Cosmovisión, Cosmología y Cosmogonía: Conceptos y Evolución Científica

Cosmología, Cosmogonía y Cosmovisión

Estos términos hacen referencia a la comprensión del universo que tienen todas las culturas. Distinguimos:

  • Cosmología: Significa «tratado o estudio del orden que rige el universo». Procede de Christian Wolff, que la entendió como el estudio del universo en su totalidad y la consideró como una parte de la metafísica. En filosofía puede considerarse como equivalente a «filosofía de la naturaleza».
  • Cosmogonía: Es cuando una visión del universo implica elementos míticos o aportaciones religiosas, y en cada cultura o época histórica puede incluir elementos muy diferentes.
  • Cosmovisión: Una cosmovisión es una interpretación coherente y sistemática del mundo, es decir, es una manera de ver y comprender la realidad en su conjunto. Una cosmovisión entendida como paradigma no es solo un conjunto de hipótesis o teorías científicas, sino una determinada forma de ver el mundo propia de una cultura y época concretas.

Cosmovisiones Científicas

Las ciencias han ido descubriendo fenómenos naturales y explicándolos, y ello ha contribuido a proporcionarnos cierta visión del mundo. De ahí que se pueda hablar de «cosmovisiones científicas». Por lo tanto, las cosmovisiones científicas son modelos de interpretación del universo que derivan de los conocimientos científicos disponibles en cada etapa histórica. Podemos clasificar las diversas cosmovisiones en las que ha influido la ciencia occidental de varias formas. Se distinguen tres:

  • Cosmovisión final o teleológica: Ciencia y filosofía antigua. Explicación final.
  • Cosmovisión mecanicista: Ciencia y filosofía de la Edad Moderna. Naturaleza como máquina.
  • Paradigma: Ciencia y filosofía en el mundo contemporáneo. Quiere entender la estructura y comportamiento de la materia desde la escala de las partículas.

No hay que perder de vista que cada cosmovisión científica trata de responder a las preguntas por el origen, composición, la evolución y sentido del universo, y, por ello, busca responder a la pregunta filosófica sobre el puesto del ser humano en el universo, puesto que somos los únicos capacitados para preguntarnos por ello.

La Cosmovisión Teleológica

Una cosmovisión es teleológica cuando considera que todos los seres que pueblan el universo, y también el universo como unidad, tienden a un fin. El orden que observamos actualmente en el universo no es resultado del azar, sino que se ha producido por la acción de ciertos factores o causas que, en cierto modo, tenían ya como objetivo lograr dicho orden.

Cosmovisión Aristotélica

La cosmovisión teleológica más importante se la debemos a Aristóteles. Para él, el universo es finito (limitado en el espacio) y eterno (ilimitado en el tiempo). Aristóteles defendía que la Tierra era el centro del universo, por ello afirmamos que su cosmovisión es geocéntrica. Pero además, el universo de Aristóteles está dividido en dos grandes regiones:

  • El mundo supralunar: Formado por la esfera de los planetas móviles (las que aparentan cambiar de posición en el cielo nocturno) y la esfera de las estrellas fijas (las que en apariencia no se mueven). Esta región está formada por una materia especial, llamada «éter».
  • El mundo sublunar: Se extiende desde la esfera de la Luna hasta el centro, donde se encuentra la Tierra. Está formada por cuatro elementos (fuego, tierra, agua y aire). En él, los seres del mundo sublunar nacen y perecen.

Explicación: Aristóteles explica que existen dos regiones compuestas de sustancias diferentes. Los elementos de los que se forma el mundo supralunar son una materia especial, el «éter». Aristóteles responde con esto a la regularidad en el mundo supralunar, que se explica por la imposibilidad de descomposición (movimiento circular, considerado perfecto porque no cambia nada). En el mundo sublunar, compuesto por cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego), a diferencia del mundo supralunar, hay variación de movimientos (arriba, abajo, horizontal…). De ahí surge la teoría del lugar natural: los elementos no pesan lo mismo; el objeto más pesado tiende a ir al centro. Cuando un objeto se aleja de su lugar natural, tiende a volver a su posición. Por ejemplo, como el aire está por encima de la tierra y del agua, cuando se forma una burbuja de aire dentro del agua, tiende a salir hacia arriba a su posición natural.

