Ataraxia
La ataraxia es una condición de calma y equilibrio interior, destacada en las corrientes helenísticas como el estoicismo y el epicureísmo. Para Epicuro, era el objetivo final de la existencia: alcanzar una tranquilidad profunda eliminando el dolor corporal y el miedo, especialmente a los dioses y a la muerte. En cambio, los estoicos como Marco Aurelio y Epicteto lograban esta paz aceptando racionalmente los acontecimientos y controlando las emociones. Este ideal surgió tras la decadencia de las polis griegas, en un tiempo donde muchos buscaban consuelo en filosofías personales ante el caos político. Así, la ataraxia se convirtió en un modelo de libertad espiritual frente a un entorno incierto.
Axioma
Un axioma es una afirmación tan clara que no necesita ser demostrada, y sirve como punto de partida para razonamientos. Los estoicos ya empleaban axiomas como principios fundamentales, aunque fue con Descartes en la Edad Moderna que este concepto cobró más fuerza. En su obra Discurso del método, Descartes parte del famoso “pienso, luego existo” como base de su sistema racional. Los axiomas también fueron esenciales en la geometría de Euclides, influyendo en la lógica y la filosofía del conocimiento. Durante el siglo XVII, los pensadores buscaban fundamentos sólidos desde los cuales construir saberes ciertos, lo que marcó la transición hacia una visión racionalista del mundo.
Clinamen
El clinamen es una noción propuesta por Lucrecio, discípulo de Epicuro, que se refiere al pequeño e impredecible desvío que hacen los átomos mientras caen en el vacío. Este giro rompe el determinismo absoluto de Demócrito, introduciendo la posibilidad del azar y, por tanto, del libre albedrío. En una visión materialista del universo, el clinamen ofrecía una explicación para la libertad humana sin necesidad de intervención divina. En el contexto romano, esta teoría proponía una visión alternativa a las religiones tradicionales, permitiendo pensar que los seres humanos no estaban totalmente condicionados por leyes físicas.
Determinismo
El determinismo sostiene que todo lo que ocurre, incluidas nuestras decisiones, está regido por leyes naturales inevitables. Aunque ya presente en el estoicismo, fue desarrollado con más rigor por Spinoza en la Edad Moderna, quien argumentaba que incluso la mente humana está sujeta a causas naturales. En el siglo XVIII, Laplace formuló el determinismo científico: conociendo todas las leyes del universo y sus condiciones iniciales, todo podría preverse. Esta idea reflejaba la fe ilustrada en la ciencia y la razón, pero también planteó desafíos a la noción de libertad personal, convirtiéndose en un eje de debate filosófico.
Cinismo
El cinismo fue una corriente iniciada por Antístenes y radicalizada por Diógenes de Sinope. Los cínicos rechazaban las normas sociales, los bienes materiales y las instituciones, defendiendo una vida austera, natural y autosuficiente. Diógenes vivía con lo mínimo y ridiculizaba los valores establecidos, viendo en la simplicidad la clave de la virtud. Esta postura surgió como reacción al colapso de la polis griega, cuando muchos perdieron la fe en la política y buscaron una ética más personal. El cinismo representaba una crítica directa a la falsedad social y una apuesta por la autenticidad.
Dogmatismo
El dogmatismo es una postura que acepta ciertas creencias como verdaderas sin cuestionarlas. En la filosofía antigua, los estoicos fueron llamados dogmáticos por afirmar que el conocimiento seguro era posible, frente al escepticismo. En la Edad Moderna, Kant criticó a los racionalistas por asumir verdades sin analizar sus condiciones. Durante la Ilustración, el pensamiento dogmático fue cuestionado en favor del examen racional y crítico, lo que impulsó una filosofía más reflexiva, centrada en entender cómo conocemos lo que creemos saber.
Escepticismo
El escepticismo es una corriente que duda de la posibilidad de alcanzar conocimiento seguro. Fundado por Pirrón de Elis, proponía no emitir juicios definitivos para alcanzar la serenidad. Nació como respuesta a las afirmaciones dogmáticas y reapareció en el Renacimiento, cuando autores como Montaigne cuestionaron la certeza religiosa. En el siglo XVII, Hume aplicó el escepticismo al empirismo, dudando de la relación causa-efecto. En cada época, el escepticismo ha servido como herramienta crítica para revisar lo que se da por hecho.
