David Hume: Empirismo, Conocimiento y Crítica de la Realidad en su Filosofía

El Pensamiento de David Hume: Fundamentos del Conocimiento y Crítica de la Realidad

1. El Conocimiento en Hume: Una Ciencia del Hombre

Para David Hume, todas las ciencias guardan una estrecha relación con la naturaleza humana. Por ello, se propuso elaborar una ciencia del hombre que sirviera de fundamento para todas las demás disciplinas. Esta ciencia del hombre, según Hume, debía construirse de acuerdo con el método experimental, combinando la observación (que en este contexto permitiría la introspección) y la inducción. Con esto, Hume pretendía aplicar al conocimiento del ser humano el mismo método que Isaac Newton había utilizado para comprender el mundo natural.

Hume desarrolló esta ciencia del hombre fundamentalmente en dos ámbitos: el epistemológico y el moral.

1.1. Las Percepciones: Impresiones e Ideas

En el ámbito epistemológico, Hume denomina percepciones a todos los contenidos de la mente. Las percepciones se dividen, a su vez, en impresiones e ideas.

  • Las impresiones son originales, más vivas y detalladas.
  • Las ideas son copias menos detalladas y menos vivaces de las impresiones.

Las impresiones pueden ser simples o complejas. Hume llama simples a las impresiones de un color, un sabor, o cosas semejantes. Una impresión compleja sería, por ejemplo, la percepción de una manzana o la percepción de París. Del mismo modo, existen ideas simples, cuando copian una impresión simple, y complejas, cuando copian una impresión compleja o cuando surgen de combinar ideas previas.

Además, las impresiones pueden ser de la sensación o de la reflexión:

  • Las impresiones de la sensación provienen tanto de los sentidos externos (un color, una manzana, París) como de los sentidos internos (un dolor, el hambre).
  • Las impresiones de la reflexión se originan a partir de ideas. Por ejemplo, la idea de París puede producir en mí impresiones de amor, aprecio o apego.

Por tanto, las impresiones abarcan sensaciones, pasiones, emociones, etc. También podemos distinguir entre ideas que copian impresiones de la sensación e ideas que copian impresiones de la reflexión.

De todo lo anterior se derivan dos consecuencias fundamentales:

  1. Toda idea debe derivar de alguna impresión para que tenga propiamente significado.
  2. No existen las ideas innatas, pues todas aparecen en la mente como copias o combinaciones de impresiones.

1.2. Ideas de la Memoria y la Imaginación

En relación con las ideas, Hume también establece una distinción entre ideas de la memoria e ideas de la imaginación. Las primeras conservan el orden temporal de las impresiones y son más vivaces, mientras que las de la imaginación son menos vivaces y no conservan el orden temporal de las impresiones en que se basan.

La imaginación pasa de una idea a otra por las leyes de asociación:

  • Semejanza: La idea del cuadro de Velázquez sobre la crucifixión de Cristo puede llevarme a otras ideas relacionadas, como la tortura u otros cuadros semejantes.
  • Contigüidad espacio-temporal: La idea del cuadro puede hacerme pensar en el recinto del museo donde se halla ubicado.
  • Causalidad: La idea del cuadro puede hacerme pensar en su autor, Velázquez, por la relación de causalidad.

1.3. Tipos de Juicio: Relaciones de Ideas y Cuestiones de Hecho

Hume realiza otra distinción crucial en relación con los tipos de juicio en los que se expresa el conocimiento:

  • Las relaciones de ideas: Son los juicios de las matemáticas y de la lógica. Establecen juicios necesarios pero no existenciales, y su verdad no puede discutirse sin caer en contradicción. Por ejemplo, «el cuadrado tiene cuatro lados».
  • Las cuestiones de hecho: Son los juicios que pretenden hablar acerca de la realidad. Resultan meramente contingentes, pues su negación no implica contradicción alguna. Por ejemplo, «hay seres vivos en la Tierra» es una cuestión de hecho, y su verdad depende simplemente de la experiencia, no de la lógica.

1.4. La Crítica de la Causalidad en Hume

¿Cómo podemos conocer los hechos futuros? Según Hume, nuestro saber acerca de los hechos futuros está basado en la relación de causalidad, uno de los principales elementos de su filosofía.

¿En qué consiste realmente esa relación? Hume sostiene que lo que tradicionalmente se ha entendido por causalidad es una conexión necesaria entre los sucesos. Sin embargo, lo que realmente ocurre es que la repetida experiencia de una sucesión y contigüidad entre dos eventos genera en nuestra mente una costumbre o hábito. Esta costumbre nos lleva a pensar que esos dos sucesos están unidos, de manera que la experiencia del primero nos conducirá naturalmente a esperar que ocurra el segundo.

Se trata, entonces, de que el hábito o costumbre genera en nuestra mente una creencia que nos permite esperar que ocurra lo que ha ocurrido hasta ahora. De modo que la pretendida necesidad de la causalidad no es sino hábito y propensión o creencia, pero de ningún modo es una idea que reproduzca impresión alguna.

2. La Realidad en Hume: Crítica a las Nociones Metafísicas

Hume extiende su empirismo radical a la crítica de las nociones metafísicas tradicionales sobre la realidad.

2.1. Crítica a la Noción de Sustancia

Comenzaremos exponiendo su crítica a la noción de sustancia como sustrato de los accidentes. Según Hume, no hay impresión alguna de una realidad semejante, pues las impresiones son sensaciones, pasiones o emociones, y ninguna de estas tres cosas parece ser lo que tradicionalmente se ha querido designar con el término de sustancia. De modo que por sustancia no podemos entender más que una colección de cualidades.

En cuanto a la noción de sustancia en general, como esencia universal que puede ser pensada, Hume afirma que no puede ser más que una idea particular.

2.2. Crítica al Mundo Exterior

En cuanto al mundo exterior, Hume argumenta que considerar nuestras impresiones como si fueran efectos causados por una realidad externa es establecer una relación ilegítima. Esto se debe a que el principio de causalidad solo tiene legitimidad para relacionar impresiones entre sí, pero no puede relacionar impresiones con algo de lo que nunca se haya tenido impresión.

2.3. Crítica a la Idea de Dios

En cuanto a Dios, Hume defiende lo siguiente: no hay impresión alguna de Dios, y por lo tanto su idea no está justificada. De este modo, ningún argumento basado en la idea de Dios puede demostrar su existencia.

En cuanto a los argumentos a posteriori basados en la causalidad, Hume replica diciendo que la legitimidad del principio de causalidad se limita a relacionar impresiones, y dado que de Dios no hay impresión, estos argumentos carecen de validez.

Hume no creyó en la revelación y prefería el politeísmo al monoteísmo por considerarlo más tolerante. Cabe considerarlo como agnóstico, más que como ateo.

2.4. Crítica a la Idea del Yo

Hume también será crítico en relación con la idea del yo. La idea del yo como copia de una impresión en la que aparezca una sustancialidad permanente del sujeto no existe, pues esa impresión permanente no se da. Solo existe una sucesión de percepciones parecidas conservadas por la memoria.

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