: legislativo, ejecutivo-judicial y federativo. La única función del Estado es solucionar los conflictos entre los individuos, que tienen siempre el derecho a rebelarse contra cualquier poder político que exceda sus límites.
Thomas Hobbes: El Contrato Social y el Leviatán
Thomas Hobbes analiza en el siglo XVII el origen y fundamento del Estado desde una perspectiva contractualista. En el estado de naturaleza, previo a la sociedad política, los hombres viven libres, sin más limitación que sus fuerzas y las leyes naturales. Como todos los animales, los hombres siguen dos principios: la defensa de su vida y la satisfacción de sus apetitos.
Pero el hombre, a diferencia de los animales, posee imaginación, por lo que no hay nada que limite sus deseos. Aquí está la causa de los males humanos, lo que lleva a los hombres en estado de naturaleza a una guerra de todos contra todos (bellum omnium contra omnes).
La única forma de salir de esta situación es establecer un pacto, un contrato social con el que se crea el Estado o sociedad civil. En ese pacto, cada individuo renuncia a sus derechos naturales a favor de un Soberano (un individuo o una Asamblea) siempre y cuando todos los demás se comprometan a lo mismo. A partir de entonces, es el Soberano quien decide qué derechos han de poseer, y cuáles no, los individuos. Al margen de ese poder no hay derecho alguno.
El poder instaurado es fuente de toda legislación y todo orden. No podrá ser cuestionado en sus decisiones, ya que eso supondría romper el pacto por el que se ha instaurado la sociedad civil y se volvería al estado de naturaleza. Para Hobbes, no hay límites al ejercicio del poder del Soberano.