El Pensamiento de René Descartes: Método y Metafísica

La filosofía moderna es aquella que se inicia con **Descartes** y concluye con **Kant**. Su temática es el **conocimiento humano** y la **fundamentación del estado y las leyes**. Es un periodo de reconstrucción del pensamiento. Descartes será la figura más importante de esta etapa filosófica. Comparte con **Galileo** la búsqueda de métodos explicativos, el interés por la física y por las matemáticas, y la confianza en la razón. Galileo restringe el campo de la ciencia a lo fenoménico; Descartes sigue con el saber totalizador. La ciencia moderna le daría la razón a Galileo. El **empirismo inglés**, con Kant, será el primero en preguntarse por la capacidad de la sola razón. Casi todos los ideólogos de la época buscan fundamentar la paz, la religión y la política desde la razón.

El Método Cartesiano

Fundamentación del Método

Entendemos que **fundamentar** significa justificar o dar razones de algo. En este caso que nos ocupa, el método cartesiano, debemos exponer el por qué, el para qué y el cómo de dicho método. Para ello, primero seguiremos a Descartes en el itinerario filosófico a través del cual él mismo nos muestra cómo llegó a plantearse y elaborar un nuevo y, a su parecer, definitivo procedimiento de conocimiento; y después expondremos las partes del mismo.

El Desengaño Filosófico

Abandona el colegio jesuita de la Flèche con un profundo desengaño en la mayor parte de las ciencias, excepto en las matemáticas, y renunciando a los estudios académicos.

El Símil del Árbol de la Ciencia

El proyecto cartesiano supone la **unificación de todas las ciencias** en una sola. Ello es posible, ya que, según Descartes:

Toda la filosofía (sabiduría) es como un árbol, cuyas raíces son la **metafísica**, el tronco es la **física**, y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden reducir a tres principales: la **medicina**, la **mecánica** y la **moral**.

Las Reglas del Método

El método deberá ser:

  • Seguro: si se sigue exactamente, porque tendremos la seguridad de no dar por verdadero lo que es falso o simplemente dudoso.
  • Fácil de aplicar:»el sentido común es el más común de los sentido», dice Descartes; no dependerá de la inteligencia de que se disponga, sino de la atención que se ponga.
  • Eficaz: es decir, que nos permita avanzar en la ampliación y construcción de los conocimientos.

PRIMERA REGLA: Regla de la Evidencia

No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con **evidencia** que lo era; debe confiarse en la razón, pero como puede ser desviada, solo se aceptará como verdadero lo evidente.

SEGUNDA REGLA: Regla del Análisis

Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuese posible, y cuantas requiriese su mejor solución. Se indica cómo proceder para alcanzar la evidencia.

TERCERA REGLA: Regla de la Síntesis

Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos.

CUARTA REGLA: Regla de las Comprobaciones

Hacer, en todo, enumeraciones tan completas, y revisiones tan generales, que estuviera seguro de no olvidar nada. Se realiza un repaso sistemático para corregir errores.

La Metafísica Cartesiana

Constituye la **raíz del árbol de la ciencia**. La filosofía cartesiana es **radical**, entendiendo por esto la tarea de reconstruir todos los saberes desde sus raíces y, puesto que todo conocimiento válido es conocimiento de la realidad, la metafísica tiene por misión: (a) descubrir qué es la realidad, y (b) antes, asegurarse de que tal realidad existe.

La metafísica cartesiana emprende así dos trabajos: en primer lugar, deberá establecer una **primera verdad absolutamente evidente**, de la que se pueda deducir todo lo demás; a partir de ella, y en segundo lugar, construirá un **sistema deductivo** de explicación de la realidad basado en la idea de sustancia.

Búsqueda de la Primera Evidencia: La Duda Metódica y el Yo Pensante

La Duda como Método

Descartes utiliza la **duda** tan solo para buscar la verdad. Dudar de todo es tan solo un procedimiento para encontrar una **verdad indubitable**. Descartes, pues, no es un escéptico en ningún momento. La duda no es para él la postura mental definitiva; ni siquiera la postura inicial: parte de la confianza en la posibilidad de alcanzar la verdad. De ahí que su duda sea tan solo una **duda metódica**. La duda es **escepticismo metódico y metodológico**.

Aplicación de la Duda

¿A qué aplicar la duda? A todo. Es una **duda universal**. A todas las creencias, especialmente a las que parecen más sólidas y evidentes. Si es posible dudar de ellas, es necesario dejarlas, de momento, a un lado porque no valen para fundamentar la metafísica.

Aplicación de la duda a los conocimientos adquiridos:

i) En primer lugar, a los **conocimientos sensibles**:

(1) Todo conocimiento que proceda de los sentidos es dudoso dada su escasa fiabilidad: los sentidos con frecuencia nos engañan, y si nos han engañado aunque tan solo sea una vez, cabe suponer que nos engañen siempre. La sola duda de que nos puedan engañar elimina la certeza absoluta y la garantía de la evidencia.

En segundo lugar, buscamos si cabe dudar también de los **conocimientos puramente racionales**. Aunque así fuera, aún en sueños, las verdades matemáticas no dejarían de serlo. Dos más dos son cuatro, lo pensemos despiertos o lo imaginemos dormidos. Y es aquí donde Descartes llega más lejos en la aplicación de la duda: cabe pensar, aunque con probabilidad remota, en la existencia de un espíritu maligno de extremado poder e inteligencia que pone todo su empeño en inducirme a error. Esta **hipótesis del genio maligno** equivale a suponer…

No obstante, algo se resiste a toda duda: estoy dudando, y para dudar hace falta pensar, y para pensar, existir:»**Pienso, luego existo*» (**Cogito ergo sum**). Esta verdad puede con todas las dudas. Y es la sola verdad que tengo.

Intuyo la conexión necesaria entre mi pensar y mi existir. Intuyo, sin ninguna deducción, la imposibilidad de mi pensar sin mi existir. Se trata de una **idea clara y distinta**: Es una idea que se impone como **evidencia inmediata**. Y es la sola verdad que tengo, por ahora, pero una **verdad inmutable**: me sirve de punto de apoyo para, sobre ella, levantar todo el edificio del saber. La evidencia que he alcanzado de mi propio yo como idea clara y distinta, me revela que la idea clara y distinta es posible alcanzarla, y debe convertirse en **criterio de nuevos conocimientos**.

Pero de ningún modo puedo decir que el yo tenga o sea un cuerpo, porque tal cosa para mí aún es dudosa, no evidente. Solo puedo afirmar que soy y existo como **pensamiento**. Soy una cosa que piensa, un ser (sustancia) pensante (**res cogitans**). La naturaleza o esencia del yo es el pensamiento. Y los **modos del pensamiento** pueden ser: afirmar, negar, imaginar, sentir.

La Afirmación de la Existencia de Dios y su Naturaleza

Tipos de Ideas

Este balance nos muestra que contamos con dos elementos: a) el **pensamiento como actividad** (yo pienso) y b) las **ideas** que piensa el yo.

Descartes distingue varios tipos de ideas o de contenidos de mi pensamiento:

  • Ideas adventicias: aquellas que parecen provenir de nuestra experiencia externa.
  • Ideas facticias o ficticias: aquellas ideas que construye nuestra imaginación a partir de otras ideas.

Está claro que ninguna de estas ideas puede servirnos como punto de partida para demostrar la existencia de la realidad extramental: las adventicias, porque parecen provenir del exterior por el conocimiento sensorial y, por tanto, su validez parece estar en entredicho, ya que aún es dudosa la existencia de la realidad externa a nuestro pensamiento; las facticias, porque al ser construidas por la imaginación a partir del conocimiento sensible, su validez es cuestionable.

La única contestación posible es que el pensamiento las posee en sí mismo, es decir, son **innatas**.

Demostración de la Existencia de Dios

Pero queda por demostrar que a tal idea (Dios), que es un contenido de mi pensamiento, le corresponde la realidad extramental (Dios). Es decir, que además de poder pensar la idea de Dios (en mí), también puedo afirmar la **realidad objetiva de Dios** (fuera de mí).

