Filosofía Clásica: Platón y Aristóteles
La Teoría de las Ideas de Platón
La filosofía de Platón se asienta en la distinción entre dos mundos: el mundo sensible (el que percibimos con los sentidos, imperfecto y cambiante) y el mundo inteligible o de las Ideas (la verdadera realidad, inmutable y eterna).
El Demiurgo: Inteligencia Ordenadora
Platón ideó la figura de una inteligencia ordenadora, a la que llamó Demiurgo, para dar sentido a todo desde el inicio de los tiempos, desde el origen del universo. No se trata de un dios o principio creador, sino de un principio ordenador de lo ya existente.
El Mundo de las Ideas: Realidad Inmutable
Platón definió el mundo de las Ideas. A grandes rasgos, defiende que existen entes inmateriales, absolutos, inmutables y universales, independientes del mundo físico, de las que derivan todo lo que existe en ese plano físico. Serían, por ejemplo, la bondad, la justicia, la virtud o el mismo ser humano en sí mismo. De ellas derivaría todo lo bueno, todo lo justo, todo lo virtuoso.
Los Sentidos y la Realidad Aparente
Platón desmitificó el papel de los sentidos en el conocimiento de la realidad, ya que muestran un mundo imperfecto y cambiante, no la verdadera realidad.
Opinión (Doxa) y Conocimiento (Episteme)
Diferenció y contrapuso las nociones de opinión (doxa) y saber (episteme). La opinión o doxa es el mundo de lo sensible; las cosas sensibles se conocen a través de los sentidos. El mundo inteligible es el mundo del conocimiento y la ciencia, el episteme, que se conoce mediante la razón y la inteligencia. Es lo real y no es cambiante.
El Mito de la Caverna
Para Platón, «solo hay un Dios, que es el conocimiento, y una maldad, que es la ignorancia». En su obra la República explica el mito de la caverna.
La primera parte describe la vida en el interior de la caverna. En ella habitan los prisioneros, cuya única ocupación es contemplar el fondo de la estancia; al estar encadenados no pueden mirar hacia otro lado, solo hacia esa pared. Dentro de la caverna hay una fogata encendida y, gracias a la luz del fuego, en la pared se proyectan sombras, que reflejan lo que existe en su mundo; es decir, esas sombras representan su realidad, son la realidad para ellos.
La liberación de los prisioneros comienza permitiéndoles darse la vuelta y mirar hacia el fuego, en vez de mirar hacia las sombras proyectadas en la pared. Entonces, iluminados por su luz, ven una nueva realidad, más profunda y completa, donde radica la causa de la primera, compuesta solo de apariencias sensibles.
Después, se desata a un prisionero y se le permite dirigirse hacia fuera de la cueva. Mediante una cuesta empinada, sale de la caverna y, una vez fuera, ve la realidad exterior: hombres, lagos, árboles… Este es el mundo inteligible. Y ve el sol y su luz, que encarna la Idea del Bien.
Ya conocido el mundo exterior, el hombre siente el deber moral de rescatar de las sombras a sus compañeros que están presos dentro de la cueva. El exprisionero desciende de nuevo hasta el interior de la caverna para liberar al resto de los prisioneros…, pero se encuentra con su incomprensión. No han visto el mundo exterior y no comprenden lo que les explica.
De esta forma explica Platón su idea de que el hombre es prisionero mientras se limita al mundo sensible y sus valores. Su liberación es descubrir el mundo de las Ideas. Convertido en filósofo, trasciende las ataduras del cuerpo y del mundo sensible y asciende al de las Ideas.
La Ética Aristotélica: La Búsqueda de la Felicidad
La vida feliz es una vida «reglada» por la razón y no abandonada al desorden de deseos y pasiones. Para entender el significado de la idea de virtud, conviene fijarse en las cuatro virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
Virtudes Éticas y Dianoéticas
Las virtudes aristotélicas se clasifican en dos grandes tipos: virtudes éticas y virtudes dianoéticas. Las virtudes dianoéticas no se adquieren por la costumbre, como ocurre con las virtudes éticas, sino por la enseñanza. Así, las virtudes éticas se originan principalmente por la costumbre, por los hábitos, y son las que más directamente contribuyen a formar el carácter de la persona. Ser virtuoso no consiste en realizar de vez en cuando un acto virtuoso, sino en serlo durante toda la vida. Según Aristóteles, en el término medio está la virtud.
La Felicidad como Actividad del Alma
La felicidad consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma, que para ser perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes. Aristóteles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le proporciona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría.
Filosofía Moderna: Descartes y Hume
El Racionalismo de Descartes: La Búsqueda de la Certeza
Para Descartes, la Metafísica debe establecer verdades evidentes que permitan deducir todo lo demás.
La Duda Metódica
No se debe aceptar nada mínimamente dudoso, sino solo lo evidente. Así, toda la información dada por los sentidos o los sueños es dudosa. Al decidir dudar de todo, Descartes descubre que no puede dudar de su propia existencia y lo expresa con su célebre frase: «Cogito, ergo sum» [«Pienso, luego existo»]. Así llega a la conclusión de que existen tres sustancias:
- Sustancia Pensante (Res Cogitans): El yo pensante es la primera sustancia que representa la primera verdad o certeza. El atributo fundamental de esta sustancia es el pensamiento o consciencia.
- Sustancia Infinita (Res Infinita): La segunda de las sustancias es la infinita o divina: Dios. Para Descartes, el yo pensante no es perfecto, pero posee la idea de la perfección (Dios). Es una sustancia increada, que piensa y que es causa de todos los seres creados. Dios es una sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente.
- Sustancia Extensa (Res Extensa): La tercera de las sustancias está representada por las cosas materiales.
El Empirismo de Hume: Origen y Límites del Conocimiento
Las investigaciones de David Hume sobre el entendimiento humano son fundamentales para comprender el empirismo.
Origen y Elementos del Conocimiento
Según Hume, el origen de todos nuestros conocimientos es la experiencia sensible. Los elementos básicos del conocimiento son las percepciones (todo lo que se encuentra en la mente procedente de la experiencia) y pueden ser de dos clases:
- Impresiones: Aquellas percepciones que captamos por los sentidos.
- Ideas: Son las representaciones o copias de las impresiones, fruto de la imaginación o de la memoria.
La diferencia entre impresiones e ideas solo radica en el grado de fuerza con que se representan en nuestra mente.
Principios de Asociación de Ideas
Según Hume, las ideas se encuentran asociadas en nuestra mente de acuerdo con el principio de asociación de ideas. Esta asociación se produce siempre siguiendo determinadas leyes:
- Semejanza: Nuestra mente pasa de una idea a otra semejante o parecida.
- Contigüidad en el tiempo o en el espacio: La mente suele asociar ideas que se dieron en el mismo lugar o tiempo.
- Causa y Efecto: Nuestra mente relaciona la causa con el efecto que produce esta.
Tipos de Conocimiento
Hume divide los conocimientos en:
- Relaciones de Ideas: Son los conocimientos que no se refieren a hechos reales, sino que se descubren por el mero pensamiento y su verdad es independiente de la experiencia. Son verdades analíticas y necesarias, y a este grupo pertenecen las matemáticas y la lógica.
- Cuestiones de Hecho: Son los conocimientos referidos a hechos reales y su verdad depende de la experiencia. A este grupo pertenece la física.