Immanuel Kant
Contexto Histórico
Kant vivió en el siglo XVIII, una época marcada por la Ilustración, las grandes revoluciones (americana, francesa e industrial) y el paso del absolutismo a sistemas constitucionales y burgueses. Este contexto impulsó la fe en la razón, la libertad y el progreso humano.
Introducción General: La Motivación de la Filosofía Kantiana
La filosofía de Kant es crítica porque, en vez de aceptar las doctrinas sin examinarlas (como hacía el dogmatismo), se centra en analizar la validez y los límites del conocimiento humano. Para Kant, reconocer los límites de la razón no es un fracaso, sino el único modo de asegurar que nuestro conocimiento está bien fundamentado. Por eso, propone una «Crítica de la razón» que evita tanto el racionalismo dogmático (que cree que la razón puede conocer directamente la realidad) como el empirismo radical (que reduce todo conocimiento a la experiencia sensible). Para guiar esta tarea, formula tres grandes preguntas:
- ¿Qué puedo conocer?
- ¿Qué debo hacer?
- ¿Qué puedo esperar?
¿Qué puedo conocer? (Uso Teórico de la Razón)
La primera pregunta busca determinar los principios que permiten el conocimiento y sus límites. Kant responde ante el conflicto de su época: el dogmatismo racionalista confiaba en la razón pura para alcanzar la verdad, mientras que el escepticismo empirista reducía todo conocimiento a la experiencia. Kant analiza la naturaleza de los juicios, distinguiendo entre juicios analíticos (el predicado está contenido en el sujeto, no añaden información) y juicios sintéticos (el predicado aporta contenido nuevo). Los juicios sintéticos pueden ser a posteriori (dependen de la experiencia) o a priori (son independientes de ella y tienen validez universal y necesaria). La cuestión central es: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? Para resolverlo, Kant propone su «giro copernicano«: el sujeto no es un receptor pasivo, sino que impone estructuras a la experiencia. La sensibilidad ordena los datos mediante las formas a priori de espacio y tiempo, permitiendo acceder al fenómeno (la realidad tal como la percibimos), pero no al noúmeno (la «cosa en sí»). El entendimiento organiza los fenómenos mediante las categorías, conceptos puros que hacen posible el conocimiento científico. En la «Dialéctica trascendental» de la Crítica de la razón pura, Kant analiza las ideas de la razón pura (alma, mundo y Dios), concluyendo que no son objetos de conocimiento científico, pues no proceden de la experiencia sensible. Por tanto, la metafísica tradicional no puede ser considerada ciencia.
Relación con Hume (Conocimiento)
Este tópico podríamos relacionarlo con Hume ya que, mientras Kant sostiene que el conocimiento se basa en la combinación de impresiones sensibles y estructuras a priori (espacio, tiempo y categorías), Hume defiende que todo conocimiento surge solo de impresiones sensibles y que la conexión entre ideas, como la causalidad, es una costumbre sin necesidad objetiva. Mientras Kant confía en que la razón puede garantizar el conocimiento científico, Hume es escéptico ante cualquier certeza racional.
¿Qué debo hacer? (Uso Práctico de la Razón)
La segunda gran pregunta lleva a Kant a la moral. En la Crítica de la razón práctica y en la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Kant busca las condiciones que hacen posible una conducta moralmente válida. Distingue entre el uso teórico de la razón (conocer cómo son las cosas, expresado en juicios) y el uso práctico (saber cómo debemos actuar, expresado en imperativos). Kant explica que una acción no es moral si se realiza solo por miedo al castigo o por conveniencia; la moralidad no depende de los fines perseguidos, sino de actuar por deber, incluso contra el propio interés. Las normas morales deben ser universales y necesarias, aplicables a cualquier ser racional. Kant se distancia de las éticas materiales tradicionales (que proponían fines supremos como la felicidad o el placer), criticándolas porque son empíricas (derivan de la experiencia), hipotéticas (dependen de aceptar un fin) y heterónomas (la ley viene de algo externo). Frente a ellas, propone una ética formal basada en el imperativo categórico: «obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta en ley universal». Solo las acciones realizadas por deber tienen valor moral, porque manifiestan la buena voluntad, que es el único bien sin restricción. Finalmente, Kant afirma que la moralidad solo tiene sentido si aceptamos tres postulados: la libertad (el sujeto debe poder elegir), la inmortalidad del alma (para alcanzar la perfección moral) y la existencia de Dios (que garantiza la unión de virtud y felicidad).
Relación con Hume (Moral)
Este tópico podríamos relacionarlo con Hume ya que, mientras Kant fundamenta la moral en la razón práctica y en el deber universal, Hume sostiene que los juicios morales derivan de los sentimientos de agrado o desagrado. Para Hume, la moralidad surge de la naturaleza emocional humana, no de principios racionales universales.
¿Qué puedo esperar? (Religión e Historia)
La tercera pregunta conecta la moral con la religión y la historia. Para Kant, si actuamos moralmente, podemos esperar ser dignos de la felicidad. La moral no enseña a ser felices, sino a merecerlo. Este paso lleva a la religión racional: en La religión dentro de los límites de la mera razón, Kant rechaza la religión positiva (basada en ritos e instituciones), porque el único modo de agradar a Dios es actuar moralmente. Kant reduce la religión a dos principios: ser digno de la felicidad y ser feliz forman el bien supremo, que no puede alcanzarse solo por medios humanos, sino que requiere la acción de Dios. Esto lo sitúa en una postura deísta, que defiende una religión basada en la razón. Además, Kant considera que la búsqueda del bien supremo también debe manifestarse en la historia y la política: la razón puede promover el orden, la paz y la justicia. Por eso, defiende la necesidad de constituciones republicanas, la división de poderes y una federación pacífica de estados que exprese la idea de una comunidad universal.
Relación con Hume (Religión)
Este tópico podríamos relacionarlo con Hume ya que, aunque Kant considera necesarios los postulados de la inmortalidad del alma y la existencia de Dios para sostener la moralidad y dar sentido a la esperanza humana, Hume rechaza que la existencia de Dios pueda demostrarse racionalmente. Para Hume, la religión surge de sentimientos como el miedo y la ignorancia, y no tiene base racional.