Vitalismo, Decadencia y Cultura en el Pensamiento de Nietzsche
En primer lugar, es pertinente aclarar, a grandes rasgos, el pensamiento de Nietzsche. El pensador alemán —a menudo catalogado como filósofo, aunque él mismo se mostrara crítico con la filosofía académica tradicional— postula el crepúsculo de los ídolos. Esto significa que las bases sobre las que se sustenta la sociedad occidental se demuestran falsas. Esto ocurre, según nuestro autor, debido a que la piedra angular de Occidente, la razón, niega el movimiento, que es, al fin y al cabo para él, la única verdad.
Una vez presentado el autor, podemos articular la tesis central que exploraremos, basada en los conceptos clave de su obra: “La cultura occidental se encuentra, para Nietzsche, en plena decadencia, debido a su negación de la vida y del movimiento. Como solución, Nietzsche presenta el superhombre, que adquiere una actitud vitalista.”
La Decadencia de la Cultura Occidental según Nietzsche
Dicho esto, cabe razonar ahora por qué Nietzsche postula que la cultura occidental se encuentra en decadencia. Según él, es necesario indagar en el pasado y, para ello, establece el método genealógico. Este será el «instrumento» capaz de, al indagar en los orígenes, identificar la raíz del problema. Observamos, así, que el punto de inflexión se encuentra en el momento en que los filósofos rechazan la verdad intrínseca de la vida y optan por la primacía de la razón. Desde el abandono de la tragedia por parte de Platón y Sócrates, hasta el renacentista Descartes, los filósofos han optado por encerrar el mundo en la razón. Intentan captarlo todo y buscar la verdad mediante métodos racionalistas, negando así lo que Nietzsche considera la única verdad: el devenir.
El Origen de la Decadencia: Miedo y Moral de Esclavos
Ahora bien, ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa? ¿Por qué la cultura occidental se ha decidido por Parménides, negando por completo a Heráclito? La respuesta que Nietzsche ofrece es clara: por miedo. Según el pensador alemán, por un lado, están los nobles: aquellos que afirman la vida, actúan según sus deseos sin temor a las consecuencias. Por otro lado, se encuentran los débiles o esclavos: individuos gregarios, resentidos hacia los nobles, que reprimen la vida y los instintos. Esta distinción la establece Nietzsche a partir de los conceptos de voluntad de poder y vitalismo. La voluntad de poder es algo innato e inconsciente en el ser humano, que le lleva a potenciar su vida, aceptar el dolor y destacar sobre el resto; en resumen, a la autoafirmación. Por su parte, el vitalismo consiste en llevar a cabo la voluntad de poder, darle rienda suelta. Para Nietzsche, ser vitalista es lo afirmativo; no serlo equivale a ser un parásito de la vida.
Pues bien, volviendo a lo anterior, los nobles serán los vitalistas y los esclavos, los parásitos. Lo que ha sucedido es que los esclavos han logrado imponer su visión en la sociedad, infundiendo vergüenza en los nobles por su naturaleza y, consecuentemente, negando la vida y el devenir en favor de la razón. El temor al cambio, al movimiento —a lo real— les ha impulsado a construir una sociedad artificiosa, que ha tendido un velo sobre el devenir y ha fundamentado todo en la razón.
Crítica Nietzscheana a los Valores Occidentales
Además, según Nietzsche, los valores y creencias de esta sociedad son erróneos. Desde la democracia y la religión hasta la moral imperante, toda la estructura cultural es, a sus ojos, errónea. Si para el filósofo alemán, las directrices fundamentales son:
- Potenciar la vida, es decir, hacer lo que la favorezca.
- Saber aguantar el dolor, pues es parte de la vida.
- Actuar en cada momento conforme a nuestras apetencias.
La cultura occidental propone todo lo contrario.
La Democracia: Igualdad vs. Grandeza
En primer lugar, la democracia, basada en la igualdad y la dignidad. Estos son principios que colisionan frontalmente con la perspectiva de Nietzsche, quien sostiene que la dignidad se conquista y cuya ética vitalista demanda la superación individual y el rechazo al gregarismo.
Moral de Esclavos y Cristianismo: Negación de la Vida
En segundo lugar, la moral, que como hemos comentado, es la de los esclavos. Frente a esta, Nietzsche aboga por una afirmación de la vida, no su negación. La máxima representación de esta represión vital la observamos en el cristianismo, base de la cultura occidental. Esta religión, según él, se opone a la vida, la reprime mediante mortificaciones y promueve la creencia en una vida trascendente con el objetivo de alcanzar a Dios, una idea que Nietzsche considera un despropósito.
La Razón: Prisión del Devenir
En tercer lugar, y como elemento fundamental, la razón. La razón, piedra angular de Occidente, niega todo aquello que para Nietzsche constituye lo real: desde el movimiento —la única realidad tangible— hasta la validez de la percepción sensorial, un pilar de su epistemología.
La Caída de Occidente y el Advenimiento del Superhombre
Por último, Nietzsche habla, ante todo lo expuesto, de la caída de la cultura occidental. El nihilismo pasivo se manifestará cuando la civilización occidental tome conciencia de que toda su superestructura valórica es infundada. Como superación, Nietzsche postulará el nihilismo activo, que implica la transvaloración de todos los valores y el restablecimiento de un nuevo ideal: que el superhombre (Übermensch) encarne el nuevo paradigma, donde el vitalismo, la voluntad de poder y el devenir recuperen su primacía. En otras palabras, la caída de la cultura decadente actual para dar paso a la era del superhombre.
Dios ha muerto. ¡Viva el superhombre!