Contingencia
La contingencia se refiere a aquello que puede ser de un modo distinto al actual, a diferencia de lo necesario, que no puede ser de otra manera. Aristóteles ya hablaba de lo contingente en su Metafísica, indicando que hay cosas que existen pero que podrían no haber existido. En la Edad Media, Tomás de Aquino defendía que el mundo es contingente, y por eso necesita de un ser necesario (Dios) para explicar su existencia. En la modernidad, este concepto fue central en debates sobre la libertad humana, como en Kant, quien lo relacionó con la capacidad moral de actuar libremente.
Creacionismo
El creacionismo es la creencia de que el universo fue originado por una divinidad. En la filosofía cristiana medieval, San Agustín y Tomás de Aquino sostenían que Dios creó el mundo desde la nada (ex nihilo). Esta concepción fue predominante en la escolástica. Con la llegada de las teorías científicas modernas, como la evolución de Darwin, surgieron conflictos entre la visión creacionista y las explicaciones científicas, sobre todo en contextos donde la religión mantiene gran influencia cultural.
Demiurgo
El Demiurgo es una figura divina que aparece en la filosofía antigua como el organizador del universo. Para Platón, en el Timeo, no es un creador absoluto, sino un artesano cósmico que da forma al caos siguiendo principios racionales. En el gnosticismo, el Demiurgo es visto negativamente, como un ser inferior que mantiene a las almas atrapadas en el mundo material. Este concepto fue retomado en el neoplatonismo y en la Edad Media para pensar la relación entre el orden del cosmos y la divinidad.
Eclecticismo
El eclecticismo es una forma de pensamiento que selecciona y combina ideas de diferentes doctrinas, sin adherirse totalmente a una sola. Durante el Renacimiento, pensadores como Montaigne o Pico della Mirandola adoptaron esta postura integradora, recogiendo elementos del pensamiento griego, cristiano y medieval. También fue común en la Antigüedad, cuando algunas escuelas filosóficas integraban enseñanzas estoicas, platónicas y aristotélicas. En el siglo XIX, el eclecticismo se convirtió en un método para crear filosofías más amplias y flexibles.
Escolástica
La escolástica fue el método dominante de la filosofía y teología medieval, centrado en reconciliar la razón con la fe. Utilizaba la lógica aristotélica para estructurar el conocimiento religioso, siendo Tomás de Aquino uno de sus representantes más importantes. Este sistema floreció en las universidades medievales, donde se debatían temas como la existencia de Dios o la naturaleza del alma, intentando armonizar la filosofía clásica con la doctrina cristiana.
Entendimiento
En filosofía, el entendimiento es la facultad que permite conocer y razonar. Para Kant, es una parte del conocimiento que opera mediante categorías mentales que organizan la experiencia. En la Edad Media, se pensaba que el entendimiento permitía al alma acceder al conocimiento divino. Descartes lo consideraba fundamental para alcanzar verdades ciertas, separándolo del cuerpo y dándole un papel clave en la construcción del conocimiento racional.
Feudalismo
El feudalismo fue un sistema social y político medieval basado en relaciones de dependencia entre señores y vasallos. En este contexto, filósofos como Tomás de Aquino reflejaban la estructura jerárquica de la época, donde el poder político y religioso estaban estrechamente unidos. Este sistema influyó en la filosofía, al reforzar una visión del orden social como reflejo del orden natural y divino, y afectó profundamente los conceptos de justicia, autoridad y moral.
Intelecto Agente
El intelecto agente es una noción de la filosofía aristotélica que explica cómo la mente transforma la experiencia sensorial en conocimiento universal. Fue desarrollado en profundidad por Tomás de Aquino, quien lo consideraba una facultad activa del alma, responsable de abstraer conceptos a partir de los datos sensibles. Esta idea fue muy influyente en la Edad Media para explicar cómo el ser humano comprende la realidad y se relaciona con el conocimiento divino.
Iusnaturalismo
El iusnaturalismo sostiene que existen derechos naturales que derivan de la propia naturaleza humana y que pueden ser conocidos por la razón. Aunque tiene raíces en la filosofía antigua, fue desarrollado por pensadores medievales como Tomás de Aquino, y más tarde por autores modernos como Grocio y Locke. Estos derechos se consideran anteriores y superiores a las leyes creadas por los gobiernos, y fueron fundamentales para la teoría política y jurídica de las democracias modernas.
