El Determinismo
Aunque muchas personas creen que la libertad es evidente, esta creencia puede ser falsa. El determinismo sostiene que todo está causado y, por lo tanto, no actuamos libremente. Incluso nuestras decisiones podrían ser causadas por procesos cerebrales fuera de nuestro control. Aunque este enfoque parece intuitivo para fenómenos físicos, también puede aplicarse a nuestras decisiones, aunque sus causas sean más difíciles de identificar.
Determinismo Físico
Sostiene que toda la realidad funciona según leyes naturales fijas, como si el mundo fuera una gran máquina. Bajo esta visión mecanicista, también los seres humanos actuarían como piezas de un reloj. El físico Pierre-Simon Laplace defendió esta idea: creía que, si una inteligencia conociera todas las leyes y el estado del universo en un momento dado, podría predecir todo el pasado y el futuro.
Determinismo Genético
Plantea que los seres vivos están condicionados por su código genético, que determina tanto su aspecto físico como su carácter y comportamiento. El etólogo Richard Dawkins, desde la sociobiología, defiende que los individuos somos «vehículos» de los genes, los cuales actúan para asegurar su propia supervivencia, como si tomaran decisiones por nosotros.
Determinismo Ambiental
Sostiene que nuestro comportamiento está condicionado por factores externos como la cultura, la familia o el entorno social. Según esta visión, nuestras acciones son producto del aprendizaje y las experiencias, no de los genes. Si cambiamos el ambiente, podríamos modificar la conducta de una persona, usando premios para reforzar comportamientos deseados y castigos para inhibir los no deseados.
Determinismo Económico
Afirma que la economía determina nuestras acciones, así como los conflictos, cambios sociales, ideologías o formas de vida. Karl Marx defendía que los factores económicos son la base de toda la realidad humana, incluso de la conciencia. Según él, todo está condicionado por las relaciones de producción y la situación económica de cada individuo.
Determinismo Teológico
Sostiene que todo lo que hacemos ya está previsto por el destino o por la voluntad de Dios. El ser humano no sería libre, sino que simplemente cumpliría un plan ya escrito. Para teólogos como Lutero y Calvino, si Dios lo sabe todo, incluso el futuro, es porque todo ya está determinado, lo que implica que la voluntad humana no es realmente libre, sino subordinada a la voluntad divina.
El Indeterminismo y la Libertad
Aunque el determinismo tiene argumentos sólidos, muchos autores lo cuestionan distinguiendo entre:
- Factores determinantes: causan nuestras acciones inevitablemente (como el aumento de la tensión ante el peligro).
- Factores condicionantes: influyen, pero no obligan; nos dejan opciones (ante el peligro, huir o enfrentarse).
Esta visión respalda el indeterminismo, que defiende que nuestras decisiones no están determinadas, sino condicionadas. Pero eso no significa que decidamos sin motivos: tener libertad no implica indiferencia, ya que nuestras decisiones siguen estando motivadas, solo que no están totalmente predeterminadas.
La Evidencia de la Libertad
La creencia en la libertad está arraigada en el sentido común, pero la pregunta sobre su evidencia es compleja. Algunos autores argumentan que no necesita prueba, ya que la libertad es una certeza intuitiva. Descartes defendía que la creencia en que actuamos voluntariamente es una verdad evidente por sí misma, comparable a un axioma en matemáticas, algo que no necesita demostración, pero sobre lo que se basa la acción humana.
Indeterminismo Teológico
A diferencia de la teología protestante, la teología católica acepta la omnisciencia divina sin negar la libertad humana. El hecho de que Dios conozca el futuro no anula la capacidad de decisión de los seres humanos. Tomás de Aquino defendía que la libertad humana se basa en el juicio del entendimiento, que nos muestra qué es preferible según el bien que deseemos alcanzar. Este entendimiento mueve a la voluntad a elegir, lo que implica que podemos errar y escoger el mal, pero esto no disminuye nuestra libertad.
La Libertad como Postulado de la Acción Moral
La libertad es defendida como un postulado necesario para la acción moral, ya que sin ella no habría responsabilidad ni moralidad. Si no fuéramos libres, no podríamos ser responsables de nuestros actos, como no lo somos de las acciones de una nube. Kant sostenía que la libertad es un postulado de la razón práctica, ya que es esencial para que sea posible una vida moral. Sin libertad, no podría existir responsabilidad moral en nuestras acciones.
Indeterminismo Físico
El indeterminismo físico se originó con la mecánica cuántica en el siglo XX, que desafió la visión mecanicista tradicional del mundo. Físicos como Max Planck, Niels Bohr y Werner Heisenberg demostraron que la naturaleza tiene un componente probabilístico e indeterminado, especialmente a nivel subatómico. Por ejemplo, el comportamiento de los electrones no se puede predecir con precisión, solo de forma aproximada. Sin embargo, Albert Einstein se opuso a esta visión, afirmando que «Dios no juega a los dados», sugiriendo que, aunque la mecánica cuántica usa probabilidades, las leyes de la realidad no son aleatorias. Según Karl Popper, la cuestión sobre la determinación de la realidad no es responsabilidad de la física, sino que pertenece a la metafísica.
Ética y Política: Un Vínculo Complejo
Realismo Político: Primacía de la Política sobre la Moral
El realismo político sostiene que la moral, por su carácter idealista, puede interferir en la acción política. A veces, la moral y la política son incompatibles, por lo que el político debe prescindir de consideraciones morales y adaptarse a la realidad. El principal exponente de esta postura fue Nicolás Maquiavelo. En su obra El Príncipe, argumenta que un político debe saber ser no moral cuando las circunstancias lo exijan para mantenerse en el poder y construir un Estado sólido. A menudo se le atribuye la famosa frase «el fin justifica los medios», aunque no la dijo directamente.
Incompatibilidad entre Moral y Estado
Las normas morales del ámbito privado no pueden aplicarse al Estado, que se considera inherentemente malo y corrupto. Por lo tanto, algunos creen que el Estado debería desaparecer o reducirse al mínimo.
- Moral burguesa: la libertad individual es lo primordial, por lo que el Estado solo debe proteger la propiedad y garantizar la libertad económica, funcionando como un instrumento de orden mediante el uso de la violencia.
- Tradición anarquista: considera al Estado como el mayor obstáculo para la dignidad humana, ya que oprime la libertad individual y favorece la explotación de los trabajadores. Proponen una sociedad sin Estado, lograda mediante la acción sindical, la autogestión económica y una democracia directa.
La Imposibilidad de Compaginar Ética y Política
Los imperativos morales suelen conducir a un compromiso político, pero intentar llevar a cabo una acción política que sea eficaz y justa está condenado al fracaso. Merleau-Ponty argumenta que no es posible una acción políticamente buena y pacífica, ya que la violencia está en el origen mismo del poder. Según él, no se puede elegir entre violencia o no violencia, sino solo entre tipos de violencia.
Una Relación Problemática entre Ética y Política
La relación entre ética y política es problemática, ya que nunca se logra completamente; es más un esfuerzo que una meta alcanzada. Algunos casos muestran esta complejidad:
- Revolucionario terrorista: usa cualquier medio violento para luchar contra lo que considera una situación injusta.
- Violencia legítima del Estado: muchas veces se convierte en una violencia gratuita e injusta.
- Ambigüedad moral de las personas sometidas a un orden injusto: aquellos que aceptan y se someten a un régimen injusto pueden terminar siendo cómplices de la injusticia.
Legitimación del Poder Político y la Democracia
Formas de Legitimación del Poder Político
En cualquier grupo humano, existen distintas posiciones con diferentes funciones y niveles de influencia. Todos pueden ejercer cierto poder, pero no en igual medida ni con la misma autoridad. El poder está presente en muchos contextos (familia, ejército, hospital), pero nos vamos a centrar en el poder político, relacionado con el Estado, que se organiza en tres funciones: crea las leyes (poder legislativo), las hace cumplir (poder ejecutivo) y castiga a quienes las infringen (poder judicial). Se plantea la necesidad de justificar racionalmente por qué las personas deben obedecer la autoridad. A lo largo de la historia, se han elaborado distintas teorías para explicar la legitimidad del poder político, que Ortega y Gasset clasifica en tres grupos históricos:
Teorías Cosmocéntricas: Naturaleza y Poder
Las teorías naturalistas consideran que la naturaleza funciona como un organismo dirigido por leyes que determinan su finalidad. Aristóteles defendía que tanto individuos como sociedades deben cumplir el papel que les asigna la naturaleza: algunos nacen para gobernar y otros para obedecer; unos son libres y otros esclavos; y en la familia, las mujeres deben someterse al hombre. En el siglo XIX, estas ideas se renovaron con el darwinismo social, que aplicaba la teoría de la evolución al ámbito social: solo sobreviven las sociedades más fuertes. Esto sirvió para justificar la esclavitud, el racismo, el sexismo y el colonialismo, considerando inferiores a los pueblos o razas menos desarrollados.
Teorías Teocéntricas: El Origen Divino del Poder
Las teorías del origen divino del poder sostienen que toda autoridad viene de Dios. Los reyes gobiernan en su nombre, por lo que rebelarse contra ellos es rebelarse contra Dios y la sociedad. El obispo Bossuet fue un gran defensor del poder divino y de la monarquía absoluta. Según él, Dios otorga su poder a los reyes, pero estos deben gobernar con responsabilidad, respetando la ley divina, ya que tendrán que rendir cuentas a Dios.
