Aristóteles

1.1.1.- La concepción aristotélica de la naturaleza

 
Aristóteles define la naturaleza o fisis como principio interno del movimiento que se da en los 
seres naturales, éstos poseen en sí mismos el origen o principio de su propia actividad, de sus 
cambios y movimientos. 
La naturaleza es principio interno del movimiento, a la naturaleza de cada cosa pertenecen 
ciertas capacidades de actuación cuyo destino es actualizarse. Todos los seres naturales 
tienden a actualizarse o alcanzar la perfección que les es propia. Por tanto, el modelo 
aristotélico de la naturaleza es un modelo teleológico. 
Aristóteles jamás abandonó el espíritu del platonismo, aunque sí abandonó la teoría de las 
ideas, una vez negada la existencia de las ideas el bien ya no podía concebirse como una 
realidad trascendente. Por lo tanto, Aristóteles interpretó el bien como el cumplimiento de la 
tendencia que lleva a los seres a su propia perfección. Por consiguiente, en la teoría 
aristotélica la teleología es inmanente, es decir, el bien al que tienden todos los seres naturales 
es interno a ellos mismos, y es su propia perfección. 
Puesto que la naturaleza es principio interno de movimiento, a la ciencia que estudia los seres 
naturales le corresponde estudiar el movimiento. Esta ciencia es la Física.El movimiento es un 
hecho incuestionable, mostrado por la experiencia, pero la tradición filosófica anterior quedó 
conmocionada por la argumentación de Parménides, que conducía a declarar la imposibilidad 
racional del movimiento. 



Aristóteles comienza rechazando la posición de Parménides, para 
éste todo movimiento o cambio es imposible, ya que equivaldría al cambio de No Ser a Ser o 
de Ser a No Ser. Según Aristóteles, Parménides cometía un error al utilizar las nociones de No 
Ser y Ser como si tuvieran un único sentido cuando en realidad cabe distinguir dos sentidos en 
ellos, por ejemplo, una piedra no es un árbol, ni una semilla es un árbol, pero entre ambas 
cosas existe una gran diferencia, la piedra no es ni puede llegar a ser un árbol, la semilla no lo 
es, pero puede llegar a serlo. Esta distinción nos muestra que hay dos maneras de No Ser algo, 
hay un No Ser absoluto (ni se es ni se puede llegar a ser) y un No Ser relativo (no se es, pero se 
puede llegar a ser). El movimiento es imposible en el primer caso, pero no en el segundo y 
como según la terminología de Aristóteles lo que no es, pero puede ser se halla en potencia y 
aquello que es actualmente se encuentra en acto, Aristóteles define el movimiento como paso 
de la potencia al acto. 
Una vez garantizada la posibilidad de movimiento, lo clasifica distinguiendo entre: 

El cambio sustancial, cuyo resultado es la generación de una sustancia nueva o la 
destrucción de una sustancia ya existente. 

El cambio accidental, en el que no se generan o destruyen sustancias, sino que estas 
sufren modificaciones accidentales. 


Para Aristóteles sólo es movimiento en sentido estricto el cambio accidental, que puede ser de 
tres clases: cuantitativo, cualitativo o local. En todo tipo de cambios hay siempre: 

Algo que permanece a través del cambio. 

Algo que desaparece. 

Algo
que aparece en su lugar. 
Tratándose del movimiento o cambio accidental, lo que permanece a través del cambio son las 
sustancias naturales que sufren modificaciones no esenciales. 
A partir de Parménides y a través de todos los intentos de los pluralistas para explicar el 
movimiento había quedado claro que sólo podía explicarse admitiendo algún tipo de realidad 
que permanezca a lo largo de todo el movimiento. Platón busca esta realidad permanente en 
las ideas, Aristóteles la sitúa en el sustrato o materia última. 


LAS 4 CAUSAS


1.2.1.-

Materia y forma


Puesto que en la generación de las sustancias naturales la materia última adquiere una forma 
determinada, las sustancias naturales hay que entenderlas como compuestas de materia y 
forma. 
La forma es la esencia, lo que hace que la materia sea una determinada sustancia y no otra y es 
también la naturaleza de las sustancias, aquello que determina sus actividades específicas. Es 
fácil reconocer en las formas aristotélicas cierta herencia de las ideas de Platón, pero 
Aristóteles considera que las ideas platónicas no pueden ser la esencia de las cosas si se hayan 
separadas de ellas, porque la esencia ha de ser un principio intrínseco de las sustancias. 
La teoría aristotélica según la cual las sustancias naturales son compuestas de materia y forma 
suele denominarse Hilemorfismo. 
1.2.2.-

Agente y fin


La materia y la forma son causas intrínsecas de las sustancias naturales, a ellas Aristóteles 
añade como causas extrínsecas la causa eficiente o agente productor del movimiento, y la 
causa final o fin a la que se orienta el movimiento o proceso. Son cuatro por tanto las causas 
en la filosofía aristotélica. 
Por ejemplo, un hombre determinado podría explicarse así: Causa material es la materia que lo 
constituye, los elementos biológicos, físicos; Causa formal es la forma, el alma que hace que 
sea quine es diferenciándolo de los demás; Causa eficiente son los padres; y Causa final es la 
finalidad a la que se encamina según su naturaleza


1.3.- LAS SUSTANCIAS VIVIENTES Y EL ALMA


Para Aristóteles el alma es el principio vital, la forma del cuerpo, que es materia y es acto, la 
actualización de un organismo, éste es viviente en potencia, el alma actualiza esta 
potencialidad haciéndolo viviente de hecho. La uníón alma-cuerpo no es una acción accidental 

o antinatural, sino que es una uníón natural esencial, ya que el alma (forma) y el cuerpo 
(materia) constituyen juntos la única sustancia, el ser vivo. 

1.4.- DE LA FÍSICA A LA METAFÍSICA

 
Aristóteles afirma la primacía de la forma sobre la materia, estableciendo que por encima de 
las formas realizadas en la materia existen formas inmateriales cuya instancia suprema es Dios, 
así mismo afirma la primacía del acto sobre la potencia, llegando también a afirmar una 
realidad que es acto pleno, sin potencia, es Dios, motor inmóvil del universo, principio de todo 
movimiento que a su vez no está sujeto a movimiento alguno. Con esto se llega a las fronteras 
de la Física (ciencia que estudia el movimiento), para adentrarse en la metafísica (ciencia que 
estudia entidades inmóviles) y de la Teología (ciencia que estudia la suprema realidad inmóvil, 
Dios). Así como para Platón el conocimiento de la realidad culmina con la contemplación de la 
entidad suprema: Dios. De ese modo la ontología aristotélica converge con la teología. 


LA VIRTUD

Aristóteles considera al hombre como un compuesto sustancial integrado por dos principios distintos, cuerpo o materia, y alma o forma. El cuerpo no es sujeto de la virtud, sino su soporte material, la virtud reside siempre en el alma. La virtud es un hábito voluntario que implica un acto de deliberación y de elección en el que intervienen la inteligencia y la voluntad. Aristóteles divide el alma en dos partes, una irracional, que es el sujeto de las virtudes éticas o morales y otra racional en la cual se funden las virtudes intelectuales.

LA FELICIDAD

La felicidad del hombre está relacionada con la ética, que es considerada como una ciencia 
práctica. 
La ética de Aristóteles es finalista. Toda acción humana está destinada a conseguir algún bien 
al que van unidos el placer y la felicidad. 

Aristóteles afirma que tiene que haber un bien supremo suficiente capaz de hacer feliz al 
hombre. El hombre alcanza la máxima felicidad cuando guiado por la inteligencia se eleva a la 
máxima contemplación de la realidad divina donde puede gozar del bien supremo. 


3.- EL CARÁCTER COMUNITARIO DEL BIEN

 
Aristóteles además de las ciencias teóricas distingue las denominadas ciencias prácticas, a esas 
pertenece la ética y la política cuyo objetivo es el bien común y el buen gobierno de la ciudad. 

3.1.- LA COMUNIDAD POLÍTICA


Para Aristóteles el hombre es por naturaleza un animal político. En la misma naturaleza de 
cada hombre hay una tendencia innata a lograr su propia perfección. Esta perfección no puede 
lograrla el individuo aislado, necesita de la agrupación con sus semejantes. Las diversas formas 
de agrupación natural que propone Aristóteles son la familia (unidad social básica), la aldea 
(que resulta de la agrupación de varias familias) y la ciudad (comunidad política que agrupa 
varias aldeas). La asociación suprema es la ciudad porque es la sociedad perfecta. 
3.2.-

EL BIEN DE LA COMUNIDAD POLÍTICA


El hombre es un ser social y la forma más perfecta de sociedad es la ciudad, una comunidad 
política compuesta por hombre. El fin de la comunidad política es el bien y el bien supremo de 
la ciudad es la felicidad, vivir y obrar bien es lo mismo que ser feliz. 

3.3.- EL FIN ESPECÍFICO DE LA CIUDAD. EL BIEN COMÚN


En Aristóteles no existe una distinción clara entre el bien individual y el bien común. El bien 
comunitario de todos los ciudadanos Aristóteles no lo entiende nada más que para los 
ciudadanos libres, es por tanto un ideal político aristocrático y limitado. 


3.4.- FORMAS DE GOBIERNO

 
El estado puede asumir diversas formas, es decir, distintas constituciones. 
El gobierno recto será aquel en que prima el bien común por encima de los intereses 
particulares. Aristóteles distingue entre el gobierno de uno sólo o Monarquía, el de varios o 
Aristocracia y la Politeia o gobierno de la clase media que es la mejor forma de constitución, ya 
que el gobierno está en el término medio. Estas tres formas de gobierno pueden generar 
corrupción, cuando priman los intereses individuales la Monarquía se transforma en Tiranía, la 
Aristocracia en Oligarquía y la Politeia en Democracia. 
Para Aristóteles la ciudad perfecta deberá poseer determinadas cualidades que 
denominaremos “Media humana”, no debe estar demasiado poblada ni con poca gente, en su 
edad juvenil los ciudadanos serán guerreros, luego pasarán a consejeros y en la ancianidad se 
convertirán en sacerdotes. Será necesario mediante la adecuada educación hacer a cada uno 
lo mas virtuoso posible. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *