Conceptos Filosóficos Clave: De Aristóteles a Descartes

Aristóteles

El Problema de la Realidad y del Conocimiento

Aristóteles sostiene que solo hay una realidad: la Physis (naturaleza). Distingue entre el mundo supralunar, eterno e inmutable, y el mundo sublunar, donde hay cambio y corrupción. La Física estudia la Physis, y la Metafísica su fundamento último.

Su teoría hilemórfica afirma que todo ser se compone de materia (hyle) y forma (morphé). Distingue entre sustancia primera (el individuo concreto) y sustancia segunda (la esencia o especie). Diferencia también entre ser como sustancia y ser como accidente.

Aristóteles propone una visión teleológica de la realidad: los seres cambian para realizar su esencia y alcanzar su fin. Este desarrollo va del ser en potencia al ser en acto. Para explicar el cambio, introduce las cuatro causas: material, formal, eficiente y final.

La Metafísica estudia el ente en cuanto ente y establece axiomas universales como el de no contradicción, identidad y causalidad. También define categorías (sustancia, cantidad, cualidad, relación, etc.) que permiten describir lo real.

Sobre el movimiento, afirma que todo debe tener una causa, lo que lleva a postular un Primer Motor Inmóvil, eterno e inmaterial, que mueve por atracción y cuya única actividad es pensarse a sí mismo.

En cuanto al conocimiento, parte de los sentidos y sigue un proceso de inducción (de lo particular a lo universal). La imaginación conserva las imágenes, y el entendimiento agente abstrae las esencias, mientras el entendimiento paciente las retiene para formar juicios.

Finalmente, Aristóteles funda la Lógica, herramienta que garantiza la validez formal de los razonamientos. Analiza los modos del silogismo para distinguir argumentos correctos (válidos) e incorrectos (falacias).

Platón

El Ser Humano y la Moral

Platón sostiene un dualismo antropológico: el ser humano está compuesto por alma (inmortal y espiritual) y cuerpo (material y mortal), que forman una unión accidental. El cuerpo es una cárcel para el alma. El alma racional es la esencia del ser humano y fuente del conocimiento, ya que permite acceder a las Ideas. El alma debe trascender el cuerpo para regresar al Mundo de las Ideas, lo cual es posible gracias a la reminiscencia, que consiste en recordar lo conocido en vidas anteriores.

Platón distingue tres tipos de alma mediante el mito del carro alado:

  • Racional (auriga): ubicada en la cabeza, propia del humano, busca la verdad y domina a las otras dos.
  • Irascible (caballo blanco): situada en el pecho, representa el valor, la fuerza y la voluntad.
  • Concupiscible (caballo negro): situada en el vientre, ligada a los deseos y placeres.

Cada parte del alma cumple una función específica y debe mantenerse en equilibrio.

La virtud es el desarrollo del bien propio del ser humano, vinculado al alma racional, y por tanto, es universal. Platón distingue tres virtudes:

  • Sabiduría o prudencia: del alma racional.
  • Valentía: del alma irascible.
  • Templanza: del alma concupiscible.

El equilibrio entre estas virtudes conduce a la Justicia, que armoniza el alma y permite alcanzar su perfección.

Aristóteles

El Problema de la Sociedad o Política

El ser humano es por naturaleza un ser social (zoon politikón), dotado de logos, lo que le permite comunicarse y razonar. La sociedad no es fruto del acuerdo, sino parte de la naturaleza y finalidad del ser humano. La polis es el medio necesario para alcanzar la plenitud humana: el hombre solo puede desarrollarse plenamente en comunidad.

La felicidad solo se logra dentro de una sociedad con leyes que promuevan la virtud. Por eso, el legislador debe ser sabio, no solo teóricamente, sino con experiencia práctica. Su función es guiar a los ciudadanos hacia el bien común, no hacia intereses personales. Esto da lugar a la justicia social, que busca la virtud colectiva.

Aristóteles distingue tres formas justas de gobierno:

  • Monarquía (gobierno de uno solo).
  • Aristocracia (gobierno de los mejores).
  • Democracia (gobierno del pueblo, considerada la mejor).

Cada una tiene su corrupción:

  • Tiranía (corrupción de la monarquía).
  • Oligarquía (corrupción de la aristocracia).
  • Demagogia (corrupción de la democracia).

San Agustín

El Problema de Dios, la Realidad y el Conocimiento

San Agustín sostiene el creacionismo, afirmando que Dios creó el mundo y el tiempo desde la nada (ex nihilo), guiándose por la Teoría del Ejemplarismo, según la cual Dios crea a partir de ideas eternas o arquetipos presentes en su mente. Así, todo ser es creado con una esencia y forma específica. Esta creación no es abandonada por Dios, sino que la rige según una ley eterna.

Frente al problema del mal, San Agustín argumenta que no es creación de Dios, ya que el mal no posee entidad real, sino que representa una carencia de ser o de perfección. El mal moral proviene de la libertad del ser humano.

Aunque la existencia de Dios es principalmente asunto de fe, San Agustín también presenta argumentos racionales, basándose en la perfección del mundo, el consenso universal sobre la existencia de Dios y el carácter eterno de ciertas verdades presentes en el alma. Estas verdades, al ser inmutables, solo pueden venir de un ser eterno: Dios.

En cuanto al conocimiento, San Agustín distingue tres niveles:

  1. Conocimiento sensible, que se basa en los sentidos.
  2. Conocimiento racional inferior, relacionado con la ciencia y la razón.
  3. Conocimiento racional superior, que lleva a verdades eternas y universales, accesibles mediante la iluminación divina.

San Agustín integra fe y razón, afirmando que ambas son caminos hacia la verdad y deben complementarse. Para él, la filosofía es sierva de la teología, y solo se puede alcanzar el conocimiento verdadero si se parte de la fe: “Cree para comprender y comprende para creer”.

San Agustín

El Problema del Ser Humano y de la Moral

San Agustín sostiene que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, lo que le otorga una dimensión espiritual que lo diferencia de los animales. Defiende el dualismo, según el cual el ser humano está compuesto por cuerpo (materia) y alma (forma), siendo el cuerpo accidental y corruptible, y el alma esencial e inmortal.

El alma posee tres facultades fundamentales:

  • Memoria, que permite la continuidad del yo y la experiencia del tiempo.
  • Inteligencia, que permite conocer la verdad.
  • Voluntad, que orienta al ser humano hacia el bien y la felicidad, es decir, hacia Dios.

Por eso, el alma debe gobernar al cuerpo, pues su destino es volver a Dios, de quien procede.

San Agustín defiende el libre albedrío, entendido como la capacidad del ser humano de actuar libremente y optar por el bien. Sin embargo, este se ve afectado por el pecado original, por lo cual el ser humano necesita de la gracia divina para obrar correctamente. La intención es clave para juzgar moralmente las acciones: si busca el bien según la ley de Dios, no hay pecado.

Respecto al mal moral, Agustín lo considera como un uso indebido del libre albedrío. Es fruto de un bien mayor: la libertad. El mal no proviene de Dios, sino del abuso de la libertad humana. Así, hay responsabilidad moral porque el ser humano elige conscientemente. La voluntad humana se orienta finalmente a la felicidad suprema, que solo se alcanza en la vida eterna mediante el amor y la contemplación de Dios.

Santo Tomás de Aquino

El Problema de la Sociedad o Política

Santo Tomás de Aquino plantea que el ser humano posee tres facultades esenciales, pero estas solo pueden desarrollarse adecuadamente dentro de una sociedad. Por ello, considera que el hombre es, por naturaleza, un ser social. Esta naturaleza social del ser humano implica que su desarrollo pleno se realiza mediante el seguimiento de la Ley Natural, que es la ley establecida por Dios.

No obstante, los preceptos de la Ley Natural suelen ser demasiado generales para aplicarse directamente en la vida cotidiana. Por esa razón, deben ser concretados mediante la ley positiva, es decir, las leyes específicas que regulan la vida en sociedad. Estas leyes positivas, aunque convencionales, deben ser una prolongación de la Ley Natural. Si no lo son, pueden volverse injustas, y el ser humano tendrá entonces el derecho a desobedecerlas.

Para Santo Tomás, la justicia es el punto de encuentro entre la moral y el derecho, y su búsqueda garantiza que las leyes humanas estén alineadas con el bien común. Así, el respeto a la Ley Natural se convierte en el criterio fundamental para juzgar la legitimidad de cualquier norma jurídica.

Finalmente, en relación con las formas de organización política, Santo Tomás acepta como válidas la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia, siempre que estas respeten la Ley Natural al momento de elaborar sus leyes. De este modo, asegura que cualquier forma de gobierno puede ser justa si se orienta al bien común y se funda en principios morales universales.

Descartes

El Problema de la Realidad, Conocimiento y Dios

René Descartes, fundador de la Filosofía Moderna y exponente del racionalismo, propone que la razón es la única fuente válida de conocimiento. Su objetivo es alcanzar un conocimiento cierto y seguro, sin lugar a dudas. Para ello, establece un método basado en la razón que permite distinguir la verdad del error. Dentro del pensamiento racional, identifica dos modos de conocimiento seguros: la intuición (conocimiento inmediato de ideas simples) y la deducción (encadenamiento lógico de ideas).

Para obtener certezas, Descartes formula su método basado en cuatro reglas: evidencia clara, análisis, síntesis y enumeración completa. A través de este método, aplica la duda metódica, dudando sistemáticamente de todo lo que no sea absolutamente evidente. Plantea tres niveles de duda: duda de los sentidos (que pueden engañar), duda del mundo exterior y duda de la razón misma.

En este proceso encuentra una verdad indudable: «pienso, luego existo» (cogito ergo sum). Esta certeza lo lleva a afirmar que, al pensar, existe como sustancia pensante (el cogito). A partir de ahí, construye su metafísica racional. Clasifica las ideas en tres tipos: adventicias (externas), facticias (inventadas) e innatas (nacidas con la mente). Entre las innatas está la idea de infinito, que identifica con la idea de Dios.

Para probar la existencia de Dios, Descartes utiliza el principio de causalidad: toda idea debe tener una causa real que posea al menos tanta perfección como la idea misma. La idea de un ser perfecto no puede provenir de un ser imperfecto, por lo tanto, debe haber sido puesta por un ser realmente perfecto: Dios. Además, emplea un argumento ontológico, donde afirma que la perfección implica existencia necesaria, por lo que Dios, como ser perfecto, debe existir.

Dios es, entonces, garantía del conocimiento, ya que no permitiría que el hombre se engañara sistemáticamente. Gracias a Dios, el mundo exterior existe y el conocimiento de él es posible. Por ello, Descartes distingue dos tipos de sustancias: la pensante (res cogitans) y la extensa (res extensa). A ambas las define como aquello que existe por sí mismo. La sustancia infinita (Dios) es la única que realmente existe por sí misma; las otras lo hacen por dependencia. Finalmente, defiende que el alma (cogito) y el cuerpo (extensión) son sustancias independientes, aunque pueden interactuar.

Descartes

El Problema del Ser Humano y de la Moral

René Descartes sostiene una visión dualista del ser humano, según la cual existen dos sustancias distintas: el alma (o cogito, sustancia pensante) y el cuerpo (sustancia extensa). Estas dos sustancias mantienen una relación a través de la glándula pineal, lo que permite que el alma gobierne al cuerpo. Mientras el cuerpo actúa como una máquina regida por leyes físicas (según el mecanicismo), el alma es libre y racional, y debe dirigir el comportamiento humano.

La felicidad, para Descartes, se alcanza con la perfección del alma, lo que conlleva el desarrollo de la libertad. Esta libertad implica dominar los deseos y pasiones corporales para no quedar sometido a la sustancia extensa. Solo cuando el alma gobierna y actúa desde el entendimiento racional, el ser humano se realiza plenamente como un ser libre y moral.

En cuanto a la ética, Descartes no establece un sistema definitivo, sino que propone una moral provisional. Esta moral se basa en actuar de forma moderada, obedeciendo las costumbres y leyes, mientras se construye una ética racional definitiva a través del método de la duda. Así, la moral provisional permite actuar con prudencia mientras se alcanza un conocimiento más sólido basado en la razón.

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