El Sujeto Pensante y las Tres Sustancias: Descartes y Kant

Descartes: El Sujeto Pensante y las Tres Sustancias

Lo único indudable para Descartes es el sujeto pensante, racional. Él ha encontrado la sustancia pensante, pero quiere deducir a partir de ella otras dos: la sustancia divina (Dios) y la sustancia extensa (el mundo material, la realidad exterior).

Para ello, parte de un hecho claro: el sujeto pensante tiene en su mente tres tipos de ideas:

  • Ideas facticias: son las que generamos con nuestra mente, con nuestra imaginación. Las podemos construir a voluntad, aunque no tengan una existencia real.
  • Ideas adventicias: provienen del mundo exterior, se refieren a objetos materiales que creemos percibir por los sentidos.
  • Ideas innatas: están en nuestra mente, pero no son producidas por nuestra imaginación ni tampoco proceden de los sentidos.

Descartes introduce un elemento clave para el desarrollo de su filosofía: Dios. Debe haber algún ser o realidad infinito, eterno y perfecto (Dios) que ha colocado esas ideas en nuestra mente.

Por tanto, es necesario que exista un Ser con esos atributos, un Dios perfecto que pone en mi mente las ideas innatas. Además, debe existir necesariamente porque, si es perfecto, debe poseer la existencia. Si no existiese, sería imperfecto, no sería Dios.

Una vez demostrada la sustancia pensante y la sustancia divina, Descartes creía que lo que percibimos como una realidad externa a través de los sentidos podía ser un engaño de un “genio maligno” que induce a nuestra mente al engaño. La existencia del mundo sensible externo está puesta en duda.

Dios garantiza que lo que vemos y percibimos es real. Dios no nos puede engañar, ya que, de lo contrario, no sería Dios. Dios es omnipotente, perfecto y veraz, y por ello no puede permitir la existencia de un genio engañador. Por tanto, el mundo existe; las sensaciones que tenemos de ese mundo extenso no las hemos fabricado nosotros con nuestra mente, sino que son algo objetivo y real.

Descartes, así, llega a demostrar la existencia de esas tres sustancias: el sujeto (sustancia pensante), Dios (sustancia infinita) y la materia (sustancia extensa).

Kant: El Concepto Kantiano de Filosofía. Criticismo. Razón Teórica y Razón Práctica

Kant quiere superar la situación a la que nos han conducido los racionalistas y empiristas:

  • Para los racionalistas, la razón es absoluta, y se puede confiar ciegamente en ella para conocer científicamente la realidad y para dirigir la vida del hombre, determinando que sus acciones son buenas. Es una postura dogmática.
  • Los empiristas nos llevan a un escepticismo excesivo. Tras la crítica de Hume, el saber humano se convierte en un saber dudoso basado en el hábito. En el campo de la moral, no es la razón, sino los sentimientos los que cobran importancia.

Para Kant, no se puede tener ni una confianza ciega en la razón (dogmatismo racionalista) ni una desconfianza total (escepticismo empirista). Kant aplica así su filosofía crítica; antes de hacer ciencias o de dictar normas morales, el hombre debe saber si lo puede hacer y cuáles son los límites que no puede sobrepasar. Kant quiere aclarar la estructura y las posibilidades de la razón. Ese es su criticismo. Las tres obras fundamentales de Kant son denominadas “críticas”, porque con el término “crítica” Kant designa el proceso por el que la razón examina sus propias capacidades y pretensiones de conocimiento.

¿Qué es el hombre? La filosofía tiene que responder a esa cuestión, que se puede desglosar en otras tres:

  • ¿Qué puedo conocer? La respuesta es su teoría del conocimiento en la Crítica de la Razón Pura; es decir, en los principios en los que se basa la ciencia y los límites que no puede rebasar.
  • ¿Qué debo hacer? La respuesta constituye su filosofía moral, expuesta en la Crítica de la razón práctica. En la cual, Kant intenta descifrar cuáles son las condiciones del comportamiento moral.
  • ¿Qué me cabe esperar? Habla del destino último del hombre y las posibilidades de su realización. Asuntos como si es posible tener una esperanza razonable en Dios o en la inmortalidad son tratados en esos escritos.

Para Kant, la razón es la facultad esencial del ser humano. Kant nos habla de la razón pura y razón práctica. La razón no solo sirve para conocer la realidad (razón pura), sino también para determinar nuestro comportamiento (razón práctica). No es que existan en el hombre dos razones, sino dos funciones diferentes de la misma razón:

  • Razón pura o teórica: se ocupa de saber cómo son las cosas del mundo físico, de conocer la Naturaleza. Los fenómenos ocurren de forma necesaria e ineludible. Ese es el uso teórico de la razón, que desemboca en la ciencia. Se ocupa del ser. Su filosofía es como un giro copernicano.
  • Razón práctica: se ocupa de cómo debe ser la conducta humana, de ver cuáles son los principios que han de movernos a actuar para que nuestra conducta sea racional. Analiza qué tipo de leyes o normas deben orientar esa conducta. Es el uso práctico de la razón. Se ocupa del deber ser.

El conocimiento teórico se limita a describir lo que hay, describe hechos. En cambio, el conocimiento práctico nos dice lo que debería pasar, nos manda conductas. El conocimiento teórico se expresa en juicios, y el práctico en mandatos. El conocimiento científico describe, y el práctico prescribe.

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