Immanuel Kant
Teoría del Conocimiento
A. El giro copernicano del conocimiento: Kant busca superar el escepticismo de Hume y el dogmatismo racionalista. Los racionalistas creían que la razón podía alcanzar verdades universales sin necesidad de la experiencia, mientras que los empiristas afirmaban que solo podemos conocer a partir de la experiencia. Kant rechaza ambas posturas extremas y plantea una síntesis: sin experiencia no hay conocimiento, pero el sujeto también aporta estructuras innatas que hacen posible el conocimiento. Este enfoque se conoce como «giro copernicano», ya que invierte la relación sujeto-objeto: el conocimiento no es un reflejo pasivo del mundo, sino que el sujeto impone su estructura a lo que conoce. No conocemos las cosas en sí mismas (noúmenos), sino los fenómenos tal como aparecen según nuestras formas de conocer.
B. El problema del conocimiento: Kant busca legitimar el progreso de la ciencia y diferenciarla de la metafísica, que sigue debatiendo los mismos problemas desde Platón. Para ello, clasifica los juicios que componen el conocimiento:
- Juicios analíticos: El predicado está contenido en el sujeto. No añaden conocimiento, son a priori.
- Juicios sintéticos: El predicado no está incluido en el sujeto y amplían el conocimiento. Son a posteriori.
- Juicios a priori: Amplían el conocimiento, pero son universales y necesarios (Ejemplo: “Toda causa tiene un efecto”). Son los únicos que pueden fundamentar la ciencia.
- Juicios a posteriori: Su verdad depende de la experiencia, no son universales ni necesarios.
La pregunta clave es si los juicios sintéticos a priori son posibles en la metafísica. Si lo son, la metafísica puede ser una ciencia, si no, debe abandonarse.
C. Crítica de las facultades del conocimiento: Kant distingue tres fuentes del conocimiento y analiza si cada una puede producir ciencia:
Estética Trascendental (Sensibilidad y Matemáticas)
La sensibilidad nos permite recibir información mediante los sentidos, pero esta solo tiene sentido cuando se organiza en el espacio y el tiempo, que son formas a priori de la sensibilidad.
- Espacio y tiempo: Son intuiciones puras a priori, formas fundamentales que estructuran nuestra experiencia. No provienen de la experiencia, y son aplicables a muchos individuos.
- Matemáticas: Los juicios matemáticos son sintéticos a priori, pues se basan en el espacio y el tiempo, que son formas previas a toda experiencia.
Analítica Trascendental (Entendimiento y Física)
El conocimiento requiere la interacción entre sensibilidad y entendimiento. La sensibilidad ordena las sensaciones en el espacio y el tiempo, generando fenómenos, pero aún sin conocimiento. El entendimiento, a su vez, unifica esos fenómenos mediante conceptos.
- Categorías del entendimiento: Kant distingue entre conceptos empíricos (a posteriori) y conceptos puros (a priori). Estos últimos, denominados categorías, son formas fundamentales del pensamiento, y estructuran la experiencia. Ejemplos: causalidad, unidad, sustancia.
- Física: El objeto de la física es un conjunto de fenómenos que se rigen por leyes generales. Según Kant, estas leyes son sintéticas a priori, ya que no dependen de la experiencia.
Dialéctica Trascendental (Razón y Metafísica)
Kant examina el uso ilegítimo de la razón cuando busca principios absolutos y cae en ilusiones al aplicar categorías más allá de la experiencia. En este análisis, Kant concluye que la metafísica no puede ser una ciencia, ya que trata sobre objetos más allá de la experiencia. Las ideas metafísicas (Dios, alma, mundo) no pueden ser conocidas empíricamente, pero desempeñan una función reguladora. Sirven para unificar y orientar el pensamiento, pero no pueden probarse ni refutarse.
Conclusión de la Crítica
La metafísica, según Kant, no puede ser una ciencia porque sus objetos están más allá de la experiencia. No obstante, las ideas como Dios, el alma y el mundo cumplen una función reguladora, ya que orientan el pensamiento y ayudan a reducir el caos del conocimiento. La razón pura no puede demostrar la existencia de estos conceptos, pero hay otro camino a través de la razón práctica que fundamenta la moralidad y la fe racional.
Ética
Kant sostiene que la razón no solo se utiliza para conocer, sino también para actuar. La razón práctica guía la voluntad y responde a preguntas como «¿Qué debo hacer?» y «¿Qué puedo esperar si hago lo que debo?». Para Kant, el conocimiento debe contribuir a hacer más moral y humano nuestro comportamiento. La razón práctica, como la razón pura, también necesita una crítica para determinar qué acciones son moralmente correctas. Kant critica las éticas históricas por ser materiales, ya que dependen de un fin supremo y establecen normas basadas en la experiencia, que no pueden ser universales ni necesarias. Estas éticas son:
- Empíricas: Dependen de la experiencia y no son universales.
- Hipotéticas: Son condicionales y dependen de aceptar una condición.
- Heterónomas: Imponen normas externas a la razón.
En lugar de estas éticas, Kant defiende una ética autónoma y formal. La ética formal es:
- A priori: Independiente de la experiencia, universal y necesaria.
- Categórica: Los juicios son absolutos.
- Autónoma: El sujeto se autodetermina para obrar.
Los imperativos categóricos guían la moralidad, como:
- «Actúa de manera que tus actos puedan ser normas universales.»
- «Usa la humanidad siempre como fin, nunca como medio.»
Para Kant, el valor moral de una acción depende de la intención, no del fin o los medios. Las acciones se clasifican en tres tipos:
- Contrarias al deber.
- Conforme al deber (cumplen la ley, pero sin motivación moral).
- Por deber (auténticamente morales).
La ética formal de Kant se basa en tres postulados de la razón práctica:
- Libertad: El hombre debe ser libre para autodeterminarse moralmente.
- Inmortalidad del alma: La virtud requiere una perfección que no se alcanza en una vida limitada.
- Existencia de Dios: Necesaria para unir virtud y felicidad, aunque no pueda demostrarse.
Este enfoque ético de Kant pone énfasis en la autonomía del individuo y en la importancia de la intención moral sobre los resultados.
Karl Marx
Antropología
Para Marx, el hombre es un ser esencialmente social, que solo puede realizarse y alcanzar la felicidad en relación con otros. Esta relación se establece principalmente a través del trabajo, que no es solo un medio de subsistencia biológica, sino una forma de humanizar la naturaleza y expresar la verdadera esencia humana. A través del trabajo, el hombre se enfrenta a la naturaleza (antítesis) y la transforma, superando así la contradicción y afirmándose como sujeto libre y creativo. Marx sostiene que la esencia humana no está en el interior, como un alma o conciencia, sino en la exterioridad: en sus relaciones sociales y con la naturaleza. La libertad, entonces, no es algo abstracto, sino la capacidad del ser humano de construirse a sí mismo en esas condiciones. Pero esa libertad está limitada por las condiciones materiales concretas en las que vive, lo que da paso al concepto de alienación.
Tipos de alienación según Marx:
- Religiosa: Marx retoma a Feuerbach, quien plantea que Dios es una proyección del ser humano. Para Marx, la religión refleja la miseria real de la vida: el ser humano, incapaz de transformar su situación, busca consuelo en un mundo ilusorio. De ahí su frase «la religión es el opio del pueblo», ya que desactiva la lucha contra las injusticias.
- Política: el Estado, que debería ser una creación humana al servicio del pueblo, se convierte en un poder autónomo que protege los intereses de la clase dominante. Las leyes e instituciones refuerzan el sistema que oprime y aliena al ser humano.
- Económica (la más importante): en el capitalismo, el trabajo pierde su función liberadora. El obrero no controla lo que produce, el producto se convierte en algo ajeno, y el trabajador es tratado como una mercancía más. Solo recibe un salario, mientras el capitalista se apropia de la plusvalía, que da origen al capital. Así, el trabajo ya no humaniza al hombre, sino que lo deshumaniza y lo convierte en una pieza del sistema que lo oprime. Las relaciones entre personas se transforman en relaciones entre cosas (cosificación), y el dinero se convierte en un fetiche que domina a las personas, en lugar de servirlas.
Política
En el marxismo, el motor de la historia es la lucha de clases. Marx distingue dos tipos de materialismo:
- Materialismo Dialéctico: adopta el método dialéctico de Hegel (tesis, antítesis, síntesis), pero lo aplica a la realidad material. Marx rechaza el idealismo hegeliano y afirma que las ideas dependen de las condiciones económicas. La historia es un proceso de contradicciones sociales, que se resuelven en nuevas formas sociales. Al final, este proceso culminará con la supresión de la alienación y la sociedad de clases, dando lugar al comunismo.
- Materialismo Histórico: explica los cambios sociales e históricos a partir de las condiciones materiales. Las transformaciones humanas están supeditadas a los modos de producción. Este materialismo está contenido dentro del materialismo dialéctico.
Marx aplica las leyes dialécticas a su visión materialista. La historia avanza mediante la lucha de contrarios, como decía Heráclito. A diferencia de Hegel, que pensaba que el espíritu absoluto reconciliaba las contradicciones, Marx afirma que los conflictos sociales y económicos son los que generan cambios históricos. Así, las ideas no transforman el mundo por sí solas; son reflejo de las condiciones materiales.
La historia se entiende como una sucesión de modos de producción, determinados por las fuerzas productivas (materias primas, herramientas, trabajo humano) y las relaciones de producción (quién posee los medios de producción). A medida que las fuerzas productivas evolucionan, entran en conflicto con las relaciones de producción existentes. Este conflicto genera una revolución, que da lugar a una nueva sociedad con nuevas relaciones sociales.
La estructura económica (infraestructura) sostiene la superestructura, formada por dos niveles:
- Jurídico-político: el Estado y sus leyes, que en el capitalismo sirven para mantener el poder de la clase dominante.
- Ideológico: ideas, religión, costumbres, filosofía. Para Marx, esta ideología actúa como una «falsa conciencia» que justifica y legitima el orden social vigente.
Aunque en sus primeras obras Marx parece adoptar una visión determinista (donde la economía determina todo), en sus textos posteriores admite una influencia mutua entre infraestructura y superestructura.
La Revolución y la Sociedad Comunista
Para Marx, la filosofía debe convertirse en praxis, es decir, acción transformadora. De ahí su frase: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.”
El capitalismo, basado en la explotación de los obreros y la apropiación de la plusvalía por los capitalistas, lleva inevitablemente a su autodestrucción. Con el tiempo, los trabajadores desarrollan una conciencia de clase, lo que los impulsa a la lucha revolucionaria. Esta revolución pasará por una fase de dictadura del proletariado como etapa transitoria. Finalmente, se alcanzará una sociedad sin clases ni Estado, donde desaparece la propiedad privada y se implanta un sistema de propiedad colectiva, propio del socialismo y, posteriormente, del comunismo.