Descartes razona que si tengo en mi pensamiento las ideas de **infinitud** y de **perfección**, de una realidad infinita y perfecta me han de venir, porque yo, finito e imperfecto, no podría concebirlas por mí mismo; y esto es así dado que todo requiere para existir una causa proporcionada: a una idea de infinitud debe corresponderle una causa infinita, a una idea de perfección, una causa perfecta. Luego, **Dios existe**.

¿Y qué es? Descartes afirma que la esencia o naturaleza de Dios es la **infinitud**.

Dios como Garantía de la Verdad

Descartes entiende que la existencia de Dios nos garantiza que lo que es evidente para mí (**verdad subjetiva**), también puede tomarse como **evidencia objetiva**. Su argumentación es como sigue: no sería posible que Dios, que es enteramente perfecto y verdadero, las hubiera puesto en nosotros si fueran falsas. Si hubiera error, solo podría ser causado por un mal uso de la razón, sea al aceptar lo que no es claro y distinto, sea por no haber deducido correctamente. En ningún caso debe atribuirse el error a Dios o a un hipotético genio maligno. Dios, como ser infinito y perfecto, no puede engañarme, ni permitir que me engañe, haciéndome tomar por evidente algo que no lo sea.

La Afirmación de la Existencia del Mundo y su Naturaleza

Demostración de la Existencia del Mundo

Por **mundo** se entiende el conjunto de los seres materiales, exteriores a mi pensamiento, entre ellos mi propio cuerpo.

A la afirmación de la existencia del Mundo (**materia**) llegamos por deducción a partir de las ideas del Yo y de la definición de Dios como ser bueno. Estas ideas son adventicias, de origen sensorial, confusas.

Tengo en mí una percepción que acompaña a todas mis percepciones o ideas de cosas que considero materiales: la **extensión**. La extensión se piensa, no se ve. Esta idea de extensión, como es puramente racional, es **innata**, y para mí es evidente que nada material puede existir sin ser extenso.

Dios no puede permitir que me engañe al creer que el mundo como realidad extensa existe; luego, **el mundo existe**. No puede permitir que yo tenga la idea en mi pensamiento de la existencia de algo extenso (que es una idea racional) y que a esa idea no le corresponda ninguna realidad extramental, que no exista realmente algo que sea extenso.

La Teoría de la Sustancia Cartesiana

La Estructura de la Realidad: Las Tres Sustancias

La **definición cartesiana de sustancia** establece que sustancia es una cosa que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra para existir. Tomada esta definición de un modo literal, es evidente que solo podría existir una sustancia, la **sustancia infinita (Dios)**, ya que los seres finitos, pensantes y extensos, son creados y conservados por Él.

El Problema del Dualismo Cartesiano

La separación entre **sustancia pensante** (**res cogitans**) y **sustancia extensa** (**res extensa**), entre cuerpo y alma, introduce, como hemos dicho, un nuevo problema: ¿cómo se relacionan ambas realidades?, ¿cómo es posible que mi alma y mi cuerpo se coordinen siendo cosas distintas? Mi yo pensante no es mi cuerpo. Mi pensamiento no necesita del cuerpo para existir. Esta independencia del alma respecto al cuerpo trata de salvarla Descartes para defender la **libertad del hombre**.

El Racionalismo Cartesiano

La filosofía cartesiana sigue un **orden deductivo**, es decir: a partir de una verdad obtenida por **intuición** (**evidencia**: verdad clara y distinta) se encadenan otras verdades deducidas a partir de ella, y todo ello realizado exclusivamente por la **razón** al margen del conocimiento sensorial, y en esto consiste básicamente el **racionalismo cartesiano**. La primera y única intuición es la existencia del yo, y a partir de aquí se deduce su naturaleza, la existencia y naturaleza de Dios, y la existencia y naturaleza del mundo. Este mismo proceder pretende aplicarlo a cualquier conocimiento científico o filosófico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *