El Pensamiento de Nietzsche: Crítica Radical, Voluntad de Poder y la Transformación de Valores

Introducción a la Filosofía de Nietzsche: Crítica Radical y Pensamiento Vitalista

Nietzsche, filósofo de la segunda mitad del siglo XIX, realizó la crítica más radical que en Occidente se ha hecho a la cultura establecida: filosofía, ciencia, religión, moral, etc. Su pensamiento es contrario a todo tipo de racionalidad. A su filosofía se la conoce como la “filosofía del martillo” porque estaba dispuesta a destruir toda la tradición europea en el ámbito del conocimiento. Criticó el triunfo de lo apolíneo, que ha traído el desarrollo de un ser humano débil, resentido y odiador. Por esto, resalta que el mayor error de Platón fue inventarse otro mundo (el mundo de las ideas) y decirnos que era el verdadero, mientras que él niega su existencia, afirmando que el único mundo verdadero es en el que habitamos (el mundo sensible) y defendiendo las cualidades de la vida: cambiante, perecedera, caótica. Su total rebeldía contra el sistema se denota incluso en su manera de escribir, usando aforismos, pensamientos cortos que no tienen por qué seguir una linealidad o conexión entre sí.

La Crítica Nietzscheana a la Filosofía y la Ciencia

Nietzsche no cree que el concepto racional sea la mejor manera de aprehender lo real, pues el ser es cambio y devenir (como había mantenido Heráclito). Pensar es un proceso de olvido que nos aleja de la experiencia originaria, reducida a los conceptos de la razón. La meta de la filosofía occidental es hacer ese olvido completo; por ello, Nietzsche afirma que la razón mantiene una lucha con la vida, desvalorizando el mundo material, pues su esencia es el dualismo que da más importancia al mundo “verdadero” de la razón, un mundo que, según él, no existe. Esto es una crítica al cristianismo, heredero de Platón, que llega hasta Kant, quien no fue capaz de aceptar las consecuencias de renunciar al mundo nouménico después de reducir nuestro conocimiento a lo dado en la experiencia. Nietzsche identifica la razón y el ideal de racionalidad con un modo de tiranía y fanatismo, por lo que defiende que el error del discurso socrático es creerse verdadero, introduciendo en la cultura griega una unidireccionalidad (monoteísmo) que no poseía. Toda esta crítica a la filosofía de Sócrates y Platón la realiza Nietzsche en su obra El nacimiento de la tragedia, donde contrapone a Dionisio, dios de la vida, del vino, del éxtasis, frente a Apolo, dios de la verdad, de la palabra, de la razón.

La ciencia moderna, aunque rescata la experiencia, trata de ignorar el componente cualitativo y desigual de estas fuerzas, buscando su reducción a las matemáticas y la igualación del mundo; siendo esta otra heredera de Platón.

Ante esto, Nietzsche reivindica la sensorialidad, pues si lo sensible es apariencia, todo lo que existe es apariencia, siendo el mundo una ficción vacía; por ello, hay que inventarse otro que no lo sea.

La Deconstrucción de la Verdad y el Lenguaje

Nietzsche rompe con el marco de análisis, pues no se trata de que la razón sea impotente para conocer, sino de que no hay nada que conocer. El ser es solo ficción. Esto es lo que se ha llamado nihilismo ontológico (el ser está vacío). La exactitud no es posible, porque la realidad no es exacta. Por eso, Nietzsche afirma que no hay grados de verdad (no hay discursos más verdaderos que otros), pero sí de mentira. Lo que hace que un discurso sea más o menos mentiroso es justamente su pretensión de ser verdadero, el no reconocer su carácter ficticio (discursos dogmáticos), criticando el fetichismo del lenguaje o la fe en la gramática que tiene un papel nocivo en nuestra tradición.

Moral, Cristianismo y la Decadencia Occidental según Nietzsche

La crítica de Nietzsche al cristianismo se basa en que es una religión que se ha dedicado a negar la vida, con su negación sistemática de los sentidos y los instintos. La base filosófica de esta moral occidental es el platonismo, sirviéndose del mundo de las ideas para establecer el más allá, el cielo. Además, introduce el concepto de pecado, que “es un crimen contra la vida”, ya que el cristianismo considera pecado todos los valores y placeres vitales. Nietzsche afirma que estas son invenciones de la propia incapacidad para disfrutar de la vida, negando el cuerpo, la sensibilidad y la vida misma. De aquí que afirme que la moral es fruto del resentimiento: aquellos que son incapaces de ejercer una moral noble se defienden creando una moral de débiles, negadora de la vida, y se la imponen a los fuertes como venganza. Esto ha llevado a la decadencia de Occidente, por lo que urge una transmutación de todos los valores. La razón dogmática ha impuesto una sola dirección para la conciencia, porque se cree que existe un único sentido superior al ser humano (monoteísmo). Sin embargo, la pluralidad de perspectivas (el politeísmo) siempre ha prefigurado un espíritu libre y múltiple para el ser humano, con la fuerza para permitir crear diferentes modos de ver el mundo.

La Voluntad de Poder: Criterio de Valoración en Nietzsche

Admitido que el mundo es apariencia, Nietzsche no quiere extraer la conclusión de que todo vale y propone un criterio: un juicio o discurso es válido si favorece a la vida. La vida es, básicamente, libre creación de un juego de voluntades contrapuestas que se mueven en el ámbito del azar y lo imprevisible, pero no voluntades para querer, sino de poder. Por tanto, la voluntad de poder no es querer tener poder, sino desarrollar al máximo el poder que ya se tiene.

La voluntad de poder es el impulso continuo de expansión que rige todo el universo.

  • A nivel físico, la voluntad de poder se manifiesta en las diferentes fuerzas que rigen el universo y que lo mantienen en un incesante y caótico movimiento que nunca se equilibra.
  • A nivel biológico, la vida es pura lucha por la existencia en la que se exhibe la propia vitalidad, fuerza, belleza.
  • A nivel humano, todos pretendemos afirmar nuestra voluntad. Hay dos formas de llevar a cabo la voluntad de poder en el ser humano: activa (afirmativa) y reactiva (negativa):
    • Voluntad de poder reactiva (negativa): Es el poder de los débiles, la impotencia. No es capaz de afirmarse a sí misma, por lo que acaba afirmándose negando a los demás.
    • Voluntad de poder activa (positiva): El sujeto se afirma a sí mismo sin culpas, se expresa sin atender a convenciones o miedos, creando sus propios valores.

Por tanto, los valores y los discursos válidos son aquellos que favorecen la vida (la voluntad de poder activa), es decir, que contribuyen a dar rienda suelta a la voluntad creadora, al poder creador para inventar apariencias diversas.

El Nihilismo y el Superhombre en la Filosofía de Nietzsche

Según Nietzsche, existen dos formas de nihilismo que dependen de las dos formas de voluntad de poder existentes:

  • Nihilismo pasivo (reactivo): Es una consecuencia natural de nuestra tradición moral. Nuestra cultura ha generado valores contrarios a la vida desde sus orígenes, por lo que se ha ido quedando vacía. La muerte de Dios (el descubrimiento de la pérdida de validez de esos valores supremos) deja al ser humano desorientado e incapaz de crear sus propios valores. El nihilismo pasivo es un síntoma de la decadencia de nuestra cultura.
  • Nihilismo activo: Es la destrucción de los valores mentirosos de la cultura occidental. Todo lo que sostenía el orden de las cosas se manifiesta como falso, ya que la vida es inocente, amoral, está más allá del bien y del mal. Los valores son resultado de nuestra valoración, son creación nuestra.

El Concepto de Superhombre (Übermensch)

El superhombre es el ser humano que ha tomado conciencia de la muerte de Dios (de la razón dogmática unidireccional). A pesar de ser superior al ser humano actual, Nietzsche lo describe como un niño inocente que juega con la vida porque esta es un juego, capaz de crear valores y dictárselos a sí mismo. Previamente, el ser humano ha sido camello (cargando las normas morales y la omnipotencia de Dios) y león (rompiendo con las normas morales impuestas por Dios).

El superhombre es aquel que vive sin esconderse en otros mundos donde consolar la angustia por el miedo que pueda generar vivir.

El mundo no avanza en línea recta hacia un fin como pretende el cristianismo, ni mucho menos progresa como pretenden la filosofía o la ciencia, sino que está constituido por energías que se expresan en fuerzas contrapuestas y que continuamente luchan por expresar su potencial instintivo. Es inútil buscarle un sentido oculto a esta lucha de voluntades. No existe ninguna estructura racional que pueda servirnos de apoyo.

Lo que ha muerto es el dios monoteísta de la razón dogmática que obliga a descartar otras razones, otras metáforas, otras maneras de jugar con la vida.

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