Libre Albedrío
El libre albedrío es la capacidad del ser humano para elegir libremente sus acciones. San Agustín defendía esta idea, aunque también afirmaba que la gracia de Dios influía en la voluntad humana. Durante la Edad Media, esta noción fue clave para entender la responsabilidad moral. En la modernidad, filósofos como Descartes y Kant la vincularon con la ética y la autonomía personal. Hoy sigue siendo un tema central en los debates sobre determinismo y moralidad.
Maniqueísmo
El maniqueísmo fue una doctrina religiosa fundada por el persa Manes en el siglo III, que afirmaba la existencia de dos fuerzas opuestas y eternas: una del bien (la luz) y otra del mal (la oscuridad). Esta visión dualista influyó en algunos pensadores cristianos, como San Agustín, quien fue seguidor del maniqueísmo antes de convertirse al cristianismo. Aunque fue considerado herético por la Iglesia, el maniqueísmo dejó huella en las reflexiones sobre el mal, la libertad y la condición humana, especialmente durante la Edad Media.
Nous
El Nous, término griego que significa “mente” o “intelecto”, es una idea central en la filosofía antigua. Para Aristóteles, es la facultad intelectual que permite comprender las verdades esenciales del mundo. En el neoplatonismo, particularmente en Plotino, el Nous es un principio divino que ordena el universo. Platón lo vinculaba con el conocimiento de las Ideas eternas. Más adelante, en la filosofía cristiana, fue adaptado por pensadores como San Agustín y Tomás de Aquino para explicar cómo la razón humana se conecta con la sabiduría divina.
Patrística
La patrística es la etapa inicial del pensamiento cristiano, desarrollada entre los siglos II y VII por los llamados Padres de la Iglesia. Estos autores, como San Agustín, Orígenes o Tertuliano, integraron elementos de la filosofía griega (sobre todo platónica y aristotélica) con la enseñanza cristiana. En este periodo se debatieron cuestiones esenciales como la naturaleza de Dios, la libertad del ser humano o la relación entre razón y fe. La patrística sentó las bases doctrinales del cristianismo y preparó el terreno para la escolástica medieval.
Tabula Rasa
El concepto de tabula rasa, popularizado por John Locke, sostiene que la mente humana al nacer no contiene ideas innatas, sino que es como una hoja en blanco que se va llenando con la experiencia. Para Locke, todo conocimiento proviene de los sentidos y de la reflexión sobre esas experiencias. Esta idea contrasta con las teorías racionalistas que defendían la existencia de ideas innatas. La tabula rasa tuvo un gran impacto en el desarrollo de la psicología, la educación y el pensamiento empirista moderno.
Suppositio
Suppositio es un término técnico de la lógica medieval que se refiere al modo en que los términos se usan en una proposición para referirse a cosas. Filósofos como Pedro Abelardo o Duns Escoto analizaron cómo las palabras pueden representar distintos tipos de entidades (por ejemplo, universales o individuos) dependiendo del contexto. Esta teoría fue esencial en la evolución de la semántica y la lógica, ya que ayudó a clarificar cómo el lenguaje se relaciona con la realidad.
Donatismo
El donatismo fue un movimiento cristiano del siglo IV, surgido en el norte de África, que sostenía que los sacramentos solo eran válidos si el sacerdote que los administraba era moralmente puro. Los donatistas pensaban que un clérigo pecador no podía realizar ritos legítimos. San Agustín se opuso firmemente a esta postura, argumentando que la eficacia de los sacramentos no dependía del estado moral del sacerdote, sino de la gracia de Dios. Este conflicto fue importante para establecer la autoridad doctrinal de la Iglesia.
Trinidad
La Trinidad es una doctrina central del cristianismo que afirma que Dios es un solo ser en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta idea fue formalizada en los primeros concilios, como el de Nicea en el año 325. Filósofos como San Agustín y Tomás de Aquino intentaron explicar la Trinidad recurriendo a nociones filosóficas como sustancia y persona. Esta doctrina busca expresar cómo Dios puede ser uno en esencia, pero múltiple en manifestaciones, y ha sido clave en la teología cristiana desde sus inicios.