Teorías Antropocéntricas: La Voluntad Humana como Origen del Poder
A principios del Renacimiento, algunos teóricos empiezan a basar el poder en la voluntad racional humana. Durante los siglos XVII y XVIII, surgieron teorías que explicaban el origen del Estado como un pacto social. Este enfoque se llama Contractualismo y fue desarrollado por Hobbes, Locke y Rousseau, aunque con diferencias notables. Las ideas clave del Contractualismo son:
- Estado de naturaleza: Los individuos viven en familias sin organización social, disfrutando de derechos naturales.
- Pacto social: Los individuos dan parte de sus derechos para crear el Estado, con el objetivo de mejorar su situación natural.
- El sistema político resultante del pacto varía según el tipo de contrato.
La Democracia: Definición y Reglas
El concepto de democracia puede ser ambiguo, por lo que se pueden clasificar países como más o menos democráticos según se acerquen al ideal de democracia. Norberto Bobbio establece condiciones necesarias para que una sociedad sea considerada democrática, aunque cumplir estas condiciones no garantiza por sí solas la democracia. Estas condiciones son:
- Todos los ciudadanos mayores de edad deben tener derechos políticos, como el derecho a votar.
- El voto de todos debe tener el mismo peso.
- Los ciudadanos deben ser libres para votar de acuerdo con su opinión, formada de manera independiente.
- Debe haber alternativas reales para elegir entre diferentes opciones.
- Se debe aplicar el principio de la mayoría numérica en las deliberaciones y elecciones, ya sea absoluta, relativa o cualificada.
- Ninguna decisión tomada por la mayoría debe limitar los derechos de las minorías.
El Estado de Derecho
Un Estado de Derecho está regido por leyes, pero se diferencia de otros estados porque está sometido a la ley, que refleja la voluntad general. Esto lo distingue de los estados totalitarios o absolutos. Según Elías Díaz, las características de un Estado de Derecho son:
- El Estado está sometido al imperio de la ley, que es la expresión de la voluntad general, reflejada en instituciones como el Parlamento y el Senado.
- Existe una separación de poderes: el legislativo crea las leyes, el ejecutivo las aplica y el judicial castiga las infracciones. Esta separación, inspirada por Montesquieu, previene la concentración del poder y el absolutismo, permitiendo que los poderes se limiten mutuamente.
- La Administración del poder está sometida a las mismas leyes y controlada judicialmente.
- El Estado debe garantizar los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos.
Estado Social de Derecho o Estado de Bienestar
Después de la Revolución Industrial, el Estado comenzó a actuar como árbitro y mediador entre patronos y obreros para resolver los conflictos laborales. La Gran Recesión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial impulsaron proyectos sólidos para este tipo de Estado. El Estado social de derecho tiene como objetivo la defensa y consecución de los derechos sociales de los ciudadanos, lo cual se logra mediante:
- Prestaciones económicas en situaciones específicas como desempleo, pobreza, enfermedad o jubilación.
- La prestación de servicios generales gratuitos, como educación obligatoria y un sistema universal de salud.
- La promoción de políticas de ayuda para acceder a la vivienda, el transporte, la cultura, entre otros.
Democracia y Participación Ciudadana
La democracia se presenta como el modelo ideal de organización. Sin embargo, las democracias reales no logran alcanzar completamente este ideal. Uno de los problemas de la democracia es la baja participación ciudadana, que se limita solo a votar cada cuatro años. Para una democracia de calidad, es necesario que los ciudadanos sean informados, críticos y participativos, involucrándose activamente en la gestión de los asuntos comunes. Es crucial pasar de ser consumidores a ciudadanos responsables. Los partidos políticos se perciben cada vez más alejados de los intereses reales de la ciudadanía, centrados solo en llegar al poder y mantenerse en él, lo que puede convertir la democracia en una partitocracia, donde los ciudadanos no se sienten representados.
Las Paradojas de la Democracia Representativa
Si entendemos la democracia en su sentido etimológico, pensaríamos en una democracia directa, como la que proponía Rousseau, válida solo en Estados pequeños donde los ciudadanos participan directamente en la gobernanza. Sin embargo, debido al tamaño actual de los Estados, esta forma de democracia es imposible, y se ha convertido en una democracia indirecta o representativa, donde los ciudadanos eligen a sus representantes para gobernar en su nombre. Bobbio señala varias paradojas de estas democracias representativas:
- Cuanto más grande es el Estado, más difícil es respetar las reglas de la democracia.
- Con un sufragio más universal, crecen las necesidades de un aparato burocrático más grande, jerárquico y no democrático.
- En sociedades más complejas, los problemas técnicos como los económicos y medioambientales requieren soluciones complejas que otorguen la responsabilidad a los técnicos en lugar de a todos los ciudadanos.
- Hay un contraste entre una sociedad democrática y una sociedad de masas. La sociedad de masas promueve ciudadanos conformistas, guiados por propaganda como control del pensamiento, mientras que una sociedad democrática necesita ciudadanos informados y libres.