La cosmovisión de Aristóteles está muy influida por sus conocimientos biológicos. Consideró la totalidad de los seres naturales como un gran organismo que posee una dinámica propia, una especie de fuerza natural que actúa desde el interior de cada uno de los seres naturales, por lo que puede clasificarse también como «cosmovisión organicista». Así, los cambios que sufre el renacuajo hasta convertirse en rana no se producen por la acción de ningún agente exterior, sino debido a la dinámica interna que posee el renacuajo. Aristóteles distinguió cuatro causas, que corresponden con el modo de manifestarse el ser o la sustancia de cada cosa. Por ejemplo, la estatua de un caballo:

  • Causa material: Responde a la pregunta ¿De qué está hecho? (De mármol)
  • Causa formal: Define lo que es propiamente una cosa. (Caballo)
  • Causa eficiente: Señala quién ha producido la cosa. (Escultor)
  • Causa final: Indica para qué, la finalidad de la cosa. (Representar)

Cosmovisión Científica de la Edad Media

En la Edad Media, la visión aristotélica es reinterpretada por parte de diversos pensadores que la incorporan a la visión religiosa del judaísmo (Maimónides) y del cristianismo (Santo Tomás). Estos autores consideran que la finalidad no es interna al universo; también existe una finalidad más importante porque es trascendente, que no pertenece al orden natural universal, sino que se encuentra más allá de él. La finalidad última de todo lo que hay es Dios, entendido como un agente externo al mundo, que lo ha creado de tal modo que no solo tiende a su propia perfección, sino también a la plenitud que se alcanzará al final de los tiempos. Dios aparece como Primera y Última Causa del universo.

Cosmovisión Mecanicista

En esta cosmovisión se considera la naturaleza como una máquina cuyo comportamiento estaría regido por un pequeño número de leyes sencillas e inmutables.

Esta etapa de la historia de la ciencia se caracteriza por una nueva forma de mirar la naturaleza: la mera observación y la razón no bastan; ahora se incorpora la experimentación y la matematización para tratar de explicar cómo es y cómo funciona el universo. Copérnico propone un cambio revolucionario al considerar que el Sol, y no la Tierra, es el centro del universo, aunque inicialmente no tuvo éxito. Newton ofrece una teoría física capaz de explicar, al mismo tiempo, los fenómenos celestes y los terrestres, donde el espacio y el tiempo son sistemas de referencia absolutos. El matemático Laplace expresa: si una inteligencia suficientemente poderosa conociera el estado en que se encuentran todas las cosas en el universo y las leyes que lo rigen, podría predecir la aparición de cualquier suceso posterior. Robert Boyle y Lavoisier también contribuyen a configurar la cosmovisión mecanicista del universo.

Algunos filósofos contribuyeron de manera especial a la cosmovisión mecanicista: unos defendiendo un mecanicismo radical y otros preguntándose críticamente si el mecanicismo sirve o no para explicar todo sobre la realidad. La contribución de Descartes muestra un universo en el que todo es matematizable y se rige por dos principios: el de la inercia y el de la conservación de la cantidad del movimiento. Sin embargo, considera libre de mecanicismo la actividad psíquica superior y también Dios estaría libre de mecanicismo. En cambio, las cosas materiales se consideran explicables como meras máquinas.

Con el éxito de la física newtoniana se llegó a creer que la ciencia podría desvelar todos los misterios de la naturaleza. Esta confianza en la cosmovisión mecanicista ha conducido a algunos científicos y filósofos a defender una visión reduccionista del universo, porque se está dando por supuesto que los métodos que son adecuados para explicar los fenómenos físicos son también válidos para explicar todos los demás aspectos de la